Políticas para la igualdad: Permisos por nacimiento y transformación de los roles de género
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Carmen Castro García
Activista feminista desde hace más de 30 años. Doctora en Economía por la Universidad Pablo de Olavide, está especializada en políticas europeas de género y en sistemas de permisos por nacimiento y es investigadora sobre la contribución de las políticas públicas al avance de la justicia de género. Su mayor experiencia viene del ámbito de la consultoría de género. Experta del PNUD en Igualdad de Género en la Administración Pública —Roster PNUD “GEPA”—. Es autora de publicaciones y guías prácticas sobre políticas para la igualdad. Hace 15 años creó SinGENEROdeDUDAS.com, portal web que sigue activo como comunidad de conocimiento sobre cuestiones de género, democracia y economía feminista. Actualmente participa en el Observatorio de Género, Economía, Políticas públicas y Desarrollo (GEP&DO), la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA) y ATTAC-Es. Fotografía de la autora: Remedios Málvarez. Web:http://singenerodedudas.com/
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Políticas para la igualdad - Carmen Castro García
Carmen Castro García
Activista feminista desde hace más de 30 años. Doctora en Economía por la Universidad Pablo de Olavide, está especializada en políticas europeas de género y en sistemas de permisos por nacimiento y es investigadora sobre la contribución de las políticas públicas al avance de la justicia de género. Su mayor experiencia viene del ámbito de la consultoría de género. Experta del PNUD en Igualdad de Género en la Administración Pública —Roster PNUD GEPA
—. Es autora de publicaciones y guías prácticas sobre políticas para la igualdad. Hace 15 años creó SinGENEROdeDUDAS.com, portal web que sigue activo como comunidad de conocimiento sobre cuestiones de género, democracia y economía feminista. Actualmente participa en el Observatorio de Género, Economía, Políticas públicas y Desarrollo (GEP&DO), la Plataforma por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPiiNA) y ATTAC-Es.
Carmen Castro García
Políticas para la igualdad
Permisos por nacimiento y transformación
de los roles de género
DISEÑO DE CUBIERTA: Nuria Zaragoza
© Carmen Castro García, 2017
© Los libros de la Catarata, 2017
Fuencarral, 70
28004 Madrid
Tel. 91 532 20 77
Fax. 91 532 43 34
www.catarata.org
Políticas para la igualdad.
Permisos por nacimiento y transformación de los roles de género
ISBN: 978-84-9097-307-3
E-ISBN: 978-84-9097-471-1
DEPÓSITO LEGAL: M-10,408-2017
IBIC: JFFJ/JFFK
este libro ha sido editado para ser distribuido. La intención de los editores es que sea utilizado lo más ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edición de otros nuevos y que, de reproducir partes, se haga constar el título y la autoría.
A Maruchi García Alonso y a Luis Castro Lorenzo, amor infinito
agradecimientos
Son muchas personas con las que me siento deudora y agradecida, por el soporte emocional y afectivo, por los ánimos facilitados ante las incertidumbres e inseguridades y por el acompañamiento a las reflexiones del proceso de trabajo que he desarrollado durante estos últimos años.
Hay en mí una inmensa gratitud con Lina Gálvez Muñoz, Rosa Cobo Bedía y María Pazos Morán, maestras, amigas e inspiradoras directas de este libro; y siento también un agradecimiento infinito hacia Paula Rios Curbeira, por las complicidades, tiempos compartidos y la estimulante ironía con la que me ha acompañado en este proceso.
Agradezco a mis compañeras y compañeros de la PPiiNA, de GEP&DO y del grupo de investigación de la UPO, EcoEcoFem, el haber podido integrar en mis reflexiones sus aportaciones con cada foro de debate, jornada y congreso; y entre estas, a Teresa Jurado Guerrero, Cristina Castellanos Serrano, Mariano Nieto Navarro, Ángeles Briones García, Ana Fernández-Salguero y, especialmente, a Dori Fernández Hernando, quien amadrinó con un cuidado exquisito lo que fue el germen de este libro. También a mis compañeras del equipo de trabajo del Ayuntamiento de A Coruña, especialmente al área de Igualdad y Diversidad.
Agradezco a familiares, amistades y colegas de investigación y activismo que me hayan facilitado el cierre de este ciclo de mi vida, especialmente el ánimo y las muestras de cariño de mi madre, mi padre y de las bellísimas personas que tengo como hermanas y hermanos. También agradezco a mis amistades las muestras de sororidad, complicidad y energía con las que me han estado acompañando Anabel Santos Castro, Malé Chillida i Aparici, Macu Gimeno Mengual, Adel Francés Asins, Nieves Ramos Rosario, Carles Fons Poquet, Mar Ortega Romero, Inma Cano Panach y Fernando Villavert Guillén. Y agradezco también a Belén Fernández Suárez y a Antía Pérez Caramés las estimulantes conversaciones que alentaron la decisión de publicarlo.
PRESENTACIÓN
Las políticas públicas de igualdad deben ser la columna vertebral de las sociedades del bienestar. Las mujeres, debido a un pasado histórico marcado por la ausencia de derechos y de recursos, necesitan con mucha urgencia políticas de redistribución y de reconocimiento. En la sociedad civil el movimiento feminista formula sus vindicaciones políticas y la obligación del poder político es dar forma a estas reclamaciones de justicia. Sin embargo, no debe hacerlo solo en compañía de las elites técnicas, sino que debe diseñarlas y aplicarlas con las mujeres feministas en procesos democráticos participativos. En las políticas públicas de igualdad es importante el qué, pero también el cómo. La redistribución y el reconocimiento solo pueden alcanzar la máxima eficacia política si se hacen desde abajo hacia arriba y en alianza con las destinatarias de esas políticas.
Rosa Cobo Bedía
La realidad social y económica han cambiado sin que los sistemas de protección social lo hayan hecho en la misma dirección, más allá de avanzar en la privatización y mercantilización de distintos aspectos de la vida de las personas, que no han hecho sino agravar la provisión de cuidados para amplias capas de población e individualizar la responsabilidad ante los riesgos a los que se enfrentan las personas a lo largo de su ciclo vital. Estos cambios, que están minando la efectividad y cobertura de las redes de protección pública, sobre todo tras la salida austericida que se está dando en la mayoría de los países a la Gran Recesión, han supuesto una importante fuente de desigualdad. Los procesos de privatización e individualización del riesgo afectan de manera diferenciada a los individuos y las familias con relación a cómo estén incorporados a los distintos mercados como el de trabajo o el crediticio, donde existen fuertes desigualdades, incluidas las de género.
Lina Gálvez Muñoz
La economía feminista nace como respuesta a los sesgos, prejuicios y restricciones de los análisis económicos dominantes. Pero ¿cuál es su objetivo último? Celia Amorós nos explica que el feminismo surge cuando las mujeres pasan de la queja a la formulación de reivindicaciones políticas. Así, el conocimiento de las desigualdades de género en el empleo y en los cuidados debe servirnos para construir un programa económico feminista. Puesto que las actuales políticas públicas son responsables del mantenimiento de las estructuras patriarcales (tanto familiares como del empleo), el estudio comparado de sus efectos es central para la economía feminista. De este estudio surge un programa de reformas estructurales necesarias para eliminar la división sexual del trabajo; la única vía hacia una economía (sociedad) eficiente, sostenible y, sobre todo, libre de dominación.
María Pazos Morán
Este libro es una síntesis divulgativa fruto del trabajo que realicé como investigadora y que dio contenido a mi tesis doctoral¹; también se nutre del aprendizaje desde el activismo feminista, de la experiencia profesional como consultora sobre políticas para la igualdad de género y promotora de iniciativas y redes de conocimiento.
Lo que quiero abordar en esta obra son algunas de las causas que sostienen las relaciones de poder desigual entre hombres y mujeres en Europa, y que indican la falacia de una supuesta democracia construida a expensas de la ciudadanía incompleta de las mujeres², previa a la irrupción de la Gran Crisis
³ y su impacto en el orden social y los regímenes de bienestar. El hilo conductor del relato es la observación sobre cómo el ensalzamiento de la maternidad y su instrumentalización a través de las políticas públicas se utiliza para mantener la división sexual del trabajo. De hecho, este ha sido un factor de continuidad en la configuración de los que fueron los modelos de bienestar europeos y en la evolución de algunos de ellos, alentando una división genérica de la sociedad. La actual revalorización del supuesto orden natural de la maternidad
pone en entredicho los discursos políticos de compromiso con el principio de igualdad, en cualquiera de sus dimensiones —de trato, de oportunidades/condiciones y de resultados— y es, a la vez, un factor explicativo de la evolución y tendencias de reformas del sistema de permisos por nacimiento en Europa⁴. Prácticamente en todos los países avanzados una parte de las políticas públicas está enfocada a regular la configuración de estos permisos o licencias asociadas al cuidado ante un nacimiento o la adopción de una criatura. A través del sistema de permisos por nacimiento se regulan aspectos básicos que inciden en la conciliación de las responsabilidades derivadas del trabajo remunerado y de las responsabilidades familiares, focalizadas en el cuidado infantil; es por ello que sus implicaciones y efectos se trasladan a la economía y a la sociedad en su conjunto y, según cuál sea su configuración, tendrán mayor o menor incidencia en la posibilidad de influir —o no— directamente en la transformación de los roles de género.
Tras un análisis comparado entre 25 países de la UE, más Islandia y Noruega, extraigo algunas conclusiones sobre los efectos y las interrelaciones del diseño y la configuración de las políticas de permisos por nacimiento en la persistencia o transformación del modelo de sociedad tradicional basado en la división sexual del trabajo (remunerado y no remunerado). Los resultados de este análisis permiten identificar el sustrato ideológico que explica la evolución de las políticas de permisos por nacimiento. Probablemente, el mayor interés sea que dichos resultados contribuyen a explicar la necesidad de valorar la potencialidad género-transformativa de las políticas públicas; es decir, la previsión de impacto que tendrán sobre la transformación de la norma social
de género construida a través de la división sexual del trabajo. Así pues, parte del análisis aquí recogido se basa en la contrastación empírica de los mecanismos que inciden en el asentamiento de la división sexual del trabajo en familias biparentales tras el nacimiento de un/a hijo/a, a través del estudio de los sistemas de permisos por nacimiento. La potencialidad género-transformativa que incorpora cada sistema de permisos por nacimiento, según cuál sea la combinación de elementos normativos, traslada su orientación hacia la corresponsabilidad de tiempos y cuidados, ya sea incidiendo en el cambio de comportamiento masculino o, al contrario, haciendo que perdure el desigual reparto actual. Con todo ello pretendo mostrar cómo la orientación de esta parte de las políticas públicas incide en las expectativas de la maternidad y la paternidad tras el nacimiento, en los posibles efectos sobre los usos del tiempo y el reparto del trabajo (remunerado y no remunerado) entre hombres y mujeres y en el asentamiento, o no, de los roles de género en familias biparentales. A este respecto, considero tres ámbitos de interés: el científico, el del debate feminista y el de la acción política transformacional.
Por una parte, este libro busca continuar los debates y diálogos feministas a través de algunas de las dialécticas existentes como la de igualdad versus diferencia, público versus privado y mercantilización versus desmercantilización; y aportar también elementos de reflexión relacionados con el dilema Wollstonecraft⁵ y su incidencia en los debates políticos sobre la corresponsabilidad y socialización de los cuidados. En este sentido, esta obra abre perspectivas para reconsiderar algunos enfoques, como el maternalista, aun a riesgo de volver a caer en una especie de mujerismo esencialista
. De hecho, la confluencia entre el enfoque maternalista y el dilema Wollstonecraft en algunas estrategias para abordar la organización social de los cuidados (social care), invita a replantearse la tipología de modelos de sociedad, poniendo el foco de atención en la valoración del orden social de género
implícito en los regímenes de bienestar⁶. Por otra parte, el enfoque y el resultado que aporta el análisis comparado de los permisos por nacimiento tiene interés para la acción política transformacional, así como el de la orientación de los efectos de las políticas públicas hacia el cambio de comportamiento masculino y la erosión de la división sexual del trabajo.
Todo ello adquiere relevancia en el contexto de crisis actual, aportando pistas para vislumbrar qué nuevos escenarios para la (des)igualdad se abren con el actual diseño de las políticas públicas y en qué medida se retroalimentan del enfoque maternalista en la tendencia actual de adelgazamiento del Estado y de reprivatización de los servicios públicos, específicamente los dirigidos a atender las necesidades de cuidados. La aproximación al enfoque de la potencialidad género-transformativa permite avanzar de manera efectiva hacia un planteamiento de transformación social y abandonar la inercia de caer en las trampas lanzadas desde el statu quo patriarcal —con su reactivación en la nueva era neoliberal—.
INTRODUCCIÓN
Lo llaman democracia y no lo es
El clamor aún resuena en gran parte de las plazas.
Era el 2011 cuando la movilización ciudadana se activó ante la percepción del secuestro de los valores de justicia social y la regresión de las libertades y derechos sociales. En aquel nuevo escenario, entre realidad y deseo de transformación, cobró sentido la resignificación de la idea de justicia social, su definición y alcance.
La profunda crisis democrática, política y ética que arrastramos desde 2008 en Europa y Norteamérica y la precariedad derivada de la gestión de las mal llamadas políticas de austeridad⁷ fueron sus detonantes directos. De ahí que hayan ido emergiendo nuevas voces y alternativas gestadas desde la necesidad de repensarlo y de cuestionar lo que hasta ahora se había considerado como normal
, de desaprender dinámicas y procesos desempoderantes, de redefinir los principios, prácticas y comportamientos deseables, de consensuar qué entender por el bienestar de los seres humanos y de descartar todo aquello que no sea en defensa del interés público y del bien común.
La democracia, más que a una forma determinada de gobierno, se refiere a una base ética de equiparación del valor humano, de convivencia, de participación y del bien común; como diría María Zambrano, se trata de una sociedad donde no solo es permitido sino exigido el ser persona
⁸. La clave está en identificar quién y cómo adquiere la categoría de persona. ¿Es a partir de la existencia de individuos libres, con plena conciencia de autorreconocerse y saberse con derecho y capacidades de actuación política que se conforman sociedades y gobiernos desde la base del igual valor
?
El principio de igual valor o de equivalencia humana se construye conjuntamente con otros tres principios: equifonía, equidistancia y equipotencia; todos ellos conjuntamente garantizan condiciones y oportunidades de igualdad y dan contenido a la estrategia feminista por la democracia paritaria
. Este concepto se relaciona con la igualdad de representación y de derechos de hombres y mujeres, asentando las bases de una nueva organización social, política y económica bajo la confluencia de reconocer, redistribuir y representar en equidad. Ello conllevaría, como premisa de partida, eliminar el sistema de desigualdades e injusticias por las que históricamente las mujeres han sido apartadas de la participación social y política. Dicha ausencia representa un serio cuestionamiento de la legitimidad de una supuesta democracia asentada sobre la exclusión de las mujeres, más de la mitad de la población. El debate feminista en torno a la paridad⁹ se reactivó a finales del siglo XX y, más concretamente, a partir de la llamada Declaración de Atenas¹⁰ Mujeres en el poder
. En dicha declaración se incluía la vindicación de la plena participación de las mujeres en el poder político y una exigencia de revisión del contrato social como algo imprescindible para conseguir transformar el sinsentido patriarcal de las actuales democracias, dotarlas de legitimidad plena, representativa de la pluralidad existente y alejándolas de las jerarquías de género¹¹.
Cuando en 2011 las plazas reverberaba la exigencia de más democracia, la representación política de las mujeres apenas alcanzaba en el mundo global el 22%; unos años más tarde aún se limitaba al 25% en Europa y, si bien en algunos países como España se había avanzado hasta cerca de un 40%, solo en los países nórdicos se ha superado dicho porcentaje (Suecia, Finlandia e Islandia)¹².
Así pues, en plena efervescencia de los procesos de participación ciudadana cabe preguntarse qué justifica el déficit de representación política de las mujeres en pleno siglo XXI. ¿Provienen las prácticas de exclusión que lo originan de la inercia del pasado, de deficiencias internas del concepto de individuo universal
de las democracias liberales o directamente de un sesgo antigualdad derivado de la vigencia de un determinado estatus patriarcal? En cuyo caso cabría preguntarse en qué medida podría tener legitimidad un proyecto de emancipación política que simule ofrecer alternativas de democratización sin asumir el reto de despatriarcalizar la sociedad para la plena soberanía, ya no solo del pueblo como ente abstracto, sino