SIGLOS XVI Y XVII LA VIDA EN GALERAS
HASTA EL SIGLO XVIII, EL TÉRMINO NAVÍO SE USÓ PARA DENOMINAR CUALQUIER TIPO DE NAVE: GALE-RAS, GALEAZAS, NAOS, GALEO-NES, BERGANTINES O CARABE-LAS. De entre todas ellas y, entre los siglos XVI y XVII, las galeras, galeazas –más grandes que las galeras y más artilladas–, naos y galeones son los navíos más representativos. Las primeras, aunque no de forma exclusiva, porque también se empleaban en las proximidades de las costas cantábricas, eran dominantes en el Mediterráneo, un mar de aguas relativamente calmas en primavera y verano, donde la fuerza humana de los remeros era capaz de mover la nave. Un mar en el que la piratería berberisca, asentada en Argel, auténtica ciudad pirata, y el persistente enemigo otomano, requerían de una vigilancia permanente.
Aunque la galera llevaba artillería y, como tal, podía realizar acciones de ataque, no era una nave ideada para hundir al enemigo usando la artillería. Su mayor capacidad era la de sorprender con su agilidad a las naves contrarias y embestir para hundir o abordar. La fuerza del remo permitía una gran maniobrabilidad, e incluso la posibilidad de actuar cuando el viento no era capaz de mover sus ligeras velas. Del mismo modo, ante una situación adversa, los hombres remaban hasta la extenuación para poner a salvo a la embarcación y sus tripulantes o, si se daban las condiciones, percutir, con su proa preparada al efecto
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