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Historias híbridas: La nueva novela histórica latinoamericana (1985-2000) ante las teorías posmodernas de la Historia
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Historias híbridas: La nueva novela histórica latinoamericana (1985-2000) ante las teorías posmodernas de la Historia
Libro electrónico606 páginas8 horas

Historias híbridas: La nueva novela histórica latinoamericana (1985-2000) ante las teorías posmodernas de la Historia

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El presente estudio examina la novela histórica latinoamericana de las últimas dos décadas como un locus de reflexión acerca de la Historia y el discurso histórico en el contexto de los debates posmodernos sobre la Historia y el conocimiento histórico, tanto norteamericanos y europeos como específicamente latinoamericanos. La autora sostiene que en ella se cuestiona la muerte o la agonía de la Historia, diagnosticada desde las satisfechas y despolitizadas sociedades de Europa y de Norteamérica. En las novelas de Aridjis, Baccino Ponce de León, Iparraguirre, Poniatowska, Ramírez y Martínez se articula una crisis de la Historia, pero esta crisis es de signo positivo porque obliga a reevaluar la idea de la Historia y a reformular las premisas ideológicas y las estrategias figurativo-discursivas del discurso histórico. Un aspecto fundamental de este proceso es la redefinición de los espacios que constituyen lo histórico: ya no hay una Historia, sino historias híbridas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jun 2014
ISBN9783865278180
Historias híbridas: La nueva novela histórica latinoamericana (1985-2000) ante las teorías posmodernas de la Historia

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    Historias híbridas - Magdalena Perkowska

    (2006a).

    CAPÍTULO I

    LOS DEBATES POSMODERNOS Y LA

    HISTORIA EN LA POSMODERNIDAD: VIAJANDO DEL NORTE AL SUR

    Like people and schools of criticism, ideas and theories travel from person to person, from situation to situation, from one period to another.

    EDWARD SAID

    En 1983 Edward Said publicó un artículo cuyo título –Traveling Theory– anuncia una mirada novedosa dirigida a la circulación de las teorías intelectuales: la atención del crítico se dirige a los viajes o desplazamientos de los modelos teóricos entre diferentes periodos y lugares, y a las transformaciones que de ello resultan. Para Said, los viajes de la teoría cumplen una función muy significativa. En primer lugar, necesitan de ellos los teóricos porque los préstamos representan la única manera de eludir las limitaciones del medio intelectual cercano y porque ninguna teoría puede contemplar, encerrar o predecir todas las situaciones en las que podría ser útil (1983: 241). En segundo lugar, los requiere la teoría misma porque su permanencia constante en el lugar de origen embota la conciencia crítica que, habiendo perdido su resistencia con respecto a la teoría, fácilmente puede convertirla en un dogma (1983: 247). Said define la conciencia crítica como una respuesta resistente a la teoría, un sentido espacial, una suerte de facultad de evaluación (1983: 241; las traducciones son mías) que permite captar diferencias entre situaciones y entender que ningún sistema o teoría agota las situaciones de las que emerge o hacia las cuales es transportada (1983: 242). Los viajes o desplazamientos teóricos la mantienen o revivifican porque el proceso de transplantación, transferencia, circulación y comercio de teorías e ideas entre situaciones culturales distintas nunca es un movimiento libre de obstáculos (1983: 226). Toda teoría que se origina en un punto, es decir, en una determinada situación socio-cultural, y recorre una distancia no sólo espacial, sino también cultural y a veces temporal, se ve confrontada con un conjunto de condiciones (nueva posición en un nuevo lugar y tiempo, nuevos usos) que la transforman para hacerla aceptable en su nueva situación (1983: 227). Como esta transcontextualización implica tanto aceptación como resistencia, todo desplazamiento de modelos teóricos es un test que pone a prueba sus códigos y limitaciones. La primera frase de este texto (citada en el epígrafe) y los ejemplos de viajes teóricos analizados por Said (History and Class Consciousness de G. Lukács, 1923; su reescritura por L. Goldmann en Le dieu caché, 1955; y el uso que R. Williams hace en 1980 de la teoría de Goldman) sostienen todavía una noción bastante tradicional de la circulación de ideas en el tiempo y entre personas, pero el crítico señala también otro tipo de desplazamiento, el que se realiza en el espacio, entre geografías, culturas y sociedades que existen coetáneamente en situaciones diferentes (de situación en situación; 1983: 226). En este sentido, el ensayo de Said contiene el germen de una reflexión sobre circulaciones y transformaciones de los modelos teóricos (y otros productos culturales) entre el centro y la periferia, entre el Norte y el Sur, y para no escamotear casos concretos, entre Europa y los Estados Unidos y América Latina.

    El desplazamiento de ideas que alejándose del centro hacia la periferia se transforman y devienen otra cosa no es un tema ajeno a la literatura latinoamericana, que ha sido definida como una distorsión creadora cuya capacidad de releer y reescribir … puede ser una experiencia a veces salvaje, siempre inquietante (Molloy 1996: 26). Antes de llegar a esta definición, Sylvia Molloy cita el muy conocido ejemplo de Pierre Menard de Borges y recuerda su cuento El Evangelio según Marcos, cuyos personajes reescriben la Escritura y la Pasión en un escenario doblemente periférico de la provincia argentina, produciendo una cruel y desviada interpretación (1996: 26). Ambos relatos constituyen ejemplo de "la mise en texte de la escena de lectura en Hispanoamérica y, concomitantemente, de una práctica narrativa" (1996: 26). Otra puesta en escena de la circulación, adaptación y transformación de ideas aparece en las páginas de Respiración artificial de Ricardo Piglia, en la discusión entre Renzi y Marconi, quienes representan, respectivamente, el centro de la periferia (Buenos Aires) y la periferia de la periferia (Concordia en la provincia de Entre Ríos). Para probarle a Renzi la receptividad del interior, Marconi le cuenta un episodio que demuestra, según él, el impacto de la lingüística (una de las teorías que acaba de llegar de la Capital) sobre la gauchesca (2001: 142-143). Marconi mismo se presenta como un poeta que quiere escribir sonetos en lengua gauchesca tratando de integrar … el lenguaje de Hilario Ascasubi y la forma soneto tal como fue fijada por Stéphane Mallarmé (2001: 143). Alejadas del origen, confrontadas con una situación diferente, las formas y teorías se releen, reescriben y distorsionan en un proceso de reconversión hacia lo propio que permite pensar un soneto gauchesco o una gauchesca semiológica (2001: 143)¹.

    Esta descripción de la transferencia de ideas que presenta la teoría y la ficción como dos loci de enunciación vinculados con dos áreas geográficas distintas parecería confirmar el impopular estereotipo de la nueva, global división del trabajo evocado por Fredric Jameson, según el cual la teoría se formula en el centro o el Norte (Said, aunque palestino, habla desde la Academia norteamericana), mientras que la práctica cultural (el arte, la literatura) prospera en el Sur (1993: 420). Sin embargo, esta dicotomía, impugnada por la teoría poscolonial, es sostenible sólo si uno no toma en cuenta (y Jameson sí lo hace) la teoría elaborada en la periferia, en su gran parte desconocida en los círculos intelectuales del centro. América Latina piensa su relación con otros discursos culturales e intelectuales no sólo desde el espacio de la ficción, sino también desde un espacio teórico propio. Así, en 1978, cinco años antes de que Said publicara Traveling Theory, el escritor y crítico brasileño Silviano Santiago reflexiona sobre el espacio diferencial de la enunciación en el artículo O entre-lugar do discurso latino-americano. Para Santiago, el discurso latinoamericano es uma assimilação inquieta e insubordinada, antropófaga (1978: 22) de los textos, ideas y conceptos originados en el centro:

    A América Latina institui seu lugar no mapa da civilização ocidental graças ao movimento de desvio da norma, ativo e destruidor, que transfigura os elementos feitos e imutáveis que os europeus exportavam para o Novo Mundo (1978: 18).

    La reflexión de Santiago se desarrolla todavía alrededor de la ficción (el insoslayable Pierre Menard, pero también Julio Cortázar en 62), pero se sostiene en un fuerte andamio teórico que permite extenderla al discurso latinoamericano en general. Este andamio es el concepto de texto escribible de Roland Barthes. Según Santiago, el escritor latinoamericano hace con las propuestas intelectuales (ficcionales o culturales) del centro lo que Barthes hace en S/Z con el texto de Balzac: los toma como modelos productores sobre los cuales posa una mirada malévola y audaciosa (1978: 21) reescribiéndolos mediante una praxis que el crítico describe como uma meditação silenciosa e traiçoeira sobre o primeiro texto (1978: 22). El objetivo de esta reescritura que desarticula y rearticula el modelo es la búsqueda de un espacio crítico propio y diferencial –el entre-lugar del discurso latinoamericano articulado entre el sacrificio y el juego, la sumisión al código y la agresión, la obediencia y la rebelión (1978: 28)– que dé expresión a una zona de experiencia propia.

    Quince años más tarde, Nelly Richard lleva estas ideas de Santiago acerca de la transformación de modelos en el discurso latinoamericano un paso más lejos, tomando por objeto de reflexión ya no el discurso ficcional, sino el teórico. En las reflexiones de Richard sobre la transferencia teórico-cultural en las apropiaciones y contra-apropiaciones posmodernas, es la teoría posmoderna la que aparece como el texto primero barthiano que el pensamiento y discurso latinoamericano traduce y transforma, adaptándola a su propia circunstancia. Partiendo de la noción, compartida con Said, de que toda reflexión teórica es una actividad materialmente situada (1993: 453), Richard se interroga sobre la manera en que los latinoamericanos podrían echar mano de conceptualizaciones teóricas internacionales … sin suscribirse a su gramática de autoridad y aprovechar las categorías teórico-conceptuales puestas en circulación por las redes discursivas del centro sin adherirse a sus jerarquías del poder cultural (1993: 454). ¿Cómo desarticular, en otras palabras, la relación jerárquica entre el original (o el modelo), o sea, el significado enunciado en el centro, y la copia, es decir, su reproducción mimética en el lenguaje de subordinación periférica (1993: 455)? Para Richard, la transformación latinoamericana de las teorías originadas en el centro consiste en traducir sus textos mediante una lectura que [reapropia] los signos importados en términos de códigos locales (1993: 455). La teoría, al igual que la ficción en el texto de Santiago, está sujeta a esta meditação silenciosa e traiçoeira que desvía sus conceptualizaciones y categorías hacia veredas que no habían sido contempladas en el lugar de origen.

    El discurso sobre la posmodernidad, una de las últimas propuestas teórico-culturales enunciadas en Europa y los Estados Unidos, también ha emprendido un viaje que lo lleva del Norte al Sur. El desplazamiento geográfico y cultural, así como el cambio de condiciones materiales en las que se produce la recepción, activan una lectura diferenciada que se vale de conversão, de perversão, de reviravolta (Santiago 1978: 27) para resignificar la teoría posmoderna en el contexto latinoamericano. Las páginas que siguen trazan un recorrido de esta relectura, buscando líneas de convergencia y fuga.

    La idea de una lectura diferenciada o de la resignificación desde un lugar geocultural periférico señala la presencia del enfoque poscolonial, subrayada adicionalmente por el uso de términos o conceptos centrales en las teorías poscoloniales (la hibridez, el subalterno, el locus diferencial de enunciación, la mirada doble, el entre-lugar, el discurso intermedio) y múltiples citas de o referencias a pensadores vinculados con este discurso teórico-crítico (Homi Bhabha, Aijaz Ahmad, Walter Mignolo). Esto se debe, en parte, al hecho de que las teorías posmodernas y poscoloniales comparten muchas características y algunas agendas². Ambas, por ejemplo, emprenden un diálogo crítico con la historia, aunque sus enfoques sean distintos³. Ambas teorías emergen en convergencia [con] el pensamiento posestructuralista que cuestiona las grandes narrativas de Occidente (Castro-Klarén 969). Es por eso que Walter Mignolo afirma que la razón postmoderna y la razón postcolonial son dos maneras fundamentales para criticar la modernidad: una, la postcolonial, desde las historias y herencias coloniales; la otra, la posmoderna, desde los límites de la narrativa hegemónica de la historia Occidental (1995: 92)⁴. Si la modernidad occidental puede conceptualizarse como "un locus de enunciación que en el nombre de la racionalidad, la ciencia y la filosofía afirmó su propio privilegio sobre otras formas de racionalidad (Mignolo 1995: 104), entonces la razón poscolonial es un locus de enunciación diferencial que cuestiona esta razón occidental, tanto en su versión moderna como en la posmoderna (que es una extensión de la primera, dado que en las teorías metropolitanas el prefijo post tiene un valor cronológico), desde las diferentes herencias coloniales" (Mignolo 1995: 104 y 105).

    Ahora bien, América Latina es considerada una cultura marginal del Occidente (Castro Gómez 151). Debido a su posición periférica y a su legado colonial originado en la razón moderna occidental, la relectura latinoamericana de las teorías metropolitanas de la posmodernidad puede concebirse como un ejemplo de la práctica que se propone to revise the known, to rename the postmodern from the position of the postcolonial (Bhabha 1994: 5). Este gesto descolonizador de refuncionalización cultural (Richard 1996: 3), que se realiza tanto en los debates acerca de la posmodernidad latinoamericana como en las novelas examinadas, es una manifestación de la crítica poscolonial. De hecho, en el lugar geocultural latinoamericano, las prácticas posmodernas (reconceptualizadas) y las poscoloniales constituyen un horizonte de resignificación más unido que el que forman la razón postmoderna (metropolitana) y la razón postcolonial, comparadas por Mignolo. En el contexto latinoamericano, en ninguno de los dos casos el prefijo post tiene un significado cronológico, sino que apunta a un más allá crítico de relectura y revisión. Tomando en cuenta esta convergencia, que permite pensar la poscolonialidad como una manifestación de la posmodernidad latinoamericana, así como el hecho de que mi estudio parte de la noción de hibridez elaborada por Néstor García Canclini con respecto a las culturas posmodernas y que en la época en que transcurre el debate posmoderno latinoamericano, las teorías poscoloniales son apenas incipientes o se ven desatendid[as] o rechazad[as] prematuramente por la crítica latinoamericana en su mayoría (De la Campa 709), opto por privilegiar un enfoque posmoderno (diferenciado) más que el poscolonial. Se trata tan sólo de un énfasis crítico que no descalifica las teorías poscoloniales, presentes como un fondo constante de la reflexión crítica realizada en este

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