creativas que han surgido en España a lo largo de su centenaria historia, no hay ninguna que sea a la vez tan brillante y esquiva como Albert Pla (Sabadell, 1966). Brillante, por la solidez de su obra musical, pese a no formar parte de lo masivo, y esquiva, por su personalidad, que admite a regañadientes la necesidad de compartir su tiempo con los periodistas cuando la ocasión le obliga a ello, pero que dista mucho de ser una tarea sencilla. Se decía entre la profesión que entrevistar a Albert Pla era “el examen final de la carrera de periodismo”; así de difícil es sacarle frases y opiniones. Ahora ya no se dice: se da por sentado que quien va a hablar es el periodista y, como mucho, Pla asentirá o no, o se reirá, rellenando así los huecos. De hecho, en la única biografía que hay publicada sobre él, , escrita por el periodista tarraconense Pep Blay y publicada en 2016 por Satélite K, el “biografiado” escribió el prólogo, y en él se podía leer, nada más empezar: “Cuando Pep Blay dijo que iba a escribir un libro sobre mi viday milagros, le contesté que eso no era asunto mío. Mientras a mí no me preguntara nada, ni me pidiera nada y, mucho menos, me hiciera trabajar… […] Luego me hizo unas preguntas, asegurándome que era lo único que me pediría.
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Dec 10, 2023
8 minutos
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