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Cubículo a Cuba: Del Trabajo De Oficina Al Trabajo De Mis Sueńos
Cubículo a Cuba: Del Trabajo De Oficina Al Trabajo De Mis Sueńos
Cubículo a Cuba: Del Trabajo De Oficina Al Trabajo De Mis Sueńos
Libro electrónico262 páginas2 horas

Cubículo a Cuba: Del Trabajo De Oficina Al Trabajo De Mis Sueńos

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En este libro introspectivo de crónicas de viaje, la escritora, conferencista y aventurera Heidi Siefkas comparte su transición fuera del mundo empresarial, la Tierra de los Cubículos, a la vida en la carretera a través de Cuba y más allá.

Al igual que sus libros anteriores Cuando todas las pelotas caen y Con nuevos ojos, Heidi cuenta su historia en pequeños episodios, con los pies bien puestos sobre la tierra y con una buena dosis de frescura y humor. Sí, Cubículo a Cuba no sólo te enseñará sobre Cuba, sino que te inspirará a pensar fuera del cubículo, a viajar más e incursionar en tu propia Vida 2.0, llena de aventura.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento10 jun 2018
ISBN9780997196368
Cubículo a Cuba: Del Trabajo De Oficina Al Trabajo De Mis Sueńos

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    Cubículo a Cuba - Heidi Siefkas

    aventura!

    LA TIERRA DE LOS CUBÍCULOS

    Mi vida en el sur de Florida era excelente. Me sentía saludable y amada. Tenía un empleo bien remunerado. Mi recorrido diario de quince minutos para llegar hasta mi oficina en Fort Lauderdale no era malo. El trabajo en esta empresa de nueva creación, a la que yo debía entregar mi experiencia en marketing y relaciones públicas, incluso pagaba bien.

    Sin embargo, me sentí atrapada en la Tierra de los Cubículos. Ni siquiera era una abeja obrera, era una de las jefas que dirigía un equipo de trabajadores de cubículos. Aunque mi título es en comunicaciones, yo tenía que participar en todo: presupuesto, desarrollo del negocio, recursos humanos, diseño de páginas web… y hasta colar el café.

    ¿Era eso lo que yo quería?

    Cuando trabajas en la creación de una empresa sabes que te enfrentas a un trabajo duro, mezclado con una gran probabilidad de fracaso. Dependiendo del día de la semana, el estado de ánimo del presidente o la actitud de los inversionistas, el curso de la compañía podía cambiar drásticamente de un momento a otro, sin previo aviso.

    Había empezado a trabajar con ellos un par de meses antes de mi decisión de año nuevo en Cuba. Cuando regresé a la Tierra de los Cubículos, que fue ir directo desde el aeropuerto de Miami a la oficina, me encontré con uno de esos días en que los inversionistas y el vicepresidente de operaciones estaban creativos. Querían hacer un cambio radical en la compañía y deshacernos de los mensajes de marketing, de marca y de la dirección de ventas. De más está decir que me sentí como si estuviera viviendo en una tira cómica de Dilbert. El gerente se inventó una reunión para mantenerse ocupado y delegó más trabajo para todo el equipo, que iba en un rumbo equivocado.

    El vicepresidente de operaciones - a quien yo y unos pocos apodamos Retardiendo, porque era un italiano que era un chorro de plomo - dirigió estos cambios mejor que como lo hubiera hecho el gerente de Dilbert. ¿Qué me mantuvo sana durante las largas reuniones que siguieron? Los sueños de regresar a Cuba y escapar de este infierno en la tierra: el territorio de los cubículos.

    No lo sabía en aquel entonces, pero Cuba también tiene un personaje similar a Dilbert. Le llaman Lindoro Incapaz, o Lindoro, el incapaz. A diferencia de la tira cómica de Dilbert, Lindoro Incapaz es un programa de televisión en el que el protagonista, Lindoro, es el gerente de un taller gubernamental. Un beneficio de su posición como gerente es que tiene un auto, que es propiedad del gobierno, y debe utilizarse sólo para cuestiones relacionadas con el trabajo. Por supuesto, cuando Lindoro maneja el auto recoge mujeres bonitas en el camino. Su falta de irresponsabilidad se relaciona con la poca eficiencia de su empresa, junto a la burla de sus empleados y el poco dinero que ganan todos los meses. Al igual que en Dilbert, Lindoro no es una caricatura de un solo gerente, sino la suma de muchos. ¡Estoy segura que puedes identificar alguno!

    Ya sea con Retardiendo o con otro incapaz en el cargo… ¡al diablo con la Tierra de los Cubículos!

    LA LLAMADA DEL MANÁ

    Enredada entre hojas de cálculo, calendarios editoriales y presupuestos de marketing en la Tierra de los Cubículos, recibí una llamada en la última hora de la mañana. No, no era la compañía de marketing Publishers Clearing House para decirme que había ganado millones de dólares. La llamada estaba relacionada con una oferta de trabajo en Cuba, lo que significaba que podía irme de ahí en ese mismo momento.

    La llamada vino de una amiga y ex colega. Jacqui y yo habíamos trabajado en la misma compañía de viajes, varios años atrás. Ella y su esposo René, originario de Quebec, vivían en Fort Lauderdale. Eran marineros, amantes de los viajes y gente divertida, especialmente cuando se trataba de pasarla bien tomando vino.

    Respondí al teléfono: ¡Hey! Cuánto tiempo sin verte. Con un ligero acento francés Jacqui respondió: He estado observando los viajes que has hecho. Te tengo una propuesta.

    De nuestras conversaciones en LinkedIn y en Facebook sabía que Jacqui estaba trabajando para otra agencia de viajes, fuera de La Florida. ¿Habrá escuchado algún rumor de una posición a la que me iban a proponer?

    Ella siguió diciendo: La última vez que comimos dijiste que querías trabajar en el otro lado de los viajes, con los pies en la calle, liderando las giras.

    Así mismo. Me estoy ahogando en la Tierra de los Cubículos.¿En qué estás pensando?

    "Mi agencia acaba de obtener una licencia para llevar viajes educativos a Cuba, en la categoría de pueblo a pueblo. Tú hablas español. Tú vives en el sur de la Florida. Has estado en Cuba. Empezaremos en dos semanas con nuestro viaje inaugural. Podría ser tu recorrido de entrenamiento".

    El inesperado giro de 360 grados me golpeó. No podía ni articular palabra. Mi mente de repente se cargó de innumerables preguntas y suposiciones inciertas. ¿Tenía el coraje suficiente para dejar mi trabajo, sabiendo que ni el dinero ni el estilo de vida iban a ser el mismo?

    Después de un momento de silencio, Jacqui dijo: ¿Qué te parece? ¿No crees que eres perfecta para eso? ¡Esa eres tú!.

    Te soy honesta, estoy impactada. Dentro de dos semanas es demasiado pronto. ¿Puedo pensarlo y te doy una respuesta mañana?

    "Absolutment! Llámame mañana".

    Colgué el teléfono y de inmediato le envié un mensaje de texto a mi SEC (Socio En El Crimen), Brian.

    H: ¿sería estúpido aceptar un trabajo en Cuba?

    B: ¡no, dale! :)

    Durante el resto del día yo era el paradigma de un gerente de Dilbert. Mi mente estaba ausente, hice poco o nada de trabajo. Pasé todo el tiempo yendo al baño, tomando café y reorganizando mis pegatinas. Todo lo que necesitaba era un hábito de fumar, para colmo. Eso me había hecho la trabajadora menos eficiente del día.

    Durante la noche en casa escribí mis pensamientos en las típicas tablas de pros y contras. Buscar consejo de mis padres no serviría, sabiendo que todo lo lógico señalaría mantener los beneficios del estatus quo: salario, seguro y un viaje fácil al trabajo, en los Estados Unidos.

    Sin embargo, algo me estaba llevando a la ruta ilógica. ¡Sí, mi instinto!

    Después de una llamada a Brian, una noche de insomnio y una clase de spinning en la mañana, llamé a Jacqui desde mi Honda Accord negro (también conocido como Honda Limo) en camino a la oficina. Jacqui, tomaré tu oferta para ir a Cuba. Está bien. ¿Que necesito hacer?

    ¡Bravo! Lo más importante es llenar el papeleo para nosotras.

    ¿El papeleo para nosotras?

    "Oui, oui. Yo voy contigo en el primer viaje. Recibes capacitación de nuestro gerente de gira, Enrique, mientras yo evalúo los hoteles y el programa. Ambos compartirán los viajes durante el resto del año".

    Jacqui necesitaba llamar a la oficina central, así que colgamos sin tener todos los detalles de la logística. Tenía que reorganizar algo de mi lado y necesitaba una estrategia de salida, algo más elegante que simplemente renunciar. Así que rápidamente armé un plan para que mi asistente tomara mi posición con un aumento salarial y asignarle más responsabilidades. Me tomaría una licencia sin sueldo durante una semana y media en Cuba. Entonces seguiría trabajando por dos semanas más, para hacer una transición sin problemas. Me iría sin dejar nada pendiente. ¡Estupendo!

    Antes de que terminara el día abordé al presidente de la compañía, Ted, en la sala de conferencias. ¿Podría molestarlo un momento? Lo más seguro es que pensara que yo le iba a presentar otra campaña o sugerirle cambios en la producción de un video, pero no. No anduve con rodeos.

    Le dije: Ted, se me presentó otro trabajo y lo voy a tomar; no es con un competidor. Voy a estar guiando visitas a Cuba y tendré tiempo libre para escribir. Me iré en dos semanas para mi entrenamiento, pero cuando regrese estaré disponible para facilitar la transición a mi asistente.

    Impresionado de que alguien dejara un buen salario por un sueldo de días y propinas dijo: Usted continúa sorprendiéndome, pero es nómada en su naturaleza. Tramite el papeleo con mi secretaria y su asistente. Lamento que se vaya.

    Esa llamada del Maná en realidad fue inesperada, pero los beneficios continuarían llegando. No me di cuenta entonces, pero Cuba siempre estuvo ahí para mí.

    UN AVE MARÍA DESDE CUBA

    ¿Mi primera impresión de Cuba? Yo quería saber más sobre ese país. La llamada del Maná me permitiría transformar esa sobrecarga emocional que había experimentado en mi primer viaje, para darle sentido a todo lo largo de los próximos meses (que se convirtieron en años).

    Como en todos mis viajes, escribí mis observaciones y sentimientos sobre Cuba en mi diario y tomé cientos de fotos. Sin embargo, quería compartir al menos un poco (una pequeña parte) con mi clan. Como alguien que está siempre pegada a su iPhone escribí un correo electrónico - sí, solo uno -, de Ave María. Lo hice a través de una arcaica computadora en el aeropuerto de La Habana.

    Asunto: Ave María desde Cuba

    Mensaje: Finalmente, en un lugar con Internet, quería que supieras que lo he pasado maravillosamente bien. Una rápida y breve revisión...

    Si pensaste que el verano pasado en Alaska fue diferente, en cuanto a la forma de subsistencia y en tiempo de isla, Alaska es como Manhattan en comparación con Cuba.

    Sin español, este viaje no hubiera sido posible.

    El clima fue incredible. Hice algunas caminatas. También, disfruté de bailar salsa, comer, ir a la playa, tomar muchas fotos, y simplemente mirar boquiabierta a los autos; todas las fotos en La Habana dan en el clavo. Hay tantos Chevys y Buicks de los años 50, que aquí los han dejado relucientes.

    Ciertamente aprendí mucho. Todavía lo estoy elaborando.

    ¡Feliz año nuevo desde La Habana!

    ¡Te amo!

    Heidi

    MI PERÍODO ESPECIAL

    Creo que todos tenemos un momento en la vida en que todo va mal - un golpe tras otro. Si leen mis libros anteriores, sabrán que soy afortunada de estar viva para compartir esta historia con ustedes. En 2009 y 2010 tuve un período especial en el que sufrí de un raro accidente con un árbol, que me rompió el cuello. Ese golpe provocó una secuencia de otras pérdidas, incluida mi carrera, mi seguridad financiera y, lo más devastador de todo, el deterioro de mi matrimonio. Llamé a esto mi momento de cuando todas las pelotas cayeron.

    Sí, lo había perdido todo y justo en el mismo momento: la salud, mi matrimonio, la carrera. Sin embargo, tomé mis pérdidas como un punto de partida para un cambio en mi vida. En ese momento, no sabía que existía un término médico para eso, me convertí en un vivo ejemplo de Crecimiento Postraumático. Su efecto contrario, el Trastorno de Estrés Postraumático, es el que atrapa toda la atención; pero se pueden crear grandes cosas a partir de los obstáculos más difíciles que enfrentas en la vida. Mi gran éxito fue diseñar una nueva vida, lo que yo llamo Vida 2.0.

    PERÍODO ESPECIAL DE CUBA

    A diferencia de mi período especial, el período especial de Cuba no fue un período de nueve meses de dificultades, sino casi una década de depresión económica. A partir de la disolución de la Unión Soviética y su retirada de Cuba financieramente, el pueblo cubano sufrió graves dificultades. El Período Especial estuvo marcado por cortes de energía de ocho horas o más, una severa escasez de gasolina y petróleo, el racionamiento de alimentos e incluso hambre. Los cubanos dicen que no hubo nada de especial en ese período especial. Ese tiempo está profundamente grabado en la mente de todos los que lo vivieron como el momento en que cada cubano perdió veinte libras y se movían en bicicletas chinas. Debido a la escasez de petróleo o electricidad, muchos no sabían si iban a tener algo de comer o si podrían cocinarlo.

    Sin embargo, la ventaja del período especial de Cuba (incluyendo la peor fase, de 1989 a mediados de los 90) es que llegó con cambios gubernamentales que abrieron el país al turismo internacional. Y el turismo, a cambio, trajo los ingresos necesarios para el país, que siguen hoy día. De hecho, la idea de los paladares (restaurantes privados) y las casas particulares (B & B) comenzó en la década de los 90. Los cubanos podían vender deliciosos pasteles de guayaba e incluso comidas completas de puerco asado y malanga en sus hogares. También podían alquilarles sus habitaciones a los visitantes. Sin embargo, al principio, todas las empresas privadas tenían que estar conectadas a alguien de los residentes de la casa y los empleados sólo podían ser miembros de la familia.

    En la actualidad, las empresas privadas han crecido enormemente en Cuba. Desde 2012 el presidente Raúl Castro ha permitido que los propietarios de negocios operen salones de manicure, florerías y empresas en muchas otras categorías. Hoy en día este tipo de empresas privadas pueden ser montadas en otros espacios y ser dirigidas por empleados que no necesariamente sean miembros de la familia.

    Por ejemplo, en mi primer viaje a Cuba me quedé con una pareja, Alexis y Angi, en una casa particular en Miramar, un barrio para personas con mejores ingresos en las afueras de La Habana. Sólo tenían una habitación con un baño disponible. El alquiler nocturno era de 30 CUC (pesos cubanos convertibles - aproximadamente $ 35 USD) y que incluía un desayuno con fruta fresca de su patio trasero, pan, queso y jamón. Durante el desayuno, Alexis y Angi compartieron conmigo sus sueños de expandirse a tres habitaciones de alquiler, pero tuvieron que ahorrar mucho dinero y adquirir gradualmente los materiales necesarios, ya que no todos los suministros o equipos estaban disponibles. Cuando me fui me dieron su tarjeta de visita para que la compartiera con otros viajeros.

    Casi como la perspectiva que yo gané durante mi período especial y mi Crecimiento Postraumático, el giro en las relaciones públicas de Cuba durante el período especial anunció lo que vendría después, con las empresas privadas y el turismo.

    DORMIR DEBAJO DE UN ÁRBOL

    Ninguna experiencia de sueño puede superar mi primer viaje a Cuba.

    Después de recorrer La Habana, salí a tomar una dosis de naturaleza en un área llamada Las Terrazas, cerca de una hora en auto al oeste de la ciudad. Teniendo las raíces de mi pequeño pueblo, Las Terrazas y su reserva natural fueron un necesario cambio de ritmo de La Habana, tan atareada y llena de personas. Ubicado en las montañas de la Sierra del Rosario, esta área fue deforestada en el pasado, pero replantada en terrazas, de ahí su nombre. Con abundantes lagos, ríos, cascadas, flora y fauna, pude disfrutar de la aventura de caminatas por el monte, baños en piscinas naturales (Los Baños del San Juan), visita a plantaciones de café y disfrutar de la cocina rural, su música y su estilo de vida.

    Fue en mi primera caminata en Las Terrazas cuando vi mi primer Tocororo - el ave nacional de Cuba, que es de color rojo, blanco y azul como la bandera. Aunque desde entonces he pasado más de ciento cincuenta días en Cuba, no he visto más otro tocororo.

    Ese viaje también fue la primera vez en que un cubano me piropeó, pero no puedo decir que fue la última vez. Los hombres cubanos son famosos por ser mujeriegos. Hubiera sido mejor que ese hombre no fuera mi guía local y chofer, con el que tuve que pasar los próximos dos días. A pesar de lo insistente que fue Roberto, dejé mi primer viaje a Cuba (como en todos los demás) sin dejar un esposo o un novio cubano. Después de mi primer matrimonio con un brasileño aprendí que una vez que vas a un latino, NO vuelves.

    Aunque fue refrescante estar en la naturaleza en Las Terrazas, los constantes piropos eran entretenidos, pero un poco cansones. Por eso, cuando caía la tarde, con mucho placer me retiraba a mi propia habitación en una casa particular. Un hombre de casi ochenta años, Margarito, su hija China y su marido con sus dos niñas pequeñas vivían en una pequeña casa de dos cuartos, en una colina con vista a un valle muy fértil. Este fue mi primer encuentro con la escasez de vivienda en Cuba. Ha sido y sigue siendo común tener múltiples generaciones en la misma casa y mucha más gente por hogar que lo que sería normal en la mayoría de los países. No lo sabía en ese momento, pero dormía en la habitación de los padres y los niños. Me alojarían una noche y ellos dormirían en otra parte, con el fin de ganar dinero para toda la familia.

    Al mostrarme Margarito mi cuarto y mi baño me detuve en seco. Justo encima de mi cama, a lo largo del dormitorio, había una gran rama de un árbol de mango. En lugar de quitar el árbol, cuando Margarito amplió su casa para darle cabida a su creciente familia, construyó la habitación alrededor del árbol.

    Conociendo mi historia con los árboles, muchos pudieron pensar que les tengo miedo. Sí, poco después de mi accidente yo le tenía mucho cuidado a los árboles y sus ramas bajas, con el viento y las condiciones climáticas. Sin embargo, me adapté rápidamente y dejé esas preocupaciones

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