Un Cuento de Navidad Steampunk

Por Stephen Hunt

Querido lector, ¿pensabas que Spiderman y Iron Man eran la pareja definitiva? ¿O el Capitán América y Hulk? Pues no.

 

Esas míseras alianzas fueron mucho antes de que los autores Charles Dickens y Stephen Hunt se unieran para traer al mundo la adaptación steampunk de Cuento de Navidad. Este tomo imaginativamente titulado Un Cuento de Navidad STEAMPUNK... la adaptación fantástica que nadie pidió, pero que todo el mundo necesitaba desesperadamente".

 

Sí, este cuento clásico -spoilers- sobre la redención navideña de un avaro gruñón ha sido refundido en el Reino Jackeliano, una Tierra steampunk del futuro lejano en la que Gran Bretaña ha vuelto a unirse al continente europeo a través de la deriva continental (advertencia Brexiteer).

 

La historia original ha mejorado enormemente con la incorporación de dirigibles, ordenadores a vapor y un robot llamado Boffin.

 

Olvida la versión de los Teleñecos. Olvídese de la versión televisiva con el capitán Picard como Scrooge. Cuento de Navidad Steampunk es sin duda la versión definitiva, cómica y desenfadada, que se recordará dentro de millones de años, después de que la humanidad se haya levantado y derrumbado innumerables veces a lo largo del interminable ciclo de la historia.

 

¿Y si no lo es?

 

Bueno, a falta de grandes avances tecnológicos en tratamientos de inmortalidad o suspensión criogénica, usted, querido lector, no estará para enterarse.

 

¿O no?

 

***

SOBRE EL AUTOR

Stephen Hunt es el creador de la apreciada serie de fantasía "Far-called" (Gollancz/Hachette), así como de la serie "Jackelian", publicada en todo el mundo a través de HarperCollins junto a sus otros autores de fantasía, George R.R. Martin, J.R.R. Tolkien, Raymond E. Feist y C.S. Lewis.

***

ELOGIOS PARA EL AUTOR

 

«El Sr. Hunt despega a toda velocidad».
 - THE WALL STREET JOURNAL

«La imaginación de Hunt es probablemente visible desde el espacio. Esparce conceptos que otros escritores extraerían para una trilogía como si fueran envoltorios de chocolatinas».
- TOM HOLT

«Todo tipo de extravagancias extrañas y fantásticas».
- DAILY MAIL

«Lectura compulsiva para todas las edades».
- GUARDIAN

«Una obra inventiva y ambiciosa, llena de prodigios y maravillas».
- THE TIMES

«Hunt sabe lo que le gusta a su público y se lo da con un ingenio sardónico y una tensión cuidadosamente desarrollada».
- TIME OUT

«Repleta de inventiva».
-THE INDEPENDENT

«Decir que este libro está repleto de acción es casi quedarse corto... ¡una maravillosa historia de evasión!».
- INTERZONE

«Hunt ha llenado la historia de intrigantes trucos... conmovedora y original».
- PUBLISHERS WEEKLY

«Una aventura trepidante al estilo Indiana Jones».
-RT BOOK REVIEWS

«Una curiosa mezcla de futuro».
- KIRKUS REVIEWS

«Un hilo trepidante... la historia avanza a toda velocidad... la inventiva constante mantiene enganchado al lector... el final es una sucesión de cliffhangers y sorpresas. Muy divertido».
- SFX REVISTA

• Idioma: Español
• Editorial: Stephen Hunt
• Fecha de lanzamiento: 9 abr 2024
• ISBN: 9798224913350

Vista previa del libro

Un Cuento de Navidad Steampunk

Stephen Hunt, Charles 'Chuck' Dickens

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Green Nebula

Publicado por primera vez en 2018 por Green Nebula Press.

Derechos de autor © 2018 por Stephen Hunt.

Compuesto y diseñado por Green Nebula Press.

El derecho de Stephen Hunt a ser identificado como autor de esta obra ha sido reivindicado por él mismo de conformidad con la Ley de Derechos de Autor, Diseños y Patentes de 1988.

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«Hay libros de los que los lomos y las cubiertas son, con diferencia, las mejores partes».

– Charles Dickens.

También por Stephen Hunt

También por Stephen Hunt: Publicado por Green Nebula

***

~ LA SERIE Vacío Deslizante ~

Colección Omnibus de la Temporada 1 (#1 & #2 & #3): Vacío Hasta el Fondo.

Empuje Anómalo (#4).

Flota Infernal (#5).

Viaje al Vacío Perdido (#6).

***

~ LOS MISTERIOS DE AGATHA WITCHLEY ~

Secretos de la Luna.

***

~ LA SERIE DEL TRIPLE REINO ~

Por la Corona y el Dragón (#1)

La Fortaleza en la Escarcha (#2).

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~ SERIE CANCIONES DEL VIEJO SOL ~

Vacío Entre las Estrellas (#1).

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~ LA SERIE JACKELIAN ~

Misión a Mightadore (#7).

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~ OTRAS OBRAS ~

Seis Contra las Estrellas.

Enviado del Infierno.

Un Cuento de Navidad Steampunk.

El Paraíso del Niño Pastún.

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~ NO FICCIÓN ~

Incursiones Extrañas: Guía para curiosos de los ovnis.

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Para acceder a los enlaces de todos estos libros, visite http://stephenhunt.net

Elogios para el autor

«El Sr. Hunt despega a toda velocidad».

- THE WALL STREET JOURNAL

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«La imaginación de Hunt es probablemente visible desde el espacio. Esparce conceptos que otros escritores extraerían para una trilogía como si fueran envoltorios de chocolatinas».

- TOM HOLT

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«Todo tipo de extravagancias extrañas y fantásticas».

- DAILY MAIL

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«Lectura compulsiva para todas las edades».

- GUARDIAN

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«Una obra inventiva y ambiciosa, llena de prodigios y maravillas».

- THE TIMES

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«Hunt sabe lo que le gusta a su público y se lo da con un ingenio sardónico y una tensión cuidadosamente desarrollada».

- TIME OUT

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«Repleta de inventiva».

-THE INDEPENDENT

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«Decir que este libro está repleto de acción es casi quedarse corto... ¡una maravillosa historia de evasión!».

- INTERZONE

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«Hunt ha llenado la historia de intrigantes trucos... conmovedora y original».

- PUBLISHERS WEEKLY

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«Una aventura trepidante al estilo Indiana Jones».

-RT BOOK REVIEWS

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«Una curiosa mezcla de futuro».

- KIRKUS REVIEWS

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«Un hilo trepidante... la historia avanza a toda velocidad... la inventiva constante mantiene enganchado al lector... el final es una sucesión de cliffhangers y sorpresas. Muy divertido».

- SFX REVISTA

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«Abróchense los cinturones para disfrutar de un frenético encuentro entre el gato y el ratón... una historia apasionante».

- SF REVU

Índice

1.Socio silencioso.

2.La forma de Marley.

3.Viajeros por triplicado.

4.Número dos.

5.Viajes finales.

6.Días felices.

Socio silencioso.

Marley estaba muerto: para empezar, querido lector. De eso no cabe la menor duda. Anotaron el registro de su entierro en las bitácoras ciudadanas de las grandes máquinas pensantes impulsadas por vapor que vigilaban tales defunciones. El propio Joffrey Bezos firmó la defunción: y el nombre de Lord Bezos era bueno entre todos los señores comerciantes, políticos y trabajadores hacinados en la abarrotada y contaminada capital. El viejo Marley estaba tan muerto como un loro difunto.

Bueno, no quiero decir que yo sepa, por lo que sé, qué hay de particularmente muerto en un loro muerto. Yo mismo podría haberme inclinado a considerar a un hámster aplastado como el animal más muerto dentro de la tienda de animales. Pero la sabiduría de nuestros antepasados está en el símil, y mi tembloroso teclado no lo perturbará, o el Reino estaría acabado. Por lo tanto, me permitirán que repita, enfáticamente, que Marley estaba tan muerto como un loro difunto.

¿Bezos sabía que su viejo amigo había muerto? Por supuesto, el más grande de nuestros Señores Mercaderes lo sabía. No era estúpido. ¿Cómo podría ser de otra manera? Bezos y Marley fueron cofundadores durante no sé cuántas décadas. Bezos fue su único albacea, su único administrador, su único amigo y su único doliente. Y ni siquiera Bezos se sintió tan terriblemente afectado por el triste acontecimiento. Porque, como excelente maestro de los negocios, el día del funeral Bezos lo celebró cerrando un brillante acuerdo inmobiliario... uno de los mejores de su historia.

La mención del funeral de Marley me devuelve al punto de partida. No cabe duda de que Marley había estirado la pata. Esto debe entenderse claramente, o nada educativo puede salir de la historia que estoy a punto de relatarle, querido lector.

Joffrey Bezos nunca sustituyó el nombre del viejo Marley. Allí, la fachada de neón parpadeaba, años después, sobre el orgulloso atrio de mármol de su imponente sede corporativa: Bezos y Marley. La gran casa comercial que habían cofundado juntos era conocida como «Bezos y Marley». A veces la gente nueva en los negocios del Reino llamaba a Bezos «Bezos», y a veces «Marley», pero él respondía a ambos. Para él todo era lo mismo.

Oh. Pero el geezer era una mano apretada en la piedra de afilar. Bezos. Un viejo bribón que apretaba, retorcía, agarraba, raspaba, aferraba y codiciaba. Duro y afilado como el pedernal, del que ninguna máquina había sacado jamás generoso vapor; secreto, y encerrado en sí mismo, y solitario como un acechador. El frío que llevaba dentro le helaba las facciones, le mordisqueaba la nariz puntiaguda, le arrugaba las mejillas, le ponía rígido al andar; le enrojecía los ojos, le azuleaba los labios finos y sólo hablaba astutamente con su voz chirriante. Tenía una capa de escarcha en la cabeza, en las cejas y en la enjuta barbilla. Llevaba siempre consigo su propia baja temperatura; ponía hielo en su despacho como ponía hielo en sus tazas de café y no lo descongelaba ni un grado durante el invierno.

La calefacción por suelo radiante le servía de poco a Bezos. Ningún calor podía calentar al perro, ningún clima invernal lo enfriaba. Ningún viento que soplara era más amargo que él, ni la nieve que caía más atenta a su propósito, ni la lluvia torrencial menos abierta a las súplicas. El mal tiempo no sabía dónde tenerlo. La lluvia, la nieve, el granizo y el aguanieve más intensos sólo le aventajaban en un aspecto. La nieve a menudo caía generosamente, y este gruñón de noble Señor Mercader nunca lo hacía.

Nunca nadie le paró por la calle para decirle, con una sonrisa encantadora: «Mi querido Lord Bezos, ¿cómo está? ¿Cuándo vendrá a vernos?». Ningún mendigo le imploró que le diera un penique de cobre. Ningún niño le preguntó la hora en su elegante reloj de bolsillo. Ningún ciudadano en la vida de lord Bezos le preguntó por el camino al muelle de dirigibles más cercano o a una estación del fino sistema de tubos atmosféricos de la capital. Hasta los perros de los ciegos parecían conocer al bribón; y cuando los sabuesos lo veían acercarse, empujaban a sus dueños hacia las puertas, y luego movían la cola como diciendo: «Más vale ningún ojo que un mal de ojo, amo».

Pero, ¿qué le importaba al poderoso Joffrey Bezos? Era exactamente el respeto que ansiaba desesperadamente. Abriéndose paso por los abarrotados senderos de la vida, advirtiendo a toda la simpatía humana que se mantuviera a distancia, como si los mendigos pudieran gritarle a Joffrey Bezos en las calles el irónico saludo de «¡Uy, gilipollas!».

De todos los días buenos del año, en Nochebuena, el señor Bezos estaba sentado en el lujoso despacho de su alta torre neumática. Hacía un tiempo frío, desapacible, con una niebla cortante más allá de los amplios ventanales de su despacho. Oía pasar las aeronaves de la flota mercante, con sus rotores de vapor resollando arriba y abajo, golpeando el aire frío con sus aspas. Los relojes iluminados de la ciudad acababan de dar las tres, pero ya estaba oscuro -no había habido luz en todo el día- y las lámparas de gas se encendían en las ventanas de las torres vecinas, como manchas rojizas en el palpable