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Amor mágico
Amor mágico
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Libro electrónico135 páginas2 horas

Amor mágico

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Información de este libro electrónico

Todo estaba en las cartas… y en sus ojos.
Con sólo ver aquellas interminables piernas, el alcalde Jason Strong supo que los problemas habían llegado a Blossom, Texas. Se llamaba lady Pandora y aseguraba poder predecir el futuro. Aunque Jason no creía en aquellos poderes, no podía evitar preguntarse si los besos de aquella mujer podrían cambiar su propio futuro... Cherry Cooper, más conocida como lady Pandora, tenía buenas razones para ir a Blossom, pero ninguna de ellas era la de enamorarse de aquel atractivo vaquero y de su encantadora hija. Desgraciadamente, sus poderes sobrenaturales no podían competir con el poder del amor…
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 feb 2018
ISBN9788491707691
Amor mágico
Autor

Teresa Carpenter

A fifth generation California, Teresa Carpenter lives in San Diego within miles of her extensive family and knows with their help she can accomplish anything. She takes particular joy and pride in her nieces and nephews who are all bright, fit, shining stars of the future. If she’s not at a family event, you’ll usually find her at home reading or writing her next grand romance.

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    Vista previa del libro

    Amor mágico - Teresa Carpenter

    Editado por Harlequin Ibérica.

    Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Núñez de Balboa, 56

    28001 Madrid

    © 2005 Teresa Carpenter

    © 2018 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Amor mágico, n.º 2109 - febrero 2018

    Título original: Flirting with Fireworks

    Publicada originalmente por Silhouette® Books.

    Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial. Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

    Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

    ® Harlequin, Jazmín y logotipo Harlequin son marcas registradas propiedad de Harlequin Enterprises Limited.

    ® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia. Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

    Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited. Todos los derechos están reservados.

    I.S.B.N.: 978-84-9170-769-1

    Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Portadilla

    Créditos

    Índice

    Prólogo

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Si te ha gustado este libro…

    Prólogo

    CHERRY Cooper se inclinó para tomar la curva mientras el viento le daba en la cara. Le encantaban la velocidad y el poder de la motocicleta, le encantaba llevar el control.

    Saboreó el momento en un mundo que, repentinamente, parecía girar fuera de su eje. Especialmente porque cada kilómetro la acercaba un poco más al pueblo de Blossom, Texas.

    Una sensación extraña hizo que redujera la velocidad cuando estaba a las afueras. Cherry, que tenía dotes de adivinación, siempre prestaba atención a ese tipo de cosas y se miró hacia dentro para comprobar si la sensación tenía que ver con el pueblo o con que pudiera perder a su abuela allí.

    Cruzando los límites de Blossom, encontró la respuesta.

    El cielo era de color gris y había una sensación de tristeza, de pena, como si el espíritu del pueblo tuviese una herida infectada.

    Más que eso, a aquel sitio le esperaban malos tiempos.

    No era una buena premonición ya que, en poco más de un mes, ella sería parte de una feria que estaría en Blossom durante cuatro semanas. Y Cherry creía en las premoniciones.

    Genial, pensó. Más problemas.

    Tenía que preocuparse por la salud de su abuela, que sufría de artritis y estaba recuperándose de una operación de cadera llena de complicaciones. Sus días yendo de un lado a otro del país habían terminado y había elegido Blossom como el sitio en el que iban a instalarse definitivamente.

    Lo único que Cherry sabía sobre Blossom era que su madre había muerto allí. Tenía cinco años cuando su abuela recogió sus cosas, la metió en una canastilla y se lanzó a la carretera. Desde entonces, habían estado solas en el mundo.

    Pasara lo que pasara, encontraría una casa para su abuela, que había dedicado su vida a cuidar de ella. Ahora era su turno.

    Tenían que volver a operarla la semana siguiente en Lubbock, Texas, y Cherry quería que su abuela tuviera algo positivo en lo que apoyarse. Algo que representase su nueva casa en Blossom: folletos, anuncios, fotografías, todo lo que pudiera encontrar para darle ánimos.

    Cherry añadió entonces otro objetivo a su lista: comprobar que el pueblo se merecía a su abuela.

    Siguió las indicaciones hasta el Ayuntamiento, en el centro de la localidad. El banco y los edificios de oficinas, junto con los edificios oficiales, estaban situados en una zona llamada «Parque del Ayuntamiento», un oasis de hierba y flores que contenía hasta un romántico cenador. Además de los edificios oficiales, había un salón de belleza, una tienda de moda, una ferretería y un restaurante llamado BeeHive Diner.

    Allí parecía desaparecer la nube gris que tanto la había preocupado. Una sensación de alegría alejó la amarga premonición. La promesa de una buena vida pareció florecer allí, junto con los pensamientos, las rosas amarillas y las sencillas margaritas.

    Por primera vez desde que entró en los límites de Blossom, Cherry sonrió. Sí, su abuela podría ser feliz allí.

    Aquel pueblo había sufrido, pero estaba recuperándose. Y, de repente, tuvo la visión de un Blossom más fuerte, más unido.

    Capítulo 1

    Un mes más tarde

    Jason Strong seguía a una Harley Davidson hasta el aparcamiento del Ayuntamiento, esperando que sólo estuviera de paso por la ciudad.

    La feria llegaría a Blossom a principios de la semana siguiente y lo último que necesitaba era preocuparse por una invasión de moteros. Aunque eso podría ser bueno para el pueblo. Si los miembros del Comité de Comportamiento Ético veían aquella figura envuelta en cuero negro, eso podría distraerlos de sus objeciones a la feria.

    Jason tomó su maletín y salió del coche. El extraño había aparcado su moto y estaba levantando la pierna para bajar de ella. Extrañado por la gracia de sus movimientos y su pequeña estatura, Jason no se sorprendió cuando, al quitarse el casco, apareció una melena de rizos cobrizos y un perfil delicado.

    Pero al verla sintió que su pacífica existencia estaba en peligro. Un miedo que fue confirmado cuando la exótica desconocida clavó en él una mirada tan negra como el cuero que la cubría de arriba abajo. El impacto de esa mirada fue como una caricia hasta que ella rompió el contacto visual, volviéndose para hablar con una mujer que entraba en el edificio.

    Jason dejó escapar un suspiro. Ya no había duda: acababa de llegar un problema a Blossom, subido sobre una Harley.

    Pero, con un poco de suerte, no se quedaría allí mucho tiempo.

    La vida se estaba convirtiendo en algo previsible para Jason Strong. Como él quería: su hija, su familia, su pueblo. Cosas sencillas, felices, sanas.

    En su mayor parte.

    Sí, muy bien, su hija estaba creciendo sin una madre, su propia madre no quería saber nada de responsabilidades y el pueblo seguía recuperándose de un serio revés económico. La cuestión era que a todos les iba bien. Y, con el tiempo, les iría mejor, sin duda.

    Aferrándose a ese pensamiento consolador, apartó la mirada de la tentadora visión en cuero negro y se dirigió a su oficina.

    Diez minutos después, su secretaria lo llamaba por el intercomunicador:

    –Jason, ¿tienes unos minutos para Lady Pandora?

    ¿Lady Pandora? Aquello era peor de lo que había pensado. ¿Cuántas posibilidades había de que dos exóticos visitantes hubieran llegado a Blossom en el mismo día?

    –Dile que pase.

    Jason se levantó del sillón y esperó hasta que su secretaria entró en el despacho, acompañando a Lady Pandora que, como había esperado, resultó ser la joven vestida de cuero negro.

    Era más guapa de lo que le había parecido antes. Los rizos oscuros enmarcaban un rostro de facciones delicadas, pómulos altos, cejas ligeramente arqueadas y unos labios brillantes y generosos. De cerca, descubrió que sus ojos no eran negros, sino de un tono chocolate. Y brillaban con una especie de reto.

    –Señorita… Pandora –dijo, ofreciéndole su mano, para recibir su guante como respuesta.

    Ella le devolvió el apretón antes de sentarse graciosamente en una de las sillas que había frente al escritorio. Luego se quitó los guantes y bajó la cremallera de la chaqueta de cuero, revelando una especie de camisola negra de encaje.

    Jason se sentó, secándose secretamente el sudor de las manos en el pantalón.

    –¿Qué puedo hacer por usted?

    –Puede dejarme el sitio que me corresponde en la feria –anunció ella, con voz clara y rotunda.

    –¿Y qué sitio es ése? –preguntó Jason.

    Como si no lo supiera. Lady Pandora, seguro. Más bien, Lady Charlatana. Jason hizo una mueca, decepcionado. Aquella preciosa y exótica criatura era un parásito de la peor clase. Tenía que ser la echadora de cartas a la que había prohibido la entrada en la feria el año anterior.

    En su experiencia, los echadores de cartas, adivinos y magos no eran más que unos sinvergüenzas que se aprovechaban de los más inocentes, dándoles falsas esperanzas y malos consejos. Y eso cuando no timaban descaradamente a la gente para sacarles los ahorros de toda una vida.

    –Supongo que sabrá que en Blossom hemos decidido no tener una echadora de cartas en la feria, señorita Pandora.

    –Llámeme señorita Cooper. Lady Pandora es mi nombre profesional. Y sí, como ha imaginado, soy echadora de cartas. Veo que usted lo desaprueba, pero creo que me juzga de una manera demasiado severa. Hay gente sin escrúpulos en todas partes, pero eso no significa que todos seamos unos sinvergüenzas o unos parásitos –replicó ella, mirándolo a los ojos–. Puede que le sorprenda saber, señor alcalde, que la opinión general de la gente es que los políticos son todos corruptos y faltos de integridad y que sólo les interesa su propio beneficio. En fin, que se aprovechan de las masas inocentes para forrarse el bolsillo.

    Jason frunció el ceño. El golpe había ido directo al objetivo. Pero tampoco le pasó desapercibido el hecho de que sus palabras fueran un eco de sus propios pensamientos.

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