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Guía práctica de medicina china: La antigua sabiduría oriental de los cinco elementos aplicada a la vida diaria
Guía práctica de medicina china: La antigua sabiduría oriental de los cinco elementos aplicada a la vida diaria
Guía práctica de medicina china: La antigua sabiduría oriental de los cinco elementos aplicada a la vida diaria
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Guía práctica de medicina china: La antigua sabiduría oriental de los cinco elementos aplicada a la vida diaria

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Según la medicina china, la salud y el equilibrio dependen de las relaciones que mantenemos con el mundo que nos rodea. Este libro nos invita a entrar en el laberinto del pensamiento chino y extraer nuevos recursos para el bienestar y la salud.

Se trata de una obra precisa, práctica y amena. En primer lugar, presenta con gran claridad las nociones, a menudo imprecisas, de la energía, del Yin y el Yang y, sobre todo, de los cinco elementos de la medicina y la psicología chinas. A continuación, nos propone descubrir, gracias a un sencillo test de 40 preguntas y al estudio de la mano, a qué elemento estamos más íntimamente vinculados.

Por último, ofrece medios naturales y eficaces para armonizarnos con los elementos: acupuntura, masajes, alimentación, fitoterapia, aceites esenciales, elixires florales, ejercicios, respiraciones y visualizaciones de Qi Gong.

La lectura de esta guía le permitirá:

*Valorar la naturaleza como un reflejo del funcionamiento interior del ser humano.
*Conocer todas las aplicaciones médicas del pensamiento chino.
*Aplicar los principios de la filosofía médica china para alcanzar la armonía plena.
*Averiguar a qué elemento natural pertenece usted, a través de un test de 40 preguntas.
*Descubrir las herramientas terapéuticas en función de su elemento natural.
*Saber cómo conjugar las terapias occidentales con el pensamiento oriental.
IdiomaEspañol
EditorialRobinbook
Fecha de lanzamiento15 oct 2018
ISBN9788499175447
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    Guía práctica de medicina china - Yves Réquéna

    Física.

    Capítulo 1

    LOS CINCO ELEMENTOS

    Y LA MEDICINA CHINA

    La medicina china, al contrario de lo que a menudo creemos en occidente, no se limita a la acupuntura. Mejor aún: para tratar ciertas enfermedades, este enfoque terapéutico no es prioritario a los ojos de los médicos chinos. La medicina china es como un animal mítico con varios tentáculos. Está hecha de múltiples disciplinas independientes y a la vez complementarias. Las terapias más corrientes y más conocidas son la acupuntura, la dietética, la fitoterapia (complementada por una farmacopea basada en productos minerales y animales), los masajes, las manipulaciones vertebrales y la gimnasia energética (el Qi Gong).

    A esto debemos añadir una aproximación astrológica al caso médico y una aproximación psicológica a través del estudio de la morfología y del carácter.

    Pero en realidad, la medicina china es infinitamente más extensa. Hasta tal punto que en China pocos médicos son competentes en todas estas ramas. Más frecuentemente, son especialistas en algunas disciplinas: la acupuntura y la fitoterapia, o los masajes y las manipulaciones vertebrales. El Qi Gong constituye una disciplina aparte, practicada por terapeutas especialistas. Incluso existen ser vicios hospitalarios que tratan únicamente con los ejercicios de Qi Gong. Sin embargo, lo ideal sería que cada enfermo pudiera beneficiarse de todas las disciplinas a la vez para aprovechar los diferentes niveles de intervención y su extraordinaria sinergia terapéutica. Algunos podrían preguntarse en qué idioma se comunican entre sí todos estos especialistas. ¡Su idioma, el que les permite sentarse juntos a la cabecera de los pacientes, es justamente el lenguaje de los cinco elementos! Porque todas estas disciplinas proceden del mismo sistema, de la misma concepción ancestral del hombre y de la naturaleza en la cual vive. Se necesitarían varios volúmenes, muy densos y muy bien provistos, para abarcar este extenso panorama terapéutico. Simplemente rozaremos aquí el tema, presentando las terapias que son el objeto de consejos específicos en los capítulos siguientes.

    LA ACUPUNTURA

    En la acupuntura, el sistema de referencia más empleado para el diagnóstico y el tratamiento es el de los cinco elementos. Todas las leyes de generación y de control que rigen las relaciones entre los órganos se utilizan para buscar el culpable: el órgano responsable del origen del desequilibrio.

    Así, cuando el hígado presenta señales de debilidad porque su madre, el riñón, no lo nutre, se deberá tonificar la energía del riñón. Pero si este mismo hígado es débil porque el pulmón lo domina de forma exagerada, habrá que dispersar la energía del pulmón. En ambos casos, como al mismo hígado le cuesta resistir a esos desequilibrios, habrá que apoyarle.

    Para esto, el médico actúa por mediación de los puntos de acupuntura, que estimulará de forma diferente según si desea tonificar la energía o dispersarla. Además, cada meridiano de acupuntura posee un punto de tonificación y un punto de dispersión por mediación de los cuales el médico puede actuar. Por último, los doce meridianos principales son portadores de puntos correspondientes a cada elemento o a cada estación.

    Un amplio juego de correspondencias

    Más allá de esta intervención directa, los acupuntores, además, tienen a su disposición todo un juego de correspondencias provenientes justamente del sistema de los cinco elementos. Porque, al igual que un órgano está relacionado con cada elemento, de la misma manera lo están vegetales, animales, colores, funciones, emociones, sabores... Por este motivo, como si se tejiera una telaraña gigantesca, se establecen redes de correspondencia entre diferentes cosas conectadas con el mismo elemento. Por ejemplo, el elemento Madera corresponde al hígado y a la vesícula; pero también corresponde a los músculos, a la ira, a la vista, al color verde, al sabor ácido, al pollo... Así una misma causa exterior, susceptible de perturbar el elemento Madera, puede provocar trastornos digestivos, irritación, migrañas (el meridiano de la vesícula biliar pasa por las sienes), disminución de la vista... Por otro lado, para mejorar la vista, cuidamos el hígado y su energía. Por esta razón, el médico chino, antes de practicar una sesión de acupuntura, se interesa por una infinidad de detalles, de comportamientos, de manifestaciones..., aparentemente sin relación entre sí ni con los síntomas que presenta su paciente. Para él, es una forma de viajar en el interior de la telaraña, para captar toda su sutileza. Después, se esfuerza en determinar cuál es la asociación lógica entre estas diferentes señales. De este modo, para la medicina china, las alergias, las reglas dolorosas, las piernas pesadas, la irritabilidad, la ansiedad, la espasmofilia... proceden del mismo mecanismo: un desequilibrio del hígado por exceso de su Yang. Reequilibrar el conjunto de los síntomas pasa entonces por una estrategia única: dispersar, relajar, drenar el hígado.

    LAS MOXAS

    Directamente procedente de la acupuntura, el método de las moxas consiste en calentar los puntos situados a lo largo de los meridianos de energía, en vez de poner las agujas. Tradicionalmente, este método formaba parte íntegra de la acupuntura. Por cierto, la palabra acupuntura en chino se traduce literalmente por «aguja y fuego». Desgraciadamente, cuando este término fue importado a Francia, los primeros traductores sólo conservaron la idea de «puntura». A causa de esto, la idea de cauterizar, de calentar los puntos, desapareció por el camino.

    Sin embargo, en la consulta de un acupuntor, a menudo se siente un olor muy característico: es la combustión de la artemisa, esta hierba de San Juan, utilizada para calentar los puntos. Los médicos chinos practican diferentes formas: pueden calentar directamente una zona determinada acercando lo más posible a la piel, sin quemarla por supuesto, una pequeña barra de artemisa cuya extremidad es incandescente; pueden también calentar la aguja, encendiendo un trozo pequeño de artemisa que ponen en la punta de la aguja. La artemisa posee una acción global sobre el organismo. También se puede colocar esta hierba sobre sal gruesa o una rodaja de jengibre, y aplicarla encima del ombligo del paciente.

    Automedicación al estilo chino...

    La tradición médica china tiene tanto respeto por la poderosa acción de este método de estimulación de los puntos por el calor que dio nacimiento a este aforismo: «Como la mujer sostiene la mitad del Cielo, las moxas alivian la mitad de las enfermedades».Con el transcurso de los siglos, las moxas llegaron a ser cada vez más populares, ya que este método es relativamente fácil de aplicar a uno mismo, como automedicación. Al principio, los acupuntores enseñaban a sus pacientes los puntos que calentar. Así, solos o con la ayuda de algún familiar, podían continuar en casa el trabajo empezado por el acupuntor.

    Luego la tradición popular se apoderó de esta práctica que se transmitió de padre a hijo, de madre a hija, de generación en generación ². Este éxito no fue menor en Japón. Además, el mismo término de moxa viene de una palabra japonesa, que significa «hierba para quemar». En los próximos capítulos dedicados a cada uno de los elementos indicaremos puntos sencillos que permiten regular a fondo la energía de los órganos y entrañas correspondientes a los cinco elementos.

    LOS MASAJES

    Se pueden masajear estos mismos puntos. La tradición del masaje chino es muy rica. Para designarla, se utiliza el término de Tui Na. Esta tradición se propagó extensamente por toda Asia, y particularmente en Japón, donde se desarrollaron el Shi Do In y el Shia Tsu.

    En ciertos lugares del cuerpo, especialmente en la espalda y encima del torso, hay puntos reflejos en que el acupuntor puede colocar la aguja, calentar con las moxas o masajear. Es bueno conocer las zonas y aprender a hacerse un automasaje de forma regular para reequilibrar las funciones correspondientes, que son doce en total, como los doce meridianos principales. Un ejemplo: el corazón. Se estimulará mejor en verano haciendo un masaje de los puntos correspondientes.

    Además, se podrá palpar todo el recorrido que sigue el meridiano del corazón par «deshacer los nudos» haciendo un masaje más profundo de las zonas contraídas o anudadas. Es el principio básico del Do In. Encima del abdomen, también hay zonas reflejas donde se proyectan todos los órganos del cuerpo: palpar estas zonas, sentir los nudos, presionar a fondo, relajar suavemente, girar..., son otras muchas formas de armonizar y de regular el funcionamiento de los órganos correspondientes. Por último, cada órgano se proyecta en unas zonas reflejas específicas relacionadas con los órganos sensoriales: los ojos, la lengua, la nariz, las orejas, pero también el rostro, las manos y los pies, donde la piel es particularmente sensible.

    ¡Claro está, es difícil hacer un masaje de los ojos y de la lengua! Pero se pueden masajear todas las otras zonas eligiendo los puntos reflejos correspondientes a las funciones y a los órganos que deseamos equilibrar.

    LA FITOTERAPIA CHINA

    La farmacopea china es de una gran riqueza. ¡Cuenta con más de 20.000 hierbas medicinales! Desgraciadamente, estas plantas pertenecen a una flora que no crece en nuestros climas. Sin embargo, hoy en día, es posible sacar provecho de esta extraordinaria ciencia de la fitoterapia, especialmente aplicando los métodos chinos de clasificación a las plantas occidentales. Desde la Antigüedad, los conocimientos tradicionales sobre las plantas se acumularon en China sin jamás ser relegados... Ni siquiera la irrupción de la medicina occidental en el paisaje terapéutico chino mermó su prestigio. Es como si, en Francia, el conocimiento de las mujeres y de los campesinos hubiese permanecido vivo, valorado, ordenado sin discriminación al lado de las técnicas medicinales más modernas; como si los herbolarios tradicionales continuasen existiendo; como si los mismos farmacéuticos fuesen aún boticarios con un conocimiento profundo de las plantas, y supieran reconocerlas y asociarlas para elaborar preparaciones magistrales perfeccionadas desde hace más de 3.000 años; como si estos conocimientos no hubiesen desaparecido, y hubiesen sido conservados y compilados en enciclopedias especializadas.

    Las reticencias del mundo occidental

    En China existen volúmenes enteros de fórmulas de fitoterapia para tratar las enfermedades de la piel, las enfermedades digestivas, las enfermedades de la mujer..., e incluso para aliviar o mejorar algunos cánceres. Estos libros rara vez se traducen en Europa, pero sí en Estados Unidos. A partir de esta literatura se emprendieron investigaciones acerca de ciertas plantas chinas al otro lado del Atlántico, la mayoría de las veces con éxito. Así se averiguó la eficacia de una cucurbitácea para estimular la inmunología en el caso del sida. Sin embargo, el continente americano, más aún que su vecino europeo, conserva sólidas resistencias. Una pequeña historia lo atestigua; la de una visita al Consejo de la Orden de los Farmacéuticos de Quebec, hace dieciséis años. Es verdad que en aquel tiempo el interés por las plantas todavía no se había desarrollado en el continente norteamericano. Éramos un equipo compuesto por el director de un laboratorio francés de fitoterapia, su consejero científico, catedrático en farmacia y un médico fitoterapeuta. El laboratorio deseaba obtener la autorización para comercializar productos basados en plantas en Quebec. El presidente del Con sejo de la Orden consintió en recibirnos sólo en presencia de su abogado. Manifestó una desconfianza extrema. Se preguntaba visiblemente quiénes eran estos diablos franceses que querían exportar el «polvo de la Madre Celestina» a su país.

    ¡Cuál fue su sorpresa cuando oyeron de nuestra boca que, en esta época, los médicos en Francia prescribían plantas, en forma de preparaciones magistrales reembolsadas por la Seguridad Social, realizadas en laboratorio por farmacéuticos diplomados, formados durante sus estudios en botánica, farmacología y en fitoterapia!

    Decocciones, pastillas y comprimidos...

    En China, las plantas generalmente se prescriben bajo su forma natural. La galénica no se desarrolló mucho allí. La galénica toma su nombre de un famoso médico griego, Galeno, que vivió en el siglo II. Se dedica a encontrar la forma de utilización (polvo, extracto, aceite esencial...) mejor adaptada para sacar el máximo partido de la eficacia de una planta en una dolencia determinada.

    Los médicos chinos prescriben mezclas de plantas secas (hojas, flores, tallos raíces...), que el paciente hace preparar por un farmacéutico y que utiliza la mayoría de las veces en decocción. También existen extractos secos de plantas, vendidos en polvo o en pastillas y comprimidos que reproducen las fórmulas más conocidas, las que han demostrado su eficacia contra la hipertensión, las reglas dolorosas, las sofocaciones, las bronquitis, los dolores de estómago, la impotencia... Estas pastillas se venden en las farmacias de todas las grandes ciudades de China. Pero los chinos prácticamente no conocen las formas galénicas occidentales: el uso de las tinturas madres, los modos de extracción de los aceites esenciales, los elixires florales... Todos tendríamos mucho que ganar compartiendo nuestros conocimientos médicos y terapéuticos.

    Una historia de sabor

    Es de imaginar: en la farmacopea china, las plantas están clasificadas según los cinco elementos. Corresponden, como los alimentos, a los cinco sabores: el ácido, el amargo, el dulce, el picante y el salado. Cada sabor actúa con prioridad sobre uno de los cinco órganos, en relación con el elemento correspondiente. El sabor ácido está relacionado con la Madera, el amargo con el Fuego, el dulce con la Tierra, el picante con el Metal, y el salado con el Agua. El sistema en rea lidad es más complejo y más refinado, pues cada sabor actúa también sobre los otros órganos, pero en una tonalidad diferente. El sabor ácido es depurativo, laxante, tonifica el hígado y retrae el corazón y los vasos. El sabor amargo es depurativo, laxante, astringente, tonifica el corazón, «seca» la humedad del páncreas, tonifica el riñón y el pulmón. El sabor dulce es sudorífero, diluyente y relajante, tonifica el páncreas y relaja el corazón. El sabor acre o picante es sudorífero y diluyente, humedece el riñón y tonifica el hígado y el pulmón. El sabor salado es astringente, laxante, flexibiliza y relaja el corazón y el

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