Cuerdas Y El Piquete Y Otros Poemas

Por Carlos Enrique Cartolano

La crítica realidad económica y social argentina durante el período 1997-2003 y una situación familiar cambiante, fueron determinantes de los textos poéticos que integran este volumen. CUERDAS es poesía de tránsito (Buenos Aires – Isla Negra – Valparaíso – Punta del Este – España – Buenos Aires otra vez), y de mirada profunda, decidida a conquistar brotes de esperanza. EL PIQUETE – y otros poemas- nace en el asesinato por la policía de dos jóvenes manifestantes en 2002 y proyecta el ojo lírico sobre el panorama general de un país crecientemente pobre, dependiente, entregado, saqueado, democráticamente inmaduro.

• Idioma: Español
• Editorial: Emooby
• Fecha de lanzamiento: 21 abr 2011
• ISBN: 9789898493842

Carlos Enrique Cartolano

El autor. Nació en Punta Alta, Provincia de Buenos Aires, el 15 de enero de 1947. Desde los catorce años vivió en Buenos Aires; más tarde en el conurbano. Escribe sistemáticamente desde un año antes de aquel trasplante. Tuvo amigos y maestros que lo motivaron; aunque cree hoy que su equilibrio en el lenguaje poético nació de los relatos de una tía abuela italiana que lo paseó por sus sueños desde muy chico. Después tuvo sus propias ilusiones. Su primer libro de poemas nació en 1969: Los cantos van al canto (Editorial Ergon, Buenos Aires). Sus padrinos y presentadores en la aventura fueron Jorge Calveti y Joaquín Gianuzzi; y el libro vistió pañales nada menos que en la galería de arte que entonces dirigía Carlos Débole. Después hubo dos o tres poemarios que censuró y quemó, seguramente aterrado ante la indiscreción que significó haber publicado precozmente. Se casó en 1970. Llegaron cinco hijos junto con la felicidad de su matrimonio. Dirigió o codirigió varias revistas literarias o culturales: Gente Joven, El Candil, Taller de Letras; también organizó junto con el poeta Jorge Castillo recitales de poesía musicalizada en el Bar La Poesía de San Telmo (1982), en el preciso momento en que el pueblo emergía de la dictadura. Con el sello editorial Taller de Letras, apadrinó también con Jorge Castillo algunas publicaciones de nuevos autores argentinos. En aquel mismo año participó de la antología Poesía Varia, junto con otros diez poetas. Asistió a los talleres literarios de Grillo Della Paolera, Osvaldo Rossler y Elizabeth Azcona Cranwell; después tuvo su propio taller de poesía y narrativa en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes de Ramos Mejía. En 1997 publicó La resurrección de Neruda, poemas (Taller de Letras, Buenos Aires). Detrás de ese poemario siguieron Cuerdas (1998-2003); El piquete y otros poemas (2002); Avisos y señales (2004-2006); Nuevos homenajes (2007); Poemas del amor que vence a la muerte (2007-2008) y A ojo y de oídas (2009-2011); los primeros cinco editados en 2011 por Emooby (Madeira, Portugal), el sexto aún inédito. En 2008 comenzó a publicar sus trabajos en el blog La trampa de arena (de Blogger), título a su vez de una primera novela que no dio a conocer aún; la misma inició una zaga que concluye Huevos en la herida, asimismo inédita. Entre 2007 y 2009 trabajó arduamente en una colección de ensayos que vino presentando en diversos certámenes: Tierra regada, la independencia mal tenida. También es este volumen, publicado en 2011 por Emooby (Madeira, Portugal), iniciador de una zaga que continuará De Fierro, ocupar la tierra, actualmente en proceso de escritura. Estos trabajos se fueron publicando en el blog Diáspora Sur, y desde pocas semanas atrás también en De Fierro (ambos de Wordpress). Mantiene en elaboración, desde 2009, una colección de cuentos, que se titulará Completar la mirada. Fue premiado y mencionado en diversos certámenes literarios argentinos, americanos y europeos. Participó de antologías argentinas, latinoamericanas y europeas, tanto ortodoxas como virtuales. Algunos de sus poemas fueron traducidos al italiano.Carlos Enrique Cartolano

Vista previa del libro

El dos mil

Dicen que el dos mil

Es parte de la globalización

De los sistemas

Del fasto/ De la fábula

Que no entraña descubrimientos.

Sin embargo

Entonces yo cumplo treinta años

De sueño con la misma mujer

De dormir / De trasladarme

En almas gemelas a un reino distinto del mundo

Pero auténticamente propio.

Insisten diciendo que el dos mil

Es un invento de yankilanders/ Y que la muerte

Está presente en los descubrimientos

Y en las máquinas del fin de siglo/ Y en las auroras.

Pero yo llevo treinta años de dormir

Con la misma mujer/De reencontrarme con ella

En los sueños: esos que al asirse en lo alto

Son el mismo y uno solo.

Y estos milagros no tienen nada que ver

Con las técnicas de falsedad y expoliación

Desde programas informáticos.

Hay una playa brumosa

A la que concurro cada noche con mi mujer

Y donde es posible caminar sobre las aguas

O hundirse en la arena/ O reposar contemplativos

Desde el espacio.

Yo presiento que ese punto será nuestro lecho final

Que estos del sueño son los vuelos de reconocimiento

De la verdadera pacha mama:

Desde el fasto / Desde la fábula

No han existido interrupciones notorias

En los últimos treinta años.

Y si ahora

Cuando falta tan poco para el dos mil

Mi mujer sale a recorrer el mundo sin mí:

Es muy posible que mi bruma y su bruma europea se enlacen

Por las noches/ Y volemos por la misma playa

Y sobrevolemos el mañana común

Con las magias del dos mil.

La quinta ventana

Se calculan en varios millones por segundo

Los orgasmos que aún estallan en el hemisferio occidental

Y en otros tantos los pestañeos de ángeles convivientes.

Esos mutis

Duran tres segundos nada más

Después retornan al vuelo taciturno

Y a envolverme

Con pantallas de sus ojos de alabastro.

La receta requiere que aproveche estas oportunidades

Y que los pode de alas

Que con la espuma blanca de la bandada

Levante un muro:

El origen de la casa y el final de la tienda trashumante.

Debe tener cinco ventanas

La del sur mirando al patio:

Concluidos los juegos

Puede verse a la bestia afilando sus uñas.

Al norte un ojo de buey

Contempla el cielo tapizado de embriones

Es posible

Advertir eterno movimiento en las esferas.

A la ventana izquierda arrimé la silla

De esperar la muerte

Y sólo se ve oquedad plana.

La ventana derecha es un error de la ingeniería

Porque no alcanzan sus dimensiones para mostrar

Hijos transgesores

O inconclusas melodías

O simiente brotada.

Pero en la ventana quinta

Donde me dejo estar

Detuvieron el sobrevuelo las gaviotas:

Bajo la malla de juncos

La arena filigranada de pasos

La señal de los picos

El chasquido múltiple de la huída.

Se calculan en varios millones los abortos

De mi diario mundo occidental

En algunos países europeos las tasas de natalidad

Han descendido bajo niveles que no se recuerdan.

Las