"TIERRA DE LAGARTOS" La Gran Historia: "Ciencia ficción y aventura" Libro 1
Por GF Nolam
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El reconocido científico y profesor de la Universidad de Harvard, Mike Chambers llega a Costa Rica el 3 de abril de 2034, con la misión de hacer una Investigación Científica de los Lagartos que habitan en la cuenca baja del Río Tárcoles y de las Cavernas del Parqu
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"TIERRA DE LAGARTOS" La Gran Historia - GF Nolam
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Publicado por Ibukku, LLC
www.ibukku.com
Diseño de portada: Ángel Flores Guerra Bistrain
Diseño y maquetación: Diana Patricia González Juárez
Copyright © 2025 GF Nolam
ISBN Paperback: 979-8-89727-192-4
ISBN Hardcover: 979-8-89727-194-8
ISBN eBook: 979-8-89727-193-1
Miércoles, 3 de abril del 2034, Costa Rica, 2:57 p. m. Ruta 27, hacia la cuenca baja del río Tárcoles…
—Mr. Chambers, ya estamos cerca, este río es misterioso y lleno de sorpresas, está infestado de lagartos. Le cuento, en este país de Costa Rica, por tradición son intocables, sagrados, y la alimentación por parte de los lugareños se ha convertido en un verdadero rito, desde siglos atrás.
—Pero, Juanito —acota el investigador científico, geólogo y arqueólogo Mr. Mike Chambers—, ¿qué significa el nombre Tárcoles? —Mr. Mike Chambers sabía la respuesta, pero quiso escuchar qué decía el guía.
—Bueno —responde Juanito—, significa «río de lagartos». Así lo nombraron los aborígenes huetares, hace más de mil años, mucho antes de la llegada de los colonizadores europeos a estas tierras. Se cree que este nombre es más que milenario.
»Según cuentan las leyendas, hace miles de años ya estaban ellos acá (los lagartos) en grandes grupos rivales.
»La leyenda dice que el gran lagarto QUEPOS bajó del cielo, y venía sobre una enorme esfera de piedra. Su gran tamaño era increíble, lo asemejaban a una enorme sierra montañosa escarpada con picos pronunciados. Era impactante el solo verlo moverse y más cuando devoraba a sus presas. Este lagarto era tan poderoso y fuerte que arrasaba a los demás lagartos, y estos le temían de gran manera.
»De los habitantes de esa época, ni qué decir, con solo verlo caminar quedaban aterrorizados, de hecho, los habitantes de esta parte del mundo fueron tan impactados por los lagartos, y en especial por QUEPOS, que empezaron a hacer utensilios que se asemejaban y rendían homenaje a estos, joyería en oro y jade que los rememoraban, y fueron incluidos entre los dioses que ellos adoraban.
—¡Es increíble! —dijo Mr. Mike a Juanito—. Pero tengo otra pregunta: ¿qué hay de unas cavernas donde en sus paredes están contadas las historias y leyendas sobre estos grandes lagartos? —También sabía acerca de las cavernas.
A lo que Juanito contestó:
—Sí, Mr. Mike, son las Cavernas de Carara y están a pocos kilómetros de acá, son fabulosas y de verdad cuentan una historia, misma que no ha podido ser descifrada, ni interpretada en su totalidad. Hay varias versiones, hasta se han sometido a IA. Igualmente todos los extraños dibujos y las pinturas rupestres, y no queda claro qué se cuenta en ellas, ni su verdadera historia.
—¡Oh! Es fascinante —dice Mr. Mike—. Esto hace que me emocione más ante esta Investigación. Más bien se convertirá en una aventura inolvidable.
Mike Chambers era sumamente intuitivo; él, como gran científico, visualizaba un escenario hacia grandes descubrimientos.
Ya estaba cayendo el sol, el atardecer era doradamente hermoso y el dorado del sol cubría la costa y el mar cercano, y los dos —Mr. Mike y Juanito el guía— realmente estaban cansados, pero aún les quedaba un viaje de dos horas, tenían que ir hasta el Aeropuerto Juan Santamaría a recibir a la hermana de Mr. Mike, Katherine. Era una hermosa mujer y científica de 29 años, especializada en Paleontología, graduada de la Universidad de California, en Berkeley y quería estudiar los lagartos en Costa Rica. En realidad tenía grandes razones ocultas de querer saber el por qué una especie gigante de lagartos desaparecida hace millones de años daba muestras de existencia milenios atrás, y que desapareció repentinamente de la faz de la Tierra.
Había sido un largo día y una larga noche. Era de madrugada y venían de regreso del aeropuerto, ya con Katherine, estaban llegando a un cerro costero, en donde estaba el lugar de hospedaje, un majestuoso hotel cinco estrellas que dominaba la cúspide de este maravilloso lugar.
Como había luna llena, a pesar de ser la 1:30 a. m., el manso mar reflejaba el plateado de aquella Luna. Fascinados por el espectáculo, ahí cayeron rendidos en sus camas, los Chambers, hermano y hermana, cada uno en su lujosa habitación.
El guía, Juanito, por su parte, a su modesta vivienda costera, en donde lo esperaba su madre Lourdes, como siempre.
La noche seguía dominada por aquella deslumbrante luna llena plateada, que el mar cercano reflejaba nítidamente.
A la mañana siguiente, disfrutaron de un delicioso desayuno y, estando ya listos, no sin antes extasiarse con la bella vista matutina desde el mirador del hotel en donde se observaba el hermoso paisaje natural y marítimo, luego de esto se dispusieron a salir para las Cavernas de Carara, mismas que estaban en el Parque Nacional Carara.
Mr. Mike, su hermana Katherine y el siempre dispuesto Juanito iban de salida, cuando el científico los interrumpió y se dispuso a decir lo siguiente:
—Tenemos en este hotel un punto sumamente estratégico. Al estar en este increíble mirador capté algo que luego les comentaré, y apenas me llegue el equipo que estoy esperando sabrán de qué se trata, estoy contando las horas, y cuando lo instale y lo ponga en uso, sabrán de lo que les estoy hablando.
Katherine quedó intrigada, pero su curiosidad por saber qué sorpresa le tenía su hermano mayor la dominaba, y se imaginaba a su hermano ya en acción, porque sabía de sus grandes capacidades. En realidad su hermano era su mentor, y quien la había motivado en su carrera de Paleontología.
Las cavernas estaban a pocos kilómetros, y cuando se percataron ya habían llegado al lugar. Después de pagar su entrada al Parque Nacional Carara, y ver sus instalaciones de la recepción en donde había mapas de la distribución, tamaño y atracciones naturales principales, se montaron en un carrito conducido por el guía Juanito, y siguieron la ruta que los llevaba a las tan esperadas cavernas. Ahí encontrarían la información que tanto deseaba Katherine y que ella misma guardaba en sus adentros como un gran secreto.
Ya tenía más de un año de guardarlo, y esperaba en Costa Rica encontrar la respuesta, era el único lugar del planeta y en un radio de pocos kilómetros estaba lo que ella quería: ¡LA RESPUESTA! Sí, saber por qué en pleno siglo XXI había evidencia de la existencia con vida de una especie de lagarto gigante prehistórico, que se había extinguido supuestamente hace más de 60 millones de años. Y de acuerdo a lo que ella vio con sus propios ojos junto a otro colega y pretendiente, de quien guardaba cuidadosamente su identidad, ya que era el único testigo, junto a ella, que podía sacar a la luz la verdad, para beneficio de la humanidad y del mundo científico.
A ella le intrigaba en demasía por qué una especie de más de dieciocho metros de largo y más de diez toneladas de peso, y en grupos de treinta individuos —solo imaginarse eso—, sin contar la rápida capacidad reproductiva, en pocos meses y en menos de un año, se convertirían en una población animal incontrolable, tanto en tierra como en el mar, ya que estaban capacitados para procrearse en esos dos ambientes sin ningún problema. Sus nidos de más de doscientos huevos, su rápido crecimiento, y avidez carnívora, podrían arrasar comunidades enteras.
Ese hecho no dejaba dormir a Katherine, su hermano Mike lo había notado y estaba muy preocupado por el estado anímico y emocional de ella, pero Katherine no le había revelado este gran secreto que solamente compartía con su colega científico.
En realidad, ella había motivado a su hermano mayor a venir a Costa Rica con argumentos muy diferentes a esta posible realidad, y sin contarle el secreto que ella y su colega habían descubierto: algo que vieron y tocaron con sus propias manos en la ultrasecreta Base científica Militar de los Estados Unidos, cuyo nombre y ubicación no querían revelar. Por asuntos de trabajo y mera casualidad, se toparon frente a frente con un hallazgo que se convirtió en el secreto de sus vidas, algo que cambiaba todo lo que habían aprendido en la universidad y en el campo de trabajo científico. Era una contradicción a todo lo establecido en la paleontología, la carrera que la había cautivado por completo.
Ese día pasaron recolectando todo lo que pudieron en las cavernas: pequeños restos óseos, fósiles, tomaron fotos de sus paredes en donde había grabados y pinturas rupestres, también algunos extraños dibujos, los cuales documentaron con videos. Escucharon también relatos de algunos lugareños que visitaban el parque. Mike, por su parte, como buen geólogo, recolectó unas cuantas pequeñas rocas que introdujo en el estuche de su cámara.
Como eran las 3:00 p. m., los altavoces del parque llamaron la atención de los visitantes, para que desalojaran poco a poco el lugar, ya que a las 4:00 p. m. se cerraba el Parque Nacional Carara.
Salieron lentamente de las cavernas, estaban tan sorprendidos y extasiados por la riqueza de información que se resistían a dejar el lugar, pero los reiterados avisos por los altavoces los obligaron a abandonar el sitio.
Juanito, siempre atento, ya tenía el carrito listo y, como buen guía, les hizo saber a Mike y a su hermana que podían regresar de nuevo a las cavernas.
De regreso a la recepción les mencionó que había otra caverna descubierta recientemente y que desde hacía unos pocos días estaba abierta al público, pero que aún no aparecía en las atracciones del parque, por ser tan reciente dicho descubrimiento.
Les contó que en ella había cosas más extrañas e increíbles y todas referentes a la historia de los lagartos. Él (es decir, Juanito), con una sola vez que había podido ingresar, y sin ser investigador científico, se pudo dar cuenta de que ahí había algo grande y diferente, con mucha más información sobre los lagartos que la que se hallaba en las cavernas ya conocidas, y que eran muy visitadas por los turistas y científicos.
Mike le reclamó firme, pero más que emocionado, muy asombrado le dijo:
—Juanito, Juanito, Juanito, ¿por qué no me dijiste esto antes?, ¡¡¡mejor hubiéramos ido primero ahí!!!
—¡No! —respondió Juanito pausadamente—, tenían que venir primero acá, a estas cavernas, para que pudieran entender y saber lo que se describe en esta nueva caverna, descubierta recientemente. Me dará la razón Mr. Mike, cuando regresemos y la visitemos, ok? —le dijo Juanito.
—Ok, ok, ok, veremos —le respondió Mr. Mike.
Así terminó la visita al Parque Carara, estaban agotados, deseando llegar al hotel, comer algo rápidamente, ducharse, y empezar a ver y analizar toda la información y las muestras recolectadas. No les alcanzaría la noche, en definitiva, la visita al Parque Carara había sido muy rica en información y recolección de muestras.
Todavía quedaba lo mejor de todo esto: la visita a la nueva caverna descubierta recientemente. Mike y su hermana Katherine, desde ya, ansiaban el regreso a ese lugar, eso lo habían comentado repetidamente en voz baja en la microbús antes de llegar al hotel, para que Juanito no empezara a hacer preguntas de por qué tanto interés principalmente por parte de Katherine, quien no se había sincerado todavía con su hermano Mike con relación a sus verdaderas razones y motivos de esta investigación científica.
Prepararon todo, y en la habitación de Mike montaron el cuartel de investigación. La noche se les hizo corta y les dio el día siguiente analizando y viendo todo.
Ya a las 6:00 a. m. del siguiente día, pidieron tempranamente desayuno fuerte, porque todavía faltaba ver todo lo que había recolectado Mike: las fotos, los videos y las pequeñas rocas que estaban en el estuche de su cámara.
Ese día lo pasaron ahí por completo, haciendo toda clase de apuntes, notas y clasificando individualmente cada muestra encontrada.
Estaban tan concentrados en sus investigaciones, que Juanito, para sentirse útil, cada cierta hora bajaba a la cocina del hotel y encargaba alimentos, porque por ellos pasaban directo, sin descanso en sus actividades científicas y consultas directas a sus colegas científicos en el extranjero.
Uno de sus colaboradores, Jim Scott, era un científico, físico y matemático inglés de 38 años, graduado de la Universidad de Cambridge. Poseía una maestría en Inteligencia Artificial, una carrera promovida por esta prestigiosa universidad, que había cursado en los últimos seis años con el mejor promedio de su clase y un destacado desempeño en el examen final de graduación. Esta formación tenía un fuerte énfasis en las ciencias.
Jim, al recibir las primeras informaciones por parte de Mike, y en especial las fotos y videos de los grabados y de las pinturas rupestres, ya estaba sumamente emocionado y decidido a intentar descifrar todo lo que le había enviado su gran amigo Mike Chambers, quien era 10 años mayor que él. En realidad Jim respetaba mucho el trabajo de Mike; Jim era su fan número uno, y lo que Mike le solicitaba, Jim, como buen inglés, rápidamente y con gran eficiencia, solventaba y daba excelentes respuestas a las consultas de Mike.
De hecho, ese mismo día, ya de noche, le envió los primeros resultados de lo recabado en las cavernas. Mike ya conocía de sus capacidades y eficiencia por eso siempre recurría a su colega y amigo Jim.
Ahora Jim se estaba organizando, haciendo todos los arreglos en su país, Inglaterra, para poder unirse al grupo en Costa Rica.
Hacía pocos meses había comenzado en los laboratorios de Investigación de la Universidad de Cambridge, algo importante, se trataba de un proyecto de IA. Estaba enfocado en toda la evidencia encontrada a través de la historia, misma que contaba en las miles de cavernas y cuevas, y también en murales montañosos, a modo de grabados, la historia de los antepasados más lejanos en el tiempo. Además, estaban aplicando esta misma ciencia en las altiplanicies de Sudamérica en donde se habían encontrado geoglifos de todo tamaño, mismos que expresan el pasado de nuestro planeta, hasta llegar a la prehistoria, con significativas pinturas rupestres y petroglifos.
Tanto Jim como Mike estaban felices, ya que la investigación en las cavernas de Costa Rica en el Parque Nacional Carara justificaba una posible salida de Jim a este campo de trabajo, porque concordaba con el proyecto que él tenía a cargo.
Katherine le sugirió a su hermano mayor que le dijera a Jim que solicitara permiso por tres meses a los directores de su universidad a fin de cooperar con el proyecto que ellos estaban desarrollando.
Jim así lo hizo, y tres días después la respuesta fue un «¡sí!».
Lo mejor de todo es que se le autorizaba y se le financiaba la venida a Costa Rica por parte de la Dirección de los laboratorios de Ciencias e Investigación de la Universidad de Cambridge.
El director de la misma había sido profesor de Jim y tenía conocimiento de sus capacidades, además eran vecinos en Londres. Era el mejor amigo de su padre Bob y su madre Marry, así es que lo apoyó, para su venida a Costa Rica.
El director, sir George Mackalum, confiaba en este joven talentoso, sabía que como científico iba a llegar muy lejos. Sobre todo, admiraba su destreza al utilizar la IA en toda investigación en donde se le solicitaba aplicarla.
¡Otro día muy temprano Juanito venía con buenas noticias! Le traía a Mr. Mike la guía de la aduana, para el retiro de los equipos.
El científico autorizó a Juanito para hacer el retiro de los mismos, advirtiéndole que eran sumamente frágiles, y que los transportara con todos los cuidados y precauciones.
Ya tarde ese día, siendo las 6:00 p. m., Juanito llegó con la encomienda, y todo estaba intacto y en perfecto estado; así lo confirmaron Mike y su hermana Katherine al revisarlos minuciosamente.
Lo primero que instalaron fue un potente telescopio de corta y mediana distancia, totalmente electrónico y computarizado, capaz de tomar las imágenes, transmitirlas y grabar toda la información captada a medios digitales.
—¡Es una maravilla moderna! —dijo Juanito impactado por tal aparato de tan moderna tecnología—. ¡Y este es solo uno de los tantos que vienen en este cargamento! —añadió nuevamente, con gran asombro.
Mike y Katherine se pusieron manos a la obra, programaron y ajustaron el telescopio debidamente a las necesidades de su investigación. Terminaron ya tarde, cenaron, y de ahí a sus habitaciones a descansar.
El siguiente día les trajo grandes sorpresas, ya que el telescopio era increíblemente eficiente, y al transmitir la información de sus capturas mostraba su gran nitidez digital, con efectos de cámara lenta, micronizada, movimiento a movimiento. En estas pruebas digitales estaban captando a los lagartos, que revoloteaban en la desembocadura del río Tárcoles.
Los siguientes equipos eran sorprendentes, entre ellos un dron satelital de triangulación con la capacidad en sus cámaras de aumentar un metro cuadrado cien veces, y con una nitidez increíble. equipos de localización por calor, por frío, por concentración de metales, minerales y hasta detectores de materias orgánicas y cuerpos vivos, aun en profundidades terrestres y acuáticas. También venía tecnología desconocida para muchos científicos. Entre otras cosas, venían equipos de alta tecnología como cámaras tridimensionales, sonares ultramodernos instalados en robots movibles, así como sismógrafos ultrasensibles.
Mike era un científico de gran experiencia y trayectoria, tenía los contactos con los indicados en todo este tipo de equipos ultramodernos, mismos que ya había utilizado en repetidas ocasiones y proyectos clasificados para el Gobierno de los Estados Unidos.
Mike, a sus 48 años, ya era un científico consolidado, pero de bajo perfil.
Él mantenía su anonimato en las paredes de la Unidad científica de Investigación y Tecnología en la prestigiosa Universidad de Harvard.
Su experiencia de trabajo era sorprendente, él había realizado y comandado importantes proyectos para diferentes oficinas y departamentos del Gobierno de los Estados Unidos, tanto en el campo de las ciencias, como en el de las tecnologías ultramodernas.
Había manejado archivos secretos y clasificados para el gobierno, en campos de la investigación no tradicional.
Ese era Mike Chambers, un hombre mesurado, tranquilo, equilibrado, soltero, sin hijos, pero siempre preocupado por su familia. Tenía dos hermanos menores a él: Ben, de 43, Douglas de 38; y su hermanita menor, Katherine, de 29 años.
Su madre Ann y su padre John habían celebrado sus bodas de oro seis meses atrás. Sus sobrinos y sobrina ya estaban en plena adolescencia, llegando rápidamente a la adultez. Sus nombres: Rossy de 18, Marcus de 16 y Jonathan de 14. Rossy era hija de Ben. Marcus y Jonathan eran hijos de Douglas. Además, como parte de la familia estaba María, esposa de Ben, y Julia, esposa de Douglas; todos ellos eran el universo de Mike, quien siempre se preocupaba por el bienestar de todos ellos, y sobre todo Mike quería que sus sobrinos realizaran todos sus sueños y que escogieran su propia carrera de manera libre y por convicción propia.
Sobre todo, Mike se aseguraba que sus sobrinos practicaran buenos principios, al igual que sus padres y abuelos lo habían hecho con él y sus hermanos y hermana. Mike quería que estos jóvenes sobrinos vieran la importancia de distinguir las cosas que realmente valían la pena en la vida, y las que verdaderamente eran importantes.
Él quería lo mejor para ellos en sus vidas.
Algo que preocupaba mucho a Mike y que había observado detenidamente era el comportamiento de Katherine. Aquella jovial y hermosa joven llena de sueños, y ávida de conocimientos en su campo, la Paleontología, estaba muy cambiada, algo la había impactado grandemente, como si su alma estuviera lesionada por algo realmente grande.
Mike era mesurado, tranquilo, equilibrado, como siempre, y con la confianza del hermano mayor, ya que sus hermanos y hermana confiaban sus asuntos personales a él porque Mike nunca había traicionado la confianza de ellos. Mike, en base a estos antecedentes familiares, estaba por llamar a Katherine, pero él era muy cauteloso, y observador, quería saber la verdad en su totalidad, por eso le estaba dando tiempo a su hermanita menor para que descargara en él toda la verdad, de una sola vez, y así tener la respuesta verdadera a su preocupación, ya que, al verla en este estado tan extraño y nunca visto en ella, cada vez Mike se preocupaba más.
Así terminó ese día, y cayó la noche, descansaron de tanta actividad, pues la instalación y revisión de equipos habían convertido la jornada en un día muy ocupado.
Luego de cenar y pasar un rato en el jardín bajo techo del hotel, se dispusieron a ir a las cómodas habitaciones a descansar, para así recuperar fuerzas y energías para el día siguiente, y enfrentar lo nuevo que estaba por venir.
Al día siguiente, ya a las 6:00 a. m., estaban desayunando en el restaurante del hotel. Juanito, como siempre, llegó puntual y listo para trabajar.
En este nuevo día, luego de probar nuevamente el telescopio, quedaron extasiados de su gran alcance, y de la excelente combinación con el dron satelital de triangulación, que les permitía ver varios escenarios en tiempo real en forma simultánea en las multipantallas. Se podía observar la desembocadura del río Tárcoles, el puente del río Tárcoles, y el Parque Nacional Carara.
Precisamente el día anterior les habían confirmado la concesión de un permiso temporal para instalar dos cámaras telescópicas en las cavernas visitadas por los científicos. Juanito las instaló junto a un técnico de la zona el día anterior, ya tarde. Estas servirían en gran manera para adelantar la investigación.
Por supuesto, el ultramoderno telescopio de tres visores independientes podía enfocar otros puntos de interés sin perder el enfoque en los otros puntos ya mencionados.
Era exactamente como decía Mr. Mike: «¡Una maravilla de telescopio!».
En voz baja se le escuchaba decir:
—Thank you, thank you, thank you, Jim Scott! —A su colega inglés, quien le había mandado el ultramoderno telescopio.
Pasó una semana, y los Chambers estaban solo dedicados a analizar muestras y a ver por medio de las cámaras instaladas repetidas veces una y otra vez todo lo que contenían las cavernas en los más mínimos detalles.
El permiso había sido concedido por diez días hábiles, por esta razón querían aprovechar el tiempo al máximo, quedándose todo el tiempo en el cuartel del hotel, que habían instalado en el dormitorio de Mike.
Juanito se encargaba de que tuvieran buena alimentación y demás cosas necesarias, y de cualquier otra diligencia que le asignaran.
Pasados los diez días, enviaron a Juanito y al técnico para que recuperaran las cámaras instaladas en las cavernas, ya que eran indispensables para sus próximas investigaciones.
Había llegado el momento de presentar toda la información, con las anotaciones y observaciones propias de Mike y Katherine.
Eran muy extensas y ricas en información, pues Mike como geólogo, arqueólogo, y como gran investigador científico de la Universidad de Harvard, aunado a esto su vasta experiencia, tenía mucho que decir.
Por su parte, Katherine, además de experta paleontóloga, había iniciado en la Universidad de California en Berkeley sus estudios como bióloga química, mismos que estaba por terminar. Y el año anterior había iniciado estudios como antropóloga, pero al venir a Costa Rica los tuvo que posponer.
Ella en lo que tenía que ver con su campo ya tenía decenas de hojas con observaciones y criterios.
Por su lado, a la distancia en Inglaterra Jim Scott, como científico, físico matemático, y con un postgrado y una maestría en IA, hizo un análisis en otras dimensiones, pero como siempre muy acertado y apegado a la realidad. En la práctica era 100 % efectivo.
Esa era su gran virtud y especialidad.
Los tres científicos se concentraron las dos semanas siguientes a sacar conclusiones y buscar respuestas a todo lo expresado en las paredes de las cavernas por parte de las civilizaciones anteriores y que los aborígenes huetares y sus antecesores habían dibujado y grabado. Luego de reunirse en varias ocasiones vía Zoom y de razonar, y debatir, sobre todos los informes escritos, llegaron por unanimidad a las siguientes conclusiones:
Los que dibujaron y grabaron las historias de los lagartos en las paredes de las cavernas fueron aborígenes de la zona que vinieron a estas tierras del 300 a. C. al 1500 d. C.
Ellos recibieron información oral por parte de los descendientes de los que inicialmente habían poblado estas tierras, de las historias y leyendas, de los eventos ocurridos desde el 2000 a. C. en adelante, es decir 4000 años atrás.
En las leyendas se presentó un factor «común» en las mismas, y como se constató en los grabados, dibujos y pinturas rupestres se encontraron referencias indudables de los crurotarsos (término paleontológico para referirse a todos los parientes de los cocodrilos).
Las leyendas, en todas sus expresiones, grabados en las paredes, dibujos, y pinturas rupestres, encontradas en las Primeras Cavernas de Carara, se refieren a la interacción de los aborígenes huetares con el cocodrilo americano, lagarto real, lagarto amarillo, cocodrilo de río y cocodrilo de la costa; todos estos de la conocida familia de los Crocodylidae.
Todos los utensilios, figuras religiosas indígenas, joyas en oro y jade, muchas de estas alusivas a los lagartos, corresponden exactamente a todos los mencionados y a sus variadas especies de lagartos, ya que en la cuenca baja del río Tárcoles se han registrado 32 especies de todo tamaño imaginable desde 10 centímetros, hasta los casi 7 metros.
La IA aplicada reveló que los cocodrilos americanos mencionados en las leyendas y en todo lo representado en las paredes de las cavernas superaban el tamaño promedio, que regularmente era de 3-4 metros, superando estos los 6 metros muy similares a Lo Long, el cocodrilo hallado en las Filipinas de casi 7 metros y que ostentaba el récord mundial, como el más grande del planeta.
La leyenda de Quepos corresponde, por todo lo encontrado dibujado, y grabado, así como en las pinturas rupestres, inequívocamente al Spinosaurios, conocido como el lagarto de espinas de Egipto, y que está corroborada su existencia transcontinental, tanto en África, como en América, y con un tamaño entre 15 y 19 metros, con un peso entre 10 y 15 toneladas, y una altura entre 5 y 6 metros. Mismo que se extinguió hacía un poco más de 60 millones de años. Los aborígenes describieron en sus leyendas que Quepos era «de tamaño increíble, lo asemejaron a una sierra montañosa escarpada, con picos pronunciados». La IA llevó a los científicos a estas acertadas conclusiones.
La misma IA dejó claro lo sorprendente de que estas leyendas se transmitieran primero verbalmente durante milenios atrás y cómo luego los descendientes pudieran representarlas tan exactamente. ¿Cómo hicieron para que no se perdiera la línea de transmisión? La IA lo dejó pendiente, solicitando más información, para poder encontrar una respuesta verdadera y congruente.
Esta investigación queda pendiente de concluir y terminar, falta la exploración y visita a la caverna recientemente descubierta, la Nueva Caverna, y ver si hay nuevos hallazgos y descubrimientos que puedan ayudar a encontrar estas respuestas, de manera acertada y verídica, con nueva información.
Así dieron por concluido lo visto y analizado en las Primeras Cavernas, después de dos semanas.
Mike y su hermana Katherine, al día siguiente fueron al puente del río Tárcoles, a dos kilómetros de las cavernas, mismo que sirve de «Observatorio de lagartos». Ahí encontraron grandes manadas. Las mismas estaban siendo alimentadas por los lugareños, y con la participación de turistas extranjeros, que lo hacían como novedad de gran adrenalina. Y no medían ni unos ni otros el gran peligro al que se exponían, dijo Juanito a los hermanos y científicos Mr. Mike y Katherine Chambers.
Ya ellos habían visto esto en las pantallas, y precisamente habían comentado sobre el gran peligro al que se veían expuestos los lugareños y los turistas. El dron satelital había captado estas escenas y las había trasmitido con gran nitidez en sus acercamientos, pero ellos habían preferido verlo personalmente, por ello estaban en el puente.
Estando en estas observaciones, Mike recibió una llamada, era su amigo científico Jim Scott, para comunicarle que en tres días llegaba a Costa Rica. Esta noticia alegró mucho a Mike, quien, sin pensarlo, se lo comunicó a su hermana Katherine. Los dos consideraban que sería de gran ayuda la presencia de Jim para la investigación, ya que tenía la capacidad de ver las cosas desde un punto de vista muy diferente a lo común, y sus perspectivas significativamente novedosas, en los diferentes campos de la ciencia moderna; en especial cuando se trataba de la aplicación de la IA en estos campos científicos.
En esos días, mientras llegaba Jim, aprovecharon en gran manera, Juanito los guio por el cauce del río Tárcoles, río arriba hasta llegar en donde se une con el río Jesús María, uno de sus más importantes afluentes.
Ahí había enormes madrigueras y nidos de otras especies de lagartos más pequeños entre 10 centímetros y 1 metro, y de caimanes entre 1 y 2 metros.
También camaleones, iguanas, garrobos, lagartijas y otros parientes suborden Sauria. Anteriormente Mike y Katherine ya habían hecho su propia investigación sobre esta gran cantidad de especies clasificadas en esta cuenca, 32 en total, pero verlas en su ambiente natural era mucho mejor, no tenía precio el estar en este bellísimo lugar, privilegiado en el planeta.
Fue un viaje exploratorio inolvidable, y rico en información para su investigación científica.
Un día antes de la llegada de Jim a Costa Rica y siendo como las 3:00 p. m., estaban los Hermanos Chambers en el mirador del hotel, en el área bajo techo, disfrutando del hermoso paisaje. Era una tarde de descanso: Mike leyendo, Katherine hablando desde su móvil con sus padres Ann y John, contándoles sobre la gran belleza natural de Costa Rica, y sobre temas de la familia.
Pero al terminar de hablar con sus padres colgó cuidadosamente, y se volteó para marcar a su colega y más que amigo antropólogo de profesión y experto en las cuatro ramas de la Antropología y que desde hacía varios años servía de profesor en la Universidad de California en Berkeley, en la prestigiosa Escuela de Ciencias Antropológicas de la misma universidad.
Katherine, en su conversación con él, sufrió un repentino sobresalto, que preocupó mucho a Mike, que disimuladamente la veía de reojo.
El resto de la tarde Mike siguió haciendo que leía su libro, pero en realidad no podía concentrarse, ni sabía qué estaba leyendo, pero como siempre, mesurado, tranquilo, aunque en sus adentros muy preocupado por su hermana, su semblante la delataba.
Ella, por su parte, no podía disimular lo que su colega y más que amigo le había comunicado, realmente era algo grave, que ponía en peligro no solo sus carreras, sino también sus propias vidas.
Ella siguió caminando sin rumbo, de un lado para otro en los jardines y mirador del hotel, así se la pasó el resto de la tarde.
Ya en la cena, y en un ambiente sobriamente tranquilo y rodeados de huéspedes satisfechos por el hermoso lugar y excelente atención, en realidad todos en el restaurante del hotel se veían muy felices, y ante este relajante ambiente de convivencia, Mike quería aprovechar porque era el momento indicado. Mirando a Katherine a sus ojos de color verde profundo, le preguntó pausadamente, tranquilo y mesurado, como siempre:
—¿Hablaste con nuestros padres?
A lo cual ella respondió.
—Sí, perdón, se me olvidó decirte: te envían saludos afectuosos y con mucho cariño y abrazos, y dicen que siempre seremos sus niños, que crecieron en un abrir y cerrar de ojos. Tú los conoces mejor que yo —dijo Katherine—. ¡Tú sabes cuánto nos aman!
A lo cual respondió Mike:
—Sí, hermanita, mejores padres no podíamos tener, son una bendición, debido a su constancia y tenacidad somos lo que somos hoy en día.
Katherine, ya más tranquila, le responde suavemente a su hermano Mike y dijo:
—¡Son los mejores padres del mundo!
Ya en este ambiente más tranquilo, parecía que Mike iba a preguntarle sobre su extraño comportamiento horas antes.
Pero antes de que Mike le hablara, Katherine se puso de pie, tratando de retirarse, aduciendo que ya habían cenado y quedado satisfechos, y con tertulia familiar incluida, y finalmente dijo:
—Vamos a descansar, hermano, mañana muy temprano tenemos que salir. Jim llegará a las 6:00 a. m., Juanito dejó un mensaje en la recepción del hotel diciendo que a las 3:00 a. m. viene a por nosotros rumbo al aeropuerto.
Mike, ante esto, vio truncada su intención.
Con un argumento muy razonable por parte de su hermana Katherine, y quien se puso de pie porque intuía que su hermano mayor iba dirigido a un interrogatorio, y a una serie de preguntas, en donde no podía responderle con mentiras, o evadirlo.
—A dormir entonces —simplemente dijo Mike.
No le quedó más que obedecer. Mike se quedó obligadamente con las palabras en su boca, sería en otra ocasión oportuna que tendrían esa importante conversación, aunque él en sus adentros se resistía.
Esa noche, ya en su cómoda cama, Mike se quedó repasando las extrañas conductas de su hermanita menor, y cada vez que lo hacía, quedaba más intrigado y preocupado.
Por su parte Katherine intentaba dormir con sobresaltos, y se despertaba en repetidas ocasiones, con el eco de la noticia que a media tarde de ese día había recibido con gran impacto.
Una difícil noche para los hermanos Chambers.
Alas 3:00 a. m. fue interrumpida, ya estaba Juanito en la recepción del hotel. El recepcionista llamó a las habitaciones, como habían convenido.
Mientras se ducharon y se alistaron con ropa formal, les dieron las 3:45 a. m. También llevaron unos documentos importantes, ya que luego de recoger a Jim en el aeropuerto, irían a la capital, San José, a unos 20 minutos; tenían que solicitar nuevamente permisos al MINAE, organismo gubernamental encargado en otorgarlos, ya que estaban solicitando más de 30 días, con el fin de hacer una investigación más profunda. Esto a petición de Jim, quien no estaba del todo satisfecho con el trabajo realizado en las Primeras Cavernas exploradas, con lo que habían realizado el primer Informe parcial.
La verdad, este colega inglés era tan sumamente exigente que siempre se esforzaba por hacer el mejor trabajo posible, en todas sus investigaciones científicas. Había que entenderlo, lideraba un importante proyecto en su universidad, Cambridge, una de las más antiguas e importantes de Inglaterra, acreditada mundialmente, y muy exigente. El grado de excelencia era requerido en todos los proyectos en donde su nombre aparecía, y en todas las ciencias exploradas. Este en especial, que era de sumo interés para los directores de la universidad, pues su prestigio internacional estaba involucrado directamente, siempre su determinación era ser calificados como los mejores mundialmente, así eran sus exigencias.
Con esa comisión llegaba Jim a Costa Rica y por ello pedía más de un mes, 45 días hábiles, para dicha segunda exploración en las cavernas.
Al fin llegaba Jim, puntual, en un vuelo tranquilo, todavía estaban en verano en Costa Rica, y había un amanecer lleno de luz radiante, y sin una sola nube sobre el cielo. Así aterrizó el moderno Boeing 787-90 Dreamliner con 300 pasajeros, sin ningún contratiempo, a la hora esperada: 6:00 a. m. marcaban los relojes del aeropuerto.
Jim pasó en menos de 30 minutos los estrictos controles de ingreso al país, acá los funcionarios eran muy exigentes, pero a la vez muy cordiales y respetuosos.
Sin perder tiempo, salieron rumbo hacia San José, comentaron sobre el largo viaje, pero inmediatamente la conversación giraba sobre los lagartos y sus leyendas, y de cómo lo que había en las paredes de las cavernas, los dibujos extraños, los grabados y las pinturas rupestres, trasmitían una gran historia, todavía no revelada.
Ya en San José, los científicos se dispusieron a visitar primero el Museo Nacional, querían documentar más su investigación. Juanito, luego de llevarlos, se dirigió por instrucciones expresas de Mike al MINAE, que, para su sorpresa y la de los científicos, la Dirección General de esta entidad gubernamental les dio una cita ese mismo día, para las 2:00 p. m., a fin de dar audiencia personalmente a los científicos.
Cuando Juanito les llegó a las 10:30 a. m. con la noticia, de inmediato suspendieron la visita al museo, y se trasladaron al restaurante de un famoso e histórico hotel, en el corazón de la capital, frente al majestuoso Teatro Nacional de Costa Rica.
Por espacio de dos horas, estuvieron preparando la audiencia oral, y documentando sus investigaciones, ya que las pretensiones de los tres científicos eran que se les concediera el permiso por más de 30 días hábiles en las cavernas, con un interés principal en la Nueva Caverna descubierta recientemente: 30 días de permiso para esa caverna, y 15 días para las otras que ya habían explorado por 10 días.
Se prepararon de la mejor manera, y llegaron a la 1:45 p. m. a la recepción de la Dirección General del MINAE, cuya misión es la de proteger todo ambiente natural en Costa Rica.
Los recibió un alto funcionario del ministerio, y muy amablemente, junto a su asistente bilingüe, leyeron la solicitud de los científicos, y rápidamente puso en la mesa los requisitos y regulaciones, a fin de hacer posible que se llevara a cabo la investigación científica dentro de las cavernas:
Señalaron los siguientes puntos:
Las visitas a las cavernas serán nocturnas, se inician a las 6:00 p. m., y concluyen a las 6:00 a. m., en los siguientes días de la semana en orden consecutivo: noche de lunes a amanecer martes, noche de miércoles a amanecer jueves y noche de viernes a amanecer sábado.
Se prohíbe sacar materiales minerales y orgánicos de las cavernas, de forma indiscriminada. Se podrán tomar muestras de cualquier tipo de material, debidamente recolectadas, clasificadas y codificadas, con imagen de video y fotos controlados y con la debida justificación de su extracción, para examinarla y someterla a diversos análisis, siendo devuelta posteriormente en un plazo razonable, de acuerdo a la investigación científica.
Se autoriza la instalación de tres cámaras telescópicas en las cavernas, en etapas separadas, primero en la Nueva Caverna, por espacio de 30 días, y posteriormente durante 15 días en las primeras, mismas muy visitadas.
Cada vez que ingresen al Parque Nacional Carara, los tres científicos autorizados, y cualquier invitado del extranjero o local, deben tener todos sus documentos en regla, así como cualquier familiar. Lo mismo aplica a colegas científicos invitados o que se unan a la investigación. Esto aplica tanto para el ingreso y la salida, en los horarios establecidos.
Habrá también registros y documentación para todos los equipos tecnológicos que ingresen al parque, lo mismo ocurrirá con los egresos.
El personal de apoyo, logístico y técnico deberá ser costarricense en su totalidad, y les aplicará las mismas reglas sobre el ingreso y salida del parque. El responsable de la investigación debe de acreditarse y registrarse como patrono responsable del personal contratado y deberá ser asegurado en todos los extremos que exigen las leyes de Costa Rica.
Los horarios establecidos deberán de ser respetados, y los funcionarios encargados del Parque Nacional Carara velarán que se cumplan estrictamente.
Además, les aplican todas las reglas que están en los tableros de entrada del parque para todos los visitantes.
Se firmará una declaración jurada sobre los propósitos e intenciones de la investigación. Además, se exonera al Gobierno de Costa Rica de cualquier accidente dentro de las cavernas y que el riesgo corre por parte de los interesados, y el costo de las pólizas de riesgos profesionales, que serán exigidas para todos los que sean parte de la investigación, y que ingresen a las cavernas.
Se firmará también un adendum, en donde los científicos se comprometen a dejar copia del informe final que redacten para el extranjero, a las Instituciones Patrocinadoras del Proyecto. Además, dejando en claro que estas instituciones serán quienes correrán con todos los gastos que el proyecto implique en su realización durante el tiempo convenido y el personal extra contratado.
De parte del Gobierno de Costa Rica les deseamos los mayores éxitos en esta investigación científica.
Firmamos conforme…
—Ok —dijo Mr. Mike Chambers como jefe del grupo de científicos y estampó la firma.
El asistente del director del MINAE les preguntó si todo lo leído, primero en español y luego en inglés, les había quedado claro y entendido a todos los presentes, y si había dudas o preguntas.
Jim pidió la palabra y se puso de pie diciendo respetuosamente que no era necesario decir nada, todo estaba muy claro y entendible, solamente:
—Muchas gracias, señor director.
La hermosísima Katherine también se puso de pie y dio las gracias a los funcionarios y les dijo:
—Este es el país más maravilloso del mundo. ¡Pura vida!
Los funcionarios sonrieron por primera vez al escuchar las palabras de la bella científica. Aunque la exposición se había convertido en un monólogo, todo lo acordado era muy razonable y atinado.
Felices regresaron los científicos aquella tarde al hotel y cuartel de trabajo.
Juanito, al llegar al hotel, antes de que bajarán de la microbús les dijo:
—Así somos los Ticos.
—Pura Vida!
(Frase que le encargó a Katherine decir a los funcionarios del MINAE para romper el hielo.)
Durante todo el viaje de regreso Mike había repasado en su mente el documento firmado y decía en sus adentros:
—¡No podía ser mejor! Nos han dado todas las posibilidades y herramientas para que efectuemos el mejor trabajo científico posible, y con un tiempo autorizado ideal para nuestro trabajo.
La verdad llevaba una sonrisa de oreja a oreja.
Jim y Katherine iban muy animados hablando de los lagartos, pero por primera vez ella habló de una «evidencia», lo que llamó la atención de Mike, quien le dijo a su hermana de inmediato:
—¡No me habías mencionado esa evidencia, hermanita! —Ella guardó silencio, unos segundos y dijo:
—Mike, es una sorpresa grande que tengo pendiente de decirte, no te la había dicho, porque no era el momento oportuno, pronto sabrán todos de qué se trata esta evidencia.
Ya más tranquilo Mike le dijo:
—¡Te perdono por ser mi hermanita menor!
Fue una feliz tarde para todos. Ya en el hotel, todos aprovecharon el reencuentro y se pusieron a recordar viejos tiempos, ya que Jim los conocía desde hacía más de 20 años atrás, cuando en un intercambio colegial lo asignaron a la casa de los Chambers, en Los Ángeles, California. En esa época Katherine era una niñita de nueve años, inquieta, y su hermano Mike, ya graduado de Harvard, y Jim lo admiraban en gran manera. Mike lo animaba constantemente a que continuara con sus estudios superiores, y cumpliera sus sueños en la vida, como lo había hecho él.
Jim quedó maravillado con el hermoso lugar y al ver instalado el telescopio y programado, se le fue encima, no dudó en usarlo, y lo puso en operación. Tenía gran experiencia en el uso de este moderno equipo, simplemente no se podía contener.
Cenaron en un ambiente envidiablemente bueno, y tranquilo, del menú ni qué decir: excelente, de calidad mundial, nada que envidiar a los cinco estrellas del extranjero.
Ya cansados de la intensa actividad de ese día, cayeron rendidos en sus cómodas camas, como niños.
Apenas las tocaron y las sintieron tan suaves y cómodas, se durmieron, satisfechos del largo y productivo día que habían tenido.
El reloj marcaba las 7:00 a. m. del día siguiente y sonaron las alarmas despertadoras de sus móviles. A esa hora habían convenido levantarse y ponerse de pie para un nuevo día de trabajo. No había tiempo para descansar, esa misma mañana empezaron a revisar y repasar todo lo recabado en la primera investigación.
Por la tarde se concentraron en el Informe parcial que habían redactado. Comenzaron a comentar entre ellos que solo quedaba esperar que las instrucciones les llegaran a los funcionarios del Parque Nacional Carara, para así poder iniciar ellos con su trabajo de campo en las cavernas. Esta segunda investigación sería mucho más amplia y con más equipos tecnológicos ultramodernos.
Así terminó ese día, luego de una buena cena y un rato de esparcimiento en el jardín
