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La práctica de la presencia amorosa
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Libro electrónico178 páginas4 horas

La práctica de la presencia amorosa

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Ron Kurtz y Donna Martin se conocieron en 1990. Ron y Donna comenzaron a enseñar juntos casi de inmediato y aproximadamente al mismo tiempo, Ron tuvo la inspiración para la práctica de la Presencia Amorosa. Se puede decir que *cuando la mente está calma, el corazón hace el trabajo*. La investigación confirmó que la predicción más significativa de un resultado exitoso en lo terapéutico es la cualidad de la relación del terapeuta con el cliente. Ron reconoció que el estado ideal de la mente para los terapeutas–que puede cultivarse con la práctica–fue lo que él denominó "Presencia Amorosa". No solo Ron reconoció el poder de este estado de la mente para terapeutas (así como también en cualquier persona y en todo tipo de relación significativa), sino que también fue capaz de articular de una manera brillante una secuencia de etapas para cultivar este modo de ser. Fue el deseo de Ron que esta práctica de la Presencia Amorosa pueda estar disponible para tanta gente como sea posible. Esta es la inmensa contribución al mundo y el legado de Ron Kurtz

IdiomaEspañol
EditorialRon Kurtz
Fecha de lanzamiento12 dic 2022
ISBN9781987813678
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    La práctica de la presencia amorosa - Ron Kurtz

    EL LEGADO DE RON KURTZ

    RON KURTZ CREÓ una manera de hacer psicoterapia en un estado de atención plena (hoy conocido como Mindfulness) que se conoce como el método Hakomi. Junto con otras personas, fundó el Instituto Hakomi a principios de los 80 y posteriormente en los 90 inició Ron Kurtz Trainings y creó la Red Educativa Hakomi o Hakomi Education Network. Es autor de Body Centered Psychotherapy: The Hakomi Method, y The Body Reveals. (Psicoterapia centrada en el Cuerpo: el Método Hakomi y El cuerpo revela) [Los títulos de los libros están escritos en inglés o español según su disponibilidad.]

    Su formación básica en matemáticas, ciencias y teoría de sistemas subyacen a su trabajo de diseño de Hakomi. Luego de graduarse en psicología experimental, Ron fue profesor en el San Francisco State College, condujo grupos de encuentro y estudió psicoterapia Gestalt. Fue discípulo de John Pierrakos, uno de los fundadores de la Bioenergética, y estudió a autores como Wilhelm Reich y Alexander Lowen. Ron describe estas experiencias como los inicios del método Hakomi. Influyeron en su trabajo el Focusing, la Hipnosis Ericksoniana y la Programación Neurolingüística (PNL), así como el yoga, el budismo y el taoísmo. También estudió con Moshe Feldenkrais y una buena parte de su trabajo se basó en esta perspectiva. Según Ron, los hilos de la filosofía oriental, la técnica psicoterapéutica y la teoría de sistemas son los fundamentos del método Hakomi.

    La atención plena, además de otros elementos, han sido introducidos en la psicoterapia de manera pionera por Hakomi. Ron se dio cuenta de que era necesario que la psicoterapia adquiriera un carácter vivencial para que llegara a ser verdaderamente transformadora. El uso de pequeños experimentos en atención plena es un elemento clave en la manera en que Hakomi evoca recuerdos y experiencias nucleares del inconsciente de un modo amable, en particular los que se vuelven limitantes o causan un sufrimiento innecesario. Poder traerlos a la conciencia, donde pueden ser observados y posiblemente transformados constituye un portal para el cambio sanador.

    Investigaciones recientes han confirmado que, después del consultante, la relación entre éste y el terapeuta es el ingrediente más importante en cualquier proceso psicoterapéutico. Ron se dio cuenta de que una buena alianza terapéutica depende de las cualidades personales y de la actitud mental del terapeuta y que este enfoque debe ser fundamental para que cualquier entrenamiento de terapeutas sea exitoso. Ron reconoció que el estado mental ideal de los terapeutas –que podía cultivarse con la práctica– es lo que él bautizó como presencia amorosa. Esto se convirtió en el fundamento de su manera de enseñar Hakomi a profesionales y no profesionales. A mediados de los años 90, los talleres de entrenamiento en Hakomi se abrieron a todos aquellos que quisieran cultivar estas cualidades de su humanidad plena y las habilidades que los ayudarían a ser una presencia sanadora para las demás personas.

    Ron describió el método Hakomi como autoestudio asistido basado en la atención plena. A lo largo de su vida continuó desarrollando esta manera elegante y muy efectiva de traer sanación a la comunidad humana. Hasta el día de su fallecimiento en 2011, practicó, enseñó, y siguió refinando este enfoque innovador.

    Todas las organizaciones creadas por Ron Kurtz sienten una gran estima y reconocimiento por él como el creador del método Hakomi, así como por su sentido del humor, la generosidad y el amor que brindaba en sus entrenamientos. Su manera de enseñar y trabajar fue humana, lúdica y profundamente compasiva. Su aprecio respecto del rol de colaboración entre el terapeuta y su consultante (e idealmente un grupo) es algo esencial para facilitar la experiencia de transformación y sanación para todos los que participan en el proceso. Este aspecto fue afianzando su importancia cada vez más con el tiempo.

    Los principios fundacionales de Hakomi son Unidad, Organicidad, Mindfulness, No violencia e Integración mente/cuerpo. El fundamento en todos ellos es la Presencia amorosa.

    Ron y su hija, Lily

    Ron escribió al respecto: La Unidad nos recuerda la interconexión entre todas las cosas, de toda la vida, de todo lo que ocurre, es holismo a escala universal… la unidad nos recuerda la escena más amplia, el hecho de que estamos íntimamente conectados entre nosotros y conectados con nuestra cultura, con nuestro medio, con nuestro mundo… Si uno se arraiga en los cinco principios, surge, de manera natural, un estilo particular, una manera de sentir y una manera de ser y estar con otros… no necesitamos tratar de aprender a estar en un estado de presencia amorosa. La Presencia Amorosa es una actitud que emerge naturalmente en nosotros en la medida en que llegamos a comprender profundamente estos principios espirituales universales.

    El deseo de Ron fue que la práctica de la presencia amorosa fuera accesible a la mayor cantidad de personas posible.

    Esta inmensa contribución al mundo es el legado de Ron Kurtz.

    Que un ser humano ame a otro; esa es la labor

    más difícil, la más esencial,

    la última prueba y evidencia,

    el trabajo para el cual todo otro trabajo es sólo

    una preparación.

    ~ Rainer Maria Rilke

    Flint Sparks, Donna Martin & Ron Kurtz

    PROLOGO

    RON KURTZ FUE UN SER HUMANO con dones únicos y particularmente interesantes. Una vez que uno lo conocía nunca se le olvidaba y una vez que él se conectaba verdaderamente contigo, nunca se olvidaba de ti.

    Este es un libro que Ron lamentablemente no pudo terminar y trata de esa forma especial en la que lograba conocer profundamente a las personas e influir sobre ellas en forma positiva.

    El libro nos ofrece una mirada acerca de quién fue Ron Kurtz y es también una guía para motivar a todos a encontrarse entre ellos de esa misma y bella manera a la que él bautizó como presencia amorosa. Una forma de encontrarse a la que finalmente terminó definiendo como la esencia del trabajo de toda su vida.

    Es un mapa que nos guía a vivir la vida con el corazón abierto, son una serie de prácticas para vivir nuestras relaciones cotidianas en un estado de consciencia plena.

    Todos los que han tenido la fortuna espiritual de haber conocido a Ron tienen una historia que contar. A él le encantaba contar historias, especialmente si eran divertidas y las usaba sabiamente como un gran maestro. Si no hubiera sido un gran innovador creativo en el espacio de la plenitud de conciencia, habría sido un gran comediante.

    Pero al final de todas las deliciosas historias acerca de Ron, el cierre era el mismo: uno amaba a este hombre y uno sabía que era amado por él. Te dejaba siempre con la convicción profunda de que eras una persona que merecía ser amada y que tu capacidad de amar era algo que valía la pena ofrecer a los demás.

    Aquellos que tuvimos el privilegio de conocerlo, con frecuencia volvemos a contar nuestras historias personales acerca de Ron, especialmente ahora que se nos fue. Pero no es tanto el contenido de las historias lo que queda. A fin de cuentas lo que queda es el sentimiento general evocado por la simple invitación al cálido abrazo que hacía con sus manos expresivas, sus brazos extendidos, su sonrisa irónica cómplice y la mirada vidriosa de sus ojos que de alguna forma afirmaba tu ser gentilmente sin mediar palabras.

    En el corazón de todo hay una presencia amorosa y es a través de tales momentos íntimos con Ron que descubrimos cómo este estado de ánimo fundante podría transformar nuestras vidas si asumimos sus prácticas. Era a través de esta manera de estar presente dentro de la cual comenzaban a desvanecerse todas nuestras viejas enmarañadas historias acerca de nosotros mismos, nuestros ciclos repetitivos de sufrimiento y nuestros miedos escondidos. Al entregarnos a las prácticas de autodescubrimiento asistido en un estado de atención plena como el delineado en este libro, también puedes descubrir que la presencia amorosa es clave para el bienestar personal y para la libertad en las relaciones.

    Conocí a Ron por primera vez en 1993 cuando él estaba comenzando a ofrecer las secuencias de prácticas de presencia amorosa separadas del entrenamiento integral de Hakomi. Para mí, como psicólogo clínico y como psicoterapeuta, esta manera de trabajar era revolucionaria y me inspiraba mucho. Al mismo tiempo estaba comenzando mi entrenamiento Zen formal en el San Francisco Zen Center y buscaba maneras de complementar estos dos senderos. Al término de ese fin de semana en Esalen, Ron nos habló acerca del entrenamiento que estaba formulando y que iba a iniciarse el verano siguiente. Se trataba de un entrenamiento de un mes de duración, todos los meses de agosto, por un período de tres años. Iba a ser un entrenamiento intensivo con residencia, que él llamó Psicoterapia como práctica espiritual. Repentinamente se manifestaba ante mí la oportunidad para entrar en una notable experiencia de entrenamiento que integraba las destrezas psicoterapéuticas y las prácticas espirituales. Esto era Hakomi con una diferencia.

    En ese entrenamiento de tres años conocí a Donna Martin, una de las maestras que formaba parte del equipo que trabajaba con Ron Kurtz. Hicimos una conexión instantánea que no ha hecho sino profundizarse en los últimos 25 años. Desde el inicio resultaba muy claro que ella se estaba transformando en la co-facilitadora más confiable y capaz y me encantaba su manera de trabajar y de simplemente estar en el mundo. Gracias a su formación en yoga, Feldenkrais y de la psicoterapia basada en la atención plena, ella era de lo más natural. Y era una persona capaz de pararse sobre sus propios pies al

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