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Vivir y honrar la Muerte
Vivir y honrar la Muerte
Vivir y honrar la Muerte
Libro electrónico192 páginas2 horas

Vivir y honrar la Muerte

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Información de este libro electrónico

Ser vivo, ¿acaso los duelos, las pérdidas y las decepciones no afectan a todos de cerca o de lejos? Para mí, el fallecimiento de mi esposa Sylvie creó la apertura a ser vivo y, en última instancia, por primera vez desde mi nacimiento, a amar la vida. Estoy profundamente conmovido y emocionado de que este libro sea un regalo precioso para todos los miembros de la familia. ¿Se enseña a los niños y a los jóvenes adultos en transición de vida a acoger plenamente sus emociones? ¿Qué decir de los adultos estresados que se preguntan cómo ser felices en esta vida que va tan rápido? Muchos abuelos y personas retiradas hacen lo mejor que pueden para disolver las dolorosas emociones del pasado sin saber demasiado cómo. ¿Podría ser que nuestros ancianos deseen partir con el corazón más ligero? Este libro no es una biografía. Es una profunda introspección sobre la transición de la muerte a la vida en nuestros duelos, nuestras pérdidas y las decepciones cotidianas. Es la vida estancada en la crisálida que se metamorfosea en una libélula libre y majestuosa que nos devuelve al interior. ¡La eclosión de la vida! Te invito a escuchar tu corazón. Con cariño y afecto en el cálido y completo recibimiento de la vida.

Con cariño y afecto, Raymond

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 nov 2023
ISBN9782925420071
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    Vista previa del libro

    Vivir y honrar la Muerte - Raymond Bernard

    Contenido

    AGRADECIMIENTOS

    PALABRAS DEL AUTOR

    PRÓLOGO

    PRIMERA PARTE

    CAPÍTULO 1

    CAPÍTULO 2

    CAPÍTULO 3

    CAPÍTULO 4

    CAPÍTULO 5

    SEGUNDA PARTE

    CAPÍTULO 6

    CAPÍTULO 7

    CAPÍTULO 8

    CAPÍTULO 9

    TERCERA PARTE

    CAPÍTULO 10

    CAPÍTULO 11

    CAPÍTULO 12

    CAPÍTULO 13

    CAPÍTULO 14

    CAPÍTULO 15

    CAPÍTULO 16

    CUARTA PARTE

    CAPÍTULO 17

    CAPÍTULO 18

    CAPÍTULO 19

    Pàgina en blanco

    QUINTA PARTE

    CAPÍTULO 20

    CAPÍTULO 21

    CAPÍTULO 22

    CAPÍTULO 23

    CAPÍTULO 24

    EPÍLOGO

    CONCLUSIÓN

    CONOCE AL AUTOR

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    Depósito legal: 4° trimestre del 2023

    Catalogación en publicación

    Biblioteca y Archivos nacionales de Québec y

    Biblioteca y Archivos de Canadá.

    BERNARD, Raymond, 1960 - ...

    Vivir y honrar la Muerte

    ISBN-978-2-925420-07-1 (Impreso)

    ISBN-978-2-925420-08-8 (PDF)

    ISBN- 978-2-925420-09-5 (ePUB)

    Autor: Raymond Bernard

    Edición: Calina Arenas, Carmen Oñate Font

    Maquetación: Nicole Caron, Raymond Bernard, Alexis Patenaude y Ashly Faucher de Otantik Marketing

    Diseño de portada: Sonia Lapointe, Bulle Design & Événement

    Foto del autor: Julie Dessureault, Rose aux joues

    ©Les Productions Internationales Métamorphose Libellule Inc.  Raymond Bernard y Nicole Caron

    906 Poitras, Magog, QC, J1X6A3

    819 592 - 0906

    www.raymondjbernard.com

    info@raymondjbernard.com

    Todo el material, en cualquier forma, de Les Publications Internationales Métamorphose Libellule Inc. está protegido por la Oficina Canadiense de la Propiedad Intelectual (CIPO).

    Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación. Una copia o reproducción, por cualquier medio, constituye una sanción en virtud de la ley del 11 de marzo de 1957 sobre la protección de los derechos de autor. Todos los derechos reservados.

    Limitación de responsabilidad.

    El autor y el editor no garantizan la exactitud, aplicabilidad, idoneidad o exhaustividad del contenido de este programa. No asumen responsabilidad alguna, ni expresa ni implícita.

    AGRADECIMIENTOS

    Sylvie, tu muerte física hizo nacer el corazón de

    Raymond.

    Tu legado es la Grandeza que ya no se puede

    contener en mí.

    Mamá, diste a luz a un hijo que es el puente entre

    la muerte del corazón y lo maravilloso de al fin sentirlo latir. ¡Tienes toda mi admiración!

    Émylie y Janick, mis hijas, para quienes fui el instrumento de su llegada a este planeta. Este tesoro de palabras y de emociones es mi legado para ustedes.

    A todos y cada uno de ustedes, que me llevaron de vuelta al Rey e hicieron posible que el pequeño rey sobreviviera, existiera y por fin viviera.

    De todo mi corazón y mi cariño eterno,

    Tu amante,

    Tu hijo,

    Papá,

    Su amigo.

    Dos palabras llenas de significado ahora: ¡Te quiero!

    Raymond

    PALABRAS DEL AUTOR

    El momento llegó…

    Estas tres palabras vibran tan fuerte en mí. Su sonido resuena desde el corazón que se contiene para no explotar de Amor y de Alegría que ya no puede resistir.

    De Raymond, que por fin se ama a sí mismo tal y como se presenta el momento.

    Animado por la humildad y la ingenuidad de un niño que no comprende nada y lo experimenta todo.

    Honrar el legado de Sylvie con la Grandeza que ya no puede contenerse.

    Si describimos un momento crucial como el acontecimiento que cambia y transforma el curso de una vida, el 25 de diciembre de 2021 es ese momento.

    Con todo mi Amor, la benevolencia en mi franqueza y esa penetrante intensidad que me caracteriza, revelo cómo, concretamente, la muerte de Sylvie me hace sentir vivo a diario.

    El renacimiento de la libélula.

    La libélula representa el arte del cambio y de la transformación. Nos llama a metamorfosearnos, a realizar los cambios necesarios para alcanzar todo nuestro potencial, a investigar profundamente lo que vive en nuestro interior.

    También habla de las ilusiones y nos alienta a mirar más allá de las apariencias, a mirar la verdad de frente. La libélula nos invita a adaptarnos con flexibilidad.

    Viviendo nuestra vida con plenitud nos permite añadir ese toque de magia que le falta, y vivir más ligeros con total confianza en el resplandor de la Luz que Somos.

    A veces, el exterior dicta nuestro regreso al interior.

    Espontáneamente, la aceptación plena se convierte en una forma de vida. Es una página en blanco que se renueva a cada instante.

    Esta flamante página en blanco: El vuelo... la apertura a vivir. El camino hacia la libertad interior y exterior.

    Si sólo me quedaran 24 horas de vida terrestre, ¿qué haría ahora con ella?

    ¿Qué puedo hacer para volver a mí mismo?

    Éstas son las preguntas que me hago y que te propongo.

    ¿Cuántas excusas necesitamos para pasar a la acción con el ser completo que ya estamos en proceso de llegar a ser?

    ¿Amarme a mí mismo y levantar por fin el velo de lo que se oculta en lo más profundo de mi ser encarnando ese amor, no sería eso lo más precioso sobre la tierra?

    A medida que pases las páginas de este libro, ¡te descubrirás a TI!

    El ajetreo de la vida cotidiana disimula muy bien los sentimientos de pérdida y dolor constantes. ¿Cuáles son estos traumas?

    ¿Lo más importante no es lo que despiertan emocionalmente adentro de nosotros?

    Una acumulación mortal se acentúa y se intensifica sin tu permiso.

    ¿Cuál es tu reacción al enterarte de que tu vida es rehén de las emociones que nunca has experimentado?

    Al escribir lo que pesa en tu corazón, mañana y noche, la crisálida desbordante de la pasión por la Vida se agrieta. Acoger plenamente conduce a una metamorfosis de forma natural.

    Al pasar de la página en blanco con la exploración práctica de los modos de vida, la cuestión de cómo acoger plenamente lo que siento se convierte en palpable y duradera.

    ¡Ahora es tu turno!

    ¡Bienvenido a este paradójico Mundo del Ser Vivo!

    Contigo de todo corazón,

    Raymond

    PRÓLOGO

    No es que me sienta vacío. Lo estoy.

    Esta relación que se supone que debería llenarme me está asfixiando. Me resisto a abandonar por un montón de razones, todas igual de válidas.

    No puedo mantenerme. No sé cómo.

    Dentro de mí, sin embargo, esta fuerza vital centellea, invitándome a emprender acciones concretas. Lo más suavemente posible, mientras los gritos por vivir se hacen más fuertes y se quedan sin aire.

    El miedo es incesante. Día y noche. Se enrosca alrededor de mi amor propio como una boa ansiosa por devorarme.

    ¿Me dejo morir?

    Lo que me destroza cruelmente es el hecho de no escucharme a mi mismo. Hay tanto en juego. Todos estos terribles miedos me frenan. Se apilan y aplastan mi alegría de vivir.

    El pequeño rey se escucha a sí mismo y se atreve a abrirse. De una manera torpe compra la paz.

    ¿La solución no será estar solo?

    Por dentro me siento más que nunca muerto y vivo en el acto de conectarme un poco con el Raymond interior.

    El duelo de una relación está en el horizonte. De hecho, ella ya está muerta desde hace tiempo.

    La ruptura es inevitable…

    ¿Pero dónde está la maldita llave para la paz y la felicidad, para llenar ese miserable vacío

    interior?

    PRIMERA PARTE

    Morir

    Durante una cena, una amiga me dijo:

    —  Tengo una pregunta para ti.

    — La respuesta es no, ¿qué quieres? dije bromeando. Adelante, ¡te escucho! –puse una gran sonrisa, lejos de sospechar su pregunta.

    — Puedes volver al pasado y revivir a Sylvie. Al hacerlo, te conviertes en el Raymond que eras antes. O la situación sigue siendo como es ahora. En otras palabras, Sylvie ha muerto y existe el Raymond de hoy. ¿Qué eliges?

    Sin dudarlo, respondo:

    —La opción número dos. Estoy más vivo que nunca… incluso cuando estaba con Sylvie. Su muerte me trajo a la vida. -Digo la opción dos y debo confesar que todavía tengo una punzada de tristeza.

    — ¡Qué frase más hermosa! Su muerte me trajo a la vida.

    — Gracias. Ella está en alguna parte del libro -digo con una sonrisa de gratitud y una punzada de melancolía.

    Qué pregunta tan hermosa y directa que me obliga a acercarme a la autenticidad.

    CAPÍTULO 1

    EL DÍA EN QUE SYLVIE ME DIO A LUZ

    Es el 25 de diciembre de 2021. Son las cinco de la mañana. Me levanto y voy al baño. Ninguna llamada.

    Estoy temblando, apenas respiro. Entonces oigo claramente una voz que resuena de nuevo: Prepárate....  Me ducho y me arreglo. Ya no son mariposas en mi estómago, son cuervos arrasándolo todo desde dentro.

    Lloro al sentir lo que se avecina...

    Las seis, el teléfono suena.

    Me apresuro a tomarlo. ¿Qué voy a oír? ¿Su voz o la del médico? Tengo náuseas del nerviosismo que se ha extendido a cada célula de mi cuerpo.

    — ¡Sí, hola!

    — Hola amor, soy yo.

    ¡Dios mío! Gracias a Dios que está viva. Apenas puedo oírla; obviamente está bajo los efectos de la morfina...

    — Hola, amor hermoso...

    Me responde balbuceando algo que no puedo entender. Es apenas audible, sus palabras son incoherentes. Entonces oigo voces detrás de ella.

    — Hermoso amor, ¿podrías poner al médico al teléfono por favor. No entiendo muy bien lo que intentas decirme.

    — ¿Señor Bernard?

    — Sí...

    — Soy interno en el Hospital de Fleurimont. Madame Asselin sufrió de una insuficiencia respiratoria ayer. Logramos rescatarla. Le pedimos a la Sra. Asselin que lo llamara para su consentimiento para darle los cuidados paliativos. Creo que ella pensó que queríamos hacerle más tratamientos, lo cual ella rechaza categóricamente.

    — ¿Puede mantenerla con vida por treinta minutos? No quiero que muera sola.

    — Con lo que hicimos ayer, podría pasar el día, pero no mucho más. ¿Hay algún familiar al que le gustaría contactar?

    Estos treinta minutos parecen tan interminables, sobre todo porque no puedo ver nada. Las lágrimas se acumulan en mis gafas, distorsionando mi visión y mi claridad.

    Sylvie y yo nos conocimos por una extraña casualidad en 2005. Una relación unida sostenida por el amor genuino de dos seres humanos profundamente lastimados y en sufrimiento. Yo le aporté un poco de felicidad y una razón para vivir. Ella restauró poco a poco mi corazón desconfiado.

    Al llegar a la planta que el médico mencionó, el desgarro emocional se hizo más largo: Cuidados intensivos al final de la vida. AL FINAL DE LA VIDA... Una ola más fuerte de lágrimas amplificó la fragilidad de mi dolor. ¡Tengo que verla! ¡Ya!

    Está tranquila y en paz, lo cual me tranquiliza un poco. Acaricio su mano.

    Ella suspira, con las pocas fuerzas que le quedan y la máscara de oxígeno que cubría su voz:

    — ¿Estás bien?

    — ¿Te duele algo?

    — Sí, estoy bien.

    — ¿Puedo hacer algo por ti?

    — No, estoy bien - murmura antes de quitarse la máscara respiratoria.

    Acerco una silla. Le tomo la mano. Sus manos me acariciaron tanto, me tranquilizaron. Esas manos temblorosas que buscaron seguridad, que anunciaron sus miedos. La suavidad que sus frágiles manos me dieron cuando, unidas a las mías, se unían haciendo el amor.

    Nuestras miradas de amor, cómplices, que tomaban forma en aquellos largos minutos de roces y de tiernas caricias con nuestros dedos y manos. Era como si el tiempo se cristalizara en ese delicado contacto.

    Nuestras manos unidas que caminaron juntas, día tras día en Magog, en Florida, en Texas, en México, en República Dominicana, en Barrie, en Outaouais, en Tadoussac, en Quebec, su ciudad favorita.

    Sus manos que agarraban las mías cuando discutíamos. Ese poderoso gesto de tenderme las manos abría la puerta para comunicarnos, para reconciliarnos. Era ella la que tomaba la iniciativa, cuan tenso y atascado que yo estaba por dentro. El enfurruñamiento y la huida eran habituales en mis mecanismos de defensa.

    Mis manos, ávidas de su cuerpo, la masajeaban suavemente hasta que su herido corazón se calmara.

    Sus manos que me presionaban suavemente en la espalda mientras nos abrazábamos, como queriéndome decir:

    — Acércate aún más, quédate conmigo. Por favor cúrame de mí. No puedo vivir sin ti.

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