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Hacienda Santa María Buenavista
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Libro electrónico187 páginas2 horas

Hacienda Santa María Buenavista

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Mudos testigos de la Colonización Española, son las haciendas de México, que nos transmiten su historia a través de los elementos que conforman su arquitectura, tales como la casa principal desde luego, la infaltable Iglesia, las caballerizas, pero también las instalaciones que fueron necesarias para la producción, como los macheros, los establos, los corrales, la zahúrda, las trojes, talleres etcétera.
Debemos sentirnos afortunados por contar con los archivos históricos que nos pueden relatar de forma pormenorizada los sucesos ocurridos en estas hermosas fincas, durante más de cuatrocientos años. El autor ha querido hacer el relato de estos cuatro siglos de una manera amena y ágil, para lo cual ha construido en torno a los sucesos históricos, una novela, con los personajes que protagonizaron esta narrativa.
Es éste un libro infaltable para los amantes de las haciendas y quedará para las futuras generaciones, como un baúl que guarda celosamente la historia y las vivencias de los moradores de la hacienda Santa María Buenavista.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento22 mar 2021
ISBN9781506536675
Hacienda Santa María Buenavista
Autor

Oscar de la Fuente Buenrostro

OSCAR DE LA FUENTE BUENROSTRO El autor, Ingeniero Civil de profesión, ha tenido la suerte de conocer de cerca muchas haciendas y de algunas su interesante historia. Nos entrega ahora este, su cuarto libro al tiempo que está en proceso de restauración de este bello casco, una tarea titánica cuando por desgracia de las circunstancias, se encuentra en un estado ruinoso. El aliciente…volver a verlo como en sus mejores años, seguramente con algún uso diferente pero igualmente bello, funcional y un digno representante de la arquitectura colonial de México.

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    Hacienda Santa María Buenavista - Oscar de la Fuente Buenrostro

    Hacienda

    Santa María

    Buenavista

    Oscar de la Fuente Buenrostro

    Copyright © 2021 por Oscar de la Fuente Buenrostro.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 22/03/2021

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    824761

    Dedicatoria

    Con un sincero agradecimiento a Vanessa, la compañera fiel que ha estado a mi lado en tantos momentos importantes de mi vida. Sin el auxilio de mi muy querida esposa en un delicado episodio de salud en un hospital en la Ciudad de Puebla, probablemente no estaría escribiendo estas líneas. Seguramente guiada por su buen instinto de mujer, son dignas de mención su dedicación y profesionalidad para desarrollar todas sus actividades así como la inquebrantable fe, voluntad, esfuerzo y perseverancia que le imprime a la consecución de sus objetivos.

    Por todo ello Vane, te dedico este libro con amor.

    ÍNDICE

    Dedicatoria

    Prologo

    CAPITULO I

    Siglos XVI y XVII

    La llegada de los Españoles

    Los primeros propietarios

    CAPITULO II

    Siglo XVIII

    Los años difíciles

    Inventario Hda Buenavista año de 1728

    Inventario de la hacienda de Buenavista en 1740

    CAPITULO III

    Siglo XIX

    Después de la Tempestad…viene la calma y los años buenos

    CAPITULO IV

    Siglo XX

    La Revolución y La Reforma Agraria

    CAPITULO V

    Siglo XXI

    La hacienda Buenavista se despide de la familia Reyes

    Apendice

    Anexo No 1. Cuadro De Propietarios Hacienda Buenavista 1591-2011

    Anexo No 2. Arbol Genealógico De La Familia Reyes

    Anexo No 3. Fotografias De La Familia Reyes

    Prologo

    E s un gran honor para mí presentar este libro, como amante de la historia, principalmente la de las Ciudades, sus calles y desde luego sus monumentos y edificios coloniales, incluidas de manera especial, las haciendas.

    He tenido la fortuna de ser el propietario número 22, (que, comentario al margen, es un número cabalístico para mí) y me he dado a la tarea de hacer una investigación exhaustiva de la historia de cuatro siglos de esta bella e interesante hacienda Santa María Buenavista. Para facilidad en la ubicación de cada nuevo propietario, he puesto con letras negritas los nombres de éstos cuando inician su gestión como dueños al frente de la finca.

    Como algunas veces en la historia, sobre todo cuando participan en ella actores desconocidos del común de las personas, es un tanto árida y carente de interés, he escrito este relato, con rasgos novelescos, donde he agregado hechos o nombres de mi imaginación, con la idea de hacer una novela entretenida para el lector, haciendo la aclaración de que, en lo general esta narración se apega a la historia documentada basada en la labor de investigación hecha por la Historiadora Blanca Suarez Cortez, sirva esta mención como un reconocimiento a su trabajo.

    Quisiera que este libro perdure en el tiempo como un homenaje y un recuerdo de todas aquellas personas que participaron de alguna forma en la vida de esta grandiosa hacienda cerealera, que como muchas otras, tienen un importante lugar en la historia y desarrollo de nuestro país.

    En este breve repaso por sus cuatrocientos años de existencia, podemos aquilatar múltiples episodios de alegrías y de tristezas, de éxito y de fracasos, de soberbia y humildad, de prosperidad y de estrechez, en fin, de lo que es la vida del hombre en la tierra.

    Esperando sea de su agrado, comencemos…

    CAPITULO I

    Siglos XVI y XVII

    La llegada de los Españoles

    H abiendo llegado Hernán Cortez a nuestro país, proveniente de Cuba, lo hizo arribando por la península de Yucatán, posteriormente fue bordeando por el litoral, hasta llegar al actual Puerto de Veracruz, no habiendo sido entonces el principal punto de la costa del Golfo de México, ya que el punto más cercano desde la gran Ciudad de Tenochtitlán era el actual puerto de Tuxpan, esta ruta pasaba trazando casi una línea recta desde el puerto hasta el altiplano, pasando por las actuales Ciudades de Tulancingo y Huauchinango.

    Se ha dicho que el emperador Moctezuma Ilhuicamina comía pescado fresco del Golfo, que le traían sus vasallos en una especie de carrera de relevos, pues era de este lugar de donde provenían sus manjares del mar.

    Una vez desembarcando en la actual Ciudad de Veracruz, se dirigió hacia el centro del país por caminos secundarios, de alguna forma su instinto le iba señalando cuales evitar, previendo alguna emboscada o la llegada a alguna Ciudad fortificada y encontrar un ataque sorpresivo o algo similar.

    En su camino, pasa entre El Pico de Orizaba y Cofre de Perote y llega a una planicie de la zona de San Salvador El Seco, que como su nombre lo dice, era un lugar árido y desolado, en ese punto se detiene, pasa tres difíciles días y llega al Valle que forman las actuales Ciudades de Libres, Oriental, Jalapasco, Perote y Cuyuaco. para entonces un valle despoblado todavía, pero fértil.

    En esta zona había ya varias poblaciones indígenas, era esta una zona de indios Otomíes y Nahuas, cuya cabecera era un lugar llamado Iztacamaxtitlán.

    Por mencionar algunas de estas poblaciones Indígenas, siendo que aún existen casi todas, podemos citar a Tlachichuca, Quechulac, Tepeyahualco, Altotonga, Atecax, Tepeyahualco, Tenextatiloyan, Contla, Texocuixpan, Tecoltémic, Tlalyehualancingo, Xocoxiutla, Zotoltepec, Tipitzila, etc. Era una zona con muchos poblados Indígenas dada la fertilidad de estas tierras.

    Como ya se mencionó, la cabecera y sede del poder hegemónico en esta zona, era Iztacamaxtitlán, donde residía el Tlatoani Temamascuicuil.

    Hernán Cortes y sus hombres pasaron por aquí en su camino a Tenochtitlán y permanecieron una semana, durante la cual, habitantes del lugar, leales al emperador Moctezuma, mataron a varios Españoles y éstos, en respuesta, someten a la Ciudad y a su Gobernante, quien hace un arreglo con los Españoles y a cambio de que les respeten sus tierras y reconocieran sus derechos, acepta convertirse a la religión Católica y ayudar a los conquistadores a controlar la región. Se puede decir que aquí nace el mestizaje en esta zona y se establecen ya los primeros Españoles quienes ocuparán la región, primero con las encomiendas otorgadas por el Rey de España y posteriormente ocupando las tierras, con ganadería y siembra de diversos productos que son propios de estas latitudes.

    La actual Ciudad de Libres, municipio al cual pertenece la hacienda Santa María Buenavista, se erigió en un valle, este lugar ha tenido varios nombres a lo largo de su historia.

    Image38522.JPG

    Plano de Zutla, Cuyuaco, Ocotepec y San Juan de Los Llanos

    Image38530.JPG

    Ampliación del primer cuadro de referencias, correspondiente a

    San Juan de los Llanos, en el número XXV aparece Buenavista.

    Primeramente eran los llanos de Atzompa o Tlaxcocoapan, llamado también Hueytlalli, un lugar que como se dijo antes, los Españoles encontraron sin ocupación, aquí se asentaron los primeros Españoles, le cambiaron de nombre por el de Llanos de San Juan y comenzaron a criar ganado y a sembrar las fértiles tierras.

    Aquí nace el desarrollo y la importancia de estos valles, aunado a la reubicación de la ruta de tránsito que usaban los indígenas, del altiplano central con la costa del Golfo de México. Ahora éste lugar era un lugar obligado de paso.

    Como a partir de la llegada de los Españoles la ruta entre Tenochtitlán y la Villa Rica de la Veracruz, fue cada vez más importante y también más transitada, se convierten estas tierras en un polo de desarrollo importante, con otras ventajas, como el camino, que era plano y el más corto desde Veracruz al centro del País, concretamente las Ciudad de Puebla y la Ciudad de México.

    Para desarrollar estas tierras fueron auxiliados por la mano de obra Indígena y efectivamente llevaron a una gran cantidad de pobladores de zonas cercanas y de otros lugares más remotos.

    El hijo del Tlatoani, Temamascuicuil, de nombre Francisco, con licencia de la Real Audiencia, forma en el año de 1555 el pueblo denominado Señor de San Juan de los Llanos, digamos que oficialmente aquí nace la que posteriormente sería La Ciudad de Libres, en esa misma fecha se ordena la construcción de una Iglesia para la advocación del Divinísimo Señor Sacramentado y el Sr de San Juan.

    Image38540.JPG

    Plano del corregimiento de San Juan de los Llanos

    Image38548.JPG

    Ampliación del plano anterior, en la zona de San Juan de Los Llanos, en la parte de abajo, tiene como símbolo una parroquia y justo arriba de ésta, se encuentran las haciendas de Concepción, San Nicolás, Tehuatzingo y Buenavista. Abajo, un poco a la derecha de Buenavista está Santa Lugarda.

    El siguiente cambio de nombre, ocurre en el año de 1860, en el mes de octubre, ahora sería Villa de los Libres. Esta denominación se debió a que en 1857 este poblado fue ocupado por el General Miguel Cástulo de Alatriste del ejército de los liberales, en la guerra de Reforma (conservadores contra liberales).

    Por último en el año de 1989 recibió la categoría de Ciudad, por lo que a partir de ese momento el nombre es Ciudad de Libres.

    Los primeros propietarios

    A partir de aquí, encontrará una relación de todos los propietarios desde el siglo XVI, marcaremos con letras negritas cada nuevo propietario que aparezca en el relato.

    Las noticias que se tienen del primer propietario de las tierras de lo que después sería la Hacienda de Santa María Buenavista, fue a finales del siglo XVI, un Español adquiere a los señores de San Juan de los Llanos, un Sitio de Estancia para Ganado Menor cuya superficie equivale a 780 hectáreas aproximadamente.

    Francisco Martín Palomo, primer propietario conoció estas tierras, situadas como a una legua del Pueblo y en las faldas de los cerros, llamados Tepellecapa y Molictepec. Francisco, con todas las ilusiones de la gente joven, planeaba iniciar la crianza de ganado, que era en ese entonces un negocio lucrativo, con las tierras adquiridas y el entusiasmo como bandera, inició su negocio, pero sus circunstancias en la vida cambiaron, como suele suceder y se vio obligado a vender su amado rancho con el pesar de no haber visto cumplidos sus sueños.

    Para el año uno del siglo XVII estaba ya en tratos con el Sr. Don Sebastián Hernández, un amigo suyo establecido en aquella región, que gozaba de ciertas influencias en la Capital.

    Se habían conocido en una taberna del Pueblo, años atrás, cuando Francisco estaba platicando a sus amigos cercanos su desesperación e impotencia al enfrentar a las autoridades por la carencia de permisos para la siembra y la cría de animales en su propiedad.

    Estando aquella tarde fría del invierno del año de 1598, sentados en la taberna que ambos frecuentaban, al calor de unas copas, estaba Francisco despotricando contra quienes, a su forma de ver, lo esquilmaban con tantos requisitos y permisos.

    Como había mucho ruido en el lugar, los parroquianos se veían obligados a levantar el volumen de su voz para hacerse oír entre sus compañeros

    - Como les digo amigos, no es posible que tenga que pedir permiso a las autoridades para sembrar mi propia tierra o… ¡para tener

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