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Sentimiento Clandestino
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Libro electrónico106 páginas29 minutos

Sentimiento Clandestino

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Sentimiento clandestino ha sido la forma escondida de los diferentes estados anímicos, que afrontamos los que migramos algún día. Sentimientos no expresados, deseos guardados, simples utopías de seres humanos convertidos en herramienta. Hechos para producir y generar recursos, la misión, el bienestar familiar, no importa en qué o el cómo, día a día nos olvidamos del ser humano que se convirtió en herramienta. Mediante estos versos, traducidos en poemas, intento expresar mi sentimiento, tal vez, el de muchos que se encuentran en igual circunstancia, personas que físicamente estamos ausentes, pero que mentalmente estamos conectados al país del que procedemos, a la familia, al amor, a la solidaridad y a los amigos.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 jun 2020
ISBN9781643344577
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    Sentimiento Clandestino - Mario Nicanor García

    Sintiendo el viaje y el olvido

    Hay muchas veces que siento al silencio

    cantarme al oído, volverse mi amigo,

    y encuentro al desierto,

    cubierto de rosas sin espinas,

    bajo una lluvia que cae,

    bajo un cielo sin sol, sin luna, ni estrellas...

    Son esos días, sin rumbo,

    de avenidas perdidas,

    de habitaciones con paredes rotas

    y camas vacías...

    Si al despertar del sueño los ojos se cierran,

    para contemplar el olvido

    el cantar de las aves,

    ya ves, que se quedaron dormidas,

    extraviadas en dilemas taciturnos, pensativas...

    Descubrí que te quiero,

    sin conocer el olvido,

    en ausencia del tiempo perdido

    y la distancia que acumula el viajero,

    en un viaje entre nubes

    para mirarte en silencio,

    sin contemplar el olvido.

    Nostalgia

    Si pudiese compartir en el día a día,

    los miles de sueños que abrigo a cada instante,

    o los miles instantes que abrigo

    en cada sueño que persigo,

    en el ir y venir de la monotonía,

    aquella que, en el tiempo,

    transcurre lentamente sin prisa,

    sin detenerse, en la melancolía,

    o en la nostalgia del recuerdo imborrable

    de aquellos besos.

    Cicatrices que se impregnan en mi canto,

    en mi alma, en mi destino, caminando hacia el cielo infinito,

    deambulando por los senderos que se abren,

    paso a paso,

    cual golondrinas curiosas

    que anidan en la cima de las flores

    al llegar la primavera,

    y que, al pasar los días,

    marchita luego el otoño y que se las lleva el invierno.

    Así se va la vida, así se va el tiempo,

    y yo, aquí lejos, ausente, meditando en tinieblas,

    ilusionando cada uno de tus besos,

    tus detalles, tus caricias.

    Metido en el recuerdo inefable del consejo del viejo,

    de los ojos y la bendición de mi madre,

    la placentera compañía de mis hijos, mis hermanos,

    los tíos, los primos, los amigos, los vecinos,

    los enemigos, los curiosos, los de la esquina.

    ¡Los que nos dejó la vida,

    por acierto o circunstancia,

    por patente, o por destino!

    A los amigos

    A la gallada donde estén,

    en cualquier esquina,

    permítanme ausentarme de mi soledad finita,

    al recuerdo grato del amigo eterno,

    al que como hermanos nos juntó la vida.

    Siluetas extrañas, juntas, alegres,

    sin rencores, obligados por la vida

    a vivir en mundos opuestos, a la deslealtad y al cinismo

    de los seres ajenos.

    Compartimos el mismo sendero,

    destino o camino, incluso la infancia,

    la madurez, la libertad, la vida,

    la distancia, la risa, el llanto...

    El pasar de los tiempos,

    el obligo, la añoranza,

    no limitan el pensamiento de este peregrino,

    al

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