Hoy te hablo de un patrón muy común entre los seres humanos: miedo a sentir el dolor del fracaso.

¿Cómo se manifiesta este patrón en la vida de tus cercanos o en tu propia vida?

Porque te ves brincando de relación a relación, de trabajo a trabajo o de evento a evento, sin intermedios; es decir, eres un picaflor de experiencias. Siempre tratando de convencer(te) de que ‘ahora sí’ va a funcionar.

Si tienes este patrón te da pavor el dolor. No te gusta cocinarte en las lecciones de un momento a otro; idealizas a una persona o un evento y tu mente te da información lógica de que sí es posible que esta vez funcione, pero al mismo tiempo, te separa del aprendizaje.

¿Cómo vivirías si te clavaras menos en lo que esperas que sea el resultado y más en aceptar con paciencia la lección de cada momento antes de comenzar algo nuevo? Sólo es posible llegar al propósito cuando puedas sentir el dolor profundo de lo que no sucedió o no funcionó.

La experiencia humana es dolorosa, y una manera de evolucionar es a través del dolor.

Es necesario que reconozcas en absoluta vulnerabilidad y valentía de dónde vienen tus patrones, qué es lo que tratas de cubrir o evitar, pues ningún ser humano repite una conducta si no obtiene algo de ello ¿Qué patrón estás dispuesto a mantener para conseguir qué?

Todos nos hemos convertido en maestros de cómo evitar el dolor. Pero por favor: deja de borrar el camino recorrido de tus lecciones vividas; para de ir hacia adelante todo el rato sin haber mirado primero atrás, lo que viviste, y de identificar la voz que te ha llevado antes al fracaso.

Brincas de una cosa a otra porque no quieres “hacerlo mal”, no estás dispuesto a ver el dolor que has causado o no quieres sentir miedo o vergüenza, pero son todas esas emociones y experiencias las que te dan información para construir un nuevo camino, no para no volver a caer, sino para ampliar el panorama y hacer otras elecciones.

Deja de “arreglarte” y mejor vívete con todo. No puedes sentir el amor si no puedes sentir el dolor.

Bienvenido a ‘El poder de lo incómodo’.
Si no creces, te encoges.