Historia de pecadores y sacrificios

Por María del Carmen Rodriguez Ibarra

Este es
un libro escrito por una pecadora que no se sacrifica para nada. Contiene
historias de y para pecadores. Los relatos no tienen moraleja, enseñanza ni
nada parecido, su único objetivo es una lectura divertida y hasta
reflexiva.

Se dice que Adán y Eva, ofendieron a Dios al desobedecer. Por lo que nos
condenaron a una vida de trabajo, sufrimiento, dolor y muerte. La culpa
consecuente del pecadillo, nos lleva en algunos casos, a rectificar, purgar o
incluso a inmolarnos en distintas formas.

"Hay personas que, como ella, disfrutan narrando pecados, contando
detalles que amplifican situaciones absurdas que suceden en privado... en
algunas ocasiones nos deja un gusto amargo y en otras, asoman sonrisas y
hasta estallan carcajadas". Elena de Hoyos, poeta.

En estos relatos usted tal vez se encuentre, o no. Vera la paja en el ojo
ajeno o le golpeara la viga en el suyo. De cualquier forma, ríase,
reflexiones y disfrute. Tiene el libre albedrio, para recibir el regalo divino,
o sacrificarse.

• Idioma: Español
• Editorial: GRP
• Fecha de lanzamiento: 1 mar 2016

Vista previa del libro

© María del Carmen Rodríguez

© Grupo Rodrigo Porrúa Ediciones, S.A. de C.V.

Rio Tiber No. 99, interior 103, Col. Cuauhtémoc

C.P. 06500, Del. Cuauhtémoc

México, Distrito Federal

(55) 6638 6857

5293 0170

[e-mail]

1a. Edición, mayo 2016

ISBN: 978-607-84660-7-8

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio

sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales

Características tipográficas y de edición

Todos los derechos conforme a la ley

Responsable de la edición: Rodrigo Porrúa del Villar

Corrección ortotipográfica y de estilo: Graciela de la Luz Frisbie y Rodríguez /

Rodolfo Perea Monroy

Diseño de portada: Gonzalo Gabriel Muñoz Morales

Diseño editorial: Grupo Rodrigo Porrúa

Agradecimientos

Gracias a Israel, las transformaciones

del amor y la paciencia han logrado juntarnos,

siendo ambos aguas turbulentas.

A mis hijas, a través de los años he reaprendido

con ellas mil veces el valor de lo verdadero.

A mi hermana Dolores, la segunda madre

de la familia por su eterno espíritu de lucha.

A Citlali Ferrer, directora de la

Escuela de Escritores Ricardo Garibay, de la

Secretaria de Cultura del Estado de Morelos.

A la poeta y maestra que enseña

a desobedecer,Elena de Hoyos,

por ayudarme a reencontrar mi voz.

Al grupo de los viernes. Extraño sus notas

en mis textos, aprendí mucho de ellos.

Ojalá volvamos...

PRÓLOGO

Podría decirse que este libro, es un delicioso atentado al pudor y las buenas costumbres, que la escritora disfruta, cuando a golpes de indiscreción, se derrumban el pudor y la vergüenza, en sus ya indefensos lectores.

Hay personas que, como ella, disfrutan narrando pecados, contando detalles que amplifican situaciones absurdas que suceden en privado. Es como si la escritora de este libro, hubiera hurgado en los cajones secretos de 14 vidas, descubriendo en sus personajes, aquello que no solo no se atreven a reconocer, sino que ni siquiera sabían que guardaban.

Cada uno de estos 14 relatos que se agrupan en tres partes, nos atañen de alguna manera muy personal. Desde las culpas infantiles por deseos inconfesos, pasando por los atrevimientos que nos permitimos en los juegos de adultos y también la dolorosa expiación de culpas, en donde se trasluce cierto placer perverso y se encuentra alivio al dolor.

Aprendemos, oh sí, aprendemos en pellejos ajenos, gracias a la temeridad con la que María del Carmen Rodríguez Ibarra, irrumpe en las vidas privadas de sus personajes, así como también en las nuestras. Ningún lector o lectora podrá negar haberse encontrado, por lo menos en un par de las situaciones que aparecen en los relatos.

Aguda escritura en la que se hace gala del sentido del humor y la inteligencia, en algunas ocasiones nos deja un gusto amargo y en otras, asoman sonrisas y hasta estallan carcajadas.

Al terminar la lectura de este libro, nos queda la sensación de haber irrumpido en camas desconocidas, descubriendo nuevos horizontes en la propia.

Elena de Hoyos

I. Pecadores en grande

Ante Dios y ante los hombres

Practico un deporte extremo: ser infiel. Es un secreto, pero Dios, Buda, Jehová, o como se llame, lo sabe. Tú y yo, amantes en las narices de los demás y ni siquiera lo sospechan. Somos estrategas capacitados para dar asesoría en el tema, desde planear la manera de hacer que coincidan los horarios, inventar eventos o actividades inusuales, hasta abrir un chat secreto, aunque por precaución lo borramos. En ocasiones, nos hemos preguntado por qué arriesgamos todo reviviendo un vínculo que, víctima de la distancia, se rompió hace años.

Al terminar la carrera, nos tocó hacer el servicio social en distintos lugares, la tecnología no estaba de nuestro lado; las pocas veces que nos comunicamos, se hacía evidente el alejamiento. Aunque nos extrañábamos, debíamos seguir nuestras vidas, sin hablarlo terminamos la relación; yo me fui a otro país para hacer un posgrado y no volvimos a vernos. Por ahí me enteré que vivías en unión libre; yo me casé de blanco en boda rimbombante. Nos llegaron los hijos, la casa a pagar en muchos años, el auto a crédito y demás compromisos inherentes.

Hace un año, en una fiesta reconocí tu cara. Te acompañaba tu mujer, como siempre la llamas, en brazos llevabas a tu hijo menor. Pensé que no me habías visto, pero al cruzar miradas, sonreíste. Dudé si era conmigo, hasta que te levantaste para ir a mi mesa. Después de las presentaciones y saludos correspondientes, me sacaste a bailar, era un pretexto para ir hasta el otro extremo del salón. Conversamos un poco, dentro de mí crecía una deliciosa inquietud, entonces me pediste mi número de celular y lo grabaste en el tuyo. Te dije que me marcaras para que quedara registrado, en cambio me lo anotaste en el brazo, bajo la manga del vestido. El contacto de tus dedos, la punta del bolígrafo, tu fragancia, me encendieron; quedamos de vernos para tomar