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Boquerones para un samurai
Boquerones para un samurai
Boquerones para un samurai
Libro electrónico91 páginas1 hora

Boquerones para un samurai

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Información de este libro electrónico

Gilberto Pacheco Machuca, alias "El Ferroviario", es un Inspector de Policía, cuarentón y con mucho ambiente. Sin decidir cómo, ni por qué, se ve envuelto en un engorroso caso de corrupción, drogas y el robo de dos valiosos cuadros. Su curiosa personalidad y la buena mesa, marcarán la vida del investigador. Un apasionante relato basado en hechos reales y con un final tan sorprendente como inesperado.

IdiomaEspañol
EditorialOmniaBooks
Fecha de lanzamiento29 jul 2012
ISBN9788493978754
Boquerones para un samurai

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    Boquerones para un samurai - Juan José Aristizábal Arteaga

    Boquerones para un samurai

    Juan José Aristizábal Arteaga

    ISBN: 978-87-939787-5-4

    Depósito Legal: B-11840-2012

    PUBLISHED BY: OmniaBooks

    Copyright © 2012 by Omnia Publisher SL

    Diseño y foto de cubierta Copyright © 2012 by Juan José Aristizábal Arteaga

    Smashwords Edition, License Notes

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    Dedicatoria

    Para Inma, por su piel de seda y su cuerpo de pasión

    ------

    Es preciso haber sido derrotado dos o tres veces para poder ser algo

    Enrique de la Tour de Auvergne-Bouillon, Mariscal «Turenne» (Sedan, 11 de septiembre de 1611 - Salzbach, 27 de julio de 1675)

    ------

    Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación

    Proverbio árabe

    ------

    Si no quieres que se sepa, no lo hagas

    Proverbio chino

    Agradecimientos

    Por ser varios/as los que ayudado han a la deste manuscrito confección, atrévome sin nombrar, agradecer sus participaciones con varias correcciones, críticas, aspavientos y súplicas a todos y cada uno de ellos.

    El inteligente lector pergeñado habrá la ficción que de todo esto se ha y lo que no.

    Nombres (los de real figura los menos y los imaginarios los más), situaciones o talantes de pueblos lejanos descritos con la pertinente licencia del presente escriba han.

    Algo de verdad en lo narrado lo hubiera.

    No molestarse debiera naide, pues si hiciéralo, mostraría su barbarie y salvajismo.

    Quien creer quiera que crea.

    En la del autor intencionalidad segunda no la hay, tal vez sí primera.

    Entienda lo que quiera, disfrute lo que pueda y quiera con el presente y sobre todo halague al literato que siempre gusta.

    Sin más, gracias doy, de nadas recojo.

    El autor

    Índice

    Prólogo

    Epílogo

    Conectar con OmniaBooks

    Prólogo

    EL SERVICIO EN 4 MINUTOS

    Hace apenas tres o cuatro meses, llegasteis a esta Escuela como aprendices noveles de una forma y estilo de vida propios a los que algunos llaman profesión. No sé si sois o no conscientes que, de manera brusca e inmediata a partir de aquel 11 de Febrero o Septiembre os metisteis de lleno en un mundo de mayores donde no caben errores y si estos se dan, no suelen perdonarse y cuanto menos olvidarse.

    En breve, catareis en vuestros propios cuerpos la miel agridulce de la CALLE que os dejará una impronta imborrable como esa primera vez- quien la haya tenido-. El Servicio que comienza a las 6:45 de la mañana y que casi nunca termina cuando debe, esa llamada a casa -en los mejores casos cuando puede hacerse- que avisa a nuestros familiares más queridos que no podremos ir en el día de su cumpleaños o aniversario a cenar, al cine o al teatro, ese yonqui desconocido o demasiado conocido a veces que no nos avisó aquella tarde que tenía una jeringuilla con la que nos pinchamos, esas cervezas que saben a gloria con los compañeros una vez acabado el Servicio, que conmemoran que seguimos vivos y vivos debemos seguir mañana a la hora del relevo, esa puta o ese chulo que nos guiñó el ojo y creímos enamorar por la prestancia de nuestro uniforme, ese compañero, esa compañera, ese Jefe, ese Cabrón de Jefe, ese olor ácido de urinario público que todo Calabozo que se precie de un buen trabajo debe tener, esos platos sin fregar, esa despensa vacía, ese café de por las mañanas que hoy toca pagar al compañero y mañana a mí, ese cacheo, ese canutito, ese esto no es mío Sr. Agente, yo acabo de llegar, ese parte diario de intervención, esa información de derechos al detenido que todavía no recordáis de memoria y tenéis que leer, ¡¡Dios ese polvo!!, ese Fiscal, ese abogado cabrón que sólo defiende a chorizos, ese compañero que nos apoyó cuando las cosas se pusieron difíciles y al que nunca le dimos las gracias, esa llamada urgente de Sala para el indicativo más cercano a la calle Agustina de Aragón, esos cuarenta kilos de hachís en el doble fondo del casco de un velero, esas doce papelinas en el calcetín de un indeseable que en 72 horas quizás vuelva a vender, ese menor de 14 que te roba coches en el sector y te jode la productividad, ese crédito que nunca llega y ese sueldo que lo hace siempre, esa clave 5, esa Franchi que no tenéis aún ni puta idea de utilizar y que algún día os puede salvar el culo, ese beso, ese K, ese Z sin pirulos al que sólo le funciona la sirena, esa roja, esa mala noticia que a lo peor os toca dar a la mujer o al marido de vuestro compañero/a, esa extra de Navidad y de verano, esos quince más uno que por si aún no lo sabéis, no son los pecados capitales, esa blanca que aún no llega, ese piso compartido por 5 que las cucarachas adoran, ese saliente/libre, ese Briefing, ese afirmativo-sierra, ese dicho cierto que dice se sabe cuando se empieza…pero no cuando se acaba, ese pocket, esa Brigada Provincial de Policía Judicial, ese desenfunde rápido, ese ¡¡ALTO POLICIA!!, esa primera bofetada que recibisteis y ese primer cachete fundado o infundado que se comió aquel pobre diablo, ese Apolo que huele a sudor, ese rumano que dice no entender castellano y que sabe latín, esas prácticas que nunca acaban, esa placa dorada que brillará en vuestro pecho, en fin, esa CALLE, ESA PUTA CALLE QUE ES NUESTRA VIDA y que nos da de comer, así que ya sabéis, no reneguéis de lo que fuisteis ni de lo que sois ahora, vivid sin prisas, y sed leales y dignos del uniforme que vestís, pero sobre todo…¡¡¡TENED CUIDADO AHÍ FUERA!!!

    El autor

    Diciembre 2003

    1

    Había intentado ser siempre un Samurai. Sentado en aquellas escaleras de un Japón lejano había visto caer miles de hojas caducas que, de un color rojizo, cubrían como un manto los alrededores del monasterio. Kinkakuji era un lugar apacible, tranquilo y perfecto para pensar, el Feng Shui se podía sentir

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