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La radio en Nicaragua: Sus protagonistas
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Libro electrónico245 páginas3 horas

La radio en Nicaragua: Sus protagonistas

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Miriam Palacio Sevilla, nació el 26 de febrero de 1960, muy cerca del icónico Barrio Santo Domingo de la Managua pre terremoto. En su adolescencia trabajó como obrera en una fábrica de ropa para caballeros. Al concluir su bachillerato, laboró levantando censos sobre Planificación Familiar en zonas semi rurales del Pacífico y Norte del país. Comenzó sus prácticas en radio al iniciar la carrera de Periodismo, graduándose en la UCA de Nicaragua en 1984, universidad en la que unos años más tarde, impartió clases en la Facultad de Comunicación. En el año 2001 egresó como Abogada y Notario Público. Desde hace 18 años ha sido docente universitaria y Facilitadora de Seminarios de Imagen, Dicción, Vocalización y Motivación, respaldada por su marca Comunic-Arte. Desde hace más de 20 años es co-propietaria y Sub directora de Radio Tigre. También forma parte de la directiva de Segovia, Ediciones Latinoamericanas, bajo cuyo sello se publica el presente libro. Inició el trabajo de investigación sobre la radio en Nicaragua en enero de 2017 con interesantes entrevistas a muchos de los protagonistas de este medio masivo de comunicación, proceso que concluyó en mayo de 2018. Su principal motivación para escribir este libro, sobre la historia de la radio en Nicaragua, surgió al descubrir como docente, la falta de un texto que brindara información amplia y más detallada a sus estudiantes de Comunicación, de las diferentes universidades del país y al lector nicaragüense. La autora está casada con el escritor, dramaturgo y empresario radial Chuno Blandón. Ambos procrearon una hija, quien trabaja con ellos en la empresa radial de la familia.

IdiomaEspañol
EditorialLibros
Fecha de lanzamiento9 nov 2018
ISBN9780463896266
La radio en Nicaragua: Sus protagonistas

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    La radio en Nicaragua - Miriam Palacio Sevilla

    La Radio en Nicaragua: Sus protagonistas

    Miriam Palacio Sevilla

    Prólogo

    Hablar de la radio es traer a la memoria recuerdos especiales, recuerdos de nuestra juventud y de la vieja Managua. Las tertulias con los vecinos, sentados alrededor de un aparato de radio, a veces en la acera de la casa al anochecer, escuchando Kadir el Árabe o el Derecho de Nacer. Las radionovelas eran motivo de reunión y de intercambio, no nos perdíamos ni un solo capítulo. Disfrutar de las voces inolvidables del Cuadro Dramático de la Radio Mundial, de Marta Cansino, José Dibb McConnell, Sofía Montiel, Esperanza Román, Naraya Céspedes, Elsita Arana, Archibaldo Arostegui; José Castillo Osejo; Fabio Gadea Mantilla, Antonio Pentzke Torres y tantos otros. Y recordar también el amanecer con los cuentos de Pancho Madrigal de don Fabio Gadea Mantilla protagonizado por Rodolfo Arana y Otto de la Rocha, que recuerdan a la vida del campo. Era tan importante la radio que en los parques colocaban aparatos de radio para que todo el pueblo pudiera seguir la programación.

    Por esta razón cuando mi amiga Miriam Palacio Sevilla, me comentó que estaba escribiendo el libro La Radio en Nicaragua: sus protagonistas, me interesé en conocerlo. Representó un gran gusto su lectura y es un encomiable aporte a la historia no solo de la radio si no de la época que influenció grandemente, los años 50, 60 y 70 principalmente.

    Miriam, quien desde pequeña se vinculó con la radio como una fuente de recreación porque durante horas me regalaba todo un mundo de fantasía con las historias dramatizadas y la música del momento y después la adoptó como profesión. Por esta razón ella escribe esta historia con mucha acuciosidad y de manera exhaustiva no se le escapa ninguno de los eslabones que la componen. A través de las entrevistas que usa como técnica de narración, el lector puede conocer directamente en la voz de los protagonistas el desarrollo de la radio: empresarios, locutores, actores, artistas, periodistas, comentaristas deportivos y técnicos, cada uno cuenta su historia y cómo vivió la pasión por la radio.

    Y como periodista y profesora de radio, Miriam incluye en la narración el guion de la entrevista, la música de fondo que se usa para introducir al entrevistado o entrevistada así como la duración de cada pausa.

    Los entretelones de la organización y de la programación de la radio son presentados con muchos detalles, tanto las actividades de grabaciones, las locuciones, efectos especiales y demás, así como el trabajo técnico que garantizaba que los equipos estuvieran en condiciones óptimas para la transmisión.

    Destaca la autora el rol que jugó la radio como medio de educación, cultura y recreación principalmente en las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta haciéndonos recordar los programas vivos que ofrecían las radios, desde «El Gran Teatro del Aire» en el que se presentaban obras de teatro clásico en la Radio La Voz de la América Central, de don José Mendoza Osorno, hasta el programa infantil de Tío Popo en el que se promovía la declamación y el baile y en el que muchos niños de esa época participamos con mucho entusiasmo. ¿Quién no recuerda la frase del programa, quién le tiene miedo al lobo feroz?

    De la mano de los protagonistas entrevistados, Miriam nos hace recorrer los años de la época de oro de la radiodifusión, en sus inicios con transmisión en onda corta con una rica programación cultural, dando un salto tecnológico de onda corta a amplitud modulada (AM) en los 40.

    La visión y el empeño de los empresarios radiales es destacada por Miriam en la persona de algunos de ellos: don José Mendoza Osorno, organizó la primera radio moderna en Nicaragua, La Voz de la América Central, don Juan Velázquez Prieto el pionero de la programación culta en Radio la Voz de Nicaragua, don Manuel Arana Valle, el innovador de la radiodifusión nicaragüense con radio Mundial, don Fabio Gadea Mantilla, el empresario creativo impulsando microprogramas en Radio Corporación, don Salvador Cardenal con Radio Centauro, la voz de la cultura nicaragüense, Chuno Blandón con la empresa familiar Radio Centro y luego Radio Futura, voceras de la oposición a Somoza.

    La dramatización en vivo y directo de las radionovelas con voces nacionales en vez de importarlas de otro país fue iniciada en La Voz de la América Central, llamada la catedral de la radio. La grabación se hacía en el radio teatro de la radioemisora, un amplio local bajo techo, con quinientas butacas, donde la población podía recrearse y recibir cultura también. Las voces, los diálogos, la música se conjugaban con el apoyo de los efectos de sonido para brindar a los oyentes la posibilidad de imaginarse la situación y a sus personajes. Para los años 50 estas dramatizaciones continuaron en Radio Mundial de Manuel Arana Valle, en la que alcanzarían la mayoría de edad junto a una programación espectacular y un sonido limpio y potente.

    Siempre en el campo de la cultura recuerda Miriam a tres figuras: a don Salvador Cardenal, Luis Méndez y al profesor Julio César Sandoval. Don Salvador Cardenal quien daba charlas sobre los géneros musicales clásicos, como la ópera, el ballet, la zarzuela, los conciertos, etc. Y también sus famosas Pequeñas Lecciones de Música de un aficionado para aficionados en la Radio Centauro y su recopilación de la música folclórica, típica y de compositores nicaragüenses (boleros, corridos, sones, etc.).

    Luis Méndez de la Rocha, un tenor de voz educada, que con magnetismo personal cautivaba a sus oyentes, que llenaban los teatros para verlo cantar. El incursionó con éxito en la radio y se integró como actor en el Cuadro Dramático de Radio Mundial, y mediados de los años sesenta, fundó su programa «Nuevos Valores Radio Mundial», el cual se convirtió en una escuela para los jóvenes artistas nicaragüenses.

    El profesor Julio César Sandoval, hombre culto y educador nato, montaba obras de teatro y adaptó cuentos como los del nicaragüense Adolfo Calero Orozco, para fomentar la cultura.

    El profesor Sandoval tuvo la oportunidad de convertirse en el genio que organizó una gran programación que, hasta ese momento, nadie había igualado. Bajo su mando, nos dice Miriam, se consolidaron las transmisiones deportivas, salieron al aire noticieros profesionales, entre los que destacan Radio Informaciones, de Rodolfo Tapia Molina; La Verdad, de Francisco Carranza Chamorro y Joaquín Absalón Pastora y Extra, de los audaces periodistas Rolando Avendaña Sandino y Manuel Espinoza Enríquez. Otro programa de gran peso cultural llamado Los catedráticos Novelti Sello de Oro; era un panel integrado por intelectuales conocidos, como el profesor Carlos A. Bravo, Enrique Fernández Morales y otros. Don Julio Vivas Benard fue uno de los comentaristas de radio y televisión más acucioso, versátil y culto en Nicaragua.

    Entre los cantantes y humoristas destaca Otto de la Rocha, quien inicialmente se integró a la radio como parte de un trío y pronto fue ubicado en el papel de Pancho Madrigal por don Fabio Gadea Mantilla en Radio Mundial, componiendo también la canción de identificación del programa. Posteriormente crearía su propio personaje El indio Filomeno que se transmitiría en la Corporación. Actuó junto a Georgina Valdivia, su esposa, actriz de radio y teatro que interpreta a la muy popular y querida Lupita en Lencho Catarrán.

    Otro personaje que debutó en la radio es el cantautor Carlos Mejía Godoy, creador de cientos de canciones que destacan la idiosincrasia del nicaragüense. Se inició en León en radio Atenas, declamando y cantando en el programa Leyendas de América, y después en Managua con La Guantanamera y Corporito, que hacía con Otto de la Rocha y que para él "fue la antesala de mi vocación como cantor profesional, porque Corporito me permitió una calistenia diaria, permanente para agarrar el suceso y sintetizarlo.

    Programas de contenido político fueron las coplas de Canta Claro del profesor Julio Cesar Sandoval con alto contenido político anti somocista y en la sátira política cabe mencionar a Chuno Blandón, quien inició en1970 en Radio Mundial el programa histórico llamado Ocho Columnas, espacio en el que se dramatizaron los sucesos más importantes ocurridos en la historia de Nicaragua y que, por la censura oficial, siempre se habían ocultado. Posteriormente con llega El Tren de las Seis un programa de sátira irreverente, que tuvo gran éxito en León atacando al somocismo, y salió nuevamente al aire en otro contexto en los 80.

    Periodistas y cronistas deportivos que han desfilado por las diferentes cabinas de transmisión y los estadios, que han hecho gala de sus conocimientos, experiencias y el talento hasta para «cantar» sus anuncios, son presentados en esta La Radio en Nicaragua: sus protagonistas. Edgar Tijerino Mantilla gran comentarista deportivo, un maestro de las estadísticas y análisis, que en su programa Doble Play va mezclando la narración con los capítulos de las telenovelas que mantienen en vilo a sus seguidores. En su programa habla de bateo, movimientos de ajedrez, boxeo, comida y trama novelera. Miguel Lira, un periodista deportivo autodidacta cuyo amor por el béisbol nació en su adolescencia cuando conoció a los más famosos jugadores de los años 40, 50 y 60 que trabajaron con él. En la entrevista recuerda Lira que los precursores de la narración deportiva fueron El Chelito Cárdenas, Francisco Rodríguez Téllez y Sucre Frech que ya estuvo para la XI Serie Mundial de Béisbol.

    Maestros del periodismo radial han sido Eduardo Romero Gómez (Romerito), junto al veterano periodista Gustavo A Montalván para todo el grupo de reporteros y, más aún, para un grupo de estudiantes de la Escuela de Periodismo, quienes hacían prácticas en la Radio Sandino. Romerito fue reportero de las actividades políticas, deportivas, sociales o culturales para diferentes emisoras.

    Miriam entrevista a Reinerio Montiel Benavides, ingeniero de prestigio de la radiodifusión nacional, egresado del Tecnológico de Monterrey en México, quien se inició como radioaficionado en 1955, luego fue radiodifusor en Radio Canal 130 y ocupó un alto cargo en la Dirección de Radiofrecuencias de Telcor en la década de los noventa. Relata aspectos históricos, interesantes del movimiento de los Radioaficionados nicaragüenses.

    Una emisora de radio no es nada sin una buena señal. Cada radio debe contar con un equipo de personas, especialistas en esta materia, para que la emisora se pueda escuchar con nitidez. Don Agustín Palacios, es uno de esos técnicos que desarrolló mucho conocimiento en la práctica, y cuenta las peripecias que pasaban para reparar los equipos, conseguir o adaptar repuestos, conectar las antenas y no perder la señal cuando las censuraban. Entrevista a don Carlos Rojas (Chale Boy), quien se inició en la Voz de la Victoria y aprendió esta labor en la práctica. Comentó que inicialmente en la cabina usaban tornamesas, porque no habían entrado al país las grabadoras todavía, y el micrófono. Para él la radio era algo extraordinario y lo sigue siendo porque la radio sigue cambiando.

    Efectivamente en la historia de la radio vemos como primero tuvimos la onda corta, después la AM, le siguió la FM y ahora la radio digital.

    No podían faltar las Asociaciones nacionales e internacionales de Radiodifusores. La autora destaca la importancia de la cooperación nacional e internacional entre los organismos de radiodifusión, para incitar a las principales redes y radios a que promuevan el acceso a la información y la libertad de expresión a través de las ondas. Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR), Unión Nacional de Asociaciones de Radiodifusores de Centro América, UNARCA. Ambas organizaciones trabajan para unir a Centroamérica, no solo a nivel radial, sino para unir esfuerzos que beneficien a los más de 25 millones de habitantes.

    La Radio en Nicaragua: sus protagonistas concluye con la fundación de Radio Universidad por Mario Fulvio Espinosa, Gustavo A. Montalván y el doctor Vicente Baca Lagos a mediados de los años ochenta, un gran laboratorio radial para servir como el lugar idóneo donde los estudiantes de la carrera de periodismo pudieran hacer las prácticas profesionales.

    Finalizo este prólogo del libro La Radio en Nicaragua: sus protagonistas con dos frases de Miriam que nos hacen pensar en el papel que jugó la radio en sus inicios y el papel que le corresponde jugar actualmente:

    La radio en esos años se caracterizaba por educar a la población. Los protagonistas de la radiodifusión nacional nos recuerdan que se montaban obras de teatro; se escuchaba música clásica; la población comenzó a escuchar a los compositores nicaragüenses; en los noticieros se cuidaba mucho el lenguaje. En fin, la radio transmitía cultura, educación, respeto.

    Laborar en radio nos permite crear todo un mundo maravilloso, educar sobre miles de aspectos, orientar a los oyentes sobre un evento masivo, qué hacer ante un fenómeno natural o bien entretener de la mejor manera posible. La radio es aún, el medio por excelencia, para escuchar la noticia de última hora sin detener la labor que estemos haciendo en ese momento.

    Los trabajadores de la radio tienen la palabra para captar la audiencia del público en la era digital.

    Claudia Belli Montiel

    Julio, 2018

    Presentación

    ¿Desde cuándo oyes radioteatros? – le pregunté.

    Me he contagiado de mi hermana – me repuso –.

    La verdad es que ésos de Radio Central son fantásticos,

    unos dramones que parten el alma. Y me confesó que, a

    veces, a ella y a la tía Olga se les llenaban los ojos de lágrimas.

    Mario Vargas Llosa

    "La tía Julia y el escribidor"

    Cuando tenía unos ocho años de edad, solía escuchar radio todas las tardes mientras hacía los quehaceres de la casa y mis tareas escolares.

    Entretanto, Managua crecía alegre y bullanguera hacia la modernidad, sin que nadie sospechara que, poco tiempo después, sería derribada por un terremoto como un toro embravecido, dejando la ciudad herida y quemándose completamente en el suelo.

    Recuerdo que, a finales de los años sesenta, mi mamá había comprado, de segunda mano, un radio color crema, marca Phillips. Un cajón cuadrado de madera fina que me regalaba todo un mundo de fantasía con las historias dramatizadas y la música del momento.

    En esa época, pasaba horas escuchando Radio Mundial y sus novelas. Soñaba con ser parte de ese elenco, haciendo mímicas para imitar a sus intérpretes, con esas voces maravillosas o bien los noticieros con sus transmisiones, desde algún lugar desde donde se desarrollaba la información, visualizando cómo era ese lugar de los hechos y sus protagonistas.

    Ese amor por la radio sería como una predicción de lo que me esperaba en el futuro.

    Unos años más tarde, yo entraba a una radio para hacer mis prácticas profesionales, en tanto cursaba el tercer año de la carrera de Periodismo.

    Desde entonces ha sido una experiencia interesante, maravillosa, apasionante, de la que sigo aprendiendo y también compartiendo con cientos de jóvenes mi veteranía en el mundo del micrófono y las ondas hertzianas, gracias también a las emisoras de radio que tenemos en nuestras manos, como una familia dedicada a la comunicación.

    A lo largo de quince años, tras impartir mis clases de radio en diferentes universidades del país, me he dado cuenta que los estudiantes no cuentan con un libro de texto que englobe, en gran medida, la historia de este masivo medio de comunicación y que les permita conocer a los protagonistas de esta historia de la radio.

    Es así que nace este libro, ante la necesidad que existe en Nicaragua de que los estudiantes de Comunicación, Periodismo o Filología conozcan a los protagonistas que han hecho historia en el país desde que se fundó la primera emisora, sus aportes, programas icónicos que han educado y entretenido a la población.

    Es necesario conocer a quienes hicieron una buena radio, una radio educada, con un alto nivel de cultura, a los que trasladaron a los oyentes obras de teatro, cuentos infantiles o lo mejor de la composición y la música nacional; a los radiodifusores que, como herederos de este gran descubrimiento que viene desde Maxwell, Hertz, Tesla, Popov y Marconi, entre otros, han deleitado con sus voces e ingenio a esta gran nación, en diferentes épocas y emisoras.

    Dejo en sus manos un humilde homenaje a los principales protagonistas de la historia de la Radiodifusión en Nicaragua.

    Miriam Palacio Sevilla

    Managua, febrero de 2018

    Introducción

    1. Nacimiento en el Campo de Marte.

    Los marines norteamericanos, que vuelven a ocupar el país militarmente en 1927, son los que traen los primeros equipos de radio a Nicaragua para comunicarse, desde Managua hasta las montañas de las Segovias, con las tropas que combatían a Sandino.

    Con tal objeto, organizaron en el Campo de Marte, una oficina de radio que llevarían el nombre de Radio Guardia Nacional, la cual era manejada inicialmente por técnicos norteamericanos en radiocomunicación.

    Con el paso del tiempo, algunos jóvenes nicaragüenses se integraron a la Guardia Nacional o Constabularia con el fin de recibir entrenamiento en el manejo de equipos, entre ellos están los técnicos Agustín Tijerino y Tulio Rivera.

    El conocido técnico de radio y proveedor de equipos electrónicos, residente en Miami, don Miguel Solís, recuerda que, en sus inicios, la Dirección de Radio G.N. y Nacional estuvo dirigida por Mr. Hugh James Phillips (1933-1943), después le siguieron el General de Brigada Juan José Rodríguez Somoza (1943-1948), el capitán e ingeniero Benjamín Guerra Lupone (1948-1954), quien fuera dueño de Radio Rubén Darío, luego el capitán e ingeniero Jorge Buitrago Choiseul (1954-1962), el mayor Oscar Morales Sotomayor (1962-1963), mayor Saturnino Cerda Cerda (1963-1965) y el teniente coronel Armando Monge González (1965-1972). (Hernández, J. R., 1969: 13)

    El autor del libro Historia del Radio Nacional de Nicaragua. Radiodifusión, Televisión, Radioaficionados, José R. Hernández (1969:18), aclara que «El origen de este nombre [Radio G.N.] obedece a la clase de servicio, y siendo exclusivamente para transmitir y recibir las comunicaciones de la Guardia Nacional, y de ninguna manera para el público».

    Al aminorar el ritmo de la actividad bélica, aparecen los radioaficionados para entrar en contacto con sus similares de otros departamentos y del exterior. Estos radioaficionados jugaron un papel muy importante en Nicaragua al ocurrir fenómenos naturales como inundaciones, deslaves y los terremotos, y se convirtieron en los precursores de las primeras emisoras de radio, al inicio como diversión y luego como incipientes empresas de alcance técnico muy limitado.

    Las informaciones bibliográficas, las dispersas y las guardadas en la memoria de nuestros entrevistados, nos ilustran que en 1930, el señor Moisés Lefranc tuvo la iniciativa de traer a Nicaragua el primer aparato para fundar la Radiodifusora YNLP – Radio Lefranc, que transmitía de seis de la tarde a nueve de la noche. Al año siguiente, la casa donde funcionaba esta emisora fue destruida por el terremoto de Managua de 1931. Pero el radiodifusor no se quedó con los brazos cruzados ni en silencio y a los meses el ingeniero Lefranc sacó al aire la radio La voz de los Lagos.

    El radio periodista Joaquín Absalón Pastora (2008:21), en el libro Radio Mundial. El sueño de un radiodifusor, da cuenta que la primera emisora radial comercial se instaló en

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