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Las prisas de la ruina
Las prisas de la ruina
Las prisas de la ruina
Libro electrónico102 páginas22 minutos

Las prisas de la ruina

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Información de este libro electrónico

Las prisas de la ruina es una crónica del dolor, ese que no salpica las hojas porque rueda hacia adentro y es una quemadura en el estómago. El dolor que nos hace maldecir al aire y morder las palabras que intentan describir la derrota.
Es también una crónica de amor al padre, a ese árbol que dejó sus raíces anudadas al bastidor de las tardes, al temblor de la piel, en las ramas del sauce. Un hombre quiere brillar en las escamas de los peces y se diluye en música, en la voz de profetas, en el mar de la memoria.
Hay prisa en las palabras que intentan sujetar, retrasar, derrotar la muerte y el olvido. Este libro logra ese prodigio. Solo la poesía puede nombrar, trazar ese vértigo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 dic 2022
ISBN9789585326989
Las prisas de la ruina

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    Las prisas de la ruina - Eduardo Bechara Navratilova

    Las prisas de la ruina

    Diciendo esto, hizo una señal a los marineros; y prontos levaron anclas, soltaron amarras y se movieron hacia el Este.

    KAHLIL GIBRAN

    El ulular de la sirena

    choca contra los muros

    y retorna a mis oídos.

    De nuevo con las prisas

    de la ruina, tú y yo, papá.

    El enfermero regula

    el oxígeno,

    y la pantalla muestra

    tu pulso acelerado.

    Vamos por las calles

    cortando el viento,

    diciéndole a todos

    que la vida

    es un pañuelo usado

    mientras un barco se aleja.

    La maleta de viaje

    Un cepillo de dientes,

    una máquina de afeitar,

    tus gafas,

    el bastón plegable,

    un cepillo de pelo,

    un radio,

    dos pilas,

    aquel reloj suizo

    que pasará de tu muñeca

    a mi muñeca.

    Prometí

    que te llevaría un libro.

    Dijiste que ya no había tiempo;

    el parte médico era desfavorable,

    los minutos son asteroides

    en el cielo.

    Aullidos

    Un alarido prolongado

    golpea la ventana.

    Cuido tu sueño.

    Odio ese golpe

    del viento.

    Duermes a la vera

    del reloj.

    Apartamento 501

    Te he llevado

    al hospital

    varias veces,

    y varias veces

    has vuelto a casa.

    En tu ausencia

    el apartamento

    encuentra una inmovilidad

    en los reflejos.

    Cuando vuelves

    recupera la música,

    las azaleas levantan

    el rostro

    y las torcasas cantan

    del otro lado

    de la ventana.

    La ambulancia

    Y les dejaré mi cabeza pa' que hagan un palomar…

    Pájaro alevanta el vuelo, caballero, y anda y lleva este mensaje.

    CARLOS PATATO VALDÉS

    Desde mi cuarto te escucho inhalar

    hacia un fondo cerrado

    y tu amigo Enrique Morales

    enciende las alarmas.

    Corro a tu encuentro,

    me miras con ojos de pánico

    y la piel azulada

    desde esa asfixia que te aprieta.

    Te doy golpes en la espalda,

    reajusto la cánula en tus

    fosas nasales,

    llamamos a la ambulancia

    y la esperamos en alerta.

    Los enfermeros te sacan

    en silla de ruedas,

    me monto contigo, aprieto tu mano;

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