Pachungo, un combatiente del Che: Camino a la gloria
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Pachungo, un combatiente del Che - Mario Luis López Isla
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Edición: Olivia Diago Izquierdo
Diseño de cubierta e interior: Liatmara Santiesteban García
Realización: Liatmara Santiesteban García
Corrección: Olivia Diago Izquierdo
Cuidado de la edición: Tte. cor. Ana Dayamín Montero Díaz
© Mario Luis López Isla, 2019
© Sobre la presente edición:
Casa Editorial Verde Olivo, 2022
ISBN: 9789592244597
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Casa Editorial Verde Olivo
Avenida de Independencia y San Pedro
Apartado 6916. CP 10600
Plaza de la Revolución, La Habana
volivo@unicom.co.cu
Índice de contenido
Razones
Prefacio
Capítulo I
Isleña por los cuatro costados
Su familia paterna
Marta, la hermana de Pachungo
La familia materna
Marta, la hermana
Pachunguito
Entorno familiar
Marta, la hermana
Alfredo Martín Fadragas
Marta, la hermana
Francisco Miguel Fernández García, tío paterno
Alfredo Martín Fadragas
Fidel Castro Ruz
Nacimiento
Marta, la hermana
Juana Montes de Oca Benítez, la madre
Niñez y adolescencia
Douglas, Beby, el hermano
Ezequiel, el hermano
Marta, la hermana
Juana, la madre
Marta, la hermana
Joven estudiante
Maestro
Marta, la hermana
Nancy Rivas Cobo, Princesa
Rafael Lechuga Otero
Marta, la hermana
Jorge Ibarra Cuesta
Alberto Fernández, Betico
Marta, la hermana
Víctor Téllez
Octaviano Portuondo
Marta, la hermana
Jorge Ibarra Cuesta
Marta, la hermana
Alfredo Martín Fadragas
Marta, la hermana
Periodista en ciernes
Marta, la hermana
Iliana Llanes y Carmen Díaz
Rafael Lechuga Otero
Marta, la hermana
Iliana Llanes y Carmen Díaz
Exilio
Proyecto expedicionario de la Huasteca mexicana
Marta, la hermana
Jorge Ibarra Cuesta
Bernardo García Díaz
Enio Leyva Fuentes
Bernardo García Díaz
Enio Leyva Fuentes
Rodolfo León Álvarez, Macho
Manuel Santurio
Félix Hurtado Manso
Bernardo García Díaz
Alfredo Martín Fadragas
Bernardo García Díaz
Marta, la hermana
Enio Leyva Fuentes
Bernardo García Díaz
Jorge Ibarra Cuesta
Enio Leyva Fuentes
Oscar Asensio Duque de Heredia
Alfredo Martín Fadragas
Bernardo García Díaz
Oscar Asensio Duque de Heredia
Alfredo Martín Fadragas
Oscar Asensio Duque de Heredia
Gil Lino Suárez
Oscar Asensio Duque de Heredia
La malograda expedición de Campeche
Marta, la hermana
Bernardo García Díaz
Oscar Asensio Duque de Heredia
Alfredo Martín Fadragas
Félix Hurtado Manso
Oscar Asensio Duque de Heredia
Bernardo García Díaz
Félix Hurtado Manso
Bernardo García Díaz
Oscar Asensio Duque de Heredia
Gil Lino Suárez
Oscar Asensio Duque de Heredia
Félix Hurtado Manso
Bernardo García Díaz
Oscar Asensio Duque de Heredia
Félix Hurtado Manso
Oscar Asensio Duque de Heredia
Pedro García Lupiáñez
Gil Lino Suárez
Periódico Diario de Yucatán
Félix Hurtado Manso
Bernardo García Díaz
Oscar Asensio Duque de Heredia
Periódico Diario de Yucatán
Alfredo Martín Fadragas
Oscar Asensio Duque de Heredia
Bernardo García Díaz
Marta, la hermana
Léster Rodríguez
Capítulo II
El regreso
Orlando, el hermano mártir
Bernardo García Díaz
Marta, la hermana
Bernardo García Díaz
Alfredo Martín Fadragas
Marta, la hermana
Alfredo Martín Fadragas
Marta, la hermana
Alfredo Martín Fadragas
Marta, la hermana
Alfredo Martín Fadragas
Marta, la hermana
Nancy Rivas Cobo, la amiga
En el Escambray junto al Che
Léster Rodríguez
Ramiro García Medina
Marta, la hermana
Enrique Oltuski Asaki
Jorge Fontela López
Orlando García Rodríguez
Marta Rodríguez del Pozo
Jesús Parra Barrero, Parrita
Bernardo García Díaz
Reynaldo González Rivera
Efraín Gotera Cruz
Miguel Ángel Manals
José Ramón Herrera Medina, el Policía
Miguel Ángel Manals
Arístides Corrales Cabrera, el Negro
Heriberto Zequeira Díaz
Víctor Bordón Machado
Hornedo Rodríguez Ruiz
Arminda Albert Hernández, la China
Leonardo Tamayo Núñez
Jesús Parra Barrero, Parrita
Marta, la hermana
Juan Alberto Castellanos Villamar
Orlando García Rodríguez
Jorge Ibarra Cuesta
Arístides Corrales Cabrera, el Negro
Bajando al llano
Casiano Olivera Carmona
Raquel Valdivia Cancio
Harry Villegas Tamayo
Casiano Olivera Carmona
Marta, la hermana
Jesús Parra Barrero, Parrita
Jorge Fontela López
Pedro Labrador Pino
José Ramón Herrera Medina, el Policía
Luis Alfonso Zayas Ochoa
Jorge Fontela López
Hugo del Río Guerra
Jorge Fontela López
Jorge Nicomedes Roque
Víctor Rodríguez Quesada
Jorge Fontela López
Batalla de Santa Clara
Ciudad capital de Las Villas
Ernesto Guevara de la Serna, Che
Juan Alberto Castellanos Villamar
Emilio Morales Rodríguez
Jorge Fontela López
Pedro Labrador Pino
Orlando García Rodríguez
Emilio Morales Rodríguez
Orlando García Rodríguez
Jorge Fontela López
Antonio Fonte Carbajo
Orlando García Rodríguez
Jorge Fontela López
Orlando García Rodríguez
Pedro Labrador Pino
Orlando García Rodríguez
Rolando Suárez Alfonso, Guao
Orlando García Rodríguez
Jorge Fontela López
Orlando García Rodríguez
Jorge Fontela López
Orlando García Rodríguez
Luis Alfonso Zayas Ochoa
Orlando García Rodríguez
Arístides Corrales Cabrera, el Negro
Orlando García Rodríguez
Enrique Acevedo González
Orlando García Rodríguez
Ernesto Guevara de la Serna, Che
Jorge Fontela López
Roberto A. Espinosa Puig
Ernesto Guevara de la Serna, Che
Jorge Ibarra Cuesta
Orlando García Rodríguez
Jorge Fontela López
Orlando García Rodríguez
Luis Alfonso Zayas Ochoa
Jorge Fontela López
Orlando García Rodríguez
Enrique Acevedo González
Orlando García Rodríguez
Jorge Fontela López
Enrique Acevedo González
Periódico clandestino Patria Órgano Oficial del Ejército Rebelde 26 de Julio en Las Villas
Jorge Fontela López
Orlando García Rodríguez
Marta, la hermana
Luis Alfonso Zayas Ochoa
Bernardo García Díaz
Tras el triunfo, al lado del Che
En La Habana
Jorge Fontela López
Antonio Fonte Carbajo
Marta, la hermana
Víctor Rodríguez Quesada, el Guajiro
Marta, la hermana
Berto Hurtado Manso
Jorge Fontela López
Marta, la hermana
Administrador y delegado del azúcar
Gerónimo Álvarez Batista
Ileana Llanes y Carmen Díaz
Jorge Fontela López
Ángel Arcos Bergnes
Marta, la hermana
Ángel Arcos Bergnes
Jorge Fontela López
Rafael Lechuga Otero
En Pinar del Río
Ángel Arcos Bergnes
Jorge Fontela López
Marta, la hermana
Jorge Fontela López
Orestes García Orea
Luis Alfonso Zayas Ochoa
Rafael Lechuga Otero
Orlando Borrego Díaz
Jorge Fontela López
Ileana Llanes y Carmen Díaz
Ramón Ortega Sánchez
Manuel Santurio
Rafael Lechuga Otero
Orlando Borrego Díaz
Jorge Fontela López
Rafael Lechuga Ortega
Orestes García Orea
Jorge Fontela López
José Ramón Silva Berroa
Jorge Fontela López
Orestes García Orea
Orlando Borrego Díaz
Jorge Fontela López
Capítulo III
De nuevo en La Habana
Director nacional de la Empresa de la Minería
Gil Lino Suárez
Ileana Llanes y Carmen Díaz
Alfredo Martín Fadragas
Ángel Arcos Bergnes
Jorge Fontela López
Ángel Arcos Bergnes
Teresa, la esposa
Ángel Arcos Bergnes
Gil Lino Suárez
Ileana Llanes y Carmen Díaz
Marta, la hermana
René Maztner
Marta, la hermana
Juan Nápoles Martín
Su boda
Marta, la hermana
Teresa, la esposa
Jorge Fontela López
Su pequeño Ernesto
Teresa Seco Mata, la esposa
Alberto Ernesto Fernández Seco, el hijo
Teresa Seco Mata, la esposa
Marta, la hermana
José Gómez Abad
Una vez más junto al Che
Checoslovaquia
José Gómez Abad
Teresa, la esposa
Gil Lino Suárez
Jesús Parra Barrero, Parrita
José Gómez Abad
Leonardo Tamayo Núñez
Alfredo Martín Fadragas
José Gómez Abad
Víctor Dreke Cruz
Alberto Ernesto, el hijo
José Gómez Abad
Marta, la hermana
Preparativos y viajes a Bolivia
Gerónimo Álvarez Batista
Alfredo Martín Fadraga
Alberto Ernesto
José Gómez Abad
Jorge Fontela López
Alfredo Martín Fadraga
Gerónimo Álvarez Batista
José Gómez Abad
Del diario de Pombo en Bolivia
Teresa, la esposa
Marta, la hermana
Nancy Rivas Cobo
Jorge Fontela López
José Gómez Abad
Teresa, la esposa
En la guerrilla boliviana
José Gómez Abad
Del diario de Eliseo Reyes Rodríguez, San Luis
Marta, la hermana
Del diario de campaña del Che
Del diario de Octavio de la Concepción de la Pedraja, Moro
José Gómez Abad
Alberto Ernesto, el hijo
Del diario de campaña del Che
De las cartas de Alberto a su esposa
Marta, la hermana
Del diario de campaña de Pachungo
Teresa, la esposa
Alberto Ernesto, el hijo
De las cartas de Alberto a su esposa
Del diario de campaña de Pachungo
Alberto Ernesto, el hijo
Adys Cupully Froilán González
Del diario de Harry Villegas Tamayo, Pombo
Del diario de campaña del Che
Del diario de campaña de Pachungo
Marta, la hermana
Del diario de campaña de Pachungo
Marta, la hermana
Del diario de campaña de Pachungo
Del diario de campaña del Che
Del diario de Harry Villegas Tamayo, Pombo
Leonardo Tamayo Núñez, Urbano
Del diario de campaña de Pachungo
Marta, la hermana
Leonardo Tamayo Núñez, Urbano
Del diario de campaña de Pachungo
Marta, la hermana
Del diario de campaña de Pachungo
Marta, la hermana
Del diario de campaña de Pachungo
Leonardo Tamayo Núñez, Urbano
Marta, la hermana
Adys Cupull Reyes
Del diario de campaña de Pachungo
Adys Cupully Froilán González
Marta, la hermana
Del diario de campaña de Pachungo
Del diario de Harry Villegas Tamayo, Pombo
Marta, la hermana
Elsa Blaquier Ascaño
Del diario de campaña de Pachungo
Adys Cupull y Froilán González
Del diario de campaña de Pachungo
Caída en combate
Froilán González y Adys Cupull
Guido Álvaro Peredo Leigue, Inti
Froilán González y Adys Cupull
Leonardo Tamayo Núñez, Urbano
Guido Álvaro Peredo Leigue, Inti
Del diario de Harry Villegas Tamayo, Pombo
Froilán González y Adys Cupull
Marta, la hermana
Adys Cupull y Froilán González
Leonardo Tamayo Núñez, Urbano
Alfredo Martín Fadragas
Froilán González y Adys Cupull
Mario Eduardo Huerta Lorenzetty
Adys Cupull y Froilán González
Marta, la hermana
La noticia
Teresa, la esposa
Jorge Fontela López
Félix Hurtado Manso
Luis Alfonso Zayas Ochoa
Gil Lino Suárez
Orestes García Orea
Juan Nápoles Martín
Berto Hurtado Manso
Víctor Dreke Cruz
Alberto Ernesto, el hijo
Sepultura secreta
Marta, la hermana
Froilán González García
Froilán González y Adys Cupull
Marta, la hermana
Froilán González y Adys Cupull
Alberto Ernesto, el hijo
Regreso de sus restos a Cuba
Alberto Ernesto, el hijo
Marta, la hermana
Fidel Castro Ruz
Marta, la hermana
Epílogo
Acerca del diario de Pachungo en Bolivia
Aparición y recuperación
Marta, la hermana
Alberto Ernesto, el hijo
Carlos Soria Galvarro
Marta, la hermana
Alberto Ernesto, el hijo
Marta, la hermana
Leonardo Tamayo Núñez
Alberto Ernesto, el hijo
Fuentes consultadas
Bibliográficas
Documental
Testimoniantes
Anexos
Anexo no. 1
Relación de combatientes del batallón del Tte. Alberto Fernández Montes de Oca (25 de diciembre de 1958)
Anexo no. 2
Acerca de la leyenda sobre la llamada Maldición del Che
Anexo no. 3
«Declaran Monumento Nacional al Complejo Escultórico Comandante Ernesto Che Guevara»
Testimonio gráfico
Datos de autor
A la memoria de
Alberto Fernández Montes de Oca, Pachungo;
y de su hermano Orlando, también mártir de la Revolución;
A todos los caídos en la guerrilla boliviana,
muy en especial, al Che.
Mis agradecimientos
A Marta, la hermana de Alberto, imprescindible para la elaboración de estas páginas.
Al hijo y esposa de Pachungo, Dr. Alberto Ernesto, y Teresa Seco Mata, por su constante apoyo.
A Jorge Fontela López, amigo de Alberto, por la cantidad de información que llevó a mi pluma. Lamentablemente, sin tiempo para ver concluida la obra.
A Orlando García Rodríguez, el guía de su pelotón durante la batalla de Santa Clara, quien también nos abandonó físicamente; perosus valiosos y pormenorizados recuerdos abundan en el libro; así como a su hija Xiomara, por su incondicionalidad.
A todos los entrevistados que brindaron sus apreciables Testimonios; a los autores de los libros consultados y a quienes ofrecieron de alguna manera su ayuda para este texto.
Razones
Cuando murió el comandante Ernesto Che Guevara en la guerrilla boliviana, en 1967, tenía yo casi doce años, por lo que solo conocí lo esencial de aquellos acontecimientos. Con el tiempo me fui interesando en el tema y, al estudiar en la universidad la especialidad de Historia, junto a otros alumnos que como yo admirábamos de manera profunda al comandante argentino-cubano, logré acceder a atrayentes informaciones desconocidas por mí hasta entonces.
En cuanto a Alberto Fernández Montes de Oca, Pacho o Pachungo, no puedo precisar el instante en que conocí de su existencia, lo asocio de manera inconsciente a las distintas noticias que oí o leí sobre el combate en la Quebrada del Yuro; sin embargo, sí recuerdo que siendo aún estudiante universitario en La Habana, alrededor del décimo aniversario del asesinato del Che, circuló entre nosotros un libro titulado Ñacahuasú,la guerrilla del Che en Bolivia, publicado en el extranjero, con fotos inéditas de su cadáver y escrito por José Luis Alcázar, un periodista boliviano que se mantenía al tanto de los hechos.
De esa lectura, tengo presente aún, cómo llamó extraordinariamente mi atención, la resistencia y la caída, por un ataque con granadas aquel 8 de octubre, de tres miembros de la guerrilla: los tres cubanos. Grabé para siempre —no sé por qué razón— solo uno de sus sobrenombres: Pachungo.
Muchos años después, fui conociendo a familiares y amigos, a través de los cuales supe detalles de su existencia, mi interéscreció y nació este libro. Permítaseme aclarar que, al escribir acerca de su paso por la vida, su muerte e impronta, no lo hago con la intención de que se aprecie como un repaso provocador de nostalgia y de lágrimas, sino para que constituya un recuento testimonial que, además de estimular anuencia, adhesión y admiración, sea una muestra de cómo este cubano transitó, de forma altruista, por el camino a la gloria.
Autor
Prefacio
El escritor, acompañado de su esposa, Ester Lidia Vázquez Seara, descendió del auto. Raudo sintió la brisa de una tarde de mayo. Corría 1997.
Mientras se acercaba a una enorme mansión de campo, sintió el obligado placer de detenerse ante la imponente y típica casona canaria de amplios portales corridos, con barandas, y atestados de plantas ornamentales de los más disímiles tipos y colores. Las anchas paredes exteriores, construidas con piedras, todas de origen volcánico, se encontraban perfectamente aprisionadas por macizas viguetas de alguna madera perdurable, imposible de identificar por su desconocimiento sobre el tema. Por su parte, el alto techo, inclinado a cuatro aguas y de tejas rojas, completaba un golpe de vista digno de una postal para promocionar el turismo rural, tan extendido en la isla canaria de La Palma.
Ambos visitantes subieron las escaleras de tablas, cuyo material cubría, igualmente, todo el piso bajo el cual se adivinaba un amplio sótano.
La amiga cubana, que laboraba en el hogar, los recibió a la altura del portal. Tras el afectuoso saludo, avanzaron hacia un enorme salón lleno de antigüedades, que incluían el mobiliario ideal para un museo. Los esperaba el anciano, antiguo emigrante a la Mayor de las Antillas, que deseaba, cual necesidad impostergable dada su avanzada edad, extraer de su interior recuerdos que, como torbellinos, revoloteaban en su pensamiento desde hacía mucho más de medio siglo.
Envuelto en una manta lo acogía su mullida butaca de siempre. Así y medio dormido quizás, Leoncio Felipe Fernández García, el propietario de la espaciosa mansión de El Llanito en el municipio de Breña Alta, les dio la bienvenida a los recién llegados.
Inició una conversación que, de manera admirable, el nonagenario anciano mantuvo por más de una hora. Solo el celoso horario de la merienda advirtió su traslado a otra habitación. Para entonces, de sus labios habían brotado innumerables anécdotas propias y familiares, relacionadas con su lejana Cuba, su segunda patria que tantos años lo amparó luego de atravesar el Atlántico. «Allá aún vive uno de mis hermanos y aquella tierra me guarda los restos de otro, porque el tercero regresó a La Palma», nos dijo Leoncio en un momento del divino intercambio. Los llamó por sus nombres en el mismo orden en que habló de ellos: Ezequiel, Miguel y Benito.
En Canarias había quedado su única hermana, Enriqueta, hasta que él decidió regresar; después Benito siguió sus pasos. Los cinco habían nacido allí, en la algo más de centenaria casona, erguida aún para ser testigo de este encuentro.
Llegó la hora de la despedida, y el matrimonio cubano se retiró del viejo caserón satisfecho de haber compartido con tan afable anciano lleno de historias y recuerdos de su país, pero sin imaginar siquiera que había conocido al tío de uno de los héroes de la guerrilla del Che en Bolivia —sobre quien escribiría este libro mucho tiempo después— y permanecido unas horas en la mismísima cuna de su padre, en la auténtica raíz paterna e isleña de un titán caído en la Quebrada del Yuro.¹ La vida depara sorpresas y esta visita fue una de ellas.
1 Varios escritores y en algunos países sudamericanos se le menciona también como Quebrada del Churo.
Capítulo I
Memoria
El pichón de isleño, recién llegado, miraba asombrado los extensos campos de aquella zona cubana, a la cual llamaban Vueltabajo; su pensamiento se concentraba en la extensión de tierra cultivable, la humedad y el aire puro, pero sobre todo, lo cautivaba el verdor, la energía, la vida que exteriorizaban todas las plantas, especialmente las de tabaco.
Nadie recuerda el nombre del dueño de aquella finca o del sitio, como le decían, pero la anécdota del abuelo todavía recorre la familia; aquel señor le hizo una seña y el joven acudió presuroso; su primera tarea como mozo en Cuba al parecer era sencilla: ordeñar una vaca. Simultáneamente a la orden pusieron en sus manos un pequeño banco de madera y un cubo.
Al rato regresó sudado, sucio y con hedor a orine; casi sin respirar le dijo al dueño:
—Señor, he intentado sentar la vaca en el banco para ordeñarla, pero la muy condenada se resiste. ¡Mire cómo me ha puesto!
Isleña por los cuatro costados
Su familia paterna
En el caso particular de la expedición de 1957-1958,¹ varios de ellos son cubanos de primera generación como Pedro Miret, hijo de catalán; Jesús Suárez Gayol, de padres asturianos; Tony Espino, también de padres asturianos; Vicente Alba, de padre catalán, y Alberto Fernández, hijo de canarios.
1 Hace referencia a una expedición revolucionaria que se preparó y se frustró en México entre 1957 y 1958, sobre la cual, más adelante, se ofrecerá abundante información. Al usar la palabra ellos, se refiere a los expedicionarios.
[
García Díaz
, 2008: 115]
Marta, la hermana de Pachungo
Mi abuelo don Gerónimo, en su juventud fue atraído por anécdotas y experiencias personales, las cuales pasaban de boca en boca, de un isleño a otro. Por esas historias supo que Cuba tenía tierras muy fértiles, rayando lo bendito; que a «fulano» se le había caído del bolsillo un grano de maíz y a su regreso encontró una espigada planta que crecía libremente... que existían agua abundante, ríos cristalinos y verdes campiñas... que el cielo y el mar eran muy azules, tanto, como solo se veían en los sueños...
Sin pensarlo mucho, en 1895 subió a un barco. Pisó tierra cubana por Vueltabajo, que es como decir Pinar del Río. Llegó a la zona de San Juan y Martínez donde se cultivaban buenas vegas de tabaco; trabajó duro y ganó unos centenes de oro, hasta irse con las fuerzas insurrectas cubanas que combatían contra el colonialismo español. De esta manera, también pudo contar sobre las luchas por la independencia de Cuba.
Terminada la guerra y con el dinero ahorrado, regresó a Canarias. Allí se casó. Mi familia era isleña por los cuatro costados. Todos por vía paterna vivían en Breña Alta, ahí mismo nacieron —frutos del matrimonio de mis abuelos Gerónimo y María García Santos— papá y otros cuatro hijos: Leoncio, Miguel, Benito y Enriqueta. A quien sería nuestro padre le pusieron por nombre Ezequiel. Así lo recoge su inscripción de nacimiento:
En el pueblo de Breña Alta, provincia de Canarias, a las tres de la tarde del día diez de abril de mil ochocientos noventa y ocho, ante Don Tomás Padrón Felipe, Juez municipal, y Don Pedro Mederos Díaz, Secretario, compareció Don Gerónimo Fernández Martín, natural de la Villa y término municipal de Los Llanos en esta provincia, de veintinueve años de edad, casado, de oficio del campo y vecino de este pueblo, domiciliado en el cuartel del Llanito, según consta personalmente [...] con el objeto de que se inscriba en el Registro Civil un niño, y al efecto como padre del mismo declaró:
Que dicho niño nació en la casa habitación del declarante en el día de ayer a la una de la tarde.
Que es hijo legítimo del declarante y de su mujer Doña María Gerónima García Santos, natural de este pueblo, de veinte ocho años de edad, dedicada a los quehaceres propios de su sexo y domiciliada en el del referido marido.
Que es nieto por vía paterna de Don Domingo Fernández González, natural de la expresada Villa de los Llanos, mayor de edad, casado, de oficio del campo y domiciliado en el de su naturaleza y de Doña Manuela Martín Álvarez, de igual naturaleza y domicilio, mayor de edad, dedicada a los quehaceres