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Parafernalia e Independencia
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Libro electrónico196 páginas3 horas

Parafernalia e Independencia

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Información de este libro electrónico

Navega por la memoria de un pueblo, plasmada en objetos ingeniosos y creativos.
Parafernalia e Independencia es un catálogo que surge a partir de la exposición del mismo nombre, montada en el Museo de Arte Popular de la Ciudad de México en el año 2008, por la Fundación Conmemoraciones A.C., con la valiosa colaboración de Susana Cato Cortés y David
IdiomaEspañol
EditorialEditorial Ink
Fecha de lanzamiento14 feb 2019
Parafernalia e Independencia
Autor

Fundación Conmemoraciones

A principios de 2007 se creó la Fundación Conmemoraciones, una asociación civil que surge como una vía de participación abierta al conocimiento y la reflexión, a partir de la creación de vínculos entre los diversos actores de la sociedad. Su propósito es divulgar las conmemoraciones de nuestra memoria histórica a través de diversas acciones, y con ello reforzar vínculos de carácter histórico, social y cultural entre los mexicanos. La fundación tiene la misión de promover y difundir los acontecimientos históricos de nuestro país mediante el desarrollo de un programa editorial; para ello, se dio a la tarea de vincular los esfuerzos de especialistas e instituciones académicas públicas y privadas.

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    Parafernalia e Independencia - Fundación Conmemoraciones

    Fundación Conmemoraciones 2010, A.C.

    Asociados

    José Alberto Árean Álvarez

    Ana Lilia Cepeda De León

    Martha Chapa Benavides

    Guadalupe Loaeza Tovar

    Maria Teresa Matabuena Peláez

    Miembros Honorarios

    Jorge Alfredo Ruiz Del Río Escalante

    Alejandro Soberón Kuri

    Presidenta del Consejo Directivo

    Ana Lilia Cepeda De León

    Patronato

    Cristina Artigas Walther

    Carla Patricia Estrada Güitrón

    Maria Cristina García Cepeda

    Enrique Goldbard Deutsch

    Julieta Armida González Morales

    Antonio Juan Marcos Issa

    Daniel Kuri Breña Romero De Terreros

    Martha Latapí Artigas

    Moisés Micha Smeke

    Rafael Micha Smeke

    Bruno José Newman Flores

    Guillermina Pilgram Santos

    Guadalupe Rivera Marín

    Jesús Sánchez Ugarte

    Equipo Operativo

    Héctor Espinosa Alba

    Ixchel Manríquez Ríos

    Cabeza original del Ángel de la columna de la Independencia que sufrió severos daños durante el sismo de 1957 en la Ciudad de México.

    Preámbulo

    A principios del año 2008 le propusimos al Museo de Arte Popular la exhibición de una serie única de objetos conmemorativos del centenario de la Independencia que celebró Porfirio Díaz en 1910. Hoy podemos decir con gusto que nuestra elección fue muy afortunada. El Museo no sólo acogió la idea sin reservas, sino que se involucró en su desarrollo con gran entusiasmo y dedicación.

    En el camino esta exposición fue creciendo gracias a la suma de muchos talentos. La museografía de Susana Cato y David Israel le dio vida y movimiento a esta parafernalia. El rigor y la atención al detalle histórico lo aportaron la maestra Josefina Zoraida Vázquez y Xavier Guzmán. Todo ello bajo la coordinación del Museo de Arte Popular, la propia Fundación.

    Esta exposición de objetos de las Fiestas del Centenario de la Independencia que celebró Porfirio Díaz, muestra que mientras la sociedad porfiriana festejaba con bailes y banquetes, se estaba gestando lo que también conmemoramos el pasado 2010: el inicio de la Revolución mexicana y con ella la construcción de un nuevo país.

    Lo que guarda este catálogo es una conjunción de objetos celebratorios tanto populares como oficiales, que dan cuenta de la imaginación y la creatividad desarrollada por el pueblo al lado de la celebración oficial.

    Gracias pues a los coleccionistas Alejandro Cortina y José Antonio Guzmán Bravo. Gracias también a Rogelio Aguilar, quien nos aportó la grabación de la voz original de Porfirio Díaz. A la maestra Teresa Matabuena, miembro de nuestra fundación y Directora de los Archivos Históricos de la Universidad Iberoamericana, quien aportó a esta exposición documentos del archivo personal de Porfirio Díaz.

    Parte vital de esta muestra fue la actuación de Héctor Bonilla y Sofía Álvarez, quienes con su talento y generosidad fueron nuestros guías en ese viaje al pasado porfirista de derroches y de contrastes.

    El Gobierno de la Ciudad de México, la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Asociación de Amigos del Museo de Arte Popular, y el Patronato de la Fundación Conmemoraciones 2010, ayudaron no sólo con el préstamo de algunas de las piezas exhibidas, sino también con su apoyo permanente a las actividades de la Fundación Conmemoraciones 2010.

    Una mención especial merece Alejandro Soberón Kuri, Presidente del Consejo de Administración y Director General de Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE), sin cuyo generoso apoyo hubiera sido imposible realizar este proyecto.

    Para la Fundación ha sido un privilegio que todos ellos nos acompañen y tengan confianza en nuestros proyectos.

    Ana Lilia Cepeda

    Presidenta del Consejo Directivo de la Fundación Conmemoraciones 2010

    Introducción

    Detalle del magno cartel oficial de la Comisión Nacional del Centenario de la Independencia (Cat. 24)

    He aquí la subyugante presencia de objetos diversos que hace cien años, en el último periodo del gobierno de Porfirio Díaz, buscaron celebrar, honrar, evocar y, queriéndolo o no, revivieron el movimiento de Independencia.

    Estas bellas y únicas piezas son implacables. Los hombres y mujeres que las hicieron, soñaron, tocaron, vendieron, heredaron y coleccionaron, ya no están, pero ellas solas con su presencia muda refieren un sinnúmero de hechos y detalles de la vida cotidiana de todos esos seres que posaron sus manos y sus ojos sobre cada objeto. No son grandes ni reflejan prestigio; son perecederas y dramáticamente obsolescentes; es el abalorio popular. Los vecinos de la capital se apropiaron en este sentido de la cabeza original de la Victoria alada que corona la Columna de la Independencia, conocida popularmente como el Ángel de la Independencia, pues perteneció al más entrañable de los monumentos de la Ciudad de México. Los objetos que se muestran en esta exposición expresan que son ellos mismos polvo, pero el hombre también lo será; expresan también que, sin embargo, hubo una época, breve, en que fueron presente de manera abrumadora.

    Rescatar estas piezas del pasado, confronta a quien las mire con una época, en que, como hoy, el ruido y las imágenes de la calle no deben, no pueden olvidarse. Testigos de cómo se preparaba México y su gobierno para celebrar el primer centenario del inicio del movimiento que culminó con la Independencia del país, estas joyas, armas, música, retratos, fotografías de edificios y uniformes son exhibidos gracias a la devoción de un grupo de coleccionistas que los preservó como amuletos para su disfrute y para construir con ellos diversas explicaciones del pasado.

    Invitamos a que el lector observe con detenimiento los objetos para que cada quien haga sus descubrimientos en los innumerables detalles que contienen.

    Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes (cat. 455)

    Calle de San Francisco, entre Bolívar y Motolinía (CACC, fuera de exposición)

    La Ciudad de México, 1810-1910

    Juan Cordero, Retrato de las hijas del licenciado Manuel Cordero, 1875.

    Óleo sobre tela (cat. 12)

    El valle y cuenca donde se asienta la Ciudad de México es amplio. Está dominado al sur por una serie de montañas. El Ajusco es la más alta e inmediata. En aquellos días, al oriente se recortaban a lo lejos las siluetas de los volcanes. Al norte, aislada, se distinguía la Sierra de Guadalupe.

    La ciudad en 1810 era pequeña. Su núcleo concentrado y definido por una traza regular era perceptible. Hacia el norte terminaba en Granaditas (hoy Héroe de Granaditas); hacia el poniente en la Alameda y Balderas; hacia el sur en varias calles de nombres pintorescos: Garrapata, Higuera, don Toribio y Verde (Izazaga); y hacia el oriente en el callejón Palma (Circunvalación). La calle que hoy se llama Brasil conectaba la ciudad hacia el norte; Tlacopac era prehispánica y conducía al poniente; por último, Tlalpan, también en uso desde antes de la conquista, iba al sur. A los bordes de las calzadas anteriores, la ciudad se extendía un poco más. Hacia el oriente no salía ninguna calzada, pues se interponían los lagos del valle, y en un espejo resplandecía a lo lejos el cerro del Peñón. En esa zona se encontraba, en cambio, su sistema de canales, pues la ciudad los tenía navegables alrededor, sobre todo en dirección

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