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Redes asociativas culturales. SSCB0110
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Libro electrónico387 páginas3 horas

Redes asociativas culturales. SSCB0110

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Libro especializado que se ajusta al desarrollo de la cualificación profesional y adquisición del certificado de profesionalidad "SSCB0110 - DINAMIZACIÓN, PROGRAMACIÓN Y DESARROLLO DE ACCIONES CULTURALES". Manual imprescindible para la formación y la capacitación, que se basa en los principios de la cualificación y dinamización del conocimiento, como premisas para la mejora de la empleabilidad y eficacia para el desempeño del trabajo.
IdiomaEspañol
EditorialIC Editorial
Fecha de lanzamiento13 jul 2023
ISBN9788411840118
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    Redes asociativas culturales. SSCB0110 - Luciano Vázquez Moraga

    Capítulo 1

    Prácticas de participación asociativa en el ámbito cultural

    Contenido

    1. Introducción

    2. Mecanismos de participación social y cultural

    3. Proceso de análisis y caracterización del tejido asociativo en el marco del territorio

    4. Estrategias de participación en el ámbito de la cultura

    5. Identificación de la red asociativa cultural

    6. Valoración del marco legislativo de la participación cultural

    7. Resumen

    1. Introducción

    La cultura, como fenómeno global capaz de acaparar una enorme variedad de manifestaciones y representaciones, y de otorgar a la sociedad civil las herramientas básicas para afianzar progreso, dinamismo y avance, necesita de entidades que realicen un esfuerzo continuado, que sean capaces de imprimir desde muy diversos puntos de vista enfoques distintos, diferentes, y que tengan como valor añadido el valor de la cooperación, del trabajo conjunto.

    Las asociaciones culturales pueden ser consideradas como las portadoras de los mecanismos que los ciudadanos tienen en sus manos para cambiar, transformar y mejorar la sociedad desde el punto de vista de la acción cultural.

    La participación asociativa no se reduce a la buena voluntad o al empeño personal de sus equipos directivos o de sus bases sociales. Con el paso de los años, la creciente complejidad de las tareas organizativas y de los proyectos culturales que se acometen requiere de capacidades, conocimientos, habilidades, formación, en definitiva, una serie de prácticas reconocidas que sirvan para dar respuesta a las nuevas situaciones y las nuevas demandas de la sociedad.

    En este primer capítulo se abordarán aquellos mecanismos, procesos y estrategias que deben estar presentes en la participación activa de las asociaciones en el ámbito de la cultura.

    2. Mecanismos de participación social y cultural

    La mejor forma de potenciar y ampliar la convivencia social, el progreso de la ciudadanía y aumentar la calidad democrática de una sociedad es participando activamente, encauzando las actitudes y aptitudes hacia un nivel de implicación personal -y también colectivo- que haga posible llevar a efecto los mecanismos que redundarán en unos ciudadanos mejor preparados, con capacidad crítica y con los instrumentos necesarios para transformar el entorno social, económico y cultural en el que viven.

    Por tanto, y como punto de partida, parece necesario establecer una definición sobre lo que significa participación. A la hora de fijar tal definición, sobre todo si es en sentido global y genérico, han de tenerse en cuenta los distintos contextos sociales, económicos y culturales en los que se produce.

    Nota

    El término participación hace referencia explícita a estar presente en, ser parte de, ser tomado en cuenta por y para, involucrarse, intervenir. Por tanto, participar es el acto de incidir, influir, responsabilizarse. Se está ante un proceso, una acción, que está relacionada íntimamente con las personas -individualmente consideradas- y con los grupos. Ser participante activo convierte a las personas y las entidades y organizaciones en coparticipantes, corresponsables, cooperadores, etc.

    2.1. Características de la participación

    Para hacer más operativo y comprensible el concepto de participación es conveniente diferenciar entre un modo de participación genérica y el que se denomina como participación social y cultural.

    En el primer caso, en la participación genérica, el término participar se refiere a la capacidad para formar parte de algo, implicarse de forma activa en cualquier tipo de actividad, acción o proyecto, incluyendo aquellos que tienen por finalidad disfrutar, generar o recibir entretenimiento o, sencillamente, conseguir algún tipo de enriquecimiento personal o profesional. En este caso, la participación incluye un amplio abanico de relaciones sociales y de grupo con un carácter muy global y amplio.

    En el segundo caso, el de la participación social y cultural, se comprende y se incluye la implicación de forma activa, pero en la esfera de la vida pública del entorno de la persona o colectivo que participa, con una gran diferencia: en este caso se toma partido directo, se asumen responsabilidades, se aportan ideas, reflexiones, esfuerzo, conocimiento, tiempo…, y todo ello para conseguir un fin orientado hacia la obtención de un beneficio social, global y comunitario, íntimamente relacionado con la cultura.

    De esta forma, y en contraste con la participación genérica, la participación social y cultural, para ser considerada como tal, necesariamente debe tener como objetivo una necesidad, un requerimiento, y no regirse solo por intereses particulares o de organización. La participación social y cultural se convierte así en un instrumento, una herramienta, para lograr unos fines, pero en sí misma también tiene valor; es una forma de ser y ejercer ciudadanía, la plasmación de un derecho social que, en suma, puede afectar -en el mejor sentido del término- a un colectivo o una parte de la sociedad en un ámbito territorial determinado.

    Importante

    La participación social y cultural debe tener un objetivo claro y específico, regirse por una meta que sea capaz de adecuar los recursos humanos y financieros de la entidad de forma eficaz y eficiente, y aportar un valor añadido y positivo al conjunto de la sociedad, siempre desde la corresponsabilidad técnica y social de sus integrantes.

    La participación, como mecanismo de actuación de la sociedad y de las entidades, asociaciones y organizaciones, hace referencia a los siguientes conceptos:

    Se trata de un proceso de carácter gradual. En este contexto, la acción deriva desde las personas hacia las entidades. Se ejercitan acciones individuales que se pueden transformar en colectivas y que pueden llegar a incidir en la toma de decisiones para llegar a objetivos determinados en función de las necesidades planteadas.

    La capacidad para intervenir en la toma de decisiones en los espacios sociales y culturales; la voluntariedad, el compromiso y la acción libre cobran especial valor.

    El derecho a tomar parte activa -directa o indirectamente- o a través de representantes en todas aquellas decisiones, propuestas o acciones que afectan de forma directa, indirecta, colectiva o individual.

    La generalidad, el contexto social en el que se desenvuelve la participación está íntimamente relacionado con cuestiones tales como:

    El dilema que se produce en las sociedades democráticas: esto es, la tensión que se plantea entre eficacia y participación.

    El déficit democrático: en muchas ocasiones las decisiones públicas no se corresponden, en todo o en parte, con las demandas, necesidades y reivindicaciones concretas de la ciudadanía.

    El concepto de gobernanza o gobernabilidad y sus principios: apertura hacia la acción ciudadana, participación social y responsabilidad ciudadana y de las entidades, organizaciones y asociaciones.

    La apatía, la desafección, la pasividad con respecto a la participación directa debida a la falta de confianza en las instituciones públicas.

    Actividades

    1. Exponga tres ejemplos de lo que puede considerarse participación genérica, y otros tres ejemplos de participación social y cultural.

    2.2. Finalidades de la participación social y cultural

    La participación social y cultural ha de estar vinculada a un fin, con un objetivo definido, para que produzca resultados. Las finalidades del proceso de participación son o están relacionadas con las que se describen a continuación.

    La voluntad y capacidad para construir ciudadanía

    Sin duda, la ciudadanía se convierte en acreedora y beneficiara de las propuestas, transformaciones, responsabilidades y acciones que se toman a partir de la corresponsabilidad en el proceso de participación: análisis de la realidad, de las necesidades y demandas concretas; la elaboración de propuestas, directrices y acciones; la gestión de todo el proceso; la asunción y ejecución de las responsabilidades asumidas o concedidas, etc.

    La posibilidad de y para transformar

    El objetivo último de la participación social y cultural es el de transformar -entendiendo por tal el cambio basado en la mejora-: transformar el sistema educativo, los valores cívicos, el sistema sanitario, la justicia, la relación entre las personas, etc. Se trata de transformar y convertir las necesidades en oportunidades y las debilidades en fortalezas para lograr un desarrollo positivo y armónico de la comunidad en la que se produce la participación social y cultural.

    La sistematización de todo un proceso educativo

    Si participar es transformar, participar es también generar cambio -a nivel individual y colectivo- para lograr una reeducación en la cultura de lo colectivo que haga posible trabajar conjuntamente en un clima de colaboración, de cooperación, en red, para generar consensos, acuerdos, y un aspecto fundamental en las redes asociativas: el trabajo colaborativo.

    Nota

    Cuando se habla de ciudadanía hay que tener en cuenta que es un concepto que abarca el conjunto de derechos y deberes por los cuales el ciudadano, el individuo, está sujeto en su relación con la sociedad en que vive. El término ciudadanía proviene del latín civitas, que significa ciudad. Por tanto, ciudadanía es la condición que se otorga al ciudadano de ser miembro de una comunidad organizada.

    La voluntad y la capacidad de relación

    Muy relacionada con el concepto anterior, la voluntad relacional tiene que ver con la capacidad para abrir, para sumar, para aunar, sin construir en contra, sino con la ciudadanía, con las administraciones públicas, con el ámbito universitario o, más frecuentemente, con otras entidades y asociaciones similares o distintas, con los mismos o con diferentes objetivos, pero con una meta común: la mejora social y cultural de un determinado territorio.

    Las motivaciones

    Son muchos los motivos que mueven a personas y asociaciones a participar. La participación se produce, nace, en el mismo instante en el que existe una razón, interés, necesidad, requerimiento o deseo de querer estar, de actuar y que, justo en ese momento, sirve de detonante para, por ejemplo, acercarse a una asociación -para tomar una responsabilidad- o crear una asociación. Pero también las motivaciones pueden estar orientadas a lo individual -con una marcada carga de interés individual-; orientadas a lo colectivo -pensando en la generalidad, en la colectividad, en la ciudadanía y sus intereses y derechos: culturales, sociales o económicos-; u orientadas a los derechos colectivos -con una gran carga ideológica o política-.

    Actividades

    2. Piense en una asociación de su localidad cuyo fin social sea el desarrollo cultural, su potenciación y su difusión. Teniendo en cuenta las finalidades de la participación social y cultural, traslade a un documento cada una de esas finalidades a la asociación que ha propuesto, confeccionando de esta forma una pequeña reseña de la misma para ser trasmitida a los ciudadanos que no la conocen.

    Así pues, la participación social y cultural engloba aspectos relacionados con intereses personales, con actitudes y aptitudes, todas ellas encaminadas a lograr una mejora, un cambio, una transformación, un avance, un beneficio, una satisfacción, etc.

    Este enfoque es muy útil a la hora de otorgar sentido a la participación como un derecho básico tanto de personas físicas -individualmente consideradas- como de asociaciones y como base para cimentar lo que posteriormente puede ser la participación en ámbitos más amplios, como son las redes asociativas en las que la participación colaborativa es el eje central de su actuación.

    2.3. Mecanismos y niveles de participación

    Tal y como ha quedado recogido en páginas anteriores, la participación social y cultural es un proceso con diferentes implicaciones siempre en función de los objetivos que se marquen, las metas perseguidas y los motivos que impulsan a llevar a cabo dicha participación.

    Mecanismos de participación

    Es necesario establecer una diferencia entre los mecanismos de participación social y cultural para que pueda determinarse qué es realmente participación como tal y qué acciones no lo son:

    Participación pasiva. En la participación pasiva las personas actúan como consumidoras, como usuarias, como beneficiarias. Por tanto, la participación es la referida a la gestión y el trabajo de los profesionales y técnicos de la organización, entidad o asociación que actúan directamente con respecto a los objetivos marcados y las actividades programadas.

    Participación por consulta. Solo el grupo de personas a las que se invita expresamente actuarán -de forma directa o indirecta-en la gestión o desarrollo de actividades, decisiones, etc. Pese a que se basa en una gestión que parte directamente de la asociación o entidad, incorpora también algunos mecanismos basados en la información pública vinculados a la defensa de los intereses particulares.

    Participación-funcionamiento. Se da sobre todo en ámbitos en los que las personas pueden hacer peticiones de realización de determinadas actividades propias o proponer otras nuevas, pero no tienen capacidad decisoria y menos aún pueden implicarse en la gestión del proyecto. La participación solo se abre a determinados ámbitos en los que es posible, por tanto, la colaboración en los proyectos y actividades, consolidando de esta forma el derecho a la información, a la consulta y a la propuesta.

    Participación interactiva. Se trata de una participación en un plano igualitario pero, sobre todo, un plano en el que existe reciprocidad y corresponsabilidad. En estos casos, en los que existe cierta forma de gestión compartida, se requiere de dinámicas de consenso y acuerdo y una cierta capacidad para la gestión de proyectos y actividades.

    Por tanto, la participación interactiva tiene en cuenta dos conceptos básicos que determinarán, también, el trabajo asociativo en el marco de las redes: el consenso y la corresponsabilidad. Trabajar con o trabajar en colaboración con no es solo tener en cuenta a los otros y recibir su opinión, reflexión o su postura ante un tema determinado, también es tener en cuenta lo que hacen los otros para poder transformar el trabajo individualmente realizado en trabajo y conciencia colectiva.

    Recuerde

    No hay participación, en líneas generales y en el seno de cualquier entidad asociativa o red asociativa, sin objetivos definidos, sin compromisos individuales y colectivos y sin construcción de ciudadanía para mejorarla y hacerla avanzar.

    Es importante tener en cuenta tres preguntas fundamentales para situar el ámbito de la participación, y las tres respuestas que constituyen y dan forma a las aspiraciones de individuos y de asociaciones y redes de asociaciones:

    Quién participa. La participación debe ser lo más amplia y representativa posible con respecto al conjunto de la población, buscando para ello la pluralidad social.

    Sobre qué se participa. La participación social y cultural debe cubrir y dar respuesta a cuestiones relacionadas con su ámbito de actuación (la cultura y su desarrollo, su influencia, su capacidad de transformación y de mejora de la sociedad en su conjunto y de los ciudadanos que la integran) y sobre las que las asociaciones y redes asociativas han de poder influir y trabajar.

    Cómo se participa. La participación, sea cual sea la actividad en torno a la que se estructure y desarrolle, debe tener respaldo y soporte político -en el sentido de apoyo de las administraciones públicas-, social -hecha por y para los ciudadanos- y técnico -con un soporte profesional adecuado, suficiente y especializado-. Con todo ello se puede garantizar la información, la capacidad de deliberación y participación, y la expresión libre de opiniones y reflexiones.

    Niveles de participación

    Por último, y en lo que respecta a los niveles de participación, pueden destacar, entre las más importantes y desde unos mínimos hasta unos máximos, las siguientes posibilidades:

    Acceso a la información. En este nivel la participación consiste en estar informado o informada; ya sea porque preocupa estarlo, ya sea porque la entidad se preocupa de informar. Ejemplos de este nivel de participación pueden ser las convocatorias a determinadas reuniones, boletines informativos de actividades de la asociación, etc.

    Opinar o ser consultado. Es el nivel en el que ya hay una participación más activa que en el nivel anterior. Supone que se da una opinión sobre algo, ya sea porque se tiene el cauce adecuado para hacerlo por propia iniciativa, ya sea porque la asociación pregunta por la opinión personal. Ejemplos de este nivel serían las encuestas que puede hacer la entidad sobre diferentes temas, algunas reuniones de equipo en donde se plantean temas y se recogen opiniones, etc.

    Hacer propuestas. Este nivel de participación supone no solo dar la propia opinión, sino proponer acciones concretas de ejecución, tomando la iniciativa para participar. Ejemplo de ello es cuando se propone organizar una actividad concreta en la entidad, cuando hay un problema y se aportan soluciones concretas, etc.

    Decidir. Es el nivel más alto de participación democrática, puesto que implica que la propia opinión es tenida en cuenta y vale igual que la de cualquier otro para el resultado final. Ejemplo es la participación en las asambleas generales de la asociación en donde se toman las decisiones, ya sea por consenso o por votación.

    Actuar. Consiste en poner en práctica acciones concretas, ejecutar las decisiones tomadas, gestionar actividades, tareas, etc. Ejemplos de este nivel de participación serían las labores de la Junta Directiva, el trabajo voluntario, etc.

    Estos niveles de participación no son fases ordenadas progresivamente. Se puede actuar sin haber sido consultado, se puede decidir sin haber hecho propuestas, etc. Lo importante es saber que en todos esos niveles se está posibilitando la participación, y que cada cual elige las maneras o niveles de participación que más le convengan.

    Nota

    La participación social y cultural ha de significar la influencia real y posible de los ciudadanos sobre determinadas decisiones públicas, favoreciendo una cultura de implicación directa, dinámica y participativa en los procesos que afectan a la ciudadanía, a la clase gobernante y a los técnicos.

    Aplicación práctica

    La asociación cultural La rendija, dedicada a la promoción de la fotografía artística de la naturaleza, ha elegido una nueva Junta Directiva. Con el fin de redefinir los objetivos, su marco de actuación y las formas de participación en el ámbito territorial en el que se mueve y desarrolla, encarga un pequeño estudio a dos de sus miembros mejor cualificados: Esmeralda, socióloga, y Marco, economista y antropólogo, que deciden acometer un pequeño estudio que se basará exclusivamente en conocer las razones que impulsan a los ciudadanos a participar en sus propuestas. Según su criterio, ¿será suficiente ese eje de investigación para mejorar el desarrollo de proyectos, actividades y propuestas de la asociación?

    SOLUCIÓN

    Aunque es cierto que la actividad de una entidad asociativa, sus metas y fines sociales deben estar siempre enfocados al beneficio directo o indirecto de la población en la que se desenvuelve, es imprescindible conocer otros detalles que pueden asegurar una mejora en el desarrollo de sus funciones culturales y sociales. Para ello, nada mejor que conocer quiénes son los ciudadanos más implicados en las actividades y, sobre todo, el tipo de participación que lleva a cabo, si es activa o pasiva, si son críticos y si tienen los mecanismos y cauces para hacer llegar esas críticas a la entidad asociativa. A todo ello hay que añadir un estudio interno de capacidades que deben suponerse en una asociación: capacidad de comunicación, potencia de convocatoria, instrumentos de información, capacidad para generar nuevos proyectos a iniciativa de los ciudadanos, si se recogen de forma documental las opiniones y evaluaciones del público destinatario, etc. Todo

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