Ron DeSantis, uno de los candidatos favoritos en las primarias republicanas anunció este domingo que retiraba su candidatura. El abandono repentino sorprendió a todos porque las primarias no han hecho más que empezar, pero no del modo que DeSantis esperaba. Sus decepcionantes resultados en Iowa y la fortaleza demostrada por Donald Trump le han empujado a tirar la toalla. A ello no son ajenas las encuestas, que le daban unos resultados aún peores en Nuevo Hampshire, que es el siguiente Estado en el que medirán sus fuerzas los candidatos. Las de Nuevo Hampshire se celebrarán hoy y como sucedió en Iowa, Trump parte como vencedor absoluto sin que nadie le haga sombra. Ya fuera de la carrera presidencial DeSantis se ahorrará la humillación de quedar tercero detrás de Trump y de Nikki Haley. Pero no sólo eso, si evita enfrentarse a Trump complacerá también a su base electoral en Florida que, en líneas generales, es muy trumpista.

DeSantis oficializó su candidatura a las primarias en mayo del año pasado, unos meses después de arrasar en las elecciones a gobernador de Florida. Pasó por encima del candidato demócrata y eso le dio ánimos para postularse a la presidencia, seguramente en la creencia de que Donald Trump, que era candidato desde noviembre de 2022, estaba acabado y sus posibilidades de volver a la Casa Blanca eran muy pequeñas. No era una suposición suicida, a fin de cuentas, en las elecciones de medio mandato de 2022 los candidatos al Senado que apoyaba personalmente Trump fueron derrotados. Su esperanza consistía en heredar el voto trumpista en todo el país asumiendo buena parte de su programa, aunque cambiando ligeramente el estilo. Creía que los votantes de Trump verían con buenos ojos una renovación, alguien más joven y sin enredos con la Justicia.

Lo que no podía prever entonces era que los demócratas en Washington harían todo lo posible por fortalecer la candidatura de Trump convirtiéndole en un mártir de la causa republicana. Los sucesivos juicios no han hecho más que entregar minutos de televisión y atención mediática a Trump mientras se ignoraba al resto de candidatos, que apenas han tenido oportunidad de mostrarse ante los electores. La idea de los demócratas era centrarlo todo en Trump y extender esas malas vibraciones al partido Republicano en su conjunto.

Pero el plan demócrata de señalar a Trump como el mal absoluto mientras se ninguneaba al resto de su partido no ha funcionado. Ahí tenemos los resultados en Iowa del pasado día 15. DeSantis se volcó en el Estado visitando personalmente todos sus condados, pero hizo cálculos erróneos. Pensó que podría convencer a los votantes tradicionales de Trump exhibiéndose como un candidato continuista, una suerte de trumpismo renovado y con experiencia de Gobierno en su Estado. Pero esos votantes que anhelaba conquistar no estaban por la labor de abandonar a Trump, a quien muchos ven como un mesías.

Sin DeSantis ya sólo quedan dos: Donald Trump y Nikki Haley, que están a mucha distancia en las encuestas. Aún no se sabe cómo habrá incidido la retirada de DeSantis, pero es previsible que sus simpatizantes se pasen a Trump tal y como él mismo les pidió este domingo en su mensaje de despedida. De cara al futuro esta decisión le salvaguarda para que, consiga o no Trump la nominación, pueda presentarse en 2028 con más experiencia y sin un adversario tan difícil.

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