Cuando conocí a Alma a quien hoy considero mi mejor amiga, algo bellísimo pasó. Por primera vez en mi historia sentía que alguien me entendía internamente al vivir una vida “profesional” similar, (la cual es mucho mas para las dos que solo eso). Sentí que ella entendía lo que es amar al humano y querer sapearlo al mismo tiempo. Sentí que entendía que lo que hacemos es mas que una chamba pero es difícil de compartir porque pocos podrían sostener la cantidad de energía, dolor y confusión que sostenemos para otros.

Ahora, no solo me sentí compasivamente entendida en el peso de nuestra labor, si no también el peso de nuestra imagen al hacer lo que hacemos. Esta ridícula perfección que nos piden muchos, a los que nos dedicamos al bienestar humano. Créeme, me hago todo por ser ejemplo de lo que enseño, pero no te equivoques no dejo de ser humano.
Si, como tú la cago. Si, como tú la vida me duele. Si, como tú hay cosas que no me enorgullecen. Pero si me lees y me escuchas, también sé que como tú todos los días me muevo para entenderme y vivirme de las manera mas autentica y libre que puedo.

En este episodio lo que pretendemos es hablarte de lo que ha sido para nosotras el peso de que la gente nos vea como guías. El peso de nuestra evolución enfrente de muchos. El peso de la opinión y el camino a la lealtad personal como líder en este mundo de bienestar que ambas amamos.

Ambas somos seres espirituales, conscientes, amorosos, así como rotos, heridos y muchas veces confundidos. Este episodio también pretende hacerte ver que el camino es eterno, que lo vale todo pero que no es de perfección. Para las dos es sumamente importante que nos veas reales y no perfectas. Porque a parte, que flojera la perfección.

Bienvenido a ‘El Poder de lo Incómodo’ T3.
Si no creces, te encoges.