Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Sevilla en la retina
Sevilla en la retina
Sevilla en la retina
Libro electrónico593 páginas2 horas

Sevilla en la retina

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Sevilla en la retina es un recorrido histórico, periodístico y fotográfico a través de medio siglo de la ciudad de Sevilla, desde el año 1950 hasta los umbrales del siglo XXI. Con un ritmo ágil y desenfadado, pasarán ante los ojos del lector innumerables anécdotas y citas históricas de la vida sevillana. Un ejercicio retrospectivo tratado con unas gotas de fina ironía, con su correspondiente dosis de melancolía, cargado de recuerdos para los mayores y con los datos para los más jóvenes que no llegaron a vivir del todo aquellos años de evoluciones sociales, culturales y políticas. Sevilla en la retina toca todas las cuerdas de las que ha dependido la vida de una ciudad como la nuestra: la prensa, la radio, el teatro, el cine, el flamenco, la pintura, la literatura, los toros, la Semana Santa, la Feria, los tranvías, los autobuses, el deporte, la familia, los barrios, la evolución de la Iglesia, las modas, las primeras manifestaciones, las calles, las transformaciones urbanísticas, los monumentos, el humor, la represión, la apertura, el saludo de las libertades y un largo etcétera. Un ejercicio en el que nos hemos propuesto, una vez más, volver sobre Sevilla, pero ahora con otra mirada...
IdiomaEspañol
Editorialrdeditores
Fecha de lanzamiento20 may 2014
ISBN9788415658542
Sevilla en la retina
Autor

Joaquín Arbide

Extremeño de nacimiento (1941), pasa su infancia en Tetuán. Llega a Sevilla en 1957 y se matricula en Filosofía y Letras. Mientras hace la carrera se le abren los campos del mundo de la comunicación. Dirige el TEU, Teatro Universitario e inicia su andadura periodística en radio y prensa. En 1968 funda Tabanque y posteriormente crea su propia compañía e impone el fenómeno del café-teatro en Sevilla. Hasta que abandona el teatro en 1980 monta 125 espectáculos participando en festivales y giras por toda España y Marruecos y obteniendo premios a la mejor compañía, a la interpretación, escenografía, dirección y el Premio Nacional de Teatro. En la actividad radiofónica fue jefe de programas y servicios informativos en la Voz del Guadalquivir, presentador de programas en Radio 80 y Radio Andalucía. Dirigió la emisora municipal de Lebrija durante cuatro años. Escribe en los periódicos Pueblo, Sur-Oeste, Sevilla, Informaciones de Andalucía, Tierras del Sur, Torneo y Acción. En cine escribe y dirige cortos y mediometrajes en formato Super-8, consiguiendo premios a guión, interpretación, música y dirección. En televisión interviene en las series «Escenas del Sur», «Hecho a mano», «Espacios naturales» y «El arriate». Desde el año 2000 se dedica exclusivamente a escribir. Ha publicado Sevilla en los 60, La leyenda de Joaquín Romero Murube, Las ocurrencias de Pepe Pérez Perejil, Sevilla en los Bares, Solos ante la risa, Sevilla en los 70 y Juan Ramón Jiménez: El andaluz universal.

Relacionado con Sevilla en la retina

Libros electrónicos relacionados

Artículos relacionados

Comentarios para Sevilla en la retina

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Sevilla en la retina - Joaquín Arbide

    SEVILLA EN LA RETINA

    JOAQUÍN ARBIDE

    Con 580 fotografías originales e inéditas de

    ENRIQUE NÚÑEZ DÍAZ

    Sevilla en la retina es un recorrido histórico, periodístico y fotográfico a través de medio siglo de la ciudad de Sevilla, desde el año 1950 hasta los umbrales del siglo XXI. Con un ritmo ágil y desenfadado, pasarán ante los ojos del lector innumerables anécdotas y citas históricas de la vida sevillana.

    Un ejercicio retrospectivo tratado con unas gotas de fina ironía, con su correspondiente dosis de melancolía, cargado de recuerdos para los mayores y con los datos para los más jóvenes que no llegaron a vivir del todo aquellos años de evoluciones sociales, culturales y políticas.

    Sevilla en la retina toca todas las cuerdas de las que ha dependido la vida de una ciudad como la nuestra: la prensa, la radio, el teatro, el cine, el flamenco, la pintura, la literatura, los toros, la Semana Santa, la Feria, los tranvías, los autobuses, el deporte, la familia, los barrios, la evolución de la Iglesia, las modas, las primeras manifestaciones, las calles, las transformaciones urbanísticas, los monumentos, el humor, la represión, la apertura, el saludo de las libertades y un largo etcétera.

    Un ejercicio en el que nos hemos propuesto, una vez más, volver sobre Sevilla, pero ahora con otra mirada...

    Los 50

    Década de transcurrir tranquilo. De cines de verano y tranvías amarillos. En Sevilla no pasaba nada. Muchos de los personajes que después harían esfera en la vida cultural y pública, estudiaban en colegios e institutos. Cuando aún no habían desaparecido los patios y corrales de vecinos en Triana, iba naciendo tímidamente una barriada del arrabal: Los Remedios. De la aceituna y el barro de la Triana Alfarera, se pasaba a la construcción en La Hispano del Saeta, el avión de propulsión a chorro. Por la Feria del Prado de San Sebastián, paseaba Pepe el escocés.  Sevilla se industrializaba con cierta timidez. Por sus calles se dejaban ver los primeros Biscuter y los Isocarros. Los tranvías llegaban hasta Coria del Río.

    1/1950.- Taxi en el que vamos a iniciar el paseo por Sevilla. Estamos en la calle Amor de Dios. Al fondo se divisa la Europa. Dentro del coche, a la derecha está el taxímetro. Era una máquina que se ponía en marcha cuando se bajaba la bandera, que se ve a su izquierda, movimiento que hacía el taxista en el momento de iniciar la carrera. A partir de entonces sonaba un tic-tac, como el de los despertadores antiguos. Por una ventanilla iban saltando las cifras de la cantidad a pagar. Guardaban un cierto parecido con los contadores de la luz. También puede observarse la rejilla sobre el salpicadero, espacio en el que los taxistas han llevado siempre callejeros, libretas, justificantes, bolígrafos, un transistor, etc. En la calle puede verse un 600 aparcado a la izquierda y, sobre todo, tranquilidad y soledad... Arriba a la derecha asoma una banderola con la marca ISMA.

    La plaza de la Europa es hija de la Alameda. De ella aprendió mucho, tanto de lo bueno, como de lo malo. De día, la Europa era lugar de trajín y trabajo, pero en llegando la noche, todo se trocaba en juerga. ¿Y por qué su nombre? Cuando en 1800 el regimiento provincial regresaba a Sevilla, asistió en formación en esta plaza a una salve en acción de gracias a la virgen de la Europa, patrona de la milicia.

    2/1950.- La Puerta de Jerez vista desde el zaguán de la casa de los Guardiola. (Sobre esta casa encontrarán información en la foto 290). Una plaza solitaria en la que solo advertimos dos de los primeros autobuses que circularon por Sevilla, todavía simultaneando sus servicios con los tranvías. En el edificio de la izquierda, el de La Equitativa, esquina a San Fernando, unas vallas delatan que está en obras.

    Con motivo de la Exposición del 29, Sevilla había perdido muchas fuentes públicas a consecuencia de la implantación del servicio de aguas a los domicilios. En contrapartida, empezaron a surgir las fuentes decorativas. Entre ellas, esta de la Puerta de Jerez, conocida como fuente de Hispalis. Muy populares los angelotes que hacen pi pi sobre la fuente, lo que dio lugar a que se la conociera popularmente como la fuente de los meones. En el centro, la figura de una mujer adolescente, obra del escultor Delgado Brackembury, quien tomó como modelo a su propia hija. La mujer, sentada en un trono que lleva 11 niños colocados sobre seis tortugas juegan con un loto de grandes dimensiones. Esta fuente ha sido conocida, también, con el nombre de la Primavera. (Más curiosidades sobre esta fuente en foto 294/1981).

    3/1950.- La Puerta de Jerez, ahora vista desde la calle San Gregorio. Esta plaza ya se la conocía con este nombre en tiempos de la Reconquista. Luego se llamaría de Maese Rodrigo, fundador del colegio de Santa María de Jesús que luego sería la primera universidad de Sevilla y de la que solo conservamos la capillita. Por ello, la plaza también llegó a llamarse de la Universidad; en 1928 fue Virgen de los Reyes; con la II República, de Andalucía; en 1936 de Calvo Sotelo y después de la guerra, el pueblo sabio volvió a llamarla por su nombre original, aunque este no fuera oficial hasta pasado un tiempo. A la derecha una parada de los lujosos coches de alquiler gran turismo. Había otra en la fachada de la Telefónica en Plaza Nueva. Se ve un solo coche circulando y dos autobuses de los primeros diez que se pusieron en servicio y que popularmente eran conocidos como los diez valientes. El número 5 hacía la ruta de las rondas de entonces, con la salvedad de que entraba por el Puente de Triana, seguía por Pagés del Corro y volvía a salir por el de San Telmo para continuar el recorrido de las rondas. Una versión ampliada de los números 1 y 2 del tranvía: Plaza Nueva, Macarena, Osario.

    4/1950.- El río bajo el Puente de Triana. En tiempos de calor, los trianeros han utilizado el río como piscina de barrio. Los bañistas aprovechaban una amarra de los barcos para asirse a ella y preservar su seguridad durante el refrescante baño. La foto está hecha desde la orilla de la calle Arjona.

    5/1951.- San Juan de Aznalfarache visto desde el tranvía que hacía el recorrido Triana, San Juan, Gelves, Coria, La Puebla. Enrique hacía este recorrido porque le gustaba visitar el recinto del Cardenal Segura y cuenta cómo este impidió que la fuente de la Plaza de Cuba adquiriera mayores dimensiones para así no tapar la visión del monumento, aunque nunca llegó a verse del todo bien desde este lugar. Aquella fuente, al no verse, al no sobresalir del suelo, se convirtió en trampa para más de un automovilista que fue a dar en su fondo con el coche y con sus huesos. Según Enrique, uno de ellos pudo ser el jugador de fútbol Luis del Sol. Lo más corriente es que aparecieran los días uno de enero...

    6/1951.- La carretera Sevilla-San Juan pasaba por el puente de hierro que se conserva en la actualidad. En ella puede verse un autobús de la empresa TS, Tranvías de Sevilla". La curva sobrepasa la zona de naranjales que frecuentemente sufría las crecidas del río. La foto está hecha desde el Cerro de los Sagrados Corazones.

    7/1951.- Mismo punto fotográfico. Del fondo hacia primer término encontramos, primero el río; luego el tranvía con dos unidades cubriendo la misma línea descrita en la foto 5; la carretera; una puerta de entrada a la zona baja del recinto sagrado del Cerro; un monumento y las escalinatas de acceso a la zona alta.

    8/1953.- El 22 de noviembre, una nutrida representación del beticismo trianero se desplazaba a Utrera para presenciar el encuentro entre los locales y el Betis, quien ganó por 2 goles a cero consiguiendo así el ascenso a segunda división.

    En la fila de abajo, agachados: el segundo por la izquierda es Manolo, del desaparecido bar Los dos hermanos que estuvo en el Altozano. Aunque sevillista, estuvo allí. El siguiente es Pedro, del Corral de la Parra. A su lado Juanillo y Miguel Rayas, que fue encargado del bar de la estación de Córdoba, ambos de la calle Valladares. A continuación, Juan Núñez, hermano de Enrique. Justo encima de él, en la segunda fila, Paco, el droguero de la calle San Jacinto. En la fila superior y a la izquierda, Lorenzo, el carbonero de la calle Valladares. En la última fila, la de arriba, el segundo por la izquierda, es Rafael Blanco, quien iniciara a Enrique en esto de la fotografía. Siguiendo hacia la derecha, Luis Jiménez, de la calle San Jacinto. Manolo Moreno, Luis Vera y Pepe Muñoz todos de la calle Valladares. Por fin, arriba, en la fila más alta, encontramos a Paco Pompa, bajo la letra A de aúpa y al fotógrafo en ciernes, Enrique, bajo la letra B de Betis.

    Con esa afición, ¿cómo no iba a marcar dos goles el Betis y cómo no iba a abandonar el infierno de la tercera división?

    La foto está realizada por un fotógrafo de Utrera.

    9/1954.- La Plaza de Cuba solitaria. A la izquierda, un coche aparcado. República Argentina, vacía. A la derecha un peatón y un autobús que viene de Pagés del Corro. A observar los jardines, el semáforo y la barandilla del puente, aún levadizo. También, a la izquierda, un cartel de cine en el tronco de un árbol. Sobre el poyete que vemos a la derecha, en los años 50 y 60, un hombre bien abrigado, colocaba en las mañanas de invierno, su improvisado bar que consistía en un par de botellas de aguardiente y coñac, con su correspondiente cañita, de las que bebían, por un módico precio, los trabajadores que iban a pie de Triana a trabajar en Sevilla con su canasto de mimbre. De este modo tomaban fuerzas para cruzar el río en tan tempranas horas, defendiéndose del frío, la humedad y, con frecuencia, de una niebla que convertía la zona en escenario de misterio arrancado de cualquier película londinense.

    10/1954.- La misma plaza vista desde otro ángulo. Sólo se advierte a un motorista circulando sobre una Vespa. La fuente central con un surtidor. Al fondo la eterna estampa de Sevilla que supera el paso del tiempo. Enrique recuerda por estos años su primer viaje a Madrid.

    Conseguí hacerle una foto a la Plaza de la Cibeles sin coches.

    El espacio que ocupa esta plaza junto al río, fue en tiempos, el puerto camaronero de Triana.

    11/1955.- Un documento histórico. La primera instalación del bar Río Grande, que con el paso del tiempo llegaría a ser restaurante. Se trataba de una especie de chiringuito, con un techo de cañizo. Puede verse una banderola donde se lee el nombre del establecimiento y en el lateral el anuncio de un refresco: ...que fantástico refresco. Eso, si. Ahí estaba el incipiente negocio con su mirador abierto para disfrutar de uno de los lugares más bellos y emblemáticos de Sevilla. Ejemplo este, de cómo un gran negocio puede surgir de casi nada.

    12/1955.- Foto de infancia en la azotea de la calle Valladares, 5. En la fila de arriba, el primero por la izquierda, sentado en el pretil, es Antonio Mesa, que llegaría a ser costalero de la Esperanza de Triana y propietario en la actualidad del Bar Altozano. A su lado, Juanma, que fue vestidor de la Esperanza o viste virgen, como popularmente suele decirse, y que sucedió en tal responsabilidad a Fernando Morillo. El hombre mayor que está sentado era Juanillo, muy buena gente, que siempre estaba rodeado de chiquillos y de bromas con ellos... Un alma cándida, un hombre mayor con alma de niño, porque nunca dejó de serlo o porque no quiso dejar de serlo. Puede que se sintiera mejor entre ellos que entre los mayores... Luego están 4 nietos de Dolores, la que tenía, con su marido Juan, el puesto de chucherías en la calle Valladares. Las ventanas que se ven al fondo son de la calle San Jacinto.

    13/1956.- Domingo de Ramos. Enrique venía con su amigo Gabriel Villegas, de ver los pasos en sus templos. Tenían 17 años y pasaban por la calle San Fernando. A Gabriel le encantaban los coches. Y entonces vieron un flamante Biscuter, símbolo del incipiente desarrollismo de la época. Enrique retó a su amigo. ¿A que no eres capaz de subirte al Biscuter y te hago una foto? Gabriel se lo pensó, pero como a aquel coche no había que subir, sino simplemente sentarse, se metió, agarró el volante, Enrique hizo la foto y salieron de naja. Nunca enseñó la foto, porque se veía la matrícula del coche, SE 23785, y vaya que pudiera pasar algo. Diabluras y aventuras de los 17 años. El amigo Gabriel se aficionó a los coches y años más tarde, llegó a tener un Mini Morris.

    Esta calle de San Fernando, donde se hizo la foto, fue antiguo cauce del soterrado arroyo Tagarete que desembocaba junto a la Torre del Oro, cuya boca de salida aun puede verse. La calle data de 1757 y es el resultado de la urbanización llevada a cabo con motivo de la construcción de la Real Fábrica de Tabacos. Esta calle se ha llamado Nueva, Nueva de Tabaco, San Carlos, Real de San Carlos... Se ha pretendido que se llamara Fernando VI y Vázquez Díaz, quedándose al final, con el nombre del que está en la plaza Nueva.

    Calle siempre cargada de polémicas por el problema derivado de su ensanche. Para unos había que derribar todas las casas que ocultaban y ocultan las murallas del Alcázar; para otros había que derribar solo las que estaban en ruina y ser sustituidas por otras de nueva factura. Ahí anduvieron siempre enzarzados el Colegio de Arquitectos, la Universidad, Bellas Artes y los propietarios... Y hasta hoy...

    14/1956.- Todos los años en Semana Santa, la Armada enviaba un barco a Sevilla que atracaba junto a la Torre del Oro y cuya misión era la de iluminar con un potentísimo foco, el paso de la Esperanza por el puente en la madrugá. Suponía un bonito efecto luminotécnico también para quienes presenciaban el paso de la Virgen desde el Puente de San Telmo, lugar donde está tomada esta foto, o desde cualquiera de las dos orillas, la de Betis o Paseo de Colón. El Puente de San Telmo era todavía, lógicamente, puente levadizo. Espectacular la llegada de estas dotaciones cuando se abría el puente y los barcos hacían sonar sus sirenas.

    15/1956.- El barco atracado, visto ahora desde la orilla de Betis. También era un efecto muy bonito contemplar el contraluz del paso de la Esperanza desde la parte opuesta del Puente de Triana, donde ahora el paseo de la O. Igualmente iluminaba a la Hermandad de la O a su regreso al barrio por el Puente de San Telmo. Todo era un

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1