Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Manchot
Manchot
Manchot
Libro electrónico73 páginas52 minutos

Manchot

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

La línea de la vida no es recta para Dolores Cardona. En el Viejo San Juan las vidas se cruzan en aceras y aposentos. Entre pistolas y gemidos se sueltan nudos y se amarran lazos de otros mundos. La pasión se desenfrena mientras se cumple con el deber y con el llamado. Cada uno se trenza con el otro y cada otro se trenza con Dolores.
_______
Francisco R. Velázquez es un veterano periodista y escritor. Dotado de un extraordinario dominio del lenguaje, sus escritos se constituyen en lectura obligada para los amantes de la palabra escrita. Liberado de la camisa de fuerza de la sala de redacción, Pancho -como le llaman sus seguidores- se abraza a la sabia maquinilla de antaño y se sumerge cada día en los mundos paralelos de la página y la palabra.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento11 mar 2014
ISBN9781311638892
Manchot
Autor

Francisco R. Velázquez

Francisco R. Velázquez es un veterano periodista y escritor. Ha sido reportero de notas policiacas, columnista y editor de plantilla en diversos diarios de Puerto Rico por espacio de un cuarto de siglo. Dotado de un extraordinario dominio del lenguaje, sus escritos se constituyen en lectura obligada para los amantes de la palabra escrita. Liberado de la camisa de fuerza de la sala de redacción, Pancho -como le llaman sus seguidores- se abraza a la sabia maquinilla de antaño y se sumerge cada día en los mundos paralelos de la página y la palabra.

Lee más de Francisco R. Velázquez

Relacionado con Manchot

Libros electrónicos relacionados

Procedimiento policial para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Manchot

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Manchot - Francisco R. Velázquez

    Contenido

    Dolores-rojo 150

    Manchot

    ¡Síguenos!

    Manchot

    El Autor

    Otros Libros

    MANCHOT

    Relatos De La Detectivesca Caribeña

    Dolores Cardona: Detective

    Dolores-rojo 150

    Francisco R. Velázquez

    Dolores-rojo 150

    ¡Síguenos en book!

    ¡Síguenos en Twitter!

    Smashwords Edition

    Se hallan reservados todos los derechos. Sin autorización escrita del Editor, queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, mecánico, electrónico u otro, y su distribución mediante alquiler o préstamos públicos.

    Manchot

    Dolores Cardona: Detective

    Edición  2014

    Ediciones Secta de los Perros

    Francisco R. Velázquez, 1949 -

    Editor Ejecutivo – M. Pérez-Cotto

    Revisión y Estilo – Zaira Tellado

    Copyright©2011Francisco R. Velázquez

    franciscovelazquez49@gmail.com

    Arecibo, Puerto Rico

    Dolores-rojo 150

    I

    Manchot

    *******

    *******

    AIDE MEMOIRE

    15 DE OCTUBRE, 1949

    SAN JUAN, PUERTO RICO

    Vengo tanteando a un veterano a quien conocía de oídas y vi en Ponce cuando degollaron al chino en el Cárdenas, la noche de la pelea de Zale vs. Cerdan el  año pasado.

    Por entonces andaba él con el Zurdo Galíndez, campeón welter del país.  Recuerdo que El Zurdo me ofreció un trago que decliné.

    Se llama Rafael Canel y es manco. Poco menor que yo, tiene veintisiete años, dinero; no es de los que viven de cheque en cheque que lo sé porque he visto cuatro o cinco sin cambiar en una caja de tabacos.

    Viste buenos paños, nunca anda en cuerpo de camisa y tiene un brazo en cuero de gran rigor anatómico, que le hizo en Panamá un artesano francés.

    No tiene pinta de policía, sino de ladrón de caudales, o ‘sportsman’ de los que se la pasan en el hipódromo empujando caballos y limpiando la banca.

    Es guapo y hombre fino. Estuvo por Francia y Bélgica en la guerra, creo que en inteligencia militar. Ahora que lo he conocido no me cae tan mal.

    Su oficio principal es confesor del estado, saca admisiones de conjuras y conspiraciones sin ponerle un dedo encima al confesante. También investiga asesinatos que no salen en la prensa y es enlace en asuntos intergubernamentales. Le dicen capitán pero creo que manda más que el Coronel en jefe.

    Nos cortejamos a destajo, aquí y allá, cine, cenas y playa. He evitado visitarle en su apartamiento del Normandie donde me ha invitado un puñado de veces desde que subí de Ponce y abrí el despacho de pesquisas en la calle Sol del Viejo San Juan.

    Puede que sea desaconsejado lo del manco pero una mujer necesita de un hombre y no precisamente para que la represente que para eso me basto solita.

    Pero es que es más bellaco que Peñalver, el que me preñó en Ponce. Y, cosa peor, presiento que se está enamorando de mí. Eso no es bueno, un bellaco enamorado. Cuando no hay correspondencia nadie se beneficia, ni el que besa ni el que pone el cachete.

    Andamos de apestillarnos como cuando tenía yo quince años y vivía en Brooklyn. Pero él, como veterano y mañoso que es, va directo a las tetas.

    Lo resuelvo sentándome del lado del brazo entero porque el tuco no le alcanza y de ahí no pasamos. A veces le trasteo el aparato en el carro para que se tranquilice.

    Lo que Dios le dio para gozar es un exceso.

    AIDE MEMOIRE

    IN RE: ALVARO PECANET

    A 28 DE OCTUBRE DE 1949

    Una señora me ha pedido que siga a su marido porque llega oloroso a cuernos por las noches.

    Muy mal dicho; la que huele a cuernos será ella que no entiendo como no se agacha al pasar por el medio punto de la sala de su casa.

    Se llama Graciela y es amiga de una amiga. Nos conocemos socialmente de vernos en el Jacks’s y el casino del Laverne’s.

    Tendrá unos cuarenta años y no parece cargarlos. En luz de velador puede pasar por treinta y cinco. Pero la mirada agobiada, ahí si que tiene por lo menos ciento cincuenta.

    Me plantea el asunto en el balcón de su casa recién estrenada, con tragaluz de ojo de buey, en Hyde

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1