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Historias chifladas de una escuela inventada
Historias chifladas de una escuela inventada
Historias chifladas de una escuela inventada
Libro electrónico52 páginas36 minutos

Historias chifladas de una escuela inventada

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La escuela está llena de aventuras y curiosidades, muchas de las cuales se pierden antes de que lleguen a ser contadas. Si te interesa conocer algunas de ellas no te pierdas este libro pues contiene información que te puede ayudar a superar algunas de las situaciones más alocadas que se pueden llegar a vivir dentro de estos muros.

¿Sientes curiosidad? Pues prepárate para pasar un rato divertido y conocer historias que nunca han sido contadas con anterioridad.

La escuela está llena de aventuras y curiosidades, muchas de las cuales se pierden antes de que lleguen a ser contadas. Si te interesa conocer algunas de ellas no te pierdas este libro pues contiene información que te puede ayudar a superar algunas de las situaciones más alocadas que se pueden llegar a vivir dentro de estos muros.

¿Sientes curiosidad? Pues prepárate para pasar un rato divertido y conocer historias que nunca han sido contadas con anterioridad.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 abr 2019
ISBN9781386057475
Historias chifladas de una escuela inventada
Autor

Patricia González

Tras años vinculada a la formación, Patricia G.R. se sumerje en la aventura literaria destinada al publico infantil deseosa de que los pequeños disfruten de su iniciación en el maravilloso mundo de la lectura.

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    Historias chifladas de una escuela inventada - Patricia González

    No es raro que hayáis oído hablar de algunas de las historias que hoy vais a poder leer en estas páginas, pero creo que es importante la labor que voy a hacer de plasmar sus complejidades para el bien común de todos los que estudiamos y de todas aquellas futuras generaciones que vendrán detrás de la nuestra y que también van a tener que estudiar. Es lo que toca y yo me he ofrecido voluntario para hacerlo.

    Son muchas las cosas extrañas que ocurren en una escuela. De esas cosas de las que los padres no nos quieren hablar por miedo a que podamos dejar de ir o tal vez porque, con el pasar de los años, ellos olvidaron la sabiduría que se esconde entre sus muros más allá de todos los datos recogidos en libros y apuntes.

    No vamos a hablar en esta ocasión de esas rarezas propias de cualquiera de estas instituciones. No, no, no... no voy a hablar de esas cosas que todos sabemos y que a bien seguro hasta vosotros tendréis en la punta de la lengua ahora mismo.

    Al fin y al cabo, casi todas las escuelas están hechas igual. Todas tienen hasta los mismos colores por dentro: o bien de amarillo, en todas sus variedades, o bien de verde oliva. Mirad que me gustaba a mí el helado de vainilla y fue desde el segundo año, cuando pintaron de nuevo los pasillos de mi escuela, que le cogí una manía que jamás lo volví a comer.

    Luego está el tema de las mesas y de las sillas. Yo creo que les tuvieron que hacer un precio increíble porque mira que deben de tener bien de ellas escondidas para llevar más de cien años con el mismo diseño... ¿No me creéis? Pues sabed que lo he comprobado y ya mi madre usaba el mismo modelo cuando ella estudiaba y de eso ya llovió. No se puede decir que salieran de mala calidad ¿verdad?

    Otro de los misterios es en donde acaba el papel higiénico. Los cuartos de baño de las escuelas son unos lugares mágicos en donde el papel de limpiar el trasero desaparece y surge por arte de magia en los techos en forma de bolas que se mantienen sujetas de forma precaria y que dan muchísimo asco.

    Debo destacar con orgullo que en mi escuela ya hemos encontrado la forma de resolver esta situación.

    Tras años tratando de encontrar alguna solución los profesores acordaron ponernos una cuota revolucionaria. Sí, sí, lo que escucháis. Tenemos que abonar un euro al año para la adquisición de papel higiénico, que se guarda en el aula y que se va usando según hace falta.

    Al principio daba un poco de coraje andar a pedirle al profesor trozos de papel, pero la rutina es lo que tiene y ahora ya da igual. A veces hay que especificar si es un trozo pequeño o dos, pero yo con mi profesor tengo un código para evitarme el apuro. Si presiono la barriga sabe que

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