EL ELEFANTE BLANCO DEL GÉNERO NEGRO
Nirvana recogió todo lo que habían plantado antes que ellos Pixies y Sonic Youth. Stieg Larsson salió a patinar en la pista de hielo que le había preparado, sin él saberlo, Henning Mankel. Primero hay que limar las aristas, acostumbrar oídos y mentes y, luego, diluir el sabor extraño para que la digestión sea más y la novela negra se colocaron en el centro de la calle principal y obtuvieron los mayores halagos y menosprecios, atrayendo a consumidores, fanáticos, resentidos y muertes prematuras. Larsson llegó ya con obra póstuma, personaje premonitorio y leyenda. Su muerte podía ser una suerte de martirio laboral. ¿Qué sucede cuando eres tu propio capataz...? Que te exiges hasta matarte. Un infarto se llevó por delante al creador de Lisbeth. Y en 2003, el escritor Hideo Yokoyama, después de 72 horas de trabajar sin descanso, también se infartó, pero, por fortuna, sobrevivió. Para él y para nosotros, porque, si no, no estaríamos leyendo esta travesía larga y procelosa titulada .
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