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El salto interior
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Libro electrónico130 páginas1 hora

El salto interior

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"Este no es un libro cualquiera. Sin pelos en la
lengua, a través de sus páginas Velázquez Callejas señala las carencias e
impedimentos que dificultan la liberación
existencial, el salto hacia la dicha que constituye, o debería constituir, nuestra realización en espíritu, y tiende un puente hacia la revolución interior pendiente en cada uno de nosotros". Armando Añel (escritor)

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 ene 2012
ISBN9781936886531
El salto interior
Autor

Angel Velazquez

Angel Velázquez Callejas (Guantánamo, 1962) es historiador y ensayista. En 1996 publicó La hacienda ganadera de Bayamo (1800-1850), y es coautor del libro Bayamo, crisol de la nacionalidad cubana. Ensayos y artículos suyos aparecen frecuentemente en Internet y publicaciones impresas, como Surco Sur, Palabra Abierta y Neo Club Press. Actualmente reside en Miami.

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    El salto interior - Angel Velazquez

    EL SALTO INTERIOR

    Ángel Velázquez Callejas

    --------------------

    Copyright 2011 Ángel Velázquez Callejas

    First Edition

    Published by Pedro Merino at Smashwords

    ISBN: 978-1-936886-53-1

    Smashwords Edition, License Notes

    This ebook is licensed for your personal enjoyment only. This ebook may not be re-sold or given away to other people. If you would like to share this book with another person, please purchase an additional copy for each recipient. If you’re reading this book and did not purchase it, or it was not purchased for your use only, then please return to Smashwords.com and purchase your own copy. Thank you for respecting the hard work of this author.

    --------------------

    Ilustración de portada: Salto sobre imagen anónima

    Edición electronica: Alexandria Library

    NEO CLUB EDICIONES

    neoclubpress.com

    --------------------

    ÍNDICE

    Prólogo

    Primera Parte. El Ego.

    Del engrandecimiento del ego

    Psicología del anónimo

    ¿Neo-hedonismo o realismo trascendental?

    Segunda Parte. La Historia

    Del pensar legítimo y el estanque de pensamientos

    Memoria y libertad

    Tebas contra la Historia

    Acerca de la Historia y la verdad

    Tercera Parte. José Lezama Lima

    En el centenario de Lezama, la imagen llena el vacío

    Hacia la poesía en actos

    Imagen e imaginación: La agonía lezamiana

    Mensaje poético a la Humanidad

    Cuarta Parte. José Martí

    José Martí y la conciencia universal

    El poeta que nunca fue

    Martí místico

    Espectros de la cubanidad

    Quinta Parte. El Ser Cubano

    Un Poeta, un Cemí y un Bayamo

    El exilio y el lenguaje del amor

    El contra sí

    Historia de la eternidad

    --------------------

    Prólogo

    El salto interior no es una colección de ensayos al uso, centrada, como suele suceder, en la problemática sociopolítica o la crítica literaria benevolente. Tampoco se trata de un ejercicio de estilo y refutación, o de una suerte de rompecabezas fundamentalmente armado en base a consideraciones y presupuestos ajenos, como ocurre a menudo en la ensayística insular. A ratos, ciertamente, la prosa de su autor, el historiador y ensayista Ángel Velázquez Callejas, puede tornarse barroca –y las comillas aquí acusan alguna que otra sensación puntual más que una circunstancia concreta--, pero siempre desde una agudeza y un afán de descubrimiento, incluso de transgresión, que rebasa con creces la mera retórica o el lucimiento irresponsable.

    Estamos ante un libro diferente, vital, desafiante: en El salto interior Callejas rompe con la Historia y lo enfatiza; rompe con el egotismo tradicional y lo emplaza; rompe con el nacionalismo cubano –con cualquier clase de nacionalismo—y lo subraya valientemente; rompe con los cánones establecidos por la vieja y la nueva intelectualidad del patio, y lo celebra sin titubeos.

    Este no es un libro complaciente. Sin pelos en la lengua, a través de sus páginas Callejas señala una y otra vez las carencias e impedimentos que dificultan la liberación existencial, el salto hacia la dicha que constituye, o debería constituir, nuestra realización en espíritu. Un puente hacia la revolución interior como propuesta insobornable. El concepto de poeta en actos o poesía en actos –en contraposición al de poeta en versos—, insistentemente manejado por el autor a lo largo de El salto interior, apunta a ir más allá de lo imaginario, del lenguaje y la Historia como coartadas de nuestro inmovilismo inconsciente. A pasar de las palabras a los hechos vaciando de lugares comunes y esquemas prefabricados nuestra circunstancia vital.

    En este cuaderno atrevido, profundo, dividido en cinco secciones interrelacionadas ―El ego, La Historia, José Lezama Lima, José Martí y El ser cubano―, Callejas dedica dos de ellas a dos figuras cimeras de la literatura y el pensamiento en Cuba, quienes sirven de basamento para la escenificación de su propuesta. Así, el desafío desvelado por el autor se alza ante nosotros como una montaña: el salto interior hacia el vacío desprovisto de Historia y Pasado que contiene la verdadera libertad, el auténtico crecimiento. El salto contra la intelectualización del ser. Gigantesco reto que, cual espada de Damocles, pende intermitente sobre nuestras cabezas. De que lo afrontemos de una vez ―para luego es tarde― dependerá, probablemente, el futuro de la especie.

    En mitad del túnel, en lo más crudo del invierno, este libro es como una hoguera.

    Armando Añel. Miami, marzo de 2011

    -----------------

    Primera Parte. El ego

    Del engrandecimiento del ego

    Cuando Martin Buber escribió uno de esos libros claves de la comunicación social contemporánea, Yo y Tú, una especie de diálogo fraterno entre el hombre y Dios, lo hizo inspirado en un viaje. Para Buber la comunicación y la relación entre el ego y la proyección (el mundo) eran como viajar al sentido resplandeciente de la razón.

    Siempre argumentamos, como bien señala Kundera en La insoportable levedad del ser, las penurias que nos arrastran a separarnos de aquellos momentos inolvidables. Suele sentirse la levedad y por ello la falta de sentido. Nos preguntamos inevitablemente por qué siempre hay un otro para diferenciarnos y para cubrir la levedad; y esa levedad zanja nuestras expectativas, nos transporta a una desatinada aptitud por el viaje. No hay nada más acogedor para un exiliado que viajar, que es un modo de endurecer la actividad del ego.

    Este viaje es la justificación más impía del ego. Y eso es, exactamente, lo que la experiencia nos depara cuando realizamos un viaje, cuando nuestro cuerpo se marcha a otro sitio y la mente se aferra a no ir. Así es como racionalizamos nuestras experiencias geográficas pasadas y las imbricamos inconscientemente con las que se van viviendo al momento, en otro ámbito geográfico. Cuando regresamos de un viaje, cuando nos asentamos de nuevo en el antiguo sitio, nadie sabe por qué el cuerpo y la mente armonizan naturalmente, se identifican mutuamente. Yo lo sé porque me ha sucedido. El cuerpo quiere sentir y la mente tiene miedo a pensar en lo nuevo. Esta dicotomía parece ser una estrategia morbosa de la existencia, pues entonces, ¿por qué en la mayoría de los casos, cuando se regresa, la razón se vuelve cómoda, letárgica y retorna a su pauta anterior? Es cuando podemos ver las cosas e interpretarlas. Mientras el viaje anda, el cuerpo siente; quien se comunica es el caballo de Troya. Creemos estar pensando, pero no. Más bien estamos soñando y es el cuerpo quien nos despierta oportunamente de todas las vicisitudes. Quizá por eso a José Lezama Lima no le gustaba viajar.

    Claro, para Buber estas experiencias eran geo-psicológicas. Viajar, moverse del entorno matrio, posibilita desenmascarar, si racionalizamos bien, las prebendas del ego, ese ego del cual hablaba José Martí en Nuestra América al referirse al aldeano vanidoso. Ese aldeanismo parece seguirnos como sombra. Es parte intrínseca de nuestra pauta. Pero la mayor justificación en su contra es viajar. El cubano ansía viajar, provocando con este deseo inusitado una dialéctica cubanísima del Yo-tú: mientras más me cierro, más me dan ganas de viajar; más me dan ganas de desmunicipalizar el ego.

    Existe una antigua leyenda hindú que dice que Bihar, un espacio geográfico, tomó su nombre de los viajes efectuados a ese lugar por Buda. Bihar debe su nombre a los viajes de Buda. Pero la diferencia de nuestros viajes con respecto al de Bihar es tremenda. Mientras el Buda viajaba para aniquilar el ego, los cubanos viajamos para engrandecerlo.

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    Psicología del anónimo

    1. Puede que nos sorprenda, pero la raíz de la palabra anónimo es muy antigua, tan antigua como la existencia misma. La existencia es anónima, nadie puede ser su autor. Anónimo proviene de la sentencia No, de no saber, de estar vacío. No era una negatividad negativa, sino positiva en relación al conocimiento verdadero. De ausencia de ego. Obras como la Biblia no tienen autores, porque quienes las escribieron estaban claros de que lo expresado no era de su autoría. Los presuntos autores, anónimos, fungían como médiums, flautas divinas. Anónimo ha sido una palabra contaminada, empobrecida por la racionalidad y usada con la estrategia de perpetuar el ego. Un libro como The Cloud of Unknowing no posee autoría; es anónimo porque trata de la enseñanza suprema, de la relación amorosa entre un maestro y su discípulo.

    2. Hoy nada puede ser anónimo porque el ser humano ha perdido el contacto amoroso con su propia existencia. Anónimo se convirtió, con Aristóteles, con la lógica, en una palabra perturbadora, fea y criminal. El teatro griego puso en evidencia la máscara del ego, el origen del nuevo anonimato. El ser humano en esencia es anónimo, pero la palabra recobró una suerte de suero racional y lo convirtió en algo utilitario, defensivo y al mismo tiempo agresivo.

    3. Me gustaría decir que la antigua connotación de la palabra anónimo poseía un significado femenino. Una palabra que asumía receptividad, creatividad, crecimiento. Pero Anónimo sufrió una conversión a lo masculino, a lo agresivo. Su lenguaje es la voluntad de poder, la de imponerse mediando bajo una máscara. Existe una frase contemporánea muy conspicua que establece un paralelo con el anónimo: soy un luchador; mi marido es un luchador; en la vida hay que luchar. Esta ha sido la frase que psicológicamente ha creado una nueva tentativa de expresividad del anónimo. El anónimo no es Anónimo, sino el escudo protector del ego, del miedo, del terror a ser libre.

    4. Anónimo se convirtió en estrategia para consolar al ego. Si mi ego se ve sentenciado a muerte, si no puedo enfrentarme directamente, entonces anónimo me salvará. Es en abstracto, pero funciona. Una palabra puede hacer funcionar las cosas. Por eso digo que Anónimo ha perdido el sentido existencial y vital, se ha convertido en una simple palabra hipnótica para luchar en retirada, para suponer que aún, pese a estar derrotado, se está en la lucha. Así es como han estado funcionando las cosas desde hace siglos. El ser humano se bate en retirada. Todo el Mahabharata, la epopeya hindú, recrea la situación de concilio entre el ego y el escudo que lo protegerá. Krishna le informa a Arjuna: despójate de todo y ve sin miedo al campo de batalla porque nadie morirá. Pero Arjuna duda y dice: sin

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