Naturaleza Humana

Por Daniel Martins

Un equipo de prensa va hacia el Amazonas brasileño para investigar las condiciones de trabajo, pero se encuentra con intrigas, crímenes y mucho misterio. 
¿Serán las leyendas sobre el lugar, relatos verdaderos? 
Cuando uno de ellos es terriblemente asesinado, comienza una desesperada carrera por sus vidas, y por un reportaje.

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 15 feb 2023
• ISBN: 9781667451121

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Naturaleza Humana

Daniel Martins

––––––––

Traducido por Diego Iglesias 

Naturaleza Humana

Escrito por Daniel Martins

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Traducido por Diego Iglesias

Diseño de portada © 2023 Dan Folter

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Naturaleza Humana

Dan Folter

Naturaleza Humana 2015

Copyright ©2015 Dan Folter

Tapa

Dan Folter

Revisión

Fernanda Oliveira

Alexandre Correia

Todos los derechos reservados

Esta es una obra de ficción protegida en los términos de la ley federal 9.610, del 19 de febrero de 1998.

Índice

Primer Capítulo - Heterogéneo...........................................................4

Segundo Capítulo - La Zona Cero........................................................6

Tercer Capítulo - En busca del oro.......................................................11

Cuarto Capítulo – Post Mortem.........................................................15

Quinto Capítulo – La venganza de la Naturaleza............................................17

Sexto Capítulo – Sin tiempo para arrepentimientos..........................................21

Séptimo Capítulo – Carrera meteórica....................................................25

Octavo Capítulo – En Sus Debidos Lugares................................................29

Sobre o autor........................................................................31

Outras obras do autor.................................................................32

Primer Capítulo - Heterogéneo

Aún era temprano cuando los neumáticos de las Land Rovers comenzaron a abordar la fangosa carretera que los llevaría hacia su destino final. La velocidad promedio alcanzada por los utilitarios raramente superaba los cincuenta kilómetros por hora mientras sus ocupantes sufrían con los baches y el calor amazónico. Debido a la humedad, la sensación térmica superaba los cuarenta grados del lado de afuera de los vehículos.

El equipo que aprovechaba los beneficios del aire acondicionado estaba compuesto por seis personas y mucho equipamiento. Cuatro hombres y dos mujeres fueron reunidos con un objetivo en común: un reportaje audiovisual sobre las precarias condiciones de trabajo en el medio de la floresta amazónica.

En el coche que iba al frente estaban Jorge, Fabiola y Zeca. Jorge se desempeñaba como camarógrafo profesional hacía más de quince años, aunque, en un golpe del azar, haya perdido su empleo fijo en una emisora del interior paulista, donde residía con su esposa y sus dos hijos. Además de registrar las imágenes, estaba encargado de conducir el vehículo.

El silencio a bordo dejaba a Jorge con sus propios pensamientos. Jamás aceptaría introducirse en el medio de la selva, tan distante de casa, si no fuera por las cuentas bancarias negativas y las tarjetas de crédito a pagar. Se acomodó las gafas intentando ver mejor en medio de la polvareda y pasó la mano por el rostro, sintiendo la abundante barba que tanto le gustaba acariciar. Eso lo tranquilizaba un poco.

En el viaje estaba Zeca, guía contratado para ayudar al grupo a no perderse en los densos matorrales del norte de Brasil. Acriano, aquel hombre raquítico, de andar curvado y una gorra que jamás salía de su cabeza se decía descendiente de indígenas y se ganaba la vida guiando grupos turísticos o trabajadores por la zona.

En el asiento de atrás estaba Fabiola. Carioca, recientemente graduada en periodismo y con la necesidad de acumular experiencia para intentar vuelos más altos en su carrera. Desde lo alto de sus veinticuatro años, ya se consideraba una profesional del más alto nivel y estaba completamente incómoda en aquel ambiente tan diferente al suyo. Tan pronto salió el sol, su cuerpo ya estaba untado con una combinación de productos, que iban del protector solar al repelente para insectos, pasando por los hidratantes y cremas para prevenir el envejecimiento de la piel.

En el coche inmediatamente detrás estaban Badú, Raúl y Dirce. Badú, que en realidad se llamaba Jéferson, era técnico en electrónica y responsable del equipamiento del personal. Paranaense de Curitiba, suyas eran las responsabilidades relacionadas con los cables, micrófonos y la iluminación, además de asumir el volante de uno de los utilitarios. Soltero y joven, usaba barba desaliñada y tenía una mirada desconfiada. Estaba en el viaje por la aventura y por la paga ya que no tenía empleo fijo y vivía haciendo changas que iban desde montaje para