Identidades eclesiales en disputa: Aproximación "socioteológica" a los católicos de la ciudad de México

Por José de Jesús Legorreta Zepeda

La identidad de la Iglesia, que se mantuvo más o menos uniforme tal y como fue heredada de la Contrarreforma, ha entrado en crisis en el mundo contemporáneo, fragmentándose en múltiples identidades. De ello dan cuenta no sólo los estudios teológicos del periodo posconciliar, sino también, y de manera aún más evidente, la vida cotidiana de los catól

• Idioma: Español
• Editorial: Universidad Iberoamericana A.C.
• Fecha de lanzamiento: 3 may 2024
• ISBN: 9786074172522

José de Jesús Legorreta Zepeda

José de Jesús Legorreta. Doctor en Ciencias Sociales y en Teología. Ha sido profesor de Sociología de la Religión y Eclesiología a nivel licenciatura y posgrado en la Universidad Intercontinental y en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. En los últimos años ha publicado, en colaboración con otros especialistas: Identidades eclesiales en disputa (2006), 10 Palabras claves sobre Pastoral Urbana desde América Latina (2007), Religión y secularización en una sociedad postsecular (2010) y Las ciencias sociales en la teología latinoamericana: balance y perspectivas (2010).

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Abreviaturas

Introducción

El contexto plural y globalizado de la modernidad radicalizada ha llevado consigo una puesta en cuestión y reconfiguración de todo lo dado por supuesto. Tal es el caso de las identidades, las cuales ya no constituyen entidades objetivas/subjetivas estables, sino entidades sumamente dinámicas, pero por eso mismo frágiles y problemáticas. La amplia discusión teológica y pastoral suscitada en la Iglesia en torno a su identidad en las cuatro últimas décadas, no ha obedecido únicamente a factores intraeclesiales y teológicos ajenos al contexto histórico social. La identidad eclesial no es algo abstracto, desencarnado de la historia, de los individuos y las culturas, sino una realidad eminentemente relacional, histórica e intrínsecamente contextualizada, como lo muestran las distintas imágenes que sobre la Iglesia se han dado a lo largo de la historia. En este orden de ideas, el presente estudio quiere, precisamente, señalar los principales rasgos y dinámicas que despliega el fenómeno identitario en la modernidad radicalizada desde una perspectiva sociológica, a fin de comprender la crisis y los procesos de reconfiguración de la identidad eclesial en tanto identidad colectiva. Por lo tanto, la perspectiva de este trabajo será predominantemente sociológica, aunque incorporará puntos de vista teológicos en diversos momentos del estudio.

El tema guarda una complejidad inusual empezando desde la misma noción de iglesia. En el uso común el término iglesia hace referencia a la jerarquía eclesiástica (los clérigos), sin embargo, particularmente a partir del concilio Vaticano II ha tenido lugar una revaloración de los laicos como sujetos de la Iglesia. Entre las múltiples aristas que supone esta ambigüedad, tenemos que al indagar cómo se autoconciben los católicos en tanto Iglesia (identidad colectiva), nos encontramos con un inmenso y milenario cúmulo de testimonios cuyos sujetos-autores predominantes son clérigos y teólogos; lo cual no obstante su valor, no necesariamente refleja la manera como los laicos conciben a la Iglesia y, más bien, suscita varias cuestiones: por ejemplo, más allá de las justificaciones teológicas que pudieran aducirse al respecto, ¿cómo entender sociológicamente la preeminencia y legitimidad de una fracción de la Iglesia para regular y expresar la identidad eclesial, incluso al margen del resto de los miembros de la Iglesia que, además, son mayoría? Otra cuestión no menos importante es ¿de qué manera se relaciona esa pequeña fracción de clérigos y teólogos con el resto de los creyentes para elaborar formulaciones identitarias de carácter general? Finalmente, ¿qué alcances y consecuencias tiene para una comprensión de la autoidentidad de la Iglesia que la mayoría de las autoconcepciones provengan sobre todo de dos sectores de ese colectivo –clérigos y teólogos–. No obstante la variedad de respuestas que pudieran darse a las cuestiones propuestas, todas ellas tendrían que afrontar explícita o implícitamente el contexto sociocultural que subyace a esa postura paternalista y/o autoritaria que, además de dividir a los creyentes en dos fracciones (los que enseñan y los que aprenden), supone un entorno cultural homogéneo, receloso de las novedades y las posibles desviaciones, el cual no sólo resulta anacrónico respecto al contexto sociocultural moderno, sino también tiene serios problemas epistémicos y teológicos.

Otra cuestión que complica sobremanera el tema del presente estudio es que la identidad de la Iglesia, como las de otros colectivos, no se agota totalmente en las formulaciones teóricas de algunos de sus miembros, sino que la identidad, al ser una realidad viva, se expresa también en formas de vida, ritos, valores, símbolos y creencias, además de encontrarse sedimentada, por lo general, en una amplia y compleja tradición. Por consiguiente, las formulaciones de la autoridad o de los especialistas sobre la identidad dan cuenta de manera importante de la vida y dinámica de la identidad de un colectivo en un momento dado, sin embargo, tal identidad nunca quedará plenamente contenida únicamente en esos textos.

A la luz de esta problemática, el presente estudio quiere contribuir a la discusión sobre la identidad eclesial en la modernidad, mediante la incorporación de un estudio empírico (encuestas) sobre los laicos de la ciudad de México, a fin de identificar sus percepciones acerca de la Iglesia, así como contrastar esa visión con algunos textos teológicos y del Magisterio. El propósito enunciado es elocuente, al mismo tiempo, de los límites y alcances de este ejercicio: en primer término no se trata más que de una primera aproximación, a manera de prueba piloto a los católicos de la ciudad de México, más en concreto, del Distrito Federal (DF); por tanto, dista mucho de reflejar siquiera lo que sucede en el resto del país. En segundo lugar, la encuesta no muestra sino aquello que quiso identificar, o sea, se trata de una especie de fotografía que congela un momento de la realidad (en este caso de los católicos del DF), desde un lugar específico y orientado desde intereses determinados; en tercer lugar, es obvio que la encuesta se acerca a la opinión de los católicos, pero no de manera directa a su fe o experiencia religiosa, por lo que esto último queda fuera del foco de atención. Finalmente, el estudio no pretende resolver problemas teológicos, sino sólo proporcionar elementos fenomenológicos importantes para la reflexión teológica y pastoral sobre el problema de la identidad eclesial en la modernidad. Para tal efecto hemos tratado de contrastar los resultados de nuestro estudio teórico y empírico con algunos textos de teólogos y del Magisterio a fin de formular algunas hipótesis de trabajo desafiantes tanto para el campo teológico como para el sociológico.

Uno de los principales motivos de esta opción teórico-metodológica es la hipótesis de que la identidad de la Iglesia en el mundo de hoy, está afectada –en mayor o en menor grado– por las mismas dinámicas y tendencias que experimentan las demás identidades individuales y colectivas: historicidad, pluralización, precariedad, transitoriedad, sincretismo y multidimensionalidad. Por lo que la incertidumbre y crisis que muestra la identidad eclesial actualmente, no puede explicarse única y exclusivamente por motivos intraeclesiales. De ahí que los intentos por superar los desafíos y problemas que hoy enfrenta la identidad eclesial (especialmente la heredada del periodo de cristiandad), mediante un regreso a la gran disciplina, a las verdades claras y distintas o al pensamiento único carecen de plausibilidad en el mundo contemporáneo.

En vistas a desarrollar estas ideas, en una primera parte procederemos a identificar y explicar someramente, los rasgos y problemas principales que presentan las identidades en la modernidad radicalizada desde una perspectiva sociológica. En este marco situaremos la identidad eclesial, en tanto la identidad colectiva en el mundo de hoy. En una segunda parte contrastaremos el planteamiento teórico sobre la crisis de la identidad eclesial expuesta en la primera parte, con algunos datos empíricos que nos permitan corroborar o no las hipótesis que hemos delineado en páginas precedentes. Para la explicación de esos datos traeremos a escena algunos textos teológicos y del Magisterio de la Iglesia que nos permitan completar la explicación sociológica con algunas reflexiones formales intraeclesiales, así como también para identificar el grado de cercanía o alejamiento que guarda la opinión de los católicos encuestados, con la emitida en algunos documentos del Magisterio y en algunos textos teológicos.

Primera parte

La identidad como problema en la sociedad contemporánea

La identidad es un fenómeno complejo sobre el que existe una amplísima bibliografía y del que apenas sería posible ofrecer en las siguientes páginas un análisis detallado. Por tal motivo nos centraremos únicamente en aquellos rasgos que son directamente pertinentes para los objetivos que nos hemos propuesto en esta investigación: señalar los principales rasgos y dinámicas que muestra el fenómeno identitario en la modernidad tardía desde una perspectiva sociológica, a fin de comprender la crisis y los procesos de reconfiguración de la identidad eclesial, en tanto identidad colectiva. Si bien es cierto que la naturaleza y dinámica de la identidad eclesial no se explica de manera plena únicamente desde el ámbito sociológico, no es menos cierto que los aportes de esta área del conocimiento son imprescindibles para entender a la Iglesia en la historia, particularmente en la modernidad.

La modernidad es un fenómeno sociohistórico multidimensional susceptible de ser analizado desde múltiples perspectivas. Para el caso que aquí nos ocupa, vamos a entender por modernidad aquella configuración sociocultural dinámica y multidimensional –originariamente centroeuropea–, caracterizada básicamente por una cosmovisión descentrada, desacralizada y pluralista del mundo; por una reflexividad que al incorporarse de manera sistemática y permanente en la vida social desestabiliza la experiencia, las instituciones y los conocimientos y, por consiguiente, genera una realidad sumamente dinámica, contradictoria, ambigua y precaria. Históricamente la modernidad dista mucho de haber conformado una sola ruta (ya que lo que realmente se ha dado es una multiplicidad de modernidades), sino también de constituir un proceso continuo y homogéneo. Esto es lo que ha llevado a diversos analistas sociales a distinguir diacrónica y sincrónicamente diversos momentos o cuasiparadigmas de modernidad.[1] En el presente trabajo adoptamos una distinción relativamente simple, pero suficientemente útil para ubicar la problemática actual de las identidades entre modernidad: el de la modernidad ilustrada y el de la modernidad postilustrada, reflexiva o radicalizada.[2]

La modernidad ilustrada o primera modernidad se caracterizó por una fe absoluta en la razón instrumental; por un individuo orientado al dominio del mundo, con un estilo de pensamiento formal y una mentalidad funcional; por un modo de organizar la sociedad alrededor de dos complejos institucionales (el burocrático-administrativo y la tecnoeconomía), por un alto grado de especialización y diferenciación institucional, pero sobre todo, por una comprensión de la historia como construcción, progreso y emancipación. Esta primera