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Agentes del proceso comunitario. SSCB0109
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Libro electrónico454 páginas4 horas

Agentes del proceso comunitario. SSCB0109

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Libro especializado que se ajusta al desarrollo de la cualificación profesional y adquisición del certificado de profesionalidad "SSCB0109 - DINAMIZACIÓN COMUNITARIA". Manual imprescindible para la formación y la capacitación, que se basa en los principios de la cualificación y dinamización del conocimiento, como premisas para la mejora de la empleabilidad y eficacia para el desempeño del trabajo.
IdiomaEspañol
EditorialIC Editorial
Fecha de lanzamiento11 sept 2023
ISBN9788411039536
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    Agentes del proceso comunitario. SSCB0109 - María del Pino Rodríguez Moreno

    Capítulo 1

    Funciones y competencias de los agentes sociales en la acción comunitaria

    Contenido

    1. Introducción

    2. Protocolos de organización de la comunidad y desarrollo comunitario

    3. Caracterización y funcionamiento de los agentes sociales en la acción comunitaria

    4. Metodología de intervención comunitaria

    5. Resumen

    1. Introducción

    A lo largo de este primer capítulo se identificarán los agentes sociales que intervienen en el proceso comunitario, caracterizándolos y definiendo su funcionamiento. Para ello se ofrecerá una descripción de la organización de la comunidad con el fin de comprender la estructuración de la vida comunitaria y el papel que en ella juegan los diferentes agentes sociales.

    A pesar de que el concepto y el desarrollo de la acción comunitaria se iniciaron hace mucho, en la actualidad vuelve a cobrar especial relevancia debido a las características políticas, económicas, sociales y culturales de nuestra sociedad. La realidad actual pone de manifiesto la necesidad de promover acciones comunitarias basadas en la voluntad de transformación social, de encontrar respuestas alternativas a las que se ofrecen desde un nivel exclusivamente institucional y de impulsar estilos de vida más participativos y solidarios.

    La acción comunitaria, entendida desde un punto de vista global como aquella actuación emprendida con el objetivo de lograr un mayor bienestar social de la comunidad, requiere ineludiblemente de la participación e implicación de todos los agentes sociales y de la puesta en práctica de herramientas y habilidades que permitan el empoderamiento de los distintos grupos que la componen.

    La figura del dinamizador constituye un elemento clave dentro del equipo comunitario del territorio o ámbito social en el que se pretenda actuar, puesto que tratará de estimular las interacciones entre los actores y de establecer, junto a los agentes sociales, unos mecanismos adecuados que contribuyan a aumentar las posibilidades de éxito en las intervenciones comunitarias.

    2. Protocolos de organización de la comunidad y desarrollo comunitario

    La organización de la comunidad no es fortuita sino que responde a ciertos criterios que se expondrán a continuación. Conocer a qué se hace referencia concretamente cuando se habla de comunidad, cómo es su estructura y en torno a qué ejes se desarrolla la vida comunitaria es esencial para entender el ámbito en el que los agentes sociales se desenvuelven.

    Las actuaciones que se emprendan dentro del marco del desarrollo comunitario deberán afrontarse ineludiblemente desde el conocimiento de la comunidad donde se va a intervenir, de sus necesidades, de los recursos disponibles y de las potencialidades. Esto supone, por un lado, partir de planteamientos teóricos adecuados y, por el otro, aplicar una metodología acorde a la lógica y filosofía de la práctica de la acción social.

    Definición

    Desarrollo comunitario

    Es el proceso mediante el cual los diferentes actores de la comunidad diseñan conjuntamente un plan estratégico con el fin de mejorar la calidad de vida de sus integrantes, coordinando todos los recursos existentes en la propia comunidad.

    2.1. Concepto de comunidad

    Como ocurre con otros muchos términos, existen multitud de definiciones del concepto comunidad. A continuación se hará un repaso de las más relevantes.

    Desde un punto de vista lingüístico, la palabra tiene su origen en el vocablo latino communitas, que hace referencia a un grupo de individuos que viven juntos y comparten intereses y objetivos. Víctor Turner (1969), famoso antropólogo escocés, utilizó ya el término communitas en el desarrollo de sus teorías sobre símbolos y rituales para referirse al estado psicosocial que impera entre un grupo de personas con alta cohesión social.

    Definición

    Comunidad

    Conjunto de personas de un pueblo, región o nación.

    Conjunto de personas vinculadas por características o intereses comunes. Esta segunda acepción también sugiere un componente subyacente que denota la existencia de cierto sentimiento de identidad compartido en tanto existan intereses comunes.

    De la mano del desarrollo de las ciencias sociales se han ido produciendo otras definiciones y conceptualizaciones que introducen factores de especial consideración. De este modo, Natalio Kisnerman (1984) la describió como el sistema de relaciones sociales en un espacio geográfico en el que transcurre la vida o parte de la vida de un conjunto de personas y en el que se producen interacciones. Destacan dos elementos: la concepción de espacio (compartido) y la existencia de interacciones o relaciones sociales que permiten la conciencia de unidad.

    Para Marco Marchioni (2012), si se atiende a la estructura, la comunidad se compone de cuatro elementos fundamentales: el territorio, la población, la demanda y los recursos. A ellos se hará referencia en el siguiente epígrafe.

    Ezequiel Ander-Egg (1995) entiende el concepto como una agregación social o conjunto de personas que, en tanto que habitan en un espacio geográfico delimitado y delimitable, operan en redes de comunicación dentro de la misma, pueden compartir equipamientos y servicios comunes y desarrollan un sentimiento de pertenencia o identificación con algún símbolo local.

    El concepto de comunidad ha ido evolucionando a lo largo de los años a través del desarrollo de la teoría y la práctica social, partiendo de diferentes enfoques (sociológico, psicosocial, operativo, etc.) y resultando cierto consenso entre los diferentes teóricos sobre sus elementos más importantes.

    En base a esto se puede afirmar que la comunidad es aquella agrupación de personas que tiene conciencia de unidad social, en la que existe cierta organización y cuyos principales elementos son:

    Sus miembros comparten algo.

    Conciencia de pertenencia.

    Delimitación territorial.

    Existencia de interacciones sociales entre sus miembros.

    Sabía que…

    El medio de adaptación más importante de los seres humanos es la cultura.

    Por último, cabe destacar otra interesante definición ofrecida por González Fuertes, G. (1988):

    La comunidad es fundamentalmente un modo de relación social, es un modelo de acción intersubjetivo construido sobre el afecto, la comunidad de fines y de valores y la incontestable esperanza de la lealtad, de la reciprocidad; la comunidad es un acabado ejemplo de tipo ideal de la acción social, una construcción teórica de alguna manera extraña de la propia realidad que acostumbra ser algo más sentido que sabido, más emocional que racional.

    2.2. Identificación de elementos estructurales de la comunidad: territorio, población, demanda objetiva y demanda subjetiva, recursos

    Como se ha destacado en el apartado anterior, la comunidad posee cuatro elementos fundamentales desde un punto de vista estructural: el territorio, la población, la demanda y los recursos. Estos constituyen la base sobre la que se asienta la acción comunitaria y, por lo tanto, es fundamental conocer sus características e interrelaciones.

    El proceso comunitario debe adecuarse a estos elementos, puesto que solo desde su conocimiento real se podrán desarrollar actuaciones exitosas. El criterio de priorización de las variables en su estudio dependerá del tipo de acción comunitaria que se vaya a emprender.

    El estudio de los elementos estructurales de la comunidad es condición indispensable para una correcta planificación de los procesos de dinamización comunitaria. Las estrategias a la hora de diseñar acciones variarán significativamente según se produzcan unas características u otras y además dependerán de su grado de incidencia.

    Actividades

    1. ¿Por qué cree que es importante conocer la comunidad donde se va a intervenir en un proceso comunitario? Enumere tres motivos.

    El territorio

    Por territorio se entiende la parte de superficie terrestre que pertenece a una región, país o provincia. Desde un punto de vista político-geográfico es la delimitación territorial en la que se asienta una población y que depende de algún tipo de autoridad o Estado.

    Cuando se observa y estudia un determinado territorio se tienen en cuenta factores como:

    Situación y organización geográfica: topografía, clima, extensión, red de transportes, etc.

    Configuración urbanística y planes de ordenación: zonas industriales, comerciales, zonas verdes, de esparcimiento, residenciales, etc.

    Localización de los diferentes servicios para la comunidad: educativos, sociales, sanitarios, etc. Aquí también se incluirán aquellos servicios que aunque no estén ubicados en el territorio en cuestión atienden a la población.

    La concepción en ciencias sociales es más amplia, puesto que el territorio da forma concreta a los problemas sociales y puede influir de forma positiva o negativa sobre las condiciones de vida de sus habitantes. Marco Marchioni establece la similitud con un organismo vivo, donde se manifiestan los conflictos pero también desde donde se encuentran las potencialidades para solucionarlos.

    Existe una relación directa entre la cultura y el territorio. La cultura juega un papel fundamental, por lo que se profundizará en este concepto más adelante. El territorio debe entenderse como algo más que un espacio físico ya que supone también una construcción social y cultural, así como un espacio de relación; es un ente dinámico que representa el resultado de la historia y de las experiencias concretas acaecidas.

    Nota

    Existen multitud de factores que influyen en las características de un territorio; geografía, climatología, evolución histórica, política, cultural, etc.

    Por ejemplo, la percepción que se tiene sobre el propio territorio puede influir en el establecimiento de los límites territoriales, respondiendo más a criterios relacionales que a los exclusivamente geográficos. Se trataría de una relación bidireccional en cuanto que la población pertenece al territorio y el territorio a la población.

    Un territorio concreto en una época determinada es el resultado de un proceso de configuración que se ha venido desarrollando a través del paso de los años y de las poblaciones que en él han habitado y habitan.

    Por otro lado, también debe tenerse en cuenta que los territorios no son células independientes sino que se enmarcan dentro de un contexto y responden a unas características concretas, como se ha visto anteriormente. Cierto es que existen territorios cerrados, marcados profundamente por la ideología política de sus dirigentes, pero no se consideran el ideal de comunidad puesto que las comunidades, por el hecho de estar formadas por seres humanos, necesitan mantener relaciones con otras para poder así desarrollarse y enriquecerse.

    La población

    Si el territorio hace referencia al espacio, la población engloba el conjunto de habitantes que viven en dicho espacio de una manera estable, aunque varía de un espacio a otro y a través del tiempo. La ciencia que estudia tanto esta dinámica como la estructura de la población se denomina demografía, y resulta imprescindible aproximarse a ella cuando se va a estudiar una población.

    Se deberán analizar los siguientes indicadores:

    Distribución de la población: número de individuos que habitan un territorio, concentración y dispersión de la población, densidad de población, etc.

    Estructura de la población: clasificación según variables de edad, sexo, nivel de instrucción, nacionalidad, etc.

    Tasas de natalidad/mortalidad: número de nacimientos/fallecimientos por cada mil habitantes en un año.

    Tasas de fecundidad o fertilidad: número de nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil en un año.

    Tasas de emigración e inmigración: número de salidas y entradas de personas registradas por cada mil habitantes en un año.

    Una herramienta fundamental en el estudio de las poblaciones es la pirámide de población, ya que permite obtener una visión general de algunas características de la población de una forma fácil y rápida. En el siguiente ejemplo, siguiendo la línea vertical se presentan a la izquierda los hombres y a la derecha las mujeres, clasificados en grupos de edad. La línea horizontal proporciona información sobre los datos cuantitativos en porcentajes.

    Por otro lado, también deben valorarse otros factores no demográficos como:

    Antecedentes históricos: origen, evolución, influencias, etc.

    Cultura y procesos de cambio cultural: los aspectos culturales que la definen, como los valores, lengua, arte, simbolismo, construcciones de identidad sexual y de género, religiones, etc.

    Características económicas: principales sectores de producción, importación y exportación, niveles de ocupación y desempleo, etc.

    Características políticas: ideología y tipo de gobierno, legislación, instrumentos de participación de la población civil, etc.

    Organización social: clases o niveles sociales, movilidad social, instituciones sociales, papel de la familia, etc.

    Nota

    En el estudio de una población se deberán analizar tanto datos cuantitativos (relativos al número, porcentajes, medias, etc.) como cualitativos (relativos a sus características o cualidades).

    En los procesos de acción comunitaria, la población constituye tanto el objeto como el sujeto de la intervención, ya que no solo es en ella donde se pretende provocar cambios sino que además es parte activa en el planteamiento y desarrollo de las estrategias, en su evaluación y continuidad.

    Actividades

    2. Realice una comparación entre las dos pirámides de población que aparecen en la imagen. ¿Qué información se desprende de cada una?

    La demanda

    El concepto de demanda no debe confundirse con el de necesidad, por lo que se debe comenzar estableciendo sus principales diferencias.

    Cuando se habla de necesidad se hace referencia a todo aquello que el ser humano necesita para poder desarrollarse como persona y ser social; se trata, pues, de la falta o carencia de algo. Según A. Maslow, las necesidades pueden clasificarse en varios niveles: en el nivel inferior se sitúan las necesidades básicas (alimentación, vestido, sexo, sueño, etc.); en el siguiente nivel se encuentra la necesidad de seguridad (protección física, de bienes, vivienda, etc.); le siguen las necesidades sociales (amistad, aceptación, etc.) y de estima (confianza, respeto, dignidad, etc.) y, en el más alto nivel, se encuentra la necesidad de autorrealización.

    Su teoría afirma que solo una vez que el ser humano haya cubierto las necesidades básicas sentiría y trataría de satisfacer las del siguiente nivel, y así sucesivamente. Maslow ideó una forma que permitiera observar de manera gráfica la jerarquización existente, conocida como la pirámide de Maslow.

    No obstante, muchos han sido los científicos que han contradicho esta teoría afirmando que no existe tal jerarquía, que es posible sentir las necesidades situadas en los niveles superiores sin haber cubierto necesidades básicas, aunque sí hay bastante consenso sobre la existencia de unas necesidades primarias y de otras secundarias.

    También se han hecho otras distinciones en función de criterios tales como el grado de percepción que tiene la persona sobre sus necesidades (sentidas o no sentidas) o la materialización de la necesidad (existente o latente). Así, por ejemplo, Ezequiel Ander-Egg clasificó las necesidades en función de su objeto (físicas, económicas, sociales, etc.) sin establecer ninguna jerarquía entre ellas.

    Otra perspectiva interesante es la aportada por B. Malinowski, que desde su visión antropológica se basó en el factor cultural para definirlas. Según él, las necesidades orgánicas o físicas son aquellas imprescindibles para la supervivencia de todo ser humano. También destaca las necesidades de pertenencia social. A partir de estas necesidades básicas surgirán otras nuevas o derivadas en cuyo proceso de conformación el papel de la cultura es determinante.

    Con ello, Malinowski pretendía demostrar que la satisfacción de una necesidad humana conlleva una necesidad cultural y que, además, varía de una cultura a otra y se va transformando con el paso del tiempo asociado a la evolución cultural.

    La demanda, por otra parte, constituye la manifestación del deseo de satisfacer la necesidad. Podría ser clasificada en función de las siguientes dimensiones:

    Inmediata (existe en un momento determinado) y futura o potencial (existen indicios de que se podrían dar en un futuro).

    Explícita (la persona es consciente y la expresa) e implícita (existe pero la persona no tiene conciencia de ella o no le interesa).

    Objetiva (visión realista de la existencia de la necesidad y sus implicaciones) y subjetiva (la necesidad es percibida por la persona de una forma concreta, que podrá corresponderse o no con la realidad).

    Individual (de una persona concreta) y colectiva (compartida por uno o varios grupos de personas).

    La demanda puede corresponderse o no con una necesidad real, del mismo modo que pueden existir necesidades que no sean percibidas como tales; por ejemplo, una misma necesidad objetivamente definida puede sentirse y manifestarse en demandas distintas por diferentes personas u organizaciones.

    Ejemplo

    Los ruidos y suciedad que ocasionan los botellones en el barrio X provocan gran malestar entre los vecinos. En el ayuntamiento se reciben las siguientes demandas subjetivas: prohibición del botellón (asociación de vecinos), habilitación de un espacio destinado a tal fin (colectivo de jóvenes), mayor vigilancia policial (organización de empresarios).

    Desde una óptica de trabajo comunitario no todas las demandas suponen un objetivo de intervención, sino que por regla general se centrarán en demandas colectivas, objetivas e inmediatas, aunque sin perder de vista el resto de dimensiones mencionadas ya que de lo contrario solo se lograría un conocimiento parcial de las mismas.

    Resulta necesario que, cuando se emprendan acciones comunitarias, todos los actores identifiquen y definan inequívocamente la demanda social sobre la que se basarán dichas acciones (diagnóstico participativo o autodiagnóstico), aunque muchas veces aparecerán otras durante el proceso. Comprender las causas y consecuencias de las demandas, las necesidades en las que se basan, el contexto en el que se producen, sus dimensiones y las diferentes formas en las que se entienden por los participantes sociales son factores clave para una buena programación e intervención comunitaria.

    Los recursos

    Los recursos de una comunidad son todos aquellos elementos que pueden servir como medio de consecución de objetivos. Se refieren al conjunto de servicios, equipamientos, instituciones o profesionales existentes y su conocimiento proporciona información significativa que permitirá, por un lado, ampliar el conocimiento sobre la comunidad y, por otro, realizar una planificación de acciones acertada.

    Constituyen un elemento fundamental del desarrollo de la acción social, ya que suponen una base y un punto de partida para la acción.

    Los recursos pueden ser clasificados tomando como base diferentes criterios:

    En función de su naturaleza:

    Materiales: pueden ser edificios, monumentos, plazas, etc.

    Económicos: presupuestos públicos, capital privado, etc.

    Humanos: profesionales y técnicos, población (grupos y organizaciones).

    En función de los sectores: educativos, informativos, sanitarios, sociales, de tiempo libre, etc.

    En función de su titularidad: públicos, privados y voluntarios.

    Los recursos por sí solos no constituyen la solución de los problemas. Pueden existir recursos que se desconozcan o no se utilicen, por lo que será clave realizar un inventario de los mismos con el objetivo de potenciar y promover su optimización, detectar recursos potenciales y fomentar la creación de otros.

    Otra idea a tener en cuenta es que, aunque lógicamente los recursos materiales y económicos son importantes, los humanos se erigen como verdadera clave para que aquellas actuaciones como las comunitarias sean sostenibles. En incontables ocasiones se han iniciado procesos totalmente dependientes de subvenciones públicas que, una vez agotadas, han supuesto la interrupción de las actuaciones.

    Por ello, se debe hacer especial hincapié en la necesidad de maximizar los recursos humanos de la comunidad, puesto que son las personas y los grupos sociales implicados los que atesoran el poder de transformar la realidad.

    Será preciso, por tanto, identificar todos los recursos existentes, clasificarlos y recogerlos en una base de datos o fichero que constituirá una herramienta fundamental durante el proceso de intervención comunitaria. Esto supone contabilizarlos y obtener información que permita caracterizarlos, conocerlos y comprender su funcionamiento, lo cual evidenciará una serie de realidades que harán posible trabajar sobre ellas para lograr una distribución y utilización adecuadas y provechosas de estos recursos.

    Cabe destacar la importancia que juegan los espacios (formales e informales), considerados lugares donde se producen interacciones sociales y en los que puede realizarse una observación-investigación de problemas, conflictos o fortalezas, entre otros.

    Con respecto a los recursos humanos, la propia comunidad constituye el principal recurso, siendo uno de los principales ejes de las acciones. Como se ha mencionado anteriormente, representa el objeto y el sujeto de las acciones comunitarias y cuenta con enormes fuerzas, capacidades y potencialidades desarrolladas o a desarrollar. Es necesario promover el empoderamiento de las personas, los grupos y las organizaciones sociales.

    Así mismo, otro recurso fundamental es el que corresponde al conjunto de profesionales y técnicos que desempeñan su tarea en los diferentes ámbitos comunitarios y que pueden aportar teoría, metodología, pautas, o herramientas. En España existe una gran especialización de profesionales, lo que se traduce en rigor y enriquecimiento; no obstante, deben darse las condiciones adecuadas para formar un equipo interdisciplinar en el que cada especialista aporte su perspectiva con el fin de alcanzar una visión y un abordaje integral de las acciones.

    Recuerde

    Será necesaria la identificación y recogida de datos acerca del número de recursos existentes, tipologías, utilización, etc.

    Actividades

    3. Describa una situación de necesidad objetiva y necesidad subjetiva en un caso concreto.

    4. Enumere y clasifique los recursos que existen en su comunidad.

    La cultura como eje transversal

    No se puede hablar de comunidad sin hablar de cultura, ya que esta determina la construcción de la realidad humana.

    Desde la óptica antropológica la cultura hace referencia al estilo de vida adquirido socialmente de una agrupación de personas en el que existen pautas generalizadas de pensamiento, sentimiento y conducta y que se transmite de generación en generación. En este sentido, la formación de grupos sociales y sus interacciones se consideran aspectos culturales siempre que se parta de la concepción del ser humano como ser social, como parte integrante de la sociedad.

    Es preciso realizar una diferenciación entre sociedad y cultura: la sociedad hace referencia solo a la población que comparte un territorio y en la que se produce una interdependencia entre sus miembros; la cultura, sin embargo, se refiere al conjunto de ideas, actitudes, conductas y tradiciones perdurables y compartidas por un grupo de personas. Ahora bien, aunque en una sociedad exista un modelo de cultura general no siempre se comparte por todos y cada uno de sus miembros sino que coexiste con otras subculturas.

    Definición

    Subcultura

    Subsistema cultural compartido por un determinado grupo social cuyos miembros comparten ciertas características y tienen estilos de vida o formas diferentes de percibir la realidad con respecto a la cultura general.

    La cultura es un concepto complejo que ha sido interpretado y reinterpretado por distintas disciplinas científicas. La antropología, ciencia que tiene por objeto su estudio comparativo, brinda diferentes teorías y modelos de investigación. Es interesante realizar un breve recorrido por las diferentes teorías, puesto que interesa observar la evolución de la concepción sobre la cultura y las interpretaciones sobre el papel que juega en las sociedades. Además, se debe procurar la utilización de una metodología de intervención acorde a unos fundamentos teóricos básicos.

    En primer lugar, la concepción predominante de cultura durante la época de la Ilustración giraba en torno al eje central de la idea de progreso, lo que diferenciaba a una cultura de otra era el nivel que tenían de conocimientos y los avances logrados. Adam Smith destacó en esta primera corriente formal de pensamiento.

    Posteriormente, durante el siglo XIX surgieron varias corrientes: una de ellas es el evolucionismo, cuya idea principal se basaba en que la cultura iba atravesando diferentes estadios. Lewis Henry Morgan establece concretamente tres etapas: salvajismo, barbarie y civilización. Otra es el darwinismo social, que defendía la influencia de la biología sobre la evolución cultural, estableciendo la lucha por la supervivencia como motor de dicha evolución y destacando, especialmente, Herbert Spencer.

    El evolucionismo marxista también estuvo presente durante este siglo, centrándose en la teoría de Marx sobre el importante papel de la lucha pero desde el punto de vista de su aplicación entre las clases sociales. Marx estableció las siguientes etapas de evolución de la cultura: comunismo primitivo, sociedad esclavista, feudalismo, capitalismo y comunismo.

    El siglo XX abre la puerta a otro grupo de corrientes teóricas: la primera de ellas es el particularismo histórico, cuyo máximo exponente es Franz Boas y que surge como respuesta a las teorías anteriores postulando la consideración de cada cultura como única. Una importante contribución de esta teoría fue

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