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Chile 33: Memorias de un rescatista
Chile 33: Memorias de un rescatista
Chile 33: Memorias de un rescatista
Libro electrónico258 páginas2 horas

Chile 33: Memorias de un rescatista

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La titánica tarea requirió del personal naval en general, y del Teniente Ríos en particular, un carácter y valor moral tales que le permitiera enfrentar con éxito el desafío. El temple y la actitud proactiva de los rescatistas navales Ríos y Roblero fueron prontamente apreciados y aquilatados no solo por mi, sino también por todos quienes fueron testigos de su proceder durante el demandante y fatigoso entrenamiento al que se vieron sometidos por el líder del team de rescatistas, Ovidio Rodríguez, de Codelco, así como de su profesional trabajo con los mineros a 620 metros de profundidad.
IdiomaEspañol
EditorialRIL editores
Fecha de lanzamiento26 jul 2023
ISBN9789560114471
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    Chile 33 - Roberto Ríos Seguel

    Resumen de acontecimientos

    ¿Qué motiva a una persona a arriesgar su vida por alguien más? Es una pregunta que pocos pueden contestar. Antes de comenzar a dilucidar esta gran incógnita es necesario realizar un resumen de los sucesos más importantes que prepararon este rescate.

    En el mes de agosto me encontraba en la Escuela Naval «Arturo Prat»⁴; de los mineros atrapados solo sabía lo que todo chileno podía enterarse por televisión, y sin siquiera pensarlo, en poco tiempo estaría más cerca de la noticia que cualquier otro compatriota.

    El jueves 5 de agosto de 2010, a las 14:00 horas, se produce un fatídico derrumbe en la mina San José, ubicada en la Región de Atacama, equidistante de Copiapó y Caldera⁵. Ese día comienza a escribirse una de las historias de vida más emotivas ocurridas en Chile; dos días más tarde, el sábado 7 de agosto, un derrumbe en el ducto de ventilación corta abruptamente el paso de los socorristas, mineros de la región, que el mismo día del accidente habían comenzado a laborar con el afán de rescatar a sus compañeros, convirtiéndose en una de las primeras operaciones de rescate producidas en la mina. Al día siguiente, llegarían a la mina las maquinarias de sondaje para iniciar la búsqueda de los mineros, todo bajo el liderazgo del ministro de Minería, Laurence Golborne, y los ingenieros de Codelco⁶, André Sougarrett y René Aguilar.

    La primera luz de esperanza se encendió el domingo 22 de agosto a las 15:15 horas, momento en que el Presidente de la República, Sebastián Piñera, y su ministro de Minería, confirman que los 33 mineros se encuentran con vida. Una sonda había logrado llegar a 688 metros bajo la superficie, inmediatamente sobre el refugio. Los mineros se hicieron sentir mediante golpes y un mensaje escrito en papel cuadriculado con la famosa frase: «Estamos bien en el refugio los 33», que daba cuenta que milagrosamente se encontraban bien; ubicados en el refugio de la mina y la cantidad de mineros que estaban allí, es decir, fue un mensaje sencillo pero con mucho sentido.

    Yo fui uno de los miles chilenos que, emocionados, vimos la transmisión en directo por la televisión. La sorpresa fue grande puesto que la posibilidad de encontrarlos con vida era muy menor.

    Junto con el comienzo del encamisado de las paredes de un ducto de aproximadamente 9 centímetros de diámetro, comenzarían a enviarse, el martes 24 de agosto, las primeras raciones de agua y comida a los, a esa altura, famélicos mineros atrapados, envíos que se repetían cada seis horas.

    Ese mismo día arribó desde Talcahuano y Viña del Mar un grupo de miembros de la Armada de Chile bajo el liderazgo del Capitán de Navío especialista en submarinos, Comandante⁸ Renato Navarro Genta. El equipo estaba compuesto por el Capitán de Fragata médico de la Armada Andrés Llarena Astudillo; el Suboficial Mayor submarinista Edgardo Rodríguez Urra y el Sargento Primero enfermero submarinista Edgardo Lagos Ruiz; grupo solicitado a la superioridad de la Armada por el ministro de Salud, Jaime Mañalich, por considerar que la condición de encierro de los mineros atrapados se parecía a la que vive la dotación de un submarino imposibilitado de volver a la superficie. Indudablemente, el confinamiento, la necesidad de establecer una rutina que les hiciese llevadero el encierro, entre otras dificultades, hacían perfectamente lógico tal raciocinio. Con el hallazgo de los mineros el esfuerzo del grupo de rescate transitó, sin notarse, desde la búsqueda incesante a la recuperación física y psicológica de las personas atrapadas, mediante la construcción de más pozos para enviar las ya famosas «palomas»⁹.

    Ya terminada la asesoría inicial del Grupo Naval, el ministro de Salud solicitó al líder del grupo de marinos, el 27 de agosto, tomar el control de la logística del Área de Salud del Rescate, asignándoles la tarea de supervisar y dirigir los esfuerzos destinados a recuperar la salud de los 33 mineros, deteriorada por diecisiete días de encierro sin alimentación ni medicamentos; rescatarlos con vida y devolverlos a sus familiares, a lo menos, en igual condición a la que se encontraban antes del colapso de la mina.

    Otros hitos importantes fueron ocurriendo con el paso de los días; llegaron las primeras imágenes del interior de la mina, se realizó la primera comunicación mediante un citófono, comenzaron las videoconferencias con familiares y el arribo al campamento, y posterior inicio de sus operaciones, de maquinarias de perforación mayor como la Strata 950 (Plan A) de la empresa Codelco, el lunes 30 de agosto; la T-130 (Plan B) de Geotec, el domingo 5 de septiembre; y la máquina de perforación petrolera RIG 421 (Plan C) de Enap, el viernes 10 de septiembre.

    Junto a la construcción del pozo que permitiría extraer a los mineros desde el fondo de la tierra, la operación San Lorenzo consideraba recuperar y mantener la salud de los mineros atrapados, para así favorecer el rescate. Lo anterior se materializó a través de dos vectores de trabajo: uno, construir el pozo y dos, cuidar de los mineros. En esta última tarea, que por ley es responsabilidad de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), la Armada de Chile, mediante el Grupo de Tarea Naval 33 (GT33), participó activamente. Es más, este grupo recibió el mandato directo por parte del ministro de Salud, Jaime Mañalich, para asumir el control de este vector asesorado por el Comandante Andrés Llarena, médico de gran experiencia en el área operativa y con el apoyo del Sargento submarinista enfermero naval Edgardo Lagos Ruiz. Para tal fin la Armada lideró la creación de protocolos específicos a seguir en cada contingencia y desarrolló, entre otros, el curso MITE 33¹⁰, para preparar en los nuevos conceptos de medicina operativa al personal de la ACHS que debía cuidar de los mineros desde la superficie y a los mismos mineros, mediante videos realizados ex profeso en el marco del curso.

    El curso MITE 33, realizado entre el 10 y el 16 de septiembre, fue dirigido por el Comandante Llarena, creador de las siglas del curso. Su desarrollo fue apoyado por la doctora Ximena Grove (SAMU Metropolitano¹¹), enfermero universitario Róbinson Talavera (Cruz Roja Chilena) y el C1° Infante de Marina, enfermero naval Gabriel Cabezas Ríos (Armada de Chile).

    En dicha oportunidad se estableció un bolso con insumos de alto nivel que contenía: torniquetes, sueros, vías interóseas, agentes hemostáticos, vendajes de emergencia¹², etc. El protocolo establecía tener dos bolsos; uno que se armaría y mantendría en la superficie y otro llamado «bolso espejo», armado al interior de la mina exactamente igual al de superficie. Ante la eventualidad que un minero sufriera de algún trauma este sería atendido mediante instrucciones que vendrían desde afuera, tanto respecto de las acciones que se deberían realizar con el afectado como al tipo de insumos que debían utilizarse.

    El viernes 17 de septiembre fue el día celebrado por todo Chile. El Plan B, con la perforadora T-130, llega al taller de la mina, iniciándose la etapa final de perforación para el rescate. El reporte diario del Comandante Navarro lo registró así:

    «Avance (Plan B) hasta el 17 sep., 16:00 hrs., 630 mts. (con martillo de 12 pulgadas). Cabe hacer presente que hoy viernes 17, a las 10:30 horas, rompió sin novedad en el taller. Al momento, retiro de barras e inspección por cámara (de video) de las condiciones del pozo. Día 18 también vuelven a perforar para terminar con un diámetro de 28 pulgadas sin encamisado, el 30 de septiembre, si todo va bien…»

    El sábado 9 de octubre, a las 09:05 horas, la máquina T-130 rompería nuevamente en el taller, ahora con el diámetro necesario para el ingreso de la cápsula Fénix 2. Faltaba muy poco para el 13 de octubre, día en que, a las 00:10 horas, el rescatista de Codelco Manuel González, inicia el descenso al interior de la

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