Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Señuelo Hacia la Muerte El Asesino de las Redes Sociales
Señuelo Hacia la Muerte El Asesino de las Redes Sociales
Señuelo Hacia la Muerte El Asesino de las Redes Sociales
Libro electrónico234 páginas3 horas

Señuelo Hacia la Muerte El Asesino de las Redes Sociales

Calificación: 5 de 5 estrellas

5/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Sandy Beanes, siendo un “ejote” en la preparatoria, es víctima del bullying de sus compañeros de clase. Él llega a descubrir algo ingenioso que le podría hacer ganar millones, pero sus compañeros de clase destruyen el laboratorio. Él intentó el experimento en casa pero al no tener suficientes materiales, sus padres deciden ayudarlo a conseguirlos sin que él lo supiera y se encuentran con una tormenta de nieve de la cual no regresan vivos y él le echa la culpa de esto a sus compañeros de clase. Una reunión se aproxima y el planea vengarse.

Aprendiendo todo tipo de mercadeo viral, Sandy, o como llega a llamarse después Conan, se convierte en “El Asesino de las Redes Sociales” ya que ha aprendido cómo elegir a personas específicas. Utilizando un software especial que él ha creado, él es capaz de usar información específica para localizar a ciertos individuos, por lo que ponen en varios sitios de redes sociales. Él también crea un programa de reconocimiento de voz que, cuando él dice un nombre, le da todo tipo de información sobre esa persona.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 abr 2016
ISBN9781507116647
Señuelo Hacia la Muerte El Asesino de las Redes Sociales

Lee más de Blair London

Relacionado con Señuelo Hacia la Muerte El Asesino de las Redes Sociales

Libros electrónicos relacionados

Misterio para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Señuelo Hacia la Muerte El Asesino de las Redes Sociales

Calificación: 5 de 5 estrellas
5/5

1 clasificación0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Señuelo Hacia la Muerte El Asesino de las Redes Sociales - Blair London

    Señuelo Hacia la Muerte

    El Asesino Serial de las Redes Sociales

    Por Blair London

    ––––––––

    Reality Today Forum

    realitytodayforum@gmail.com

    Copyright:  © 2014 by Reality Today Forum.  All rights reserved

    No part of this document may be reproduced or transmitted in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise, without prior written permission of author.

    Tabla de Contenido

    Prólogo

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Epílogo

    Es la propia mente de un hombre, no su amigo o enemigo, lo que lo atrae a la maldad.

    —Buda

    Prólogo

    Hay una obscuridad que acecha dentro de todos nosotros. Es la maldad que empujamos hasta las profundidades de nuestras almas. Muchos de nosotros nunca nos atreveríamos a abrir la Caja de Pandora. Tenemos un miedo natural a lo que podamos averiguar sobre ese lado atroz de nosotros mismos. Combatimos la obscuridad con la luz. No cedemos ante nuestras tendencias psicópatas. Controlamos la mente humana. Nos aferramos a la cordura.

    Aun así, hay algunos casos que desafían explicación o cura. Son depravaciones espantosas de la mente humana. Estas almas torturadas no albergan remordimientos por aquellos sentimientos de monstruosidad asesina. Ellos lo abrazan. Ellos lo nutren. Ellos alimentan a los demonios interiores. La esencia del mal habita dentro de las sombras más profundas de la mente. La negrura de la avaricia, lujuria, ira, venganza, vive dentro de todos y cada uno de nosotros. La pregunta es, ¿Pelearás con todo contra el diablo, o te convertirás en él con gusto?

    Capítulo 1

    ¡Hola! ¿Hay alguien ahí?

    El trueno resonó en la distancia y un relámpago iluminó el cielo negro. Una ligera brisa le sopló el cabello de Karyn a su delicada cara de porcelana. Ella tembló por el fresco de la noche y se pasó unos cabellos atrás de la oreja distraídamente con uñas con manicura perfecta. Con brillantes ojos de zafiro y un cabello rubio dorado, ella era lo más parecido a una Grace Kelly moderna; ella se tomaba bastantes molestias para mantener las apariencias. Llegando al final de los veintes, ella llenaba cada curva de su mini-vestido negro de encaje con perfección asombrosa. Ella se veía lista para rockear, y su tacón de aguja metálica sonaba al ritmo de la fuerte música de rock que tocaba al otro lado de la pesada puerta. Ella tocó de nuevo. Ella estaba aquí para asistir a una fiesta increíble. Su reunión de diez años de la preparatoria había sido un fiasco y esta celebración de doce años convocada especialmente prometía compensarlo de gran manera. Ella sentía una urgencia por estar en el interior y lejos del fuerte frío de la madrugada. Solo que nadie la había dejado entrar aún, aunque ella había estado tocando y llamando por—ella checó su reloj—más de tres minutos.

    Comenzaba a volverse agravante. Ella no estaba acostumbrada a ser dejada parada y esperando. Karyn era la chica con quien todos querían estar, aunque no fuera la chica con quien todos habían estado. Ella amaba hacer que la gente volteara dos veces por su asombrosa hermosura, la cual se tomaba bastantes molestias para mantener, pero siempre se sorprendía cuando la gente se tomaba el tiempo para conocerla a nivel personal. Ella no era todo lo que aparentaba en el exterior, ella sabía eso mejor que nadie. Probablemente lo más sorprendente de ella era que era tanto cautelosa como tímida, aunque se esforzaba por mantenerlo bien escondido. Ella había aprendido el nunca dejar ver su inconformidad al conocer gente nueva o incluso estar en una gran multitud. Ella estaba muy segura de que esa había sido una de las razones principales por las que se le había etiquetado una parrandera durante tantos años. Ella no comenzó bebiendo mucho entonces para quedar completamente ebria, ella bebía para calmar sus nervios y ahogar su ansiedad. La parte de completamente ebria solo vino con el territorio. La bebida adormecía su menta totalmente para no pensar demasiado sobre cualquier situación y ella era feliz por eso. Cuando ella bebía ella realmente se convertía en el alma de la fiesta, y ella descubrió que si bebía lo suficiente, ella no recordaría lo más embarazoso. No había nada peor en la vida que alguien en la escuela, o en cualquier lado, hiciera burla de ti por tus incomodidades sociales. Ella lo había visto pasar en la vida real, especialmente durante esos años de preparatoria que de otra manera habían sido increíbles, y en la TV, y en muchos de sus libros favoritos. Ella se había prometido a sí misma que no iba a permitir que le pasara—nunca jamás.

    Pero en realidad había una persona, que había hecho que esas cualidades salieran cada vez que ella estaba cerca de él. Incluso el solo pensar en él la ponía nerviosa, desde la primera vez que él vio tan de cerca los ojos de ella, hasta cada vez que ella lo había visto caminar por los pasillos y aún ahora después de todos estos años. Sin importar cuanto intentaba mantener la calma, él siempre conseguía sacudirle la fachada. Greg. Ella sonrió para sí misma mientras recordó cuanto le gustó en la escuela—y para siempre. Ella incluso recordaba la primera vez que él le habló. Había significado el mundo para ella a su corta edad. Claro que, ella no se había sentido tan joven en ese entonces, ella ya creía que era toda una adulta. Ella ya sabía mejor que eso. Eso llamado crecer era algo difícil, pero ella lo había conseguido a peras de las complejidades y el desorden. Ahora, en retrospectiva, las cosas se veían más simples en ese entonces. Claro que, simple describía casi todo sobre su pueblo natal que ella podía recordar. Ella casi lamentaba el estar tan deseosa de irse. Casi.

    ***

    Apple City nunca tuvo mucha relevancia en el mundo real. Se quedaba corta para ser una ajetreada metrópolis; le faltaba cualquier referencia histórica real, o incluso inventada, y nunca se alzó a la fama en algo que no fuera su monopolio tri-estatal o la producción de manzanas. De hecho, ni siquiera podía una ciudad real, en ninguna definición de la palabra. Solo era un pequeño pueblo somnoliento con un nombre glorificado atrapado entre otro par de pequeños pueblos somnolientos. No tenía ninguna promesa de ser más que una tierra olvidada en el tiempo; una Mayberry glorificada y moderna, si es que podía dársele tanto crédito. Había una tienda general, una tienda de abarrotes, una oficina postal y una preparatoria. Todos los mil cuatrocientos jóvenes, de noveno a decimosegundo grado, asistían a esa única escuela. Había sido sugerido el tener dos escuelas secundarias públicas de cuatro años, una en cada extremo del pueblo, pero nunca hubo un alza en la población suficiente como para que ocurriera. La gente dejaba Apple City cuando tenían la oportunidad y nunca volvían, y aunque sí tenía un pequeño encanto rústico, no era suficiente. Nada parecía querer mudarse al pequeño pueblo somnoliento.

    La calle principal hacia adentro y fuera de la ciudad consistía principalmente de unas cuantas tiendas familiares que veían tiempos difíciles de cuando en cuando. Había una tienda de abarrotes de propiedad local con un mostrador de medicinas en la parte trasera, y una tienda de todo a un precio. Aun así, parecían arreglárselas para sobrevivir, apenas surtiendo y cayendo en esa terrible brecha entre muy debajo de prosperar, pero nunca fallando realmente. En realidad, eso era lo que toda la ciudad parecía hacer—apenas sobrevivir. El lugar entero, y todos en él, parecían vivir en una inactividad sutil y cautiva durante la mayor parte de su existencia. Rara vez había alguna razón para emocionarse; algo que realmente sacudiera al pueblo en un frenesí. Había solo una excepción a esa regla. La única vez en que la gente en este pueblo parecía revivir era, como en muchos otros pequeños pueblos, durante la temporada de futbol de la preparatoria. El pueblo durmiente se sacudía su complacencia como un horror ancestral sacudiéndose la hojarasca del año anterior para levantarse en un esplendor devastador. Las gradas estaban repletas todos los Viernes por la noche con generaciones de graduados pasados, sus padres, abuelos e hijos. Las ovaciones de la multitud de seguidores devotos eran ensordecedoras. El pueblo de Apple City apoyaba a sus chicos dorados con cada fibra de su ser. La creencia penetrante era que el apoyo y entusiasmo absoluto era el por qué la Preparatoria de Apple City tenía uno de los mejores equipos en el estado por diecisiete años consecutivos. Los Warriors ganaban títulos regionales, conferencias en su división, y habían llegado a los playoffs estatales veintidós años de los treinta anteriores. La gente de Apple City sangraba rojo, negro y blanco.

    Fue en uno de esos juegos, de hecho, recordó Karyn, el juego principal de esa temporada, que Greg Stewell le habló directamente por primera vez. Era el codiciado, y propiamente llamado Tazón Azul y Negro entre los Warriors de ACH y los Blue Devils de la Preparatoria Century. Aunque estaba nombrada por los colores del equipo rival, muchos de los cuales en realidad recibían impresionantes moretones azules y negros, y aunque a quien se le hubiera ocurrido el nombre se le había olvidado hacía mucho, el apto nombre se quedó. El campo de batalla de ese año había sido más sangriento de lo usual con ambos equipos perdiendo jugadores debido a lesiones. La puntuación permaneció cerrada todo el tiempo con un equipo anotando, y luego el otro. La emoción mezclada con tensión engrosaba el aire a un grado de locura. ¡Las bandas de ambos equipos tocaban a más no poder, las multitudes gritaban hasta quedarse sin voz hasta que las gradas temblaban, y las porristas interpretaban con valentía profesional! Era una experiencia espectacular para cada persona que asistía.

    Los Warriors estaban delante de los Blue Devils dieciocho a catorce cuando ese intercambio monumental de tres pequeñas palabras alteró la vida de Karyn para siempre. Ella era una porrista Warrior y estaban en posición para una maniobra de ovación llamada Lanzamiento de Canasta Llena. Desafortunadamente para ella, o afortunadamente—dependiendo de cómo viera uno los años por venir, cuando la lanzaron alto por el aire, un jugador de Century falló una intercepción. Mientras ella giraba en su salto en espiral hacia atrás, la pelota, con un grupo de jugadores detrás, llego volando al grupo de porristas, regándolas fuera de sus posiciones críticas en el truco. Nadie quedó en su lugar para cachar a Karyn mientras caía. En lugar de caer con gracia en los brazos de sus compañeras de equipo, ella chocó aparatosamente en el suelo duro. Momentáneamente inconsciente, la primera persona que ella vio inclinada sobre ella cuando despertó fue Greg. Él se había removido el caso y le estaba quitando los mellones de cabello rubio de la cara cuando ella abrió los ojos.

    Hey, ¿estás bien? él le había preguntado.

    Todo lo que pudo hacer fue balbucear débilmente un hacia él. Para entonces, los entrenadores y paramédicos ya habían llegado a ella y él fue llevado al fondo. Esa pequeña conversación, si es que se le podía llamar una, hizo arder una llama en ella por Greg Stewell que apenas podía controlar. Nunca murió.

    Cuando ella regresó a la escuela la semana siguiente, ella perdía la respiración cada que pasaba cerca de él en el pasillo. Ella no podía evitar ver sus hermosos ojos cafés mirando fijamente los de ella con tanta preocupación y compasión. Era en realidad un poco difícil para ella el ver cómo actuaba aquí contra como había sido en el campo. En la escuela, solo digamos, que era un poco desgraciado. Él pertenecía el grupo de élite. No había nada de malo en ello; Karyn era muy cercana a algunas de las demás porristas, pero ella también tenía otros amigos. Los élite eran los chicos de la escuela que simplemente no se juntaban con nadie debajo de sus estándares. Si ellos te consideraban un raro, un inadaptado, o un nerd, sería el infierno para ti después de eso. Había un chico en particular, su blanco principal, quien tomaba fotos para el periódico y el anuario. Él no podía caminar por el pasillo sin que le bajaran los pantalones o lo empujaran, o lo molestaran verbalmente. Ella siempre sentía un vuelco en el corazón cada que atestiguaba la horrible manera en la que él y los otros eran tratados. La tortura del bullying era dura y a Karyn no le gustaba en absoluto. Pero a ella le gustaba Greg y eso significaba el hacerse de la vista gorda al abuso así que eso es lo que ella hacía. Sin embargo había muchas chicas tras de Greg y ella no creía tener mucha oportunidad; él ni siquiera le había hablado desde su encuentro ese Viernes por la noche. Ella solo lo admiraba de lejos, soñaba escenarios sin fin de ellos juntos, y esperaba con todas sus fuerzas el que tal vez algún día ella estaría a su lado como reina de la Preparatoria de Apple City.

    ***

    Pasaron meses con ellos solo cruzándose por los pasillos, pero su fuego por el solo había crecido. Ella no podía reconciliar la tierna preocupación en sus ojos cuando él se inclinó sobre ella con el Adonis que pasaba por su mesa en el almuerzo, aparentemente despistado e indiferente. Perdida en sus pensamientos, Karyn había optado por sacar a pasear al perro de sus padres al parque del condado al atardecer, diciendo que necesitaba aclarar su cabeza, pero sabiendo que sería el lugar perfecto para perderse en otro ensueño de Greg. Ella había decidido dar vuelta a la izquierda por un camino en espiral que llevaba a un pequeño arroyo. Apenas estaba obscureciendo y ella apenas podía ver los ladrillos del camino por el que había pasado. No estaban conectados. Por alguna razón esto le parecía curioso. Estaban separados por pasto entre cada ladrillo y le recordaban a piezas de un rompecabezas a punto de ser unidas. Ella vio el arroyo delante de ella al salir del camino. Hacía frío en el aire, y el río corría tan lentamente como para verse como un tranquilo espejo. El panorama era simplemente intoxicante. Ella camino al filo del arroyo y volteó para divagar junto a la silenciosa agua, maravillándose por un mini-puente encantador que abarca hasta la orilla este. La imagen del campo era asombrosa. Se veía como si hubiera sido sacada directamente de un cuento de hadas. Ella suspiró con apreciación, deseando ser una parte real de ese cuento de hadas.

    ¿Es tuyo?

    Karyn saltó por la voz inesperada que venía de la noche que oscurecía detrás de ella. Inmediatamente asustada y defensiva, ella se tomó un momento para calmar sus nervios antes de darse la vuelta. Ella se preparó para enfrentar a un hombre que probablemente no conocía, y ella no estaba tan a favor de estar a solas con él en la obscuridad. Consiguiendo mantener intacta su ansiedad, ella se dio la vuelta lentamente.

    Greg. Era Greg. Greg Stewell.

    Ella se sintió a sí misma jalando un aliento tembloroso. ¿Estaba soñando? ¿En realidad se había vuelto loca? Ella lo consideró y decidió que si ese era el caso, ella estaba bien así. Ella había querido hablar con él a solas por mucho tiempo. Él tenía la cara más seductora imaginable y atractivas facciones fuertes que estaban mejoradas por un duro cuerpo cincelado debajo. Su encanto de chico malo le quedaba a su apariencia como anillo al dedo. Él vestía una playera negra y pantalones de mezclilla azul obscuro abombados  con tenis deportivos blancos. Eso mostraba que estaba orgulloso de su apariencia, pero que no tenía que esforzarse mucho para verse bien.

    Él era cautivador, y a pesar de haber querido esto tanto, y haberlo vivido miles de veces en su cabeza, ella se sintió intimidada de repente por su presencia. Se sintió preocupada por su propia apariencia, ya que no esperaba encontrarse con nadie. Ella debió haber sabido mejor que salir de casa sin estar preparada para él. Trató de recordar si se había retocado el rubor y el delineador antes de salir y se preguntó cómo se vería para él. Ella tensó su espalda, levantó su mentón, y batió las pestañas, tratando de verse confiada y recatada. Ella esperaba poder conseguirlo considerando que se sentía como gelatina por dentro. Cómo había podido contenerse en ese momento, ella nunca sabría. Su corazón se sintió muy pesado cuando él la atrajo a su aura con una ligera sonrisa. Ella miró dentro de sus seductores ojos de chocolate obscuro y se sintió derritiéndose por dentro.

    El perro, dijo él, ¿Es tuyo? La voz de Greg era música para sus oídos, pero él parecía estar tenso. Ella se preguntó si el que estuviera ahí era una molestia o algo.

    Mirando hacia abajo, ella notó a un perro lanudo café moviendo su cola con felicidad, como si la conociera. Sí, era suyo, ella debió haber soltado la correa cuando se distrajo con la espectacular vista.

    Ella se aclaró la garganta.

    Sí, perdón, debió haber escapado.

    Ella se odió a sí misma apenas las palabras salieron de su boca. Ella siempre decía las cosas más obvias y estúpidas cuando estaba nerviosa. Claro, él debió haber escapado, por eso Greg lo traía de vuelta. Ella quería morir. Caminando, ella trató de controlar su temblor mientras se acercaba a él. Estirando la mano lentamente, ella tomó la correa de su perro.

    ¿Estás perdida o algo? preguntó él, levantando sus cejas.

    No. Solo que nunca he venido por este camino por el parque en la noche antes.

    Ella disfrutaba la manera en que

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1