Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Pensamientos ambientales II: Reflexiones críticas y un tanto irreverentes
Pensamientos ambientales II: Reflexiones críticas y un tanto irreverentes
Pensamientos ambientales II: Reflexiones críticas y un tanto irreverentes
Libro electrónico126 páginas1 hora

Pensamientos ambientales II: Reflexiones críticas y un tanto irreverentes

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Este libro es un compendio de reflexiones abiertas, a veces controvertidas y, en otros, un tanto cargados de ironía y desparpajo, que invitan al lector a la indagación, el análisis y la adopción de posturas críticas y constructivas que permitan nuevas formas de entender lo ambiental.

¿Qué relación puede tener nuestro proceso de envejecimiento celular con la evolución del planeta? ¿Cómo se enlazan las posturas religiosas con el movimiento ambientalista? ¿Guarda la planeación urbana una complejidad inevitable? ¿Qué tiene que ver la física cuántica con la resiliencia de los ecosistemas? ¿Tuvo la ecología un oscuro origen? ¿Cómo el efecto mariposa y las probabilidades juegan en contra de nuestra supervivencia? ¿Es mentira el cambio climático que promulga el IPCC? ¿Es posible mezclar la desnudez del cuerpo humano con las causas ambientales?

Estas preguntas y muchas más, podrá encontrarlas en este libro; en ocasiones le ayudaremos a resolverlas pero también le dejaremos en libertad de asumir una postura propia. Ahora, léanos bajo su responsabilidad.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 abr 2017
ISBN9789588957548
Pensamientos ambientales II: Reflexiones críticas y un tanto irreverentes

Lee más de William Antonio Lozano Rivas

Relacionado con Pensamientos ambientales II

Títulos en esta serie (1)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Política pública para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Pensamientos ambientales II

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Pensamientos ambientales II - William Antonio Lozano-Rivas

    P.

    LA INMACULADA TIERRA Y LA JUVENTUD ETERNA

    William Antonio Lozano-Rivas

    Todos los que se dicen a sí mismos ecologistas o ambientalistas pecan en mayor o menor grado al ver de manera pasiva y negligentemente estática a la naturaleza. En esta obtusa perspectiva, la madre Gaia no es más que la noble exaltación de la sagrada creación y debe permanecer inviolada, inmaculada y abstraída de las perversiones contaminadoras, progresistas¹ y tecnócratas del malvado Homo Sapiens.

    Desafortunadamente, muchos románticos verdes y otros materialistas disfrazados se lucran de esta percepción ridículamente sacra y, por demás, distante de un entorno que inevitablemente está allí para ser transformado per sé. Es que si se piensa un poco, la vida no podría existir de otra manera que no fuese a través de la constante transformación de sí misma y de su entorno. Todos los seres vivos, nuestros consumos, nuestros desechos, se encuentran estrechamente ligados y producen cambios pequeños, y otros grandes, por el simple hecho de existir. Sin vida, sin energía, la tierra sería una desolada y fría roca que podría mantenerse en una eterna inmutabilidad aparente (así como nuestro hermano planeta Marte), a no ser que alguna fuerza externa la afecte.

    Así pues, la vida misma es transformadora, los ecosistemas sin alteraciones sólo pueden conseguirse en las pinturas de los artistas, en las fotografías y en otras representaciones pictóricas y sólo por un periodo limitado de tiempo antes de que los materiales que la conforman se descompongan. No quisiera afirmar que nuestra presencia en la tierra hace inevitable su destrucción, o que los humanos no podemos hacer nada por evitar el deterioro ambiental, aunque —de hecho— hacemos las cosas bastante bien a favor de nuestra destrucción y la de nuestro entorno. Lo que no comparto es la visión ingenua de esta biocenosis por siempre conservada que, como la mayoría del universo que conocemos, está regida por las leyes de la termodinámica, las cuales la condenan a pérdidas acumulativas y sucesivas de energía en beneficio de la inevitable entropía del sistema.

    Nosotros también estamos condenados a estas leyes: envejecemos y nos deterioramos de manera inevitable por más esfuerzos que hagamos y por más que consumamos productos que ofrecen quiméricos elíxires de la juventud. Aunque seamos el mejor ejemplo de la lozanía, cada día padecemos entre mil y un millón de lesiones moleculares en nuestro ADN, las cuales son reparadas casi en su totalidad por nuestra maravillosa máquina metabólica. Sólo un 0.0002% de estas fallas no pueden resarcirse y para nuestra tristeza, estos errores se van acumulando a lo largo de la vida. Las mujeres, quizá con excepción de una muy conocida diva colombiana, son más susceptibles a estos daños; esa suave y delicada piel que tanto nos atrae a los hombres, es también mucho más delgada y consecuentemente frágil, lo cual es la raíz de su vertiginoso deterioro después de los 28 años, aproximadamente.

    Es obvio que una vida sosegada y alegre, una sana alimentación y un buen dormir, entre otros hábitos, pueden retrasar y ralentizar estas odiadas consecuencias, pero la generalidad es que esta trampa de la naturaleza o golpe de escena, como denominaba Schopenhauer a la belleza que entraña per sé la juventud en la mujer entre los 18 y los 28 años, se agota rápidamente a la par de su periodo de mayor fertilidad biológica.

    Si no me cree, a pesar de que las investigaciones científicas avalan lo que le digo, compare (sin retoques digitales) el ayer y el hoy de Tom Cruise y Kelly McGillis, pareja protagonista de la afamada película Top Gun de 1986; confronte a la treintañera Brigitte Bardot, símbolo sexual de la mitad del siglo XX, con la de las fotos a sus 26 años o menos; coteje a la actual Carrie Fisher, la princesa Leia Organa de la primera trilogía de Star Wars, con sus últimas apariciones. Es más, si estos ejemplos le parecen anacrónicos para su gusto o su conocimiento, contraste a la actriz Anne Hathaway a sus dulces 25 y después de cumplir 30; o más simple aún: échele un ojo a Britney Spears y enfrente a cualquiera de ellas con ejemplos masculinos como George Clonney, Robert Downey Jr., Alejandro Fernández, Matthew McConaughey, Bradley Cooper, entre otros, y juzgue usted sus procesos de envejecimiento. Pero rematemos este breve escrito con lo que nos

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1