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Redovan. Mi tierra amada
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Libro electrónico478 páginas5 horas

Redovan. Mi tierra amada

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El texto ofrece una visión general de la geografía, la historia y la cultura de la localidad, proporcionando una gran cantidad de información descriptiva sobre Redován, incluyendo su ubicación geográfica, datos demográficos, historia, geología y clima, ayudando al lector a tener una comprensión completa del lugar.

También presenta una narrativa histórica interesante, destacando la presencia de diferentes culturas a lo largo del tiempo en la zona, lo que agrega profundidad a la historia de Redován. Además, incluye imágenes que ilustran los aspectos mencionados, como la geografía y los monumentos locales, para visualizar mejor el lugar. En un contexto cultural y gastronómico, menciona la cultura local y la gastronomía, lo que añade un toque de autenticidad y sabor a la descripción. La inclusión de platos y dulces tradicionales es una manera efectiva de transmitir la cultura local. Luego repasa, a modo de autobiografía, los casi treinta y cuatro años vividos en la localidad por el autor, desde un punto de vista educativo, social y cultural.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 ene 2024
ISBN9788411819060
Redovan. Mi tierra amada

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    Redovan. Mi tierra amada - José Luis Olmo Díaz

    1500.jpg

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © José Luis Olmo Díaz

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de portada: Rubén García

    Fotos portada y contraportada: Jesús Fenoll

    Supervisión de corrección: Celia Jiménez

    ISBN: 978-84-1181-906-0

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    .

    A mis nietas Blanca y Candela, que se les ocurrió y me aconsejaron

    que escribiera este libro.

    .

    «Si el olvido es la muerte de las cosas, al escribirlas será resucitarlas, darles vida, hacerlas inmortales».

    Pedro Vega (Declaración de los siete salmos penitenciales, 1599-1602)

    «La biografía será un elemento de juicio esencial para entender una época y una sociedad».

    Julio Caro Baroja (Género biográfico y conocimiento antropológico, 1986)

    «Yo he conocido cantores

    que era un gusto escuchar,

    mas no quieren opinar

    y se divierten cantando,

    pero yo canto opinando».

    José Hernández (El Gaucho Martín Fierro)

    «Aférrate a lo que sabes que es correcto. Con el tiempo, aquellos que te ridiculizaban llegarán a admirarte».

    Epícteto, filósofo griego (Disertaciones, 55-135 d. C.)

    «Con la verdad no ofendo ni temo».

    José Gervasio Artigas

    Prólogo

    Redován, mi tierra amada se presenta en sus primeras páginas como una obra dedicada a esta población de la provincia de Alicante. No obstante, como cualquier escrito que no se ciña estrictamente a lo ensayístico sino que busque adentrarse en lo literario, no lo hace desde el punto de vista objetivo de un narrador despersonalizado, sino desde la impresión subjetiva de quien escribe. Así, tras unos breves apuntes geográficos, históricos y demográficos, el autor se adentra en el relato de sus años vividos en el municipio, tomando como hilo conductor su trayectoria laboral, pues es su trabajo como docente lo que le lleva a Redován por primera vez a finales de los años setenta.

    A través de breves capítulos y anécdotas, el narrador irá desgranando no solo su desempeño profesional, sino también la evolución del municipio, del sistema educativo y de otros aspectos más generales de la sociedad española, que tan profundos cambios atravesó desde la Transición hasta la crisis económica de principios del nuevo siglo. El relato autobiográfico, que se presenta en orden más o menos cronológico, oscila de lo personal a lo comunitario y de lo comunitario a lo personal, siguiendo sobre todo una serie de iniciativas culturales que el autor emprende a lo largo de su estancia en Redován, de entre las que destacarán las de carácter musical. Se incluyen otros textos también escritos por el autor, pero publicados con anterioridad en otros medios, referentes a sus aficiones personales y a sus pesquisas en la historia de Redován. Esta miscelánea de recuerdos está ambientada en lugares en los que los lectores quizás nunca hayan estado, pero que terminarán por resultarles familiares, como el bar del Ancho o la cafetería Huellas, donde habitan una serie de personajes reales a los que quien lee conocerá desde la cercanía de sus apodos, aunque no lo haga en persona.

    El título de la obra, Redován, mi tierra amada, se corresponde con el primer verso del himno de esta localidad. Sin embargo, que no se deje el lector engañar por su tono de alabanza, pues no todo lo que se narra son bondades del lugar al que se refiere. El autor no solo se centra en ensalzar las vivencias positivas, ni caer en la tentación de romantizar un pasado que ya no volverá, sino que también comparte con los lectores experiencias frustradas y rencillas con algún conciudadano, dejando ver las dificultades a las que se enfrenta quien intenta insertarse en una comunidad pequeña que a menudo se muestra reacia a dejar de considerarlo «un forastero». Un forastero que, a pesar de todo, termina por llamar hogar a la tierra que le acoge.

    Nota del autor

    Cualquier lector natural de Redován, residente o no, debe saber que cuanto aquí se escribe es la pura realidad, sin límites ni tapujos y sin licencias narrativas que hagan modificar la esencia de los hechos. Simplemente he reflejado, a modo de memorias, mi pasado de hace más de veinte y treinta años tal y como fue porque nadie me lo contó, sino que lo viví personalmente, y así se debe asumir, aunque hoy, pasadas varias décadas puedan parecer ciertos hechos para algunos, fuera de contexto social o cultural.

    No pretendo con estas «venturas y desventuras» vividas a lo largo de treinta y cuatro años en el pueblo y que expongo a continuación, levantar ampollas ni abrir herida alguna.

    Siento si alguna persona al mencionarla, o algún familiar cercano, se puedan sentir molestos, no es mi intención. Me guía únicamente el criterio de que prevalezca y se conozca la verdad.

    En un principio pensé titular el libro Ocurrió en Redován, pero pensándolo bien, me decidí por la primera estrofa del himno, Redován, mi tierra amada, ya que en los casi treinta y cuatro años vividos en la localidad tanto mi familia como yo, con sus luces y sombras, fuimos felices. Mis hijos son del pueblo y para mí, Redován, mi segunda tierra.

    Breve pincelada de Redován

    Redován es uno de los veintisiete pueblos de la comarca de la Vega Baja del Segura que se sitúa al sur de la provincia de Alicante, con una superficie de 9,45 km², a una altitud sobre el nivel del mar de veintiséis metros. Limita al norte con Cox, al sur y al oeste con Orihuela, al este con Callosa del Segura y al noroeste con Benferri, Callosa y Granja de Rocamora. Su población actual ronda los 8500 habitantes, llamados redovanenses y, entre ellos riovaneros.

    C:\Users\Usuario\Desktop\Redovan en la Vega.png

    Mapa de la comarca alicantina de la Vega Baja del Río Segura.

    El relieve del municipio presenta dos partes perfectamente diferenciadas, la noroeste del término está ocupada por la Sierra de Callosa, última estribación del Sistema Penibético, donde su cota más alta es el Pico del Águila con 568 metros sobre el nivel del mar. Otras alturas importantes son: el Peñón de la Lobera (328 metros), el Collado del Lobo (303 metros) y el Pico del Chinar (531 metros). La altitud oscila entre los 568 metros y los veinte metros de la vega, mientras que la población se encuentra a unos veintiséis metros sobre el nivel del mar.

    C:\Users\Usuario\Desktop\sierra de redovan.jpg

    Redován con la sierra al fondo.

    C:\Users\Usuario\Desktop\Panorámica_de_Redován.jpg

    Panorámica de Redován y su vega.

    El resto del pueblo está entroncado perfectamente con la huerta de la Vega Baja al sur, y al norte con la superficie de campo, apenas accidentado por la Rambla de Abanilla que es un relleno aluvial completamente llano que el río Segura, que discurre cercano, fue formando a través de la historia.

    Su suelo es rico en limos y areniscas, por lo que resulta muy fértil para la agricultura.

    Redován tiene un clima mediterráneo seco con acentuados rasgos de aridez y con caracteres esteparios que dan un paisaje natural de colinas grises y desnudas, donde las chumberas, pinares, (de reciente reforestación) algarrobos, palmeras, matorrales xerófilos y plantas aromáticas como la saldorija, tomillo y romero dominan el paisaje.

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    Vista del pueblo con piteras.

    Las precipitaciones son escasas y desiguales sin superar los 280 mm anuales, que se precipitan sobre todo en primavera y a comienzos del otoño de forma tormentosa. Solo el agua del Segura, canalizada desde tiempos bereberes, por entramados de azudes (1), canales y acequias, como la del Escorratel y Callosa, las recientes aportaciones del Canal Tajo-Segura y el aprovechamiento de las aguas subterráneas mediante pozos, hacen posible las plantaciones de su huerta, destacando los cítricos, hortalizas y algodón.

    Se sabe por los yacimientos arqueológicos encontrados en su término que diferentes culturas mediterráneas habitaron en su montaña: iberos, fenicios, griegos, romanos y árabes. Los indicios del poblamiento más antiguo son en el Bancalico de los Moros, El Rincón y El Cabezo.

    Su topónimo es de origen árabe, cuya etimología más verosímil es la que hace referencia a un general musulmán llamado Reduan o Ridwan.

    En el siglo XIX en una de las excavaciones se halló un yacimiento ibero con cerámicas grecolatinas y figuras de color rojo y de barniz negro, cerámica ibérica y una serie de esculturas ibéricas que fueron llevadas al Museo de Louvre de París. Entre todas ellas destaca el Grifo de Redován, exponente de la cultura ibérica.

    C:\Users\Usuario\Desktop\Grifo de redovan.jpg

    Grifo de Redován.

    La obra presenta un «grifo» o animal fantástico con ojos saltones, fauces abiertas en forma de pico, grandes cejas unidas simulando una palmeta (2) protohelénica, chipriota o fenicia, y en la cerviz cresta denticulada que flanquean sendos cuernos caprinos. Esta pieza volvió a España en 1941, pudiéndose apreciar en el Museo Arqueológico Nacional, ubicado en Madrid. En el del Louvre todavía existen bastantes figuras y vestigios redovanenses.

    El Rostro de Redován.

    Recientemente se ha descubierto que en el MAN existe otra figura ibera denominada el Rostro feo de Redován, se trata de una figura en caliza datada entre los años 350 y 250 antes de Cristo, que también estuvo en el Museo del Louvre hasta el año 1941 cuando volvió a España en un intercambio de obras que realizó Franco, en el que también venía la Dama de Elche. Representa un rostro fantástico con un peinado de tirabuzones que esconden sus orejas.

    Igualmente, gracias a los trabajos de investigación de Emilio Fernández Escudero, se ha descubierto que en el Museo de Louvre de París, se encuentra la llamada Cabeza de Toro de Redován. Se trata de una cabeza de astado hallada en El Mulagar en el año 1900 y que data del 600 al 450 a. C., realizada en piedra caliza con una altura de 37 centímetros, una longitud de 24 centímetros y un peso de 31 kilogramos.

    Cabeza de toro.

    Aunque está depositada en el museo, no se encuentra en la exposición sino en el Departamento de Antigüedades Orientales del mismo.

    Me consta así mismo, que por los años setenta, en los trabajos de excavación de la cimentación de varios edificios de la calle Pascual Martínez, se encontraron más restos arqueológicos de esta época, y que sin darlo a conocer a las autoridades ni por parte de los propietarios del terreno ni de la empresa constructora, fueron depositados junto a la grava y argamasa como base de sustentación.

    Se considera efectiva la fundación del pueblo como tal, a partir del año 1396 con la construcción de un templo religioso cristiano bajo la advocación de San Miguel Arcángel, sobre los restos de la que supuestamente era anteriormente una mezquita musulmana.

    Se sabe que en el año 1401 era señor de Redován don Bernar Tapiols que contrajo matrimonio con una descendiente de los Mirón. En 1488 don Joan Mirón reclama el derecho de renta de la (…) «aldea e heretat de Redová e del terme de aquell» (…) por lo que en 1490 la familia Mirón vendió la alquería junto a los nuevos regadíos denominados como «La Heretat d’Ortanova», tierras que quedan entre Benferri y el actual barrio de San Carlos a don Jaime Santangel, caballero de la reconquista del Reino de Valencia, el cual invirtió grandes cantidades de dinero en el actual término de Redován y donde estableció una de sus residencias familiares, como finca de esparcimiento para sus ratos libres. Un año más tarde Jaime de Santangel fue nombrado por Fernando el Católico alcalde general de Orihuela, gracias a que dicho Jaime había sido junto a su hermano Luis de Santangel, los prestatarios reales que sufragaron parte de los viajes de Cristóbal Colón para el descubrimiento de América.

    En las décadas de los setenta/ochenta sus habitantes no pasaban de los 4500 y ya se empezaba a notar el reflujo de la población que volvía de Francia, Bélgica o Alemania tras la emigración sufrida, tanto en Redován como en toda la Vega Baja, hacia estos países por el hundimiento de la industria del cáñamo de los años sesenta, tras el resurgir de los compuestos plásticos. Estos redovanenses trajeron los ahorros de su trabajo en el extranjero, lo que supuso para el pueblo un renacer de actividades industriales y sociales o de costumbres con arraigo europeo.

    Económicamente el pueblo ha vivido tradicionalmente de la agricultura en trabajos del campo y de la huerta.

    Antiguamente tuvo cierta relevancia en la producción de la seda, aunque no reportó grandes beneficios. Posteriormente Redován se conoció como «La Mapa» del cultivo del algodón, donde su factoría de La Algodonera daba trabajo en temporada a gran cantidad de obreros. También fue muy importante el cultivo del cáñamo con su manufactura y conversión en productos de fibras textiles, calzado, redes de pesca y cuerdas de barco. Esta industria tuvo su importancia, llegando a ser el oficio principal en el siglo XIX hasta mediados del XX. El resto del sector agrícola se dedica a la producción de frutas, hortalizas, de entre las que destacan los cítricos y las alcachofas.

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    Sierra desde la huerta con alcachofas.

    En cuanto a la industria ha destacado durante años la fabricación textil del bordado del hogar y el aparado de zapatería, para las fábricas de calzado ubicadas en Elche.

    Únicamente el principal sector económico ha sido la construcción. Si bien debido a la crisis de la «burbuja inmobiliaria» esta actividad ha caído en picado.

    Sin embargo, Redován cuenta con un importante sector comercial y de servicios, de entre los que destacan, la elaboración artesanal de productos de panificadora y confitados, así como de embutidos y productos cárnicos. Además dispone de una variada y extensa carta de restaurantes, bares y cafeterías con una excelente aceptación entre las poblaciones vecinas. También cuenta con la sala de celebraciones y macrofiestas más grande de toda Europa.

    Dispone de un polígono industrial situado en la partida rural de San Carlos, junto a la carretera nacional N-340. De entre las empresas que destacan se encuentran las de automoción, servicio ITV, mecánica industrial, metalistería, hilaturas, fábrica de lámparas de cristal de Bohemia etc.

    En temas educativos Redován cuenta con dos escuelas infantiles de 0 a 3 años. El Colegio Sagrados Corazones donde imparten Infantil y Primaria a cerca de setecientos alumnos, cincuenta y dos profesores en sus distintas especialidades. La Escuela de Música de la Sociedad Unión Musical de Redován, centro reconocido por la Consellería de Educación, donde se imparten todas las áreas instrumentales de grado elemental y medio, y un instituto de Enseñanza Secundaria y Bachillerato.

    Arquitectónicamente no es que abunden los monumentos, si exceptuamos el Palacio de la Orden de Predicadores, edificio que ocupa actualmente el Ayuntamiento, y que en sus orígenes fue un palacio residencia de los padres dominicos del Colegio de la Universidad de Orihuela.

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    Palacio de la Orden de Predicadores, actual Ayuntamiento.

    La contigua y antigua Casa Consistorial (Casa del Reloj) con una torre reloj que data de finales del siglo XIX, artesanal y de cierto valor artístico.

    Casa del Reloj.

    La iglesia parroquial de San Miguel Arcángel. Templo del siglo XIV (1396) de estilo románico en sus orígenes. Allí se guarda la imagen de Nuestra Señora Virgen de la Salud, patrona de Redován y que celebra su festividad el día 8 de septiembre. De esta imagen solo se conserva original la parte del Niño y la mano de la Virgen, ya que el resto fue pasto de las llamas en la contienda civil del 36. La nueva imagen es obra del escultor Sánchez Lozano, de la Escuela de Salzillo de Murcia.

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    Iglesia parroquial.

    Existe también un antiguo refugio de pastores (siglo XVIII) situado en la cota más alta de la montaña.

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    Refugio de pastores.

    En los años ochenta se construyó una ermita en la sierra con donativos populares, dedicada a Nuestra Señora de la Salud.

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    Ermita.

    El municipio cuenta con un Museo de Semana Santa en el que se exponen las imágenes y la orfebrería pertenecientes a las manifestaciones procesionales de las distintas cofradías locales.

    Son también edificios de interés, la Casa de la Música, y dos centros socio-culturales, donde se pone de manifiesto la gran tradición musical de sus distintas agrupaciones en actividades anuales de conciertos y certámenes, y donde tienen cabida las sedes de sus muchas asociaciones culturales, sociales, deportivas ,etc.

    Sus fiestas patronales se celebran durante todo el mes de septiembre en honor a sus patronos, la Virgen de la Salud, (día 8) y San Miguel Arcángel (día 29).

    Además de procesiones cabe destacar en ella el desfile de moros y cristianos, la romería a la ermita de la Sierra, galas y conciertos culturales, retretas, barracas de peñas y comparsas, eventos deportivos, exhibición de grama e hilado del cáñamo a cargo de la Barraca La Gramaera como evocación de los trabajos tradicionales y artesanos de antaño, como eran esparteñas (3), redes de pesca, cuerdas de barco, sogas, etc.

    Redován cuenta con un gran prestigio de tradición gastronómica que se pone de manifiesto en sus embutidos elaborados artesanalmente en las carnicerías locales: el jamón serrano al pimentón, así como la proximidad marítima, se advierte en la gran variedad de la fábrica artesanal de salazones y pescados ahumados.

    Destacan también los múltiples productos panificados y de confitería cocinados en los hornos de Los Quincenos, Lolín, Rafael, El Torero, Caselles, La Pani, La Fea…

    En la mesa no suelen faltar platos cocinados con sus magníficas hortalizas y verduras que brinda su huerta, así como: paella de arroz y costra, arroz con conejo y serranas, cocido con pelotas, arroz de los tres puñaos, trigo picao, migas ruleras, guiso con bacalao, camarrojas (4) fritas, bleas (5) cocidas, ensalada de lisones (6), ensalada de alcachofas con capellán…

    En el tapeo es de costumbre, la taza con pelota, michirones (7), perol de ternera en salsa, tortilla de alcachofas, pastel de carne hojaldrado, ensaladilla de alcachofas, etc.

    Los dulces típicos más tradicionales son: las almojábanas, pitisús, rollos de calabaza, tarta de almendras, mona de Pascua, tocino de cielo, magdalenas de aceite, pasteles de gloria, milhojas, buñuelos de naranja, torta boba y gachas con arrope y calabazate.

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    Arroz con costra.

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    Migas.

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    Arroz de los tres puñaos.

    Sin olvidar que en Navidad son tradicionales las toñas finas, los almendrados, la pasta flora de cabello de ángel, las mantecás, etc.

    Además existe un turrón autóctono fabricado por los hermanos Ferrández que se elabora con azúcar tostada y rosetas de maíz.

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    Turrón de rosetas de maíz.

    En los últimos años se ha construido en la sierra una vía ferrata (8) para disfrute y aventura, bien de personas solas o para gozar en familia de esta fantástica y atractiva diversión.

    C:\Users\Usuario\Desktop\via ferrata 3.jpgC:\Users\Usuario\Desktop\via ferrata 4.jpg

    La vía ferrata de Redován ofrece tramos ora verticales ora horizontales con recorrido entre varios puentes colgantes en un itinerario con vistas inigualables de Orihuela y toda la vega que la hace pionera en la provincia alicantina.

    NOTAS

    1.-Azudes: azud es un pequeño muro grueso, menor que una presa, que se construye en un río para reconducir el agua hacia un canal o acequia. (N. del A.).

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    Azud

    2.-Palmeta: Ornamento en forma de hoja de palmera, comúnmente usado en la Antigua Grecia y Roma. Probablemente se originó en el Antiguo Egipto. (N. del A.).

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    Palmeta.

    3.- Esparteña: Especie de alpargata hecha de cuerda de esparto o de cáñamo. (N. del A.).

    4.- Camarrrojas: Variedad de achicoria silvestre amarga. La planta es bastante común y existen variedades tanto cultivadas como silvestres. Su uso en la cocina se está perdiendo, apenas en los hogares de los abuelos de la Vega Baja se utiliza, así como otras hojas silvestres recolectadas en los bordes de los caminos o ribazos, que siguen presentes como recuerdo de una cocina austera que siempre caracterizó la tradición de la huerta. Fritas con sardinas son un manjar, y en Redován en el bar de Mario se comían excelentes, gracias al buen hacer de la tía Baltasara. (N. del A.).

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    Camarrojas con sardina.

    5.- Bleas: Así se llaman las acelgas en la Vega Baja. (N. del A.).

    6.- Lisones: Verdura silvestre muy común en la huerta, sobre todo a orilla de los bancales, y con la que se hace una ensalada muy apreciada, en toda la Vega Baja y Murcia, a base de lisones, una picá de ajo, tomate rayado, aceite de oliva, limón exprimido y sal. Hay lugares donde se le conoce como «cerraja fina». (N. del A.).

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    Ensalada de lisones.

    7.- Michirones: Plato típico de la Vega y de la Región de Murcia. Se trata de un guiso a base de habas secas con hueso de jamón, chorizo y laurel y que se puede presentar en una cazuela de barro individual o en plato. (N. del A.).

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    Michirones.

    8.- Vía ferrata: Una vía ferrata es un itinerario tanto vertical como horizontal equipado con diverso material: clavos, grapas, presas, pasamanos, cadenas, puentes colgantes y tirolinas, que permiten llegar a zonas de difícil acceso para senderistas o personas no habituadas a la escalada. (N. del A.).

    Septiembre de 1978

    El Concurso General de Traslados del cuerpo de maestros me llevó obligatoriamente a Redován. Gran parte de mi promoción fuimos destinados a Canarias, al País Vasco y a la provincia de Alicante, concretamente, y que recuerde en estos momentos, a Torrevieja llegó mi compañero Maudilio Hernández, al Pilar de la Horadada, Lorenzo Girón, al Rincón de Redován, Gregorio López, (Goyo para los amigos), a Petrel, mis amigos Rosa Herráiz y Fernando Hernández, otros a Calpe, Elche, Denia, etc., y yo que vine a parar al colegio Sagrados Corazones.

    A finales de agosto, cuando salió la resolución del concurso general, me llamaron de la Delegación de Educación de Cuenca para comunicarme mi destino definitivo, pues hasta ese momento había ejercido como profesor provisional en los colegios Nuestra Señora de Manjavacas de Mota del Cuervo y Virgen de la Loma de Campillo de Altobuey (Cuenca), donde tenía fijada mi residencia.

    Cuando me dijeron el nombre de Redován en Alicante, no supe dónde se ubicaba, a pesar de que tras mis estudios en Ibi y Campello, había visitado multitud de pueblos de esta provincia, tanto del interior como costeros. Y como Redován no me sonaba de nada me vi en la necesidad de ojear un atlas para dar con mi nuevo destino. Observé y vi que se encontraba en la Vega Baja del Segura, cerca de la N-340, junto a poblaciones como Callosa, Cox y sobre todo muy cerca de Orihuela, cabeza de partido judicial y ciudad más importante de la comarca. Aquello ya me sonaba más, pues había estado en Elche, camino de Cabezo de Torres y Murcia, y lógicamente había pasado por allí, aunque poco quedara en mis recuerdos.

    Lo que sí recuerdo es que ese día era día de mercado en Campillo, y bajé a la Plaza Nueva donde situaban los puestos, y vi un camión que vendía frutas y verduras de Cox. Ni que decir tiene que enseguida entré en conversación con el covero, como se les llamaba antes, ahora cojenses. Le pregunté que por dónde se iba a su pueblo, pues un día de estos tenía que ir a Redován.

    Como entonces no había autovías, me indicó el camino que él hacía con su camión, ya que era asiduo vendedor en estos pueblos de la Manchuela. De Albacete —me dijo—, me voy para Murcia, y mucho antes de llegar, sale un desvío a la izquierda hacia Archena. Coge esa carretera de Archena y Fortuna y cuando llegues te vas hacia Abanilla, luego viene Benferri, La Murada y Orihuela, y ya en Orihuela tienes Redován al lado. Le agradecí su información y así lo hice. El día primero de septiembre con mi Seat 127 emprendí solo el camino hacia mi nuevo destino en busca de una vivienda para hacer el traslado de mi familia, mi mujer y mi hija de dos meses.

    Al girar hacia Archena y Fortuna, y luego hacia Abanilla me iba intranquilizando al ver la sequedad del terreno y los parajes tan inhóspitos y semidesérticos, cuando mis referencias eran que el pueblo estaba en la Vega Baja. Con cierto desánimo continué hacia Benferri, y al pasar La Murada pude vislumbrar el palmeral de Orihuela y el verdor de su huerta bordeando el serpenteo del río Segura.

    Recuerdo que paré en Casa Corro a tomar un café, y después hacia el colegio que se divisaba desde el extrarradio. Entré en el despacho del director, a la sazón, Luis Bermejo, que me presentó a tres compañeros, Pepe Ferrando, Jesús Miguel Jordá y Agustín Coll. Tras una charla insustancial acudimos al bar de Mario, donde se nos unió otro compañero, Paco Manzanares. Días después me señalaría Manzanares, y que yo no advertí, las caras de sorpresa de estos cuando les llegué a comentar, cómo había transcurrido la pasada huelga en el centro. (Años después llegué a pensar, si

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