La Voz de Dios Llama que Nunca se Apaga

Por Pedro Santiago

La voz de Dios no siempre es una voz audible. Siendo Dios Todopoderoso tiene las veinte mil maneras de comunicarse con el ser humano. A esa comunicación yo le llamo la voz profunda de Dios. Quiere decir que cuando Dios busca la manera de comunicarse con el ser humano es una voz particular que Dios dirige a sus hijos. Lo ha hecho, lo hace todavía y lo hará por la eternidad porque Él siempre se va a comunicar con sus hijos desde la eternidad. Cuanto amor nos prodiga día tras día. Las ocupaciones y el llamado tiempo hacen que nos olvidemos de que Dios está siempre buscándonos para entablar una comunicación contigo. Prestemos oído, hagamos silencio, y dediquemos un momento con Dios para escuchar su voz.

La voz de Dios, llama que nunca se apaga, es una respuesta a un llamado de Dios que había sido plantado en mi corazón desde niño. Como lo expresa una anécdota en el libro, La esperanza nunca muere. Esa voz que nunca se apaga seguirá insistentemente tocando a la puerta del ser humano para que este le abra y cenar con él y él con Cristo. Hoy más que nunca necesitamos esa voz que es como una llama que nunca se apaga.

• Idioma: Español
• Editorial: Page Publishing, Inc.
• Fecha de lanzamiento: 24 ago 2020
• ISBN: 9781643343129

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I

Cuando Dios habla

Dios siempre habla con un propósito eterno, no lo puede hacer de otra manera porque esa es su naturaleza. Son cosas que nuestro Dios no puede hacer, entre ellas como ya dijimos violar su propia conciencia y pecar. Todo lo que hace lo lleva a cabo con un propósito eterno. He ahí que ha permitido que el ser humano haya pecado; número uno, para respetar su decisión, como ya hemos dicho anteriormente Él pudo habernos eliminado de sobre la faz de la tierra o inventarse otra cosa diferente para resolver el problema del pecado, pero como nos había amado con amor eterno desde el principio se entregó voluntariamente para rescatarnos, de otra forma estuviéramos muertos en nuestros delitos y pecados. Siempre va a haber un ignorante como el papa, que dijo que lo que sucedió en la cruz fue un fracaso. Él le llamó el fracaso de la cruz.

Número dos, como el ser humano escogió voluntariamente pecar, nadie lo obligó, Dios en su infinita sabiduría preparó el camino para que esa experiencia del ser humano le sirviera para darse cuenta de lo horroroso que es el pecado y que nadie en la eternidad quisiera volver a pecar otra vez. De ahí que nuestro Señor no quiera llevarse al cielo a los que no quieren ir, no vaya a ser que en un tiempo razonable alguien le saque en cara que había llegado a ese lugar sin su consentimiento.

Cuan hermoso cuando nuestros primeros padres hablaban cara a cara con el Señor. Era una relación hermosa de la criatura con el Dios Todopoderoso. De esa forma amado hermano, que maravilloso cuando le veamos cara a cara, ya no por espejo. El pecado trae consecuencias rápidas y desastrosas. Lo primero que el hombre perdió fue la vergüenza, o sea, estaban desnudos y se dieron cuenta automáticamente. De ahí tuvieron que salir de la presencia del Altísimo por consecuencia del pecado. Las otras consecuencias vinieron por añadidura fatal: la tierra se transformó en un sitio inhóspito, seco, con espinas, cardos, la naturaleza comenzó a perder su esencia, etc. Desde ya nuestro Dios tuvo que comenzar una guerra atroz contra las huestes del mal. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú la herirás en el calcañar, (Génesis 3, 15). ¿Quién era esa simiente? Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: y a tu simiente, la cual es Cristo, (Gálatas 3, 16). Esos cardos y espinas que salieron en la tierra a consecuencia del pecado se incrustaron en la cabeza del Maestro cuando entregó su vida por nosotros en la cruz del calvario. La destrucción física que padeció nuestro Señor era la destrucción física y espiritual que le tocaba vivir al ser humano al momento de la caída.

Ya de inmediato nuestro Dios profetizó la manera por la cual el universo iba a ser restaurado. El pago iba a ser excesivamente cruel, la muerte de nuestro Salvador en la cruz del calvario como ya dijimos.

Una enseñanza que aprendemos de ese suceso de la caída es el análisis previo que debemos hacer cuando se presenta en nuestro diario vivir una situación que no es común y nos causa dificultad para tomar una decisión que redunde en nuestro beneficio espiritual. Para Adán y Eva, el escoger si comer o no comer era de vida o muerte. Ahora los criticamos a base de nuestro conocimiento del bien y del mal que tenemos después de pasar por el Egipto en nuestra vida. Para ellos era una situación nueva y les trajo confusión extrema.

Al mirar de lejos el árbol de la ciencia del bien y del mal ellos tuvieron la curiosidad de saber si lo que Dos le había advertido era lo correcto o no. Alguien puede decir que era obvio, que esa situación era totalmente lo incorrecto, pero Satanás fue muy astuto y le dijo la mitad de la premisa correcta y la mitad de la premisa incorrecta. Necesito amable lector, que no me malentienda, es por demás por experiencia propia que a veces tomamos decisiones incorrectas y luego de tomarlas nos damos cuenta del grave error que cometimos. Sin embargo, muchas veces es cuestión de pedirle al Espíritu Santo que nos ayude para tomar la decisión correcta. Adán y Eva no conocían pecado, por eso fue que se le hizo difícil escoger en el momento difícil. Si ellos hubiesen consultado con el Señor todo hubiese sido diferente.

Amado hermano, si buscas a Cristo continuamente Él te ayudara a tomar las mejores decisiones. El Espíritu Santo te guiará a toda verdad. Siempre se nos van a presentar situaciones nuevas que serán difíciles de tomar por el hecho de que nunca nos hemos enfrentado a eso que es desconocido. Ahí es donde entra Satanás para confundir y aprovecharse de nuestra ignorancia. Sin embargo, tenemos al Bello y Santo Espíritu para llevarnos por el camino del bien. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí, (Juan 14, 6). Esto unido a la poderosa presencia del Espíritu Santo hace que la ruta sea más clara. Como dice Hebreos 8 del versículo 8 en adelante: Y Pondré mis leyes en tu corazón.... O sea, Dios en su infinito amor nos bendice dejándonos al bello y Santo Espíritu cuando nuestro Salvador se fue al cielo a seguir intercediendo por nosotros.

Hace poco compré un hermoso libro que trata sobre cómo superarse en términos de prosperidad. Estaba muy maravilloso. Cuando lo vi me enamoré de él, fue amor a primera vista. El problema vino cuando profundicé en su escritura. Me di cuenta que hablaba de diversas personas que eran millonarios, Decía que había que seguir su ejemplo ya que ellos tenían muchos recursos por su trabajo arduo. Encontré la mayor contradicción cuando comparé el tema del libro y su exposición inicial que decía que la prosperidad es integral y que una persona no necesariamente es próspera cuando tiene muchos recursos sino cuando tiene estabilidad espiritual, intelectual, emocional... ¿Cómo dice eso si está hablando de personas millonarias que no necesariamente tienen una relación íntima con Dios? Para colmo, me di cuenta que varios de los aludidos tenían un trasfondo satánico. ¿Cuándo me di cuenta? Cuando ya había hecho el gasto. Hay que pedir a Dios discernimiento en esos casos y no dejarse llevar por la apariencia.

Ahora mismo nuestra percepción de la ley nos puede ayudar o nos puede tirar para lo hondo de acuerdo al conocimiento que tengamos de la palabra de Dios. Dice Oseas 4, 6: Mi pueblo pereció por falta de conocimiento. El pueblo de Israel llevaba a cabo su ritual de sacrificios y estos eran avalados por Dios, es más, Él fue quien los instituyó. Él propósito del Señor era mostrar que el ser humano no estaba capacitado para guardar la ley en forma perfecta y que por ende necesitaba a un Salvador. En esos años el pueblo necesitaba expiar su pecado prospectivamente haciendo alusión a la salvación que vendría miles de años después a través de la simiente que como ya vimos era nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Ahora no necesitamos el ayo, porque ahora tenemos directamente quien nos guíe... La ley ha sido nuestro ayo..., pero venida la fe ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, (Gálatas 3, 24–25). El ayo era un sirviente que era nombrado por el dueño de la propiedad con el propósito de que cuidara al joven y le enseñara el buen camino. Es una analogía hermosa que nos ayuda a entender que la ley nos ayudaba en el camino a la salvación, pero venido nuestro Señor ya no necesitamos la ley porque la gracia nos ha traído la salvación en persona. Ahora no necesitamos justificarnos por las obras de la ley sino por la fe.

Está bien claro que como dijimos anteriormente nuestra responsabilidad con nuestro Dios es entregarnos a nuestro Salvador diariamente y permitir que el Espíritu Santo nos guíe por el camino correcto.

Dios sigue hablando

Imprescindiblemente el ser humano necesita ayuda. Pecado, dolor, tristeza, o sea, depresión, enfermedad, son solo algunas consecuencias de pecados que sufre la raza humana en estos días. ¿Cómo puede enfrentarse a ese gigante que para colmo tiene como complemento el ataque satánico constante? Pues con la bella presencia del Espíritu Santo. Lo que nuestro Dios no pueda hacer nadie lo puede hacer y efectivamente el Dios del cielo lo puede hacer todo porque es omnipotente.

Precisamente cuando estamos devastados es que el maligno se aprovecha y quiere hacer leña del árbol caído. Él suelo es el mejor sitio para levantarse. Los niños gatean en el piso. Cuando nos caemos donde vamos a parar es al piso. Hace poco pasé por la experiencia; en una acera pisé el borde y me fui, las personas que me vieron caer no pudieron hacer nada. Si, hubo un caballero que fue donde mí y me preguntó si estaba bien, pero ya no se podía hacer nada. Es difícil levantarse luego de una caída, pero si quieres seguir caminando por donde vas tienes que hacer el esfuerzo. Claro que trae consecuencias, al caerme sufrí al término de varios días la pérdida del celular, porque al caer puse las manos en el piso para no darme en el rostro, además de que me pelé el codo como dicen en el caserío donde me crie.

Las flores y las plantas crecen desde el suelo, se les echa agua al terreno para la producción del cultivo, etc. ¿Quiere decir que siempre debemos estar caídos en el piso por todo lo que acabo de mencionar? No, no y no. El bello y Santo Espíritu te va a dar la mano para que te levantes No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia, (Isaías 41, 10).

¿Cómo puedes recibir agua en tu vaso? Sencillamente poniéndolo de una forma que el agua no se derrame. Él Espíritu Santo es como un vaso boca arriba que espera darte del agua de la vida. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación, (Isaías 12, 3). ¿Sabes quién es esa agua maravillosa? pues nuestro Señor y Salvador Jesucristo. El amor de Dios es tan profundo que bendecirte, es una excusa para darte una hermosa abundancia, primero espiritual. Y todas las demás cosas vendrán por añadidura..., según Mateo 6, 33. Él no desatiende al ser humano, lo que sucede es que quien dio la espalda fue el ser humano a Dios. Este tiene que hacer el gesto de aceptarlo para que pueda derramar todas las bendiciones que nos quiere dar. A veces creemos que Él no nos oye, pero si se lo pedimos humildemente dispondrá su oído para escucharnos, si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados y sanaré su tierra, (2 Crónicas 7, 14). ¡Que llamado tan hermoso! En su infinito amor, nuestro Padre nos pide que nos humillemos y le pidamos su amor y su perdón. Con mucho gusto lo hará no solo a nosotros personalmente sino a nuestro pueblo.

Dios nuestro padre quiere compartir con nosotros su amor. Eso se traduce en múltiples bendiciones. ¿No te has puesto amable lector a hacer una lista de todo lo que nuestro Dios nos da? Veamos por un momento:

Espirituales: el bello y Santo Espíritu, la hermosa palabra de Dios, la himnodia de tu Iglesia que nos lleva a adorarlo con todo nuestro corazón, la predicación maravillosa de nuestro pastor. La iglesia tiene aire acondicionado, las sillas son maravillosamente mullidas y cómodas, hay una pantalla que muestra el himno que se está cantando en el momento, el aprecio de nuestros hermanos en la fe. (Hay un leve problema y es que luego que salimos de la iglesia llenos del poder de Dios ni siquiera le hablamos a nadie del amor del Señor ni testificamos de sus maravillas hasta que regresamos a la iglesia el próximo domingo o el día que vayamos a regresar para adorarlo otra vez...).

Intelectuales: en esto hay una mezcla entre lo espiritual y lo intelectual, ya que la fe viene por el oír, y el oír de la palabra de Dios. Hermosos libros, acabo de terminar de leer un maravilloso libro del que fue ayudante especial del presidente Nixon. Este presidente no tomaba ninguna decisión hasta consultarlo con él. El problema vino cuando esta persona supereminente desarrolló un ego tan grande que llegó a ser un inescrupuloso que no medía las consecuencias de sus actos a la hora de complacer al presidente en sus antojos. Le agradeció al final el haber estado preso por un año y eso lo ayudó a darse cuenta de que sin Dios no hay salvación. El libro se titula: Nací de nuevo, y le recomiendo al lector que lo lea porque es maravilloso como una persona encumbrada cae estrepitosamente y reconoce que necesita de Dios para ser salvo.

Debí mencionar la palabra de Dios primero, pero lo pongo al final para decir esto. La palabra de Dios transforma nuestra vida aun sin darnos cuenta. No tiene que ser grandes pociones bíblicas pues con la ayuda del bello y Santo Espíritu vamos desarrollándonos espiritualmente de una forma maravillosa. El año pasado leí la Biblia completa y rápido, al terminar comencé de nuevo, ya voy por Isaías otra vez. Es sumamente gratificante y sorpresivo que mientras más la lees más aprendes, es una fuente que refresca el alma. Su palabra es como Él, infinita. Mientras más lo conoces, más te das cuenta de la profundidad de su amor, su gracia y su conocimiento.

A veces me sorprendo trayendo a colación un hermoso trozo bíblico en una conversación con personas que no son convertidas, por ejemplo: Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de él, (Proverbios 22, 6). Eso es algo que no falla, la palabra de Dios no retorna atrás vacía. Luego que los padres se hayan dedicado a presentarle a Cristo a sus hijos, estos en algún momento seguirán la vía dolorosa, o sea, el camino que transitó nuestro Señor, aun aquellos que son jóvenes que no han escuchado del amor de Cristo pueden seguir la senda de la cruz si hay presencia de Dios y se escucha acerca de la palabra.

Aun nuestro Dios puede utilizarlos a ellos para hablarnos a nosotros. Son tantas las formas que nuestro Dios tiene para hablarnos que nos quedamos sorprendidos de la versatilidad que tiene nuestro Padre para comunicarse con nosotros.

Es maravilloso saber que nuestro Dios no solo nos bendice espiritual e intelectualmente sino en todas las áreas: emocional, social, física y económicamente. Luego hablaremos del tema de la correcta prosperidad.

Cuando estuve sumido en la enfermedad, el aspecto emocional casi me destruye. Estaba blanco como un papel y todo el mundo me preguntaba si tenía hepatitis. No está de más decir que me avergonzaba, pues esa enfermedad está ligada a comportamientos inadecuados. Dios, nuestro señor puso en mi camino a la doctora Aponte que no solo hizo su trabajo rutinario, sino que dio la milla extra para sacarme del hoyo de la enfermedad en que me encontraba. Lo primero que hizo fue mandarme a hacer estudios y encontrar que no tenía ningún tipo de enfermedad contagiosa. Me explicó que lo que sucedía era que yo estaba pasando por enfermedades dentro de una enfermedad mayor. Me habían dado dos derrames cerebrales y mi situación era crítica, luego me dio un infarto cardíaco. Entonces la doctora Aponte me explicó que la blancura que tenía era producto de que tenía la hemoglobina demasiado baja. Lo que tenía eran nueve de hemoglobina. Si te baja un número más te tengo que hospitalizar y mandarte a transfundir la sangre, me dijo. ¡Wow! ¿Qué?, puse el grito en el cielo. ¡Oh! Dios ayúdame, permite que me suba la hemoglobina, clamé al Creador. Pues ni más ni menos Dios empezó a obrar y aunque al principio no fue fácil, pronto ya tenía trece en hemoglobina. Hoy en día mi Dios me estabilizó, y estoy completamente bien. Claro que luego de eso me dieron otros sucesos que si no hubiese sido por el toque del Maestro estuviera muerto. Luego hablaremos de eso. A veces pasamos por un Egipto y no entendemos por qué Dios permite unas cosas, pero al final del camino nos damos cuenta que fue un período de transformación que nos lleva al cambio, hacia lo bueno y hacia la victoria. A veces necesitamos estar un tiempo razonable en el desierto para darnos cuenta que necesitamos a Dios para salir a flote.

Lo social, físico y emocional están completamente ligados a lo espiritual. Cuando las personas que