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El Cuerpo Un Espacio Pedagógico
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El Cuerpo Un Espacio Pedagógico

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Los sistemas pedaggicos continan en crisis. Una crisis humana que amenaza con nunca acabar. En esta obra, se argumenta, que una de las razones principales de las crisis educativas se debe a que los procesos pedaggicos han centrado la atencin en el desarrollo cognoscitivo, principalmente, y han dejado de lado al cuerpo y sus emociones. La pedagoga de lo corporal propuesta por el Dr. Sergio Lpez Ramos, muestra un camino esperanzador y encausa a la educacin al aprendizaje por medio del cuerpo, concibindolo como un espacio en donde el individuo tiene posibilidades de construir nuevas formas de vivir en armona consigo mismo y con los otros. Para que el ser humano alcance una mejor calidad de vida en esta poca global y postmoderna. La autora incursiona en la pedagoga de lo corporal del Dr. Lpez Ramos con la metodologa de historia de las ideas y logra exponer la propuesta de abrigar una nueva epistemologa del cuerpo y las emociones en los procesos educativos.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento12 jul 2012
ISBN9781463330149
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    El Cuerpo Un Espacio Pedagógico - Norma Delia Durán Amavizca

    El cuerpo un  

     espacio pedagógico

    Norma Delia Durán Amavizca

    Copyright © 2012 por .

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    ventas@palibrio.com

    408554

    Contents

    AGRADECIMIENTOS

    INTRODUCCIÓN

    CAPÍTULO I

    LAS IDEAS PSICOLÓGICAS DE  

     SERGIO LÓPEZ RAMOS

    CAPÍTULO II

    PRELUDIO PARA LOS CUERPOS NO NACIDOS ASOMBRARSE, INDIGNARSE Y ENAMORARSE

    CAPÍTULO III

    ANTECEDENTES A UN NUEVO CONCEPTO DE CUERPO. LA ENSEÑANZA DE LOS MAESTROS

    CAPÍTULO IV

    EL CUERPO EN UNIDAD Y SU CONSTRUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA DESDE LAS EMOCIONES

    CAPÍTULO V

    UNA PEDAGOGÍA DE LO CORPORAL  

     PARA LOS PSICÓLOGOS. SU CONTEXTO

    CONCLUSIONES

    BIBLIOGRAFÍA GENERAL

    ANEXOS

    BIBLIOGRAFIA DE SERGIO LÓPEZ RAMOS (ACTUALIZADA)

    Endnotes

    A todos aquellos que se hayan

    percatado de su cuerpo

    Una vida

    Camina con la cabeza gacha

    Luego se pone a ver el futuro

    Se deprime

    Pero el corazón se niega a morir

    En un día cualquiera

    Despierta sabiendo que la vida

    Esta en su corazón

    y es la única que puede salvarlo

    de volver a reencarnar

    La vida

    Cuando la Tierra se mueve, siento mis pies

    Después me veo en ella y recuerdo que llevo la vida

    En mi interior

    Esa vida me interesa

    De ella parto

    Para saber que existen otros,

    Los no nacidos.

    Sergio López Ramos

    AGRADECIMIENTOS

    Agradezco a la vida, a mi cuerpo y

    a la sociedad en la que vivo,

    el haber aprendido a leer y a escribir.

    A la UNAM, quien a través del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación (IISUE), me proporcionó la oportunidad de llegar a un pensamiento plural tan necesario en estos tiempos, al dar cabida al conocimiento universal que traspasa los límites de la racionalidad para incursionar en temas de lo corporal y la espiritualidad. A la venia que me otorgó el Dr. Sergio López Ramos para hacer historia de sus ideas, es de reconocer que su obra es extensa y lo que este trabajo abarca es sólo una vertiente de su pensamiento en lo relativo a la psicología y a la pedagogía y su filosofía para vivir. Quedarán por ser analizadas e interpretadas las ideas vertidas a través de la poesía, la literatura, el cuento y algunos temas de ensayos y sus posturas acerca del trabajo espiritual. Un agradecimiento especial a los psicólogos que permitieron ser entrevistados, por lo valioso de sus testimonios.

    INTRODUCCIÓN

    A finales de los años setenta, Jesús Palacios en su libro La cuestión Escolar escribía, que las diferentes corrientes pedagógicas no habían ayudado a salir a la educación escolar de una crisis permanente a todos los niveles del sistema educativo y que, las dimensiones de dicha crisis, superaban las fronteras de los diferentes países. Para entonces, Jesús Palacios, decía:

    Que la escuela está en crisis es una evidencia que se impone constantemente. […] En todos [los] niveles hay ‘algo que no funciona’: de un año para otro los problemas son mayores y más complejos, las contradicciones se acumulan, las dificultades de todo tipo aumentan. La escuela actual—entendida, insistimos, como el conjunto de instituciones y niveles de enseñanza- se nos aparece cada vez más como un noble edificio antiguo cuyos cimientos se resquebrajan, cuyas paredes se agrietan y cuyas tejas se van poco a poco desmoronando.¹

    A la distancia, podemos ver que la cita anterior, parece que hubiera sido escrita ayer. Los sistemas pedagógicos continúan en crisis. Una crisis que amenaza con nunca acabar. Esto se debe a que las crisis por las que ha pasado la educación van a la par con las crisis del desarrollo humano, porque la sociedad capitalista acostumbra a manifestar crisis periódicas.² Que haya crisis en los sistemas capitalistas, por los altibajos de la economía, no es la sorpresa, lo que sí, es que cada vez sus manifestaciones son más amplias, profundas y cada una posee su peculiaridad encaminada a niveles de deterioro humano que resultan difíciles de entender y que requieren una gran penetración del pensamiento para ser comprendidas. Pero más específicamente para comprender la crisis humana, el vínculo se remonta al momento de aparición de la masificación y, puntualmente, del totalitarismo, al entrar en un periodo especialmente difícil el principio fundacional de la modernidad. Ese principio fundacional es el dogma de que la subjetividad libre, es absoluta en la capacidad de generar un mundo racional y que al final, en virtud de su misma racionalidad, llegó a autolimitarse. En ese periodo, aparecieron propuestas pedagógicas en donde el concepto de aprendizaje se genera desde esa raíz del ideal educativo en donde lo obvio necesita ser reiterado. No puede haber educación sin aprendizaje. Aprendizaje es la condición necesaria, aunque no suficiente, de todo proceso educativo. Así nacen pedagogías como la llamada Escuela Nueva conocida, también, como escuela activa, la cual surge ante una reacción a la escuela tradicional y a las relaciones sociales que imperaban desde el siglo XVII. Se constituye como una propuesta educativa de nuevo perfil. Porque al finalizar la primera Guerra Mundial, en la educación se cifró la esperanza de paz. Además, fundamentó gran parte de sus planteamientos en la psicología del desarrollo infantil que privilegia la memoria intelectual para favorecer el aprendizaje. Los pedagogos de la escuela nueva fueron influidos por un fuerte deseo de paz y concibieron a la educación como el medio más ambicioso para fomentar la comprensión entre los hombres y entre las naciones así como, la solidaridad humana. Esperaban desarrollar el amor fraternal sin importar diferencias de nacionalidad, de tipo étnico o cultural. Aguardaban que esta pedagogía, impusiera el impulso de vida frente al instinto de muerte. Que pudieran resolverse pacíficamente los conflictos entre las naciones y los grupos sociales. La propuesta era la de formar a los individuos para la paz, la comprensión y la solidaridad, combatiendo los vicios de la educación tradicional tales como: la pasividad, el intelectualismo, el autoritarismo docente, la superficialidad, el enciclopedismo y el verbalismo. Propusieron roles activos tanto para el docente, como para los alumnos, dirigidos por el autogobierno. Posterior a esta propuesta surge una corriente de la educación conductual basada en la psicología de Skinner que se centró en las relaciones funcionales que establecen los organismos, en este caso, también, los seres humanos con su ambiente en relación con la ley de causa y efecto. A partir de los años setenta, se comienza a hablar de una crisis del conductismo que hizo que los sistemas educativos voltearan a la psicología cognitiva que había asomado la cabeza a mediados de los años cincuenta. Así, a partir de principios de los años ochenta las tendencias cognitivas en su conjunto han influido para entender los procesos mentales implicados en la adquisición del conocimiento y por lo tanto del aprendizaje en la escuela, hasta la fecha. Su diversidad teórica y metodológica ha sido un punto fundamental para argumentar estudios que van desde como conoce una célula nerviosa, hasta cómo lo hace la red neuronal. Desde como conoce un individuo, hasta como conocen los grupos sociales, en donde el lenguaje, la organización social y la cultura juegan roles fundamentales. A mediados de los años cincuenta, un conjunto de investigadores filósofos, lingüistas, psicólogos, entre, sociólogos y neurocientíficos, descubrieron que tenían un interés común en un conjunto de premisas encaminadas todas hacia la interpretación del funcionamiento del cerebro y cuál es la naturaleza de la inteligencia. Se dedicaron a definir los mecanismos biológicos y matemáticos que apoyan esta actividad. Algunos, se preocuparon por la injerencia del rol del medio ambiente cultural, físico y social en el proceso de adquisición de conocimiento. Y otros, como los psicólogos, se centraron en el papel del aprendizaje, la adaptación y el desarrollo en el progreso del comportamiento cognitivo en los alumnos.

    Paralelamente a estos avances en la pedagogía, llegará la escuela liberadora, para confirmar que la idealista propuesta de la Escuela Nueva no tuvo lugar en América Latina y la opresión del capitalismo era la misma opresión en la escuela. A principios de los años sesenta, el pedagogo Paulo Freire en Brasil, marcaría un avance cualitativo en las ciencias de la educación al proponer una nueva mirada acerca de la influencia de la ideología dominante en la legitimación de la diferencia entre las clases sociales y sus relaciones. La propuesta liberadora de Freire, parte de una mirada dialéctica de la cultura. Para él la cultura no solo contiene una forma de dominación, sino además las bases para que los oprimidos puedan interpretar la realidad y transformarla según sus propios intereses por medio de la concientización. Los fundamentos de esa pedagogía se basan en un proceso educativo centrado en el entorno de los alumnos. Que los educandos entiendan su propia realidad como parte de su actividad de aprendizaje los hará conscientemente libres de las opresiones del sistema. Esta pretensión se concretaba en métodos de alfabetización con palabras clave, acordes al lenguaje de la cultura a la que pertenecían los alumnos. Se esperaba que por medio de la reflexión racional, el sujeto se convirtiera en crítico de su circunstancia social para buscar la manera de revelarse o resistirse ante tales atropellos del Estado-nación y de los empresarios capitalistas que aplican su influencia por medio de la escuela. En el caso de México, por finales de los años setenta inicia la corriente de la Didáctica Crítica, que aunque simpatiza con la Escuela Nueva y la Pedagogía del Oprimido de Pablo Freire, atiende a una problemática local en la enseñanza, esto es, critica las prácticas docentes en términos de tradicionales y tecnocráticas, para proponer un cambio de actitud en el vínculo maestro-alumno, hacia una Didáctica Crítica que acusa básicamente los comportamientos docentes que se derivan de principios dogmáticos, pues no se desprenden de principios científicos, proponiendo, por último, una profesionalización del docente.

    No pueden dejar de mencionarse las pedagogías basadas en el paradigma constructivista influenciadas por la epistemología de Jean Piaget. En esta corriente pedagógica contemporánea denominada constructivismo, el estudiante construye su propio conocimiento y es responsable de su propio aprendizaje. En la actualidad, existe el convencimiento en muchos docentes y en los ministerios de educación, de que el modelo constructivista es la panacea para los problemas de la adquisición del conocimiento y, por ende, aprendizaje de saberes disciplinarios. De acuerdo a los postulados constructivistas en educación, todo aprendizaje debe empezar con ideas a priori. No importa cuán equivocadas o cuán correctas sean. Este tipo de ideas preconcebidas resultan el recurso que el docente necesita para impulsar, más y más al alumno hacia el acceso al conocimiento. El constructivismo parte de asegurar que el sujeto cognoscente posee sus propias estructuras de conocimiento basadas en nociones innatas previas a un conocimiento formal. El constructivismo es una epistemología, una teoría del conocimiento acerca de cómo los humanos aprenden a resolver los problemas y dilemas que su medio ambiente les presenta. Es una teoría que intenta explicar cual es la naturaleza del conocimiento humano. En palabras más burdas, es simplemente una teoría que expone cómo ponemos conocimiento en nuestras cabezas, en nuestros cerebros. En el principio de esta mirada pedagógica constructivista, se supone que el individuo construye el conocimiento con lo que tenga a su disposición en términos de creencias, nociones básicas y conocimiento formal. Sin embargo, continúa siendo el cerebro el lugar principal en donde se dan los procesos constructivos del conocimiento.

    A finales de los años ochenta, ya se anunciaba a toda voz y con un evidente regocijo la muerte de las ideologías, ante el derrumbe estrepitoso y patético del sistema soviético que dejó el campo libre al capitalismo occidental. Esa muerte de las ideologías llegó acompañada de la consagración del pragmatismo liberal y su definitiva consumación que, a la vez, terminaba con los conflictos anteriormente dominantes en el seno de la historia. Esta vez no fue una clase social, ni algún partido político los que reaccionaron. Los cuestionamientos, emergieron del seno de la educación con criterios de resistencia a esa consumación. Para responder a la atención de los efectos en lo humano, por las crisis de las ideologías y el triunfo del sistema capitalista, algunas propuestas pedagógicas basadas en la corriente de la Teoría Crítica de la Sociedad de la Escuela de Frankfurt, desde finales de los años ochenta, se han centrado en hacer que los alumnos tomen conciencia de la aguda contradicción que el capitalismo ha creado en torno a la esfera de valores tecnificados y a la esfera de valores morales en la sociedad actual, que ya no le encuentra suficiente sentido a la vida.³ Las Pedagogías Críticas que retornan a los principios de Paulo Freire, dan menor importancia al desarrollo de la inteligencia por medio de principios cognitivos y se centran en los siguientes temas: educación-escuela-sociedad; conocimiento-poder-subjetivación; institucionalización-hegemonía y vínculos, entre teóricos y prácticos. Estas corrientes no solo toman en cuenta los conflictos étnicos que suceden en el aula y la escuela, sino también el papel de la sociedad en la formación del ciudadano. Cuestionan y critican tanto a la escuela tradicional, como al enfoque tecnocrático y funcionalista de la educación y proponen una educación progresista y crítica, siendo el profesor intelectual el líder del movimiento. Estas reflexiones y cuestionamientos reiterados a las pedagogías que se desenvuelven en el ámbito capitalista, desde las teorías críticas de la enseñanza, se centran en la exaltación de la conciencia de los alumnos en su condición de inmigrantes marginados y sujetos enajenados en un sistema capitalista, en Estados Unidos, por ejemplo, por Henry Giroux y Peter McLaren, quienes han tenido un mayor impacto en América Latina.

    Es de reconocer, que en los últimos veinte años, el capitalismo se ha apropiado impune y cínicamente de todos los mercados del planeta y con ello ha logrado ejercer, sin precedentes en la historia, un poder casi unívoco, dejando a los Estados-nación fuera de la jurisprudencia económica e incluso política y con ello todo efecto normativo hacia la sociedad.⁴ Pero si reflexionamos y ahondamos, las corrientes pedagógicas que se han centrado en la crítica social para concientizar y politizar a las nuevas generaciones -tomando en cuenta que para ellas la conciencia era denunciada como interiorización de las relaciones de poder- tal es el caso, de la Teoría Critica de la Enseñanza y la Pedagogía Crítica, nacen en la posmodernidad, que arranca con una crítica al proyecto ilustrado, cuya formulación más potente se encuentra en los escritos de Adorno y Horkheimer y sobre todo con Lyotard en su libro La condición postmoderna.⁵ Una posmodernidad en medio de tiempos de un relativismo que ya desconocía la validez de los conocimientos absolutos, da por descontada la imposibilidad de reivindicar alguna modalidad de la razón. Sin embargo, esa versión, terminó por convertirse en el lugar común de una voluntad emancipadora amenazada constantemente por el arbitrio del dominio capitalista, que en el fondo animaba a la recuperación de una razón en donde todo vale y con ese lema, rescataban su buena fama o reputación. Cuyo propósito era ayudar a que los hombres pudieran liberarse de la superstición y demás tutelas análogas, en el convencimiento de que por ese camino [del nihilismo en donde todo vale] se avanzaba en la dirección de una completa emancipación de género humano.⁶ Actualmente la posmodernidad se ha convertido en una inquieta movilidad de lo fragmentario y poroso. Contiene ausencia de formas rectoras sobre el estilo y anulación de la exclusión y la diferencia que, además, se desarrollan en su seno. Ha logrado la composición paradójica entre lo heterogéneo y lo plurívoco que ha llevado a la globalización. Esta última, una dimensión planetaria de las relaciones humanas animadas por el dinamismo ilimitado e infinito entre tres componentes: el mercado, la tecnología y la violencia, acarreados por la libre circulación de capitales, crisis financieras mundiales, deslocalización de las empresas y un estado de guerra permanente.

    En los últimos veinte años se aceleró el despliegue admirablemente terrorífico de las tecnologías de la información que modificaron de repente las percepciones y el modo de habitar, atrapado en formas de virtualidad e instantaneidad del Internet. Cualquier acontecimiento por significativo o insignificante que sea, gracias a estas tecnologías que manejan lenguajes de universalización absoluta, se convierte en un acontecimiento decisivo cuya presencia se vuelve determinante y, también, fugaz; envuelto en una sombra de misterio y atravesado por la fuerza de un azar que parece cósmico. Y junto a la proliferación de esta verdadera Revolución Técnica, comenzó a manifestarse con creciente intensidad, un nuevo malestar en la cultura. Nuevas formas de inquietud de estos habitantes de un sistema globalizado, cada vez más carentes de referencia orientadora desde la pedagogía que, actualmente, se debate entre la exaltación del conocimiento cognitivo por un lado y el poder de la conciencia para analizar esta vida, esencialmente quebrada por el ensalzamiento del capitalismo. Junto a estos procesos, los países desarrollados, ahora, ricos y más allá de toda riqueza económica e impúdica en su afán consumista, estallaron en la articulación de sus prácticas sociales a partir de la proliferación de un individualismo burgués, hedonista y competitivo aderezado al consumo. Mientras que en los países que aspiran a ser capitalistas, ahora los vertederos de los desperdicios de Occidente, se fueron gestando diversas formas del rechazo, o de la resistencia, o ficciones alucinadas a las genuinas tradiciones finalmente repudiadas por la elite gobernante, que en su afán modernizador, se deshicieron de lo esencial y entraron a un proceso de destradicionalización.

    Sabemos que es posible buscar el origen del nihilismo en el cogito ergo sum descartesiano que llega a refinarse en la relación que se establece entre la nada y la mercancía. En esa búsqueda frenética por alcanzar a través del consumo incesante de objetos prometedores, la satisfacción que, nuevamente, se verá aplazada y dirigida a una carrera delirante en la que, la meta, es el vacío, [ese] hueco que nos devuelve el sonido de la nada y que nos relanza hacia una nueva experiencia de la nihilidad inherente al reino […] de las mercancías […].

    En la posmodernidad, hemos avanzado por el insensato camino de una felicidad anárquica y liberadora que utiliza la vida como campo de batalla. La crisis ya no se da entre las clases sociales como antaño lo señaló Marx y que además fue motivo de algunas revoluciones en Europa del Este y en Cuba en Latinoamérica. Ahora la crisis remite a la propia singularidad, al individuo, o cuanto más a un colectivo afectado y se traduce en un malestar social y, también, en malestar, porque me desborda a mí, en tanto individuo. Santiago López lo expresa de la siguiente manera: Mi malestar es un estar-mal conmigo mismo, pero es el malestar del querer vivir, y el querer vivir, siendo lo más mío, es, a la vez, aquello que comparto. Esta paradoja, inherente al querer vivir, es la que permite decir que la politización arranca, simultáneamente, tanto de mí como de cualquier lugar. […] Politizarse hoy sería ser consciente del propio malestar.⁸ Así, en estos tiempos de posmodernidad y globalización, la politización no pasa por la conciencia como se pretende desde las Teorías criticas de la enseñanza y la Pedagogía crítica, sino que tiene que dar un rodeo. Y ese rodeo inevitable, es el odio libre a la vida.

    Muchas veces los politizados ‘especialistas’ en la cuestión de los inmigrantes, en la antiglobalización o en lo que sea ejercen como verdaderos frenos a la politización. Desde una perspectiva más general, podríamos afirmar que la conciencia cierra el camino porque al encerrarnos en la forma individuo –el individuo como ser consciente de su malestar- nos aboca a reconocernos, a lo sumo, como enfermos. ‘Ser consciente’ es estar enfermo, ser débil, prisionero de sí mismo, con miedo al vacío. Porque la especialización de la conciencia produce, antes que nada, vacío y sensación de vació. Dicho más directamente, el malestar social es el miedo al vació causado por la movilización global. La exorcización del vacío mediante la intensificación del presente servirá como antídoto de una enfermedad que no puede curarse porque está ligada a la vida movilizada.

    En este nuevo escenario capitalista, toda acción humana implica elegir, tanto como renunciar. Porque para este hombre que actúa en la globalización sólo hay cosas de diversa utilidad para su bienestar. Por ello, en esta época se enraíza en el cuerpo, el egoísmo. Con ello se generaliza el análisis económico a todo lo no económico alcanzando al cuerpo y su espiritualidad y la forma económica del mercado, a todo el cuerpo social. Entonces se suscita el transito de la vida del mercado al mercado de la vida. Y afirmar la vida como mercado es lo que hará justamente la teoría del capital humano bajo la siguiente fórmula. Cada individuo se vuelve un empresario en sí mismo, siendo él su propio capital. La vida así, se convierte en el verdadero mercado. El individuo en tanto que conciencia, es la unidad de movilización al consumismo. La conciencia es el yo construido en un proceso de elecciones tomadas una tras otra, que termina haciendo, de esa conciencia, una marca de competencia comercial. La marca que somos, es un verdadero impulso del significado que imponen los tiempos cuyo combustible son los deseos, las sensaciones, las intolerancias, los sentimientos, las emociones desbordadas en el cuerpo. Un cuerpo, cuya vida es, actualmente, el campo de batalla en el estira y afloje, entre la realidad y los escenarios capitalistas. Y se empieza a rechazar la propia vida. Gracias al odio a la vida dejo de ser el que soy, es decir, el que lleva esta vida que odio.¹⁰

    La espiritualidad, que nos hace amar a la vida, ha mutado junto con el cuerpo, hacia imágenes teledirigidas hundiendo a varones y mujeres en una jaula de hierro, que los obliga a vivir en una realidad escindida entre progreso técnico y empobrecimiento interior. Condenados a vivir en la extrema condición de una vida sin refugio espiritual ante el descreimiento y desamparo en que los ha dejado el nihilismo.

    ¿Que pueden hacer las pedagogías que hasta hoy se han centrado en expandir la inteligencia por medio de métodos cognitivos o en su defecto, otras, concientizar a los alumnos en lo político, cuando la conciencia ha dado el giro hacia el odio por la vida? Lo más que han podido hacer es fomentar al interior del aula, diálogos en base a la acción comunicativa propuesta por Habermas, que a modo de diálogos de psicoanálisis para despertar la conciencia política, continúan centrándose en una racionalidad que no baja y toca al cuerpo.

    La pedagogía de lo corporal propuesta por el Dr. Sergio López Ramos, de la cual se ocupa esta investigación, es en la actualidad, una propuesta pedagógica que asume la mística del cuidado de la vida. Su máxima pedagógica es que se aprende con el cuerpo. Para ello, el cuerpo del ser humano, un cuerpo en unidad, es el lugar que permite construir nuevas formas de vida por medio del trabajo corporal. Este último nos liga a una experiencia mística que involucra al espíritu que habita en el cuerpo. La pedagogía de lo corporal, por principio, enseña a través del cuerpo y posteriormente se articula a la teoría. Esto significa que privilegia al cuerpo antes que a la pura cognición, a la pura razón. Con esta práctica pedagógica de lo corporal, se ha podido desmitificar el concepto de cuerpo-máquina acuñado por Descartes y se ha dado cabida al concepto de cuerpo en unidad, que con mayor justicia incluye las nociones de los órgano en el proceso de aprender y sentir, las intuiciones, la espiritualidad, las sensaciones, los sentimientos y las emociones que se despliegan en el cuerpo y en el mar de la historia de una sociedad como la mexicana golpeada por los designios de la globalización europea.

    Metodología empleada

    Para poder desentrañar los principios de esta pedagogía de lo corporal, encontramos pertinente apoyarnos en la metodología de historia de las ideas. Con esta metodología pudimos seguir paso a paso el pensamiento filosófico del Dr. Sergio López Ramos y desmontar las categorías fundamentales que conforman sus ideas para poder exponer el proceso epistemológico que siguió en la conformación del concepto central cuerpo en unidad.

    La metodología de historia de las ideas, toma en cuenta a la filosofía mexicana y por consiguiente a la latinoamericana. Parte del supuesto de que las ideas filosóficas, y para el caso que nos ocupa tanto ideas psicológicas como pedagógicas, aunque se conciban como autónomas en sus principios y desarrollo, no existen apartadas del saber social: […] pues funciona[n] como un complemento indispensable a otros campos históricos y sociales. […] Semejante posición da su sentido, y valor, a la certeza histórica de que la universalidad de la filosofía comienza por ser la solución concreta al problema urgente de un pueblo o una región [en cualquier circunstancia].¹¹ Así la metodología surgirá del proceso de reflexión sobre los materiales teóricos, todo tipo de escritos en ensayos periodísticos y académicos. Estos materiales, toman en la investigación el papel de fundamentos empíricos dominantes.¹² Fue pertinente, realizar entrevistas al propio autor intelectual de la pedagogía de lo corporal sobre su vida y conformar una biografía. También, fueron entrevistados algunos de los alumnos que ha formado este intelectual y que se encuentran en activo profesional, cuyos testimonios dan cuenta de la fuerza de la pedagogía de lo corporal. Sin embargo, para continuar con la exposición de esta metodología, será necesario hacer las siguientes acotaciones. La historia de las ideas se forma con la realidad, integrada y modificada por dichas ideas. Así las ideas encuentran su génesis en la sociedad y, como finalidad, la transformación de la misma sociedad. Se partirá del presente activo productor de historia, en la visión del cuerpo en unidad, bajo el entendido de que sus problemas y preguntas formulan el pasado y el futuro de la sociedad mexicana a partir de su propia circunstancia.

    La Historia de las Ideas cumple la función de conciencia histórica, por medio de la reconstrucción y revisión historiográfica. Incorpora ideologías y la apreciación de las situaciones sociales. Trabaja por campos epistemológicos, en donde se descubrirán categorías específicas y se expondrán sus resultados peculiares, desde los siguientes cuestionamientos: ¿qué determina a estas categorías? o ¿que es lo que estas categorías pueden determinar? Buscaremos en esas categorías la posibilidad de construir un futuro propio de atención a la salud de la población y a la formación de psicólogos en México para encontrar la pedagogía de lo corporal.¹³ Esta metodología, permitió exponer en que medida el Dr. Sergio López Ramos se auxilió de un esfuerzo historiográfico para reconstruir el pasado de las intervenciones a la salud por medio de la psicología y la atención médica del siglo XIX y cómo dicho esfuerzo fue integrado al presente; y asimismo, cómo se podrá integrar al futuro que ya se viene vislumbrando en su práctica cotidiana.¹⁴

    La metodología a seguir en esta investigación se reveló al tomar el siguiente camino: de los materiales desordenados va la investigación a la conceptuación de los mismos y, luego, vuelve de los conceptos a los materiales. Lo cual permite afirmar que la fórmula de conciliación entre teoría y textos, entre especulación y datos empíricos, no echa por tierra la idea central: los problemas medulares de la metodología no son resueltos previamente a esta investigación, sino en la realización de la misma."¹⁵

    Esta investigación se compone de V capítulos. Los Capítulos I, II, y III, se escribieron con apoyo de la reflexión de historia de las ideas, que implicó: a) preguntarse acerca de la vida de Sergio López Ramos. El contexto histórico en el que nace y dirige su vida. Para ello se elaboró una biografía y se puede conocer en el Capítulo I. Las Ideas Psicológicas de Sergio López Ramos, que permitió: b) problematizar la época con la finalidad de: c) historizar las circunstancias que lo llevaron a elaborar una pedagogía de lo corporal y de la salud. Con el procedimiento anterior se pudo constatar que las ideas de Sergio López Ramos tienen una inserción en la historia de la sociedad mexicana en donde encuentran su génesis y finalidad práctica. Son ideas que así como se forman en esa realidad social, se integran nuevamente a ella. El Capítulo II. Preludio para los cuerpos no nacidos. Asombrarse, indignarse y enamorarse. Fue elaborado con la primeras producciones periódicas del susodicho autor, en el diario Excelsior en la sección Metropolitana, de alcance nacional en México, entre los años de 1990 y 1992. De estos documentos históricos se pudieron rescatar tres categorías a las cuales hubo necesidad de darles contenido para conceptualizarlas. Estas tres categorías, constituyen el principio de su pensamiento acerca del cuerpo y sus sensaciones, a saber: asombrarse, indignarse y enamorarse, como principios de conducirse en la vida y para la vida. El Capítulo III. Antecedentes a un nuevo concepto de cuerpo. La enseñanza de los maestros. Aquí, se reconstruye un proceso de conocimiento en torno al cuerpo, donde las ideas de Sergio López Ramos se sustentan en prácticas curativas autóctonas que, de por sí, portan un bagaje de ideas las cuales sugieren al intelectual un camino a la construcción de las propias acerca del concepto de cuerpo en unidad. Este proceso porta una epistemología que lleva a nuestro intelectual a construirse como un ser haciéndose en la psicología y esta, como un saber para hacerse humanamente desde los conocimientos empíricos en la espiritualidad. Así, haciéndose y hacerse, tienen un lugar en la historia. Posteriormente, vendrá el proceso de conocimiento académico, donde, ideas se siguen de ideas históricas acerca del concepto de cuerpo para conformar el de cuerpo en unidad. Este camino recorrido en la metodología, permitió entender como se construye epistemológicamente un concepto y se elabora el siguiente Capítulo IV. El cuerpo en unidad y su construcción epistemológica desde las emociones. En este capítulo, a partir del avance de las ideas del Dr. Sergio López Ramos, se contrajo el compromiso de levantar una epistemología diferente a la expuesta desde que Descartes inauguró la modernidad. Una epistemología creada en función del cuerpo y las emociones no válida ante el deber ser, sino válida por su función ante los hechos históricos de acuerdo con principios y categorías. Así se expresa una epistemología del cuerpo y sus emociones que ha de poner a los mexicanos (al resto de Latinoamérica) en un discurso propio, que exprese sus problemas y los resuelva. Es una epistemología en la búsqueda del ser propio del cuerpo en unidad, que se enferma para resolver a final de cuentas, el amor a la vida.

    Los cuatro capítulos anteriores, constituyen el preámbulo para ingresar al tema central, expuesto en el Capítulo V. Una pedagogía de lo corporal para los psicólogos. Su contexto. En donde se puede constatar, a decir, de Horacio Cerutti,¹⁶ que las ideas, en este caso pedagógicas y psicológicas, del Dr. López Ramos, que derivan a una filosofía para vivir, son ideas encarnadas; producidas por sujetos políticos, económicos y culturales en condiciones históricas de modernidad y posmodernidad, de globalización y de modernidad líquida. Y se encontró que el cuerpo del ser social y cultural, determina las manifestaciones de la conciencia social. Así se puede constatar con entrevistas orales que las ideas acerca del cuerpo en unidad parten de la opinión cotidiana para aportarle algo (vuelven a la opinión cotidiana). Las entrevistas permitieron esclarecer eventos de la pedagogía de lo corporal mediante testimonios y relatos biográficos de psicólogos en activo formados por el Dr. Sergio López Ramos en el despliegue de sus ideas en la práctica, para lograr aproximarnos con profundidad a su trabajo con la intensión de ampliar el rango social de producción y socialización de las ideas acerca del cuerpo en unidad pero sobre todo, enseñar como cuidar la vida.

    Así, se considera el ámbito subjetivo y de identidad de esta experiencia humana en torno a la pedagogía de lo corporal, junto a la memoria de los psicólogos en el trayecto biográfico de sus relatos y de la interpretación que hacen de ese proceso colectivo respecto al cuerpo en unidad. Las entrevistas, en tanto, testimonios, permiten examinar la visión y versión de la experiencia de esos psicólogos en el ejercicio de su profesión en cuanto a la intervención de la salud de ellos mismos y de los pacientes que acuden con ellos a terapia.

    Por último, resta decir, que esta investigación se llevó a cabo con el propósito de que en el futuro, los profesionistas, de cualquier campo de las humanidades, encuentren en el trabajo del Dr. Sergio López Ramos, un ejemplo de que en nuestros países latinos, contamos con la posibilidad de pensar nuestro tiempo y respectivas problemáticas para darles una solución conforme a las necesidades que indica la cultura y nuestra forma de vivir en el cuerpo.

    CAPÍTULO I

    LAS IDEAS PSICOLÓGICAS DE  

     SERGIO LÓPEZ RAMOS

    LAS IDEAS

    Vuelves

    como la luz solar

    viva, eterna,

    cultivando lo que aún

    se mueve

    ante nuestros ojos y lo escondido.

    Nos llamaste

    a todos, después de dormir;

    después y antes del trabajo.

    Tocaste

    las puertas de la imaginación

    y fuiste más allá

    de cualquier presencia,

    para crearle

    con presente e historia propia.

    Excitaste lugares

    escondidos de la célula

    que se va para no volver.

    Las ideas

    Construidas, gota a gota…

    Las ideas…

    Sergio López Ramos¹⁷

    El saber de experiencia es a un tiempo, en el aquí y el ahora, visión y escucha en la vida cotidiana. Se incluye en la vida de los individuos con suavidad, sin forzar ningún suceso corporal como suele hacerlo el racionalismo, esa doctrina filosófica que se funda en la omnipotencia e independencia de la razón frente a otras cualidades del ser, como lo son la intuición, las emociones y la experiencia.¹⁸ El racionalismo siempre cuestiona a la experiencia y la somete a un cierto modo, autoritario o científico de mirar y de escuchar. Si el individuo se acerca a la realidad sin forzarla, el saber que la vida ofrece y que, a la vez, el individuo recibe, resulta el adecuado. Así la idea que arroja la experiencia en fluidez con la vida, puede ser transformadora y de utilidad si es recibida por el que la vive y escucha en la medida justa y conforme a la circunstancia.

    Cada época se justifica ante la historia por el encuentro de ideas que alcanzan claridad en ella, según los sucesos de los que surgen y de los hechos que les anteceden, incluso, por mediación de siglos. Las ideas se constituyen en la base de una cultura y permiten el cambio, siempre y cuando ese cambio no se separe de la vida del ser humano, quien requiere ser transformado por la unión entre él mismo y las ideas que él mismo propaga para articularse a las novedades de los tiempos sin mermar su humanidad. Pero, hasta ahora, las ideas que han antecedido a nuestra época, finales del siglo XX y ya entrados a la primera década del XXI, no han logrado transformar al individuo en cuanto a su esencia interior, la que lo caracteriza con lo más humano de su ser, ni resolver los problemas con los que se topa en la vida cotidiana en cuanto a lo cultural, lo económico, lo social, lo familiar y lo corporal, a pesar de que la época en que vivimos lo reclame a gritos. Las ideas anteriores, basadas en el racionalismo, se han impuesto, mediante el sometimiento del entendimiento humano, a los conceptos eternos y que pretenden ser universales, para dar formas vacías y fragmentadas al interior de los cuerpos de los seres humanos pues sólo los significan por su apariencia.¹⁹

    Las ideas son creadoras, desde el momento que mediante su fuerza son capaces de dar lugar a transformaciones en el ámbito humano. De mantenerse largo tiempo, dejarían de serlo. La cultura adquiere las formas concretas de las ideas desarrolladas en cada país, pero siempre que son auténticas, derivadas de los valores que se generan en ese espacio geográfico, tienen la cualidad de perfeccionar al hombre. Las ideas son también pensamiento, intelecto, razón y, cuando se desprenden del ritmo propio del acontecer humano, dejan de ser abstractas para ser experiencia formadora, derivada de un efecto de sentir continuo, de cada acto e instante del transcurso temporal de todo individuo.

    Las ideas de Sergio López Ramos se presentan como un saber de reconciliación del ser humano con sus orígenes, con el pasado y con el presente para proponer el futuro. Para restituir al hombre entre los fragmentos en que fue dividido tanto corporal, individual, como socialmente. Asimismo, para oír y ver a las epistemologías más allá de lo acostumbrado por la razón, esto es, sobre todo, con su corporalidad y su espiritualidad. Para volver a la concordia con la historia familiar y social ante las que el ser humano tanto se extraña en su sufrimiento personal. Las ideas las ha conformado a lo largo de su existencia, prácticamente desde una experiencia de vida en un saber de curación alejado del racionalismo instituido, desde los ocho años de edad, momento justo para adquirir con fluidez cualquier conocimiento. Desde entonces se inició en la curación en el camino de la espiritualidad de un Templo Trinitario Mariano y, a partir de los diez años, junto a un chaman mexicano con su propia visión acerca de la espiritualidad. Estas dos enseñanzas fueron las que definieron el criterio y la personalidad de López Ramos y llega a la academia a ejercer la profesión de psicólogo con una experiencia previa de 17 años, de 1965 a 1982, en el servicio de salud dentro de la medicina tradicional, no formal, con la construcción de su propia postura sobre la problemática de salud en México y ya, para entonces, la hipótesis de que las emociones son el principio de una enfermedad que después puede avanzar a ser crónica, comprobada en la experiencia cotidiana de esos ámbitos.

    Las ideas de este intelectual mexicano, comienzan a mostrar su inquietud en caligrafía a sus catorce años, cuando escribe en un poema llamado Las Ideas, lo que podemos considerar una búsqueda por encontrar un camino explicativo a lo que en su prematura reflexión tiene que ver con la vida del ser humano y sus posibilidades de manifestación sobre lo que experimenta. En la frescura de su adolescencia, que a pocos invita al recurso de la escritura en poesía para unir expresión y creación, en una acción de ligar la armonización íntima de los cuestionamientos de su ser con la realidad social e intelectual que lo circunda, se enfrenta a la pregunta que interroga por nuestro modo de ser, que es siempre incisiva.²⁰ Quiere saber cuáles son las cualidades y características del modo de ser de la sociedad en la que vive, que parece perder su colectividad. Y a la edad en que nos encontramos en los momentos de mayor incertidumbre, cuando las circunstancias de desesperanza o amargas en nuestra existencia se conjugan con las de otros, nos colocan frente a designaciones en donde se perfila nuestro futuro, en esa búsqueda a sus catorce años que casi siempre es íntima, escribe, también, el siguiente poema referido a la sociedad.

    SOLO GENTE

    Y se olvidó

    la palabra pueblo;

    así entre arroyos de mentiras

    así se olvidó

    la palabra.

    Sólo ví

    gente y más gente

    unas a pie y otras en coche,

    eso ví;

    pero no ví al pueblo,

    no lo ví.

    Escuché que alguien dijo: sociedad;

    palabra que suena bella,

    a la cual busqué

    entre el arroyo

    sin encontrar nada.

    Sociedad:

    palabra que suena sucia;

    sociedad y pueblo,

    los busqué

    sin encontrar nada;

    se desvanecieron,

    se olvidaron.

    Los busqué

    entre el sexo y la mañana;

    si existían las cosas que buscaba:

    pensaba y olvidaba,

    las palabras.

    Alguien gritaba: ¡Pueblo!

    y nadie contestaba.

    Entre mar de envidias

    alguien pescaba en vano

    queriendo sacar la sociedad;

    y se olvidaron las palabras

    y quedaron gentes

    a pie y en coche.

    De ahí, empezamos a escribir

    las palabras

    con gente viva,

    con fragmentos

    del Pueblo olvidado…²¹

    Sergio López Ramos, mexicano de nacimiento, oriundo de Coamiles, Nayarit,²² se crio en Mazatlán, Sinaloa, tierra que es humedecida por las cálidas aguas del Océano Pacífico y en los últimos años, humedecida por la cálida sangre de hombres y mujeres sacrificados por los conflictos de narcotraficantes. Tierra que envuelta en tantos desasosiegos, no sólo desprende ideas para los narco-corridos, sino que también logra situar a un hombre en la problemática de esa realidad social para proponer ideas para la vida, mientras otros sólo se preocupan por la muerte. Tierra enclavada en la República Mexicana, lugar éste último abarcador de un país que lo vio nacer en 1957, un hombre que de ahí en adelante luchará por su propia vida a la par que por la de los demás, mientras que unos meses antes de su nacimiento, a finales de 1956, nuestro país, veía partir del puerto de Tuxpan, Veracruz, a un grupo de guerrilleros, los conspiradores de las ideas revolucionarias hacia la isla de Cuba, Fidel Castro y Ernesto, el Che, Guevara que alcanzan la victoria por un socialismo cubano, éxito que los latinoamericanos de las clases oprimidas ven con buenos ojos y se lanzan con actividades en el mayor énfasis por el manejo intelectual del marxismo en México y en el resto de América Latina, con la esperanza de abrigar esa promesa social y, mas tarde, indirecta e irónicamente, en la consolidación del narcotráfico en México y en toda Latinoamérica.²³

    En 1957, se registra un movimiento telúrico en la ciudad de México, que con una burla fina y disimulada provocaría que el Ángel de la Independencia se desprendiera de su alto pedestal, augurando que la anhelada libertad, desde la independencia de 1810, caía por los suelos. Para finales de 1958 las luchas sindicales se desataron, las movilizaciones de maestros y las huelgas ferrocarrileras fueron reprimidas violentamente, por parte del Estado, incluso, hacia diferentes expresiones libertarias del sector obrero en general, así como en el sector de telegrafistas y algunas secciones del sindicato petrolero, éstos últimos en protesta por el letargo en la revisión de su contrato, todo ello sólo en el lapso histórico de la finalización del régimen de Ruiz Cortines. El joven intelectual cuya vida contextuamos, nace en medio de una sociedad que aun cargaba con las secuelas de las promesas de libertad incumplidas de la Independencia de 1810, de las de una Revolución, que desde 1910 había logrado incluir y contener los cacicazgos locales en torno a la institucionalización del fervor revolucionario, sometiéndolo a las decisiones presidenciales aliadas con EE. UU. ²⁴ Alianza que debilitó al Estado y minó sus más profundos cimientos de soberanía, pues cedió muchas de sus funciones y prerrogativas a los poderes del chantaje del mercado yanqui, contrarrestando las políticas que son votadas por los electores y alejando a la ciudadanía de ser el punto de referencia y árbitra de las normas políticas, y ya para 1957, el augurio del fracaso del milagro mexicano.²⁵ En el centro del país, en el estado de Morelos, el campesino Rubén Jaramillo entre los años de 1943 y 1962 (año de su muerte) pretendió llevar a cabo la justicia que no se impartía y retomar los principios de la mencionada revolución, sin éxito, pues fue asesinado por un grupo militar que llegó a arrestarlo a su casa, a pesar de sostener negociaciones directas con el presidente López Mateos. Lo cual muestra la incongruencia del gobierno con los principios revolucionarios que decía sostener aún con el compromiso constitucional del reparto de la tierra y lo acerca a lo que lo va convirtiendo en decadente frente a las necesidades básicas humanas del mexicano de sobrevivencia, y muestra la descomposición, la imperfección y el abuso de su poder.

    En lo tocante a la cultura en México, en los años cincuenta, confluyen dos movimientos significativos, por un lado, la desnacionalización que acerca al pueblo al modelo americano de vida, patrocinada por los medios masivos de comunicación, sobre todo la televisión y se da apertura a la actitud del consumismo, hasta llegar a ser considerada un atributo de la sociedad. El pasaje hacia el consumismo en la sociedad mexicana va cambiando la esencia de nuestras ganas, nuestros deseos y nuestras aspiraciones. Para algunos historiadores, la influencia norteamericana provoca que el país se incorpore a un proceso de internacionalización, la juventud mexicana se suma al malestar de la sociedad de los Estados Unidos, que de 1945 a 1960, en menos de veinte años, vive las secuelas de la Segunda Guerra Mundial y el conflicto de ese país con Vietnam, lo cual llevó a las generaciones más jóvenes a destrucciones masivas, a la muerte por suicidio, al hambre, a la frustración, a los trastornos mentales, a la pérdida de valores y también de la identidad espiritual e ingresan a una forma de protesta que se conocerá como movimiento hippie, el cual abrazará las drogas y la búsqueda de la paz.

    En México el segundo movimiento se promueve por medio de la radio, los discos, el cine y la prensa popular, reflexiona Carlos Monsiváis, se difunde un nacionalismo sentimental. De otro lado, mientras la literatura de tema nacional recurre, siguiendo a la pintura, a las técnicas universales, una parte de los filósofos aprovecha la tradición de Vasconcelos y Ramos, elevando la materia mexicana a tema universal, buscaban tener una cultura mexicana. Los jóvenes regularmente, se preocupaban por encontrar su lugar dentro de las corrientes antagónicas de la cultura, o el nacionalismo, o el universalismo.²⁶ Se vive así la disyuntiva en la cultura, por un lado en esos años la juventud es sensible al chauvinismo, pues les daba por afirmar que lo propio del país era lo mejor en cualquier aspecto, una actitud acrítica que en el fondo escondía un sentimiento de inferioridad que tenía como principal manifestación echarle la culpa a otros de los males que se encontraban en la nación. Por el otro, el acercamiento a lo universal, al modelo americano, que deseaba bienes inaccesibles y el propósito de establecer imposiciones igualitarias de creencias y conductas Por su parte la clase media, olvidadiza de las injurias nacionales, tiende a seguir, fuera de análisis y juicio, formas de existencia norteamericana.²⁷, como lo es el consumismo, mencionado más arriba, pero ampliando ahora el concepto, tenemos: un hábito fomentado por el capitalismo que adquiere la sociedad mexicana. Se incrementa con la entrada de los medios de comunicación a partir de finales de los cuarenta y los años cincuenta, con el tiempo permitirá que las relaciones humanas en la población se conviertan en bienes de consumo, la búsqueda de bienes superfluos fuera de las necesidades básicas, incrementará las actitudes de desear lo que no se puede adquirir y junto a ello desatará la exaltación del ego en algunos grupos e individuos, las envidias, las frustraciones y las competencias entre otros integrantes de la comunidad. Así la sociedad de consumidores concentra sus fuerzas en la coerción y entrenamiento desde los párvulos y durante el resto de sus vidas en el manejo de sus espíritus y deja el manejo del cuerpo en manos de los propios individuos de forma privatizada y cada vez, parece más probable que los consuelos perdidos de una existencia segura tengan que buscarse por otros medios y se entra al ámbito del consumismo. En este contexto, una sociedad de consumidores, desconoce la edad o género, también, las distinciones de clase.

    En esta carrera del consumismo, los pobres son forzados a gastar más del poco dinero que tienen, para no caer en humillaciones sociales y sentir que son el hazmerreír de los otros. Entonces, la emoción de la melancolía se apropia de los consumidores al conjugarse la siguiente fórmula en el momento de la compra: a una perturbación resultante del choque fatal entre la obligación-compulsión-adicción a elegir y la incapacidad para hacer esa elección hacia la felicidad por alcanzar que promete la mercadotecnia, se sigue un debilitamiento en los argumentos que confieren esa dicha y a medida que se debaten los consumidores en el hecho concreto de la compra, su incapacidad de llevarla a cabo se revela y deja claro que una economía orientada al consumo, promueve la malquerencia, deja sin apoyo la confianza y agudiza la sensación de inseguridad, hasta convertirse, aquella melancolía, en miedo, ese que prometía ahuyentar; ese miedo que es la causa principal del tipo de infelicidad propia de la época de los consumidores.²⁸

    Doce años antes a la

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