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Oros
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Libro electrónico112 páginas55 minutos

Oros

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Oros es el primer tomo de la saga Oro maya, en la que Maribel Cámara explora, a través su honesta y auténtica prosa poética, el tesoro de la selva: piedras preciosas, exuberante vegetación, animales fantásticos que la autora describe de forma paradisíaca y que logra conectar al autor con la naturaleza que desde tiempos memorables supieron apreciar,
IdiomaEspañol
EditorialEditorial Ink
Fecha de lanzamiento14 feb 2019
Oros
Autor

Maribel Cámara

Estudió en Tabasco hasta la preparatoria y posteriormente se trasladó a la Ciudad de México donde estudio las licenciaturas en Derecho y Letras. Maribel Cámara, además de escribir, juega ajedrez y frontenis. Cuenta que ama a sus parientes y amigos; disfruta la gastronomía y el buen vino. Se considera como una mujer productiva con la tierra y es una gran luchadora en contra de la contaminación de los mantos acuíferos. Cada día, al levantarse, da gracias a la vida por sentirse tan dichosa, tan llena de felicidad. Su máximo placer es compartir con los lectores, a través de sus libros, sus vivencias.

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    Oros - Maribel Cámara

    SEMBLANZA

    Soy piedra de un sueño perturbado

    de colina de montaña.

    Piedra escogida soy y en arte me desnudo.

    Coexisto en la belleza del barro, del sascab

    en mis bajorrelieves de estuco.

    Florecí en la ciencia cosmogónica

    y en la filosofía del cero.

    Soy tabla jeroglífica.

    Yazco en escultura y en mis dibujos,

    huellas de mi testimonio inmemorable.

    Soy la cruz primigenia, heraldo de la luna.

    Existí en la luz y en el silencio de la sombras.

    Adoradores fuimos del sol la luna las estrellas

    y la lluvia. De la labranza de la tierra del maíz y del frijol.

    Florecimos como reyes de la ingeniería,

    la arquitectura y las matemáticas.

    Fuimos los atlantes; reyes del mundo navegante

    subterráneo de cenotes.

    Soy tu calendario solar lunar.

    Soy tu ciencia cosmogónica, tu filosofía del cero

    Sigo siendo tu ilusión a la reencarnación.

    Soy la espiral del caracol en que la eterna muerte,

    se encadena con la nueva vida.

    Fui selva.

    Soy agua.

    Soy tierra.

    Soy eterna.

    OROS

    Poseían un orden social económico y político cultural admirable. Conocieron el oro en su acertado intercambio comercial del trueque, vieron que el resplandor era parecido a sus maravillosas y preciadas costas; por ese color brillante de destellos dorados que tiene Cancún, la ruta a Playa del Carmen, hasta Tulum, Holbox, Quintana Roo, y de ahí hasta Sabancuy, Campeche; también se dieron cuenta que la fortaleza, la belleza y el costo de este metal, es comparable con la grandeza y la hermosura del oro fértil de la Chontalpa Tabasqueña, hasta los manglares del desembarcadero de Frontera, donde se junta el gran río de su ruta Usumacinta con el mar. También buscando el color del oro dieron con el ladrillo de barro naranja terracota, donde edificaron pirámides en Comalcalco, Tabasco.

    Es así que dictaminaron ser poseedores del resplandor, del llamado oro.

    Su oro eterno: la hermosa y útil piedra sobre piedra, la eterna que quedó en la geometría prehispánica, de esta civilización que todavía asombra.

    Su oro blanco: la blanca caliza, el limpio blanco gis del barro chicloso del sascab; el pegamento de esta raza constructora, que fue el cemento de los Mayas, conjuntamente con las claras de huevo de aves silvestres en los bajos relieves de estuco, belleza de su escultura. La perfección del tallado de la piedra como arma, como arte; jade, obsidiana, ámbar, conchas de carey y el tejido de joyas de plumas de aves.

    Su pintura, los oxidantes vegetales, minerales y animales; sobre todo de hormigas llamadas shulabes.

    Su oro cósmico: la loma más alta, piedra sobre piedra, era para la gran raza refinada espiritual y científica maya, el preciado oro de observatorio de su ciencia cosmogónica Olmeca-Maya, principio de la lectura estelar. Adoración de las siete estrellas errantes: la Luna, el Sol, Mercurio, Venus, Jupiter, Saturno y su amor por Marte. Pasión de la espiral giratoria de su amada astronomía con su hado celestial de caritas observando, apuntando a las estrellas.

    La Luna con sus cuatro movimientos, volando con su banda celeste anunciando eclipses y su sincronización con los planetas representada por la serpiente de dos cabezas.

    Su Calendario Solar. La conjunción kátunicas matemáticas de Júpiter con Saturno, hicieron que nuestros ancestros Olmecas crearan el calendario solar lunar de 360 días que los Mayas siguieron y perfeccionaron con la escuela del sistema solar viajando en órbitas elípticas alrededor del sol, engranaje del ritmo celeste de lectura del sistema solar; es la perfección de la eclíptica; esa línea curva por donde transcurre el Sol alrededor de la Tierra. Es el ábaco de predicción planetaria, es la procesión de los equinoccios, es la luna representada por la espiral de la serpiente de dos cabezas viajando por el cielo con los eclipses, es la sincronización perfecta de luna sol planetas y tierra y del ciclo ovárico sinódico de la luna y es la danza de los milenios del cero.

    El calendario solar de 260 días, es del sagrado tzolkin de doscientas combinaciones matemáticas tonales cíclicas, señaladas con nombres y, el solar haab de 365 días que es el del ciclo anual, homogéneo a nuestro calendario.

    La ciencia astronómica de los Mayas veía a las estrellas errantes como representantes de la fuerza vital del universo con el ser. Júpiter representaba la esencia de las dinastías. Marte al gran hechicero de poder. La luna con poder universal ante el cosmos. Los Ajaw gobernantes tenían el poder de contactar a estas estrellas y al morir eran los ancestros sagrados transformados en serpiente celeste, poseedores de la llave sagrada para ir y venir del inframundo y apoyar, bendecir al nuevo Ajaw y a su pueblo.

    Con la precisión de un reloj, entendieron los cambios biológicos para el uso

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