Topicos a Cayo Trebacio
Por Cicerón
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Comentarios para Topicos a Cayo Trebacio
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- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sin duda que es una riqueza este escrito de Cicerón que tiene la humanidad. A veces creo que como humanos viendo que brilla el conocimiento no nos detenemos a aprender de él. Ojalá los abogados se interesaran más por este tipo de conocimientos. Felicidades y gracias por compartirlo.
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Topicos a Cayo Trebacio - Cicerón
TOPICOS A CAYO TREBACIO
MARCO TULIO CICERON
I
Cuando comenzaba yo a escribir cosas de más entidad y sustancia que las que he publi-cado hasta ahora, tu voluntad me apartó de este camino. Estábamos juntos en la bibliote-ca del Tusculano registrando cada cual de nosotros los volúmenes que para su estudio necesitaba, y tropezaste con los Tópicos de Aristóteles, explicados en muchos libros. Te llamó la atención el título, y me pediste la explicación del libro, y habiéndote dicho yo que allí se explicaba el modo de hallar argumentos según el método inventado por Aristóteles, me diste, a entender modestamente, como sueles, pero de manera que bien se conocía tu ardiente deseo, que te enseñase aquel método. Yo, no por esquivar el trabajo, sino por interés tuyo, te aconsejé que los leyeses por ti mismo o que aprendieses el método con algún doctísimo retórico. Una y otra cosa has intentado, según me dices; pe-ro la oscuridad de los libros te ha hecho de-sistir, y el retórico ha contestado que él igno-raba los preceptos de Aristóteles; y no es maravilla que un retórico desconozca a un filósofo, a quien muy pocos de los mismos filósofos estudian.
Y cierto que es imperdonable descuido, porque no sólo debían atraerles las cosas que dice o inventa, sino también la abundancia y suavidad increíbles del estilo. No pude, por tanto, ya que me lo rogabas muchas veces, aunque manifestando temor de serme moles-to, hacerte esperar más tiempo, ni ser injusto con un Intérprete del derecho. Habiendo escrito tú tanto para mí y los míos, he temido que pareciera ingratitud o soberbia el no hacerlo yo.
Mientras estuvimos juntos, tú eres buen testigo de mis ocupaciones. Después que me separé de ti para ir a Grecia, cuando ni la República ni los amigos me necesitaban, ni podía yo segura y honrosamente vivir entre las armas; así que llegué a Velia y vi tu casa y a los tuyos, me acordé de esta deuda y qui-se complacer tus tácitos deseos. Como no llevaba libros, escribí de memoria en la nave-gación lo que vas a oír, y te lo envío desde el camino, para que con mi diligencia en cumplir tus mandatos se despierte en ti la memoria de mis