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El Segundo Alcibíades
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El Segundo Alcibíades
Libro electrónico35 páginas14 minutos

El Segundo Alcibíades

Por Platon

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No debe orarse ligeramente. Dirigir a los dioses súplicas sin saber si lo que les pedimos es bueno o malo en sí, es exponerse a que el ruego de nuestras plegarias, si es escuchado, se convierta en nuestro daño y no en nuestro provecho. Lo mejor es fiarse a los dioses mismos para todo lo que podamos desear, y el hombre prudente debe imitar a aquel poeta, lleno de buen sentido, que hacía todos los días la misma súplica: «Poderoso Júpiter, dadnos los verdaderos bienes, ya los pidamos o no los pidamos; y aleja de nosotros los males, aun cuando nosotros te los pidiéramos!». ¡Cuántos se han arrepentido de haber hecho súplicas imprudentes! Esto consiste en que sólo es útil a los hombres lo que es bueno, y que todas las ciencias son inútiles, a excepción de una, que es la ciencia del bien. He aquí lo que Sócrates quiere hacer entender a Alcibíades.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 oct 2015
ISBN9788892504592
El Segundo Alcibíades
Autor

Platon

Platon wird 428 v. Chr. in Athen geboren. Als Sohn einer Aristokratenfamilie erhält er eine umfangreiche Ausbildung und wird im Alter von 20 Jahren Schüler des Sokrates. Nach dessen Tod beschließt Platon, sich der Politik vollständig fernzuhalten und begibt sich auf Reisen. Im Alter von ungefähr 40 Jahren gründet er zurück in Athen die berühmte Akademie. In den folgenden Jahren entstehen die bedeutenden Dialoge, wie auch die Konzeption des „Philosophenherrschers“ in Der Staat. Die Philosophie verdankt Platon ihren anhaltenden Ruhm als jene Form des Denkens und des methodischen Fragens, dem es in der Theorie um die Erkenntnis des Wahren und in der Praxis um die Bestimmung des Guten geht, d.h. um die Anleitung zum richtigen und ethisch begründeten Handeln. Ziel ist immer, auf dem Weg der rationalen Argumentation zu gesichertem Wissen zu gelangen, das unabhängig von Vorkenntnissen jedem zugänglich wird, der sich auf die Methode des sokratischen Fragens einläßt.Nach weiteren Reisen und dem fehlgeschlagenen Versuch, seine staatstheoretischen Überlegungen zusammen mit dem Tyrannen von Syrakus zu verwirklichen, kehrt Platon entgültig nach Athen zurück, wo er im Alter von 80 Jahren stirbt.

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    El Segundo Alcibíades - Platon

    centaur.editions@gmail.com

    EL SEGUNDO ALCIBÍADES

    Sócrates — Alcibíades

    Sócrates

    Alcibíades, ¿vas a orar en este templo?

    Alcibíades

    Sí, Sócrates.

    Sócrates

    Te advierto meditabundo y fijos tus ojos en tierra, como el hombre que reflexiona.

    Alcibíades

    ¿Qué necesidad hay en este caso de reflexiones tan profundas, Sócrates?

    Sócrates

    A mí me parece que hay materia para pensar seriamente, porque, ¡en nombre de Júpiter!, ¿no crees que entre las cosas que pedimos a los dioses, sea en público, sea en secreto, hay unas que se nos conceden y otras que se nos niegan, y que tan pronto atienden como desechan nuestras súplicas?

    Alcibíades

    Sí lo creo.

    Sócrates

    Y bien, ¿no te parece que la oración exige mucha [40] prudencia, porque sin saberlo, pueden pedirse a los dioses grandes males, creyendo pedirles bienes, y los dioses no encontrarse en disposición de conceder lo que se les pide? Por ejemplo, Edipo les pidió en un arrebato de cólera, que sus hijos decidiesen con la espada sus derechos hereditarios, y cuando debía pedir a los dioses que le libraran de las desgracias de que era víctima, atrajo sobre sí otras nuevas; porque fueron escuchados sus ruegos, y de aquí esas largas y terribles calamidades, que no necesito referirte aquí al pormenor.

    Alcibíades

    Pero, Sócrates, me hablas de un hombre que deliraba. ¿Puedes creer que un hombre de buen sentido hubiera dirigido semejante súplica?

    Sócrates

    ¿Pero el delirio te parece lo contrario del buen sentido?

    Alcibíades

    Sí, ciertamente.

    Sócrates

    ¿No te parece que los hombres son unos sensatos y otros insensatos?

    Alcibíades

    Seguramente.

    Sócrates

    Pues bien; tratemos de distinguirlos bien. Estamos conformes en que hay hombres sensatos, otros insensatos y otros

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