Hernán Cortés
4.5/5
()
Información de este libro electrónico
Lee más de José Luis Martínez
Documentos cortesianos I: 1518-1528. Secciones I a III Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl mundo privado de los emigrantes en indias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cruzar el Atlántico Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Documentos cortesianos II: 1526-1545, sección IV: juicio de residencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDocumentos cortesianos III: 1528-1532, secciones V a VI (primera parte) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna amistad literaria: Correspondencia 1942-1959 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDocumentos cortesianos IV: 1533-1548, secciones VI a VIII (segunda parte) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con Hernán Cortés
Libros electrónicos relacionados
Historia de la conquista de México Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un naufragio en la costa de Yucatán: La civilización maya a principios del siglo XVI Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los tlaxcaltecas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Náufragos españoles en tierra maya: Reconstrucción del inicio de la invasión Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de la conquista de México Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tenochtitlan Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Moctezuma: Apogeo y caída del imperio azteca Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Nueva España: Patria y religión Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones1519. Los europeos en Mesoamérica Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Ecos de 1521: Portentos y presagios en las conquistas de América Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMorelos. Sacerdote y general del México insurgente Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El valle de Anáhuac en el siglo XV: La conquista del imperio tepaneca y el surgimiento de la Triple Alianza Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Nueva historia mínima de México Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Nobles, esclavos, laboríos y macehuales: Los nuevos súbditos indianos del rey Calificación: 1 de 5 estrellas1/5La muerte de Tenochtitlan, la vida de México Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Lázaro Cárdenas y la Revolución mexicana, I: El porfirismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Iturbide de México Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hernán Cortes y Quetzalcóatl: Estudio de un documento de autenticidad cuestionada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria general de México.: Versión 2000 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tenochtitlan, la caída de un imperio: Acercamientos y reflexiones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa perdida relación de la Nueva España y su conquista de Juan Cano Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTlaxcala: Historia breve Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos mayas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vidas mexicanas: Diez biografías para entender a México Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa invención de Nueva España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMéxico: Memorias de un viajero Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesQuerétaro: Historia breve Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMemorias: Un fraile mexicano desterrado en Europa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNegociar la memoria: Escenarios, actos y textos del primer centenario de 1521 en Nueva España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAl filo de la patria. Los heroes masacrados Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Biografías de las fuerzas armadas para usted
Del arte de la guerra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAnatomía de la traición Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Adolf Hitler: Una guía fascinante de la vida del Führer de la Alemania nazi (Libro en Español/Adolf Hitler Spanish Book Version) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas más grandes teorías conspirativas: Misterios, #6 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl más grande pendej*. López Obrador, como Presidente. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFrancisco Solano López: El sino trágico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJulio César Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesParacelso, médico-alquimista Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Bonaparte: 1769-1802 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesErasmo de Rotterdam Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Genios de la la Estrategia Militar Volumen III Simón Bolívar, el hombre de las dificultades Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGenios de la Estrategia Militar Volumen VII Erwin Rommel El Zorro del Desierto Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Historia de Alejandro Magno Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVidas intrépidas: Españoles que forjaron un imperio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos templarios Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los generales alemanes hablan Revelaciones de la ambición geopolítica y militar de Adolfo Hitler Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Francotirador (American Sniper - Spanish Edition): La autobiografía del francotirador más l Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las aventuras del barón Münchausen Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRafael Franco: De la guerra a la revolución Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa otra guerra: Una historia del cementerio argentino en las islas Malvinas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Maldito País Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDonde los hombres alcanzan toda la gloria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmérico Vespucio Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesChe Guevara Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMorelos. Sacerdote y general del México insurgente Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Americo Vespucio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Napoleón Bonaparte Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Genios de la Estrategia Militar Volumen IV, Douglas Mc Arthur El César del Siglo XX Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Al Capone Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFrancisco J. Múgica: El presidente que no tuvimos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Hernán Cortés
2 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Hernán Cortés - José Luis Martínez
SECCIÓN DE OBRAS DE FILOSOFÍA
HERNÁN CORTÉS
Dibujo de Miguel Covarrubias
JOSÉ LUIS MARTÍNEZ
HERNÁN CORTÉS
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Primera edición, 1990
Segunda edición corregida, 1990
Primera edición electrónica, 2015
D. R. © 1990, Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria, México 04510, D. F.
D. R. © 1990, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
Comentarios:
editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-3446-7 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
Cortés soy, el que venciera
por tierra y por mar profundo
con esta espada otro mundo,
si otro mundo entonces viera.
Di a España triunfos y palmas
con felicísimas guerras
al rey infinitas tierras
y a Dios infinitas almas.
LOPE DE VEGA
En su cabeza llevaba el laurel y en sus botas
brillaban espuelas de oro. Y sin embargo, no
era un héroe, ni era tampoco un caballero.
No era más que un capitán de bandoleros,
que con su insolente mano inscribió en el li-
bro de la fama su nombre insolente: ¡Cortés!
HEINRICH HEINE
Nuestra admiración para el héroe; nunca
nuestro cariño para el conquistador.
Atribuido a
MANUEL OROZCO Y BERRA
A Hernán Cortés, como a toda personalidad
histórica, no hay que elogiarlo sin más ni
más, ni insultarlo sin menos ni menos. Hay
que explicarlo.
FRANCISCO DE LA MAZA
ÍNDICE GENERAL
Introducción
La fortuna del conquistador y el agravio de los vencidos
Las actitudes extremosas
Un tercer camino
La norma y el método de trabajo
Reconocimientos
I. LOS DOS MUNDOS QUE SE ENCONTRARON: EL MÉXICO ANTIGUO
Encuentro, choque y transformación
Una cultura aislada
El México antiguo
Territorio y población
Sociedad, economía y religión
La guerra
Creaciones culturales: escritura y códices
Idea maya del tiempo
La conservación de las tradiciones
La poesía indígena
Las exhortaciones morales
Los presagios funestos y la profecía de Quetzalcóatl
Motecuhzoma Xocoyotzin
Cuitláhuac y Cuauhtémoc
El testimonio de los vencidos
II. LA ESPAÑA DE LA ÉPOCA
El marco general
Territorio y población
Política
Tensiones religiosas
La Inquisición
Humanismo y literatura
La cultura popular. Las novelas de caballerías
El Romancero
La conquista de México vista desde España
Y una profecía
III. LOS INDÍGENAS BAJO EL DOMINIO ESPAÑOL
(HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XVI)
El destino del indio
Encomienda, tributo y servicio personal
Cabildos indios y cabildos españoles. Nobles y plebeyos
Las diez plagas con que hirió Dios a esta tierra
La tierra
La conquista espiritual. Bases y móviles
Principios de la evangelización
La evangelización metódica
Las construcciones religiosas y los clérigos
La obra lingüística de los misioneros
Otros recursos para la evangelización
La destrucción de la idolatría
Principios de la educación y la asistencia
La utopía de don Vasco de Quiroga en Michoacán
Balances
IV. MOCEDADES DE CORTÉS Y VIAJE A LAS INDIAS
Las mocedades
En La Española
En Cuba
Las expediciones de Hernández de Córdoba y de Grijalva
Los naranjos de Bernal Díaz
Cronología (tentativa) de esta etapa
V. LA EXPEDICIÓN A MÉXICO
Velázquez elige capitán a Hernán Cortés
¿Quiénes pagaron los gastos de la armada?
Los preparativos
La armada de Cortés
¿Quiénes eran los soldados de Cortés?
Las Instrucciones de Diego de Velázquez
Surge el conquistador
VI. LAS CARTAS DE RELACIÓN EN CONJUNTO.
DE COZUMEL A VERACRUZ
Composición y estructura de las Cartas de relación
El preámbulo de las Cartas…
De Cozumel a Veracruz según la Carta del cabildo
Los incidentes según otras versiones
Hazaña de Morla
Reprensión a Alvarado
La lebrela
Encuentro de Gerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero
El tiburón y los tocinos
El Señor Santiago
Doña Marina
Versiones españolas e indígenas de los primeros contactos entre Motecuhzoma y Cortés
Cempoala y el Cacique Gordo
Astucias de Cortés
Cronología (tentativa) de esta etapa
VII. EL CONFLICTO CON VELÁZQUEZ.
ESTRATEGIA Y ARGUMENTOS
Noticias de Cuba y decisiones de Cortés
El viaje de los procuradores
El primer regio presente
Los libros de los indios
Dos elogios del primer tesoro mexicano
La distribución del rescate
Los argumentos
Apoyo jurídico del rompimiento. La tradición de Las siete partidas
¿Existió la primera Carta de relación?
VIII. DE LA COSTA AL ALTIPLANO
Contenido general de la segunda Carta
1. De Veracruz a México-Tenochtitlán: La destrucción de las naves
El incidente de Francisco de Garay
De Cempoala a Tlaxcala
En tierras tlaxcaltecas
Las voces del temor y de la prudencia
La astucia y los motivos tlaxcaltecas
Intermedio sobre cuestiones personales
Cortés envía a Alvarado y a Vázquez de Tapia a ver a Motecuhzoma
Primeras ascenciones al Popocatépetl
Cholula
La doble celada y la matanza de Cholula
Los censores de la matanza
De Cholula a la entrada de la ciudad de México
Cronología (tentativa) de esta etapa
IX. ESPLENDOR DE LA CIUDAD DE MÉXICO. EPISODIO
DE NARVÁEZ. MUERTE DE MOTECUHZOMA Y NOCHE TRISTE
2. La ciudad de México-Tenochtitlán y la Corte de Motecuhzoma
La entrada en la ciudad y el encuentro de Cortés y Motecuhzoma
Cortés enviado de Quetzalcóatl
Prisión de Motecuhzoma. La versión española y la indígena
Saqueo del tesoro
Las llaves del reino y los ocios del cautivo
Las descripciones de la ciudad y de la corte
3. Episodio de Narváez, guerra entre españoles e indios, muerte de Motecuhzoma y derrota de los españoles en la Noche Triste
El episodio de Pánfilo de Narváez
Matanza del Templo Mayor
Sublevación indígena y muerte de Motecuhzoma
La lucha indígena contra los invasores
La Noche Triste
Recuperación en Tlaxcala
La campaña y la matanza de Tepeaca
El pleito por el botín después de la Noche Triste
Las probanzas contra Diego Velázquez y Pánfilo de Narváez
Refuerzos recibidos y otras noticias
Cronología (tentativa) de esta etapa
X. PREPARACIÓN DE LA CONQUISTA
El contenido general y las dos partes de la tercera Relación
Recursos, ordenanzas y reglas de guerra
Construcción y transporte de los bergantines
Recuento y depuración del ejército
Machacamiento y reconocimiento periféricos
Entrevista de Cortés y Cuauhtémoc
El plano de la ciudad de México
El mapa de la costa del Golfo de México
XI. SITIO Y DESTRUCCIÓN DE MÉXICO-TENOCHTITLÁN
Los preparativos finales
Recursos y preparativos de los mexicas y tlatelolcas
El sitio
Últimas defensas, prisión de Cuauhtémoc y fin de la guerra
El costo humano de la toma de México
La suerte de los vencidos
Los días siguientes a la toma de la ciudad
La disputa por el botín y el tormento a Cuauhtémoc
Descubrimiento de la Mar del Sur y nuevas conquistas
Cristóbal de Tapia aparece y desaparece. Noticias varias
Cronología (tentativa) de esta etapa
XII. EXPANSIÓN DE LA NUEVA ESPAÑA
Y RECONOCIMIENTO DE CORTÉS
La cuarta Relación
Exploraciones y conquistas radiales
Ampliación y afirmación de las conquistas
Conquista de Michoacán
Conquista de Colima y el sur de Jalisco
Envío de bienes a España y robo del tesoro
El nuevo envío al rey en 1524
Un intruso: Juan Bono de Quejo
La conquista del Pánuco y Francisco de Garay
Reconocimiento real: Cortés gobernador, capitán general y justicia mayor. La contienda y su desenlace
El contenido de las cédulas reales
XIII. ORGANIZACIÓN DEL PAÍS:
MUERTE DE CATALINA XUÁREZ
Primeros pasos para la organización de la Nueva España
La nueva ciudad de México
Viajes de inspección y nuevos proyectos y empresas: construcción de barcos y minería
Ganadería y agricultura
Llegada y muerte de Catalina Xuárez Marcaida
Expedición de Olid a las Hibueras
Principios de la evangelización
Ordenanzas para los poblamientos y otras disposiciones
Cronología (tentativa) de esta etapa
XIV. LAS HIBUERAS, DESPEÑADERO DE DESGRACIAS
Crónica de una acción insensata
Actuación de los oficiales reales
Los móviles y la comitiva
Hasta Coatzacoalcos, fiestas y regocijos
El laberinto fluvial
El desmoronamiento
La muerte de Cuauhtémoc
Por la selva del Petén
Recreo con el caballo morcillo de Cortés
El fin de la pesadilla
Régimen municipal y urbanismo: ordenanzas e instrucciones para Trujillo
XV. REGRESO DE LAS HIBUERAS:
LO OCURRIDO EN MÉXICO, AMENAZAS Y HONORES
La vuelta de las Hibueras, por mar y por tierra
La rebatiña por el poder
Los personajes y los sucesos
Nuevas amenazas y honores desde España
Cortés sometido a juicio de residencia
Los jugadores y el rayo
Resumen de agravios y alegatos
Informes de exploraciones y pacificaciones
Cronología (tentativa) de esta etapa
XVI. AÑOS HOSTILES,
EXPEDICIÓN A LAS MOLUCAS Y VIAJE A ESPAÑA
Cortés acosado
Los gobernantes de Nueva España de 1526 a 1528
Donación a las hijas de Metecuhzoma
Destierro de Cortés de la ciudad de México
Las expediciones españolas a las Molucas
La partición del mundo y la búsqueda de las especias
Lo que sucedió con la armada de García de Loaisa
La expedición de Saavedra Cerón enviada por Cortés
El trágico destino de la expedición
El viaje a España de 1528
Encargos, regalos y organización del viaje
XVII. TÍTULO Y MERCEDES REALES, PERO NO EL PODER
Muerte de Gonzalo de Sandoval y viaje por España
En el Monasterio de Guadalupe: devoción, coquetería y exvoto
Primera entrevista con Carlos V
Los avisos del memorial de 1528
La merced real de 23 000 vasallos
Honores y concesiones, pero no el poder
Otras gestiones, negociaciones y amistades
Regalos al papa y bulas
La boda con doña Juana de Zúñiga
Los once hijos y el posible
Los doce o trece primos
Cronología (tentativa) de esta etapa
XVIII. CORTÉS ACUSADO EN EL JUICIO DE RESIDENCIA Y EN OTROS JUICIOS
Antecedentes en 1526
El juicio se reabre en 1529. Veintidós testigos en contra
Los acusadores
Las acusaciones de Vázquez de Tapia
Gonzalo Mejía, repetidor
Las acusaciones del doctor Cristóbal de Ojeda. Cuauhtémoc
Juan de Burgos trae a cuento la muerte de Catalina Xuárez
Miscelánea de testigos y acusaciones
Declaraciones complementarias y un intento de seducción
Resumen de los cargos contra Cortés
El proceso por la muerte de Catalina Xuárez
El disgusto previo de Hernán y Catalina
El coro de las mujeres
Otra causa de María de Marcaida contra Cortés
El peso de las acusaciones contra Cortés
Críticas morales de la conquista y de Cortés
XIX. LA DEFENSA DE CORTÉS EN EL JUICIO
Sus procuradores inician la defensa de Cortés
Los Descargos de 1529
Cortés reabre su defensa (1534-1535). Los nuevos Descargos
Los grandes interrogatorios para los testigos de descargo
Los testigos de descargo
El tamaño y la importancia de las declaraciones
Interrogatorios y declaraciones
Alonso de Villanueva inicia las declaraciones
Francisco Dávila, reservado
El capitán Luis Marín
Martín Vázquez, perspicaz
Andrés de Tapia, capitán constante y memorioso
Juan de Ortega no se compromete
Francisco de Terrazas, adicto y cauto
Fray Toribio Motolinía, fray Pedro de Gante y fray Luis de Fuensalida
Las declaraciones de los tres franciscanos
Juan Jaramillo, leal y reticente
Francisco de Montejo, viajero
Juan de Salcedo y sus recuerdos
El valor de las defensas
Últimas prolongaciones del juicio
Cronología (tentativa) de esta etapa: juicio de residencia
XX. EL MARQUÉS SIN PODER:
PLEITOS, NEGOCIACIONES Y RECLAMACIONES
Francisco de Terrazas informa a Cortés sobre su situación en México
La venganza contra García de Llerena
Últimas gestiones en la corte
El regreso a Nueva España
Conflictos con los oidores
Hambre y muertes en Tezcoco
En Cuernavaca. Supuesta pacificación de indios
El gobierno de la segunda Audiencia
Pleitos para recuperar sus posesiones: los terrenos entre las calzadas de Chapultepec y de Tacuba
Tributos y servicios de Huejotzingo
Aprovechamientos de pueblos del sur de Jalisco
El pleito por Oaxaca
Reclamaciones de los indios contra Cortés
Las jurisdicciones y la cuenta de los 23 000 vasallos
Recreo sobre la carta cifrada de Cortés (Homenaje a la hazaña de Francisco Monterde)
Las Casas Viejas y las tiendas
La bula y los diezmos
XXI. EXPLORACIONES EN EL MAR DEL SUR Y OTROS NEGOCIOS
La última gran empresa
Permiso real para exploraciones en el Mar del Sur
Problemas para la reparación de los navíos. Los tamemes
Primera expedición al Mar del Sur: Diego Hurtado de Mendoza
Cortés se instala en Tehuantepec
Segunda expedición al Mar del Sur: Diego Becerra y Hernando de Grijalva
Pleitos con Nuño de Guzmán. El atropello a don Luis de Castilla
La nave secuestrada
Fundación del mayorazgo
Tercera expedición al Mar del Sur al mando de Cortés
El desquite de Guzmán: la Probanza Ad Perpetuam Rei Memoriam
El regreso de Cortés. Auxilio a Pizarro
Cortés y la minería
Comercio con el Perú
Vida rústica y opiniones políticas
Amistad con el virrey Mendoza e intermedio por las paces de Aguas Muertas
Cuarta y última expedición al Mar del Sur: Francisco de Ulloa
El nombre de California y el balance de las expediciones
Cronología (tentativa) de esta etapa
XXII. LA DECLINACIÓN Y EL FIN
Regreso sin comitiva ni honores
El memorial acerca de los agravios del virrey Mendoza
Las siete ciudades de Cíbola
Las reclamaciones de los capitanes
La venganza de Cortés contra el virrey Mendoza y la visita de Tello de Sandoval
El desastre de Argel
Las grandes cartas de agravios
Encuentros con Juan Ginés de Sepúlveda y Francisco Cervantes de Salazar
Encuentros con fray Bartolomé de las Casas
Parecer sobre los repartimientos de indios
Últimas gestiones sobre su juicio de residencia y los 23 000 vasallos
Resumen de los pleitos de Cortés y conflicto con el licenciado Núñez
La meditación sobre la muerte
La pobreza de los últimos meses
El testamento
La muerte
Los funerales y las exequias
Cronología (tentativa) de esta última etapa
XXIII. LA CUENTA Y DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES Y LA PEREGRINACIÓN DE LOS HUESOS
Deudas y herencias
Almoneda de los bienes menudos de Cortés en Sevilla
Inventario de los bienes de Cortés en la región de Cuernavaca. La casa y sus anexos
Ingenios, cultivos y ganados
Campos de moreras y cultivo de la seda
Doña Juana y don Martín discuten por dineros
La peregrinación de los huesos de Cortés. Segundo entierro en San Isidoro de Sevilla, 1550
Tercer entierro. Traslado a Nueva España, a San Francisco de Tezcoco, 1566
Cuarto entierro, en San Francisco de México, 1629
Quinto entierro, en la misma iglesia, 1716
Sexto entierro, en la iglesia de Jesús Nazareno, de México, 1794
Séptimo entierro, secreto, en la misma iglesia, 1823
Octavo entierro, secreto, en la misma iglesia, 1836
Noveno entierro. Los huesos son exhumados, reconocidos y vueltos al mismo lugar, 1946-1947
Resumen de los entierros, exhumaciones y traslados de los restos de Hernán Cortés
XXIV. FIGURA Y CARÁCTER
Dos semblanzas
Los retratos de Cortés
Fortuna e infortunio
Cortés y la Corona
Cortés y los indios
Las conquistas de Cortés y de Pizarro
México y Cortés
XXV. LAS IDEAS Y LOS ESCRITOS
Rasgos medievales y renacentistas
La composición y el estilo
Lecturas y recursos
Las obras fundamentales sobre la conquista
El corpus cortesiano
El manuscrito de las Cartas
Ediciones y traducciones de las Cartas de relación
Los documentos cortesianos
XXVI. POEMAS ÉPICOS Y NARRATIVOS DE LA CONQUISTA Y CORTESIANOS
I. De los nacidos en México
Nuevo Mundo y conquista de Francisco de Terrazas
El peregrino indiano de Antonio de Saavedra Guzmán
II. De los avecindados en México
Historia de la Nueva México de Gaspar Pérez de Villagrá
El Mercurio de Arias de Villalobos
III. De los peninsulares
Cortés valeroso o Mexicana de Gabriel Lobo Lasso de la Vega
Tres fragmentos cortesianos de Luis de Zapata, Juan de Castellanos y Bernardo de Balbuena
IV. Noticia de algunos poemas épicos del siglo XVIII
V. Recapitulación
VI. Cortés y la conquista en otras expresiones literarias y artísticas
Estudios acerca del tema
Cronología general
Bibliografías
I. Historias, crónicas, relaciones y documentos de la época
II. Estudios y textos sobre Cortés y la conquista
III. Estudios sobre personajes y temas españoles e indígenas de la época
Apéndice sobre Cuauhtémoc y el hallazgo de Ichcateopan (Relación cronológica)
IV. Obras literarias y musicales sobre Cortés y la conquista (Relación cronológica)
V. Obras literarias y musicales sobre personajes y temas indígenas de la época (Relación cronológica)
Lista de ilustraciones
Índice onomástico
INTRODUCCIÓN
La historia de México está en pie. Aquí no ha muerto nadie, a pesar de los asesinatos y los fusilamientos. Están vivos Cuauhtémoc, Cortés, Maximiliano, don Porfirio, y todos los conquistadores y todos los conquistados. Esto es lo original de México. Todo el pasado suyo es actualidad palpitante. No ha muerto el pasado. No ha pasado lo pasado, se ha parado.
JOSÉ MORENO VILLA
Apenas Cortés deje de ser un mito ahistórico y se convierta en lo que es realmente —un personaje histórico—, los mexicanos podrán verse a sí mismos con una mirada más clara, generosa y serena.
OCTAVIO PAZ
LA FORTUNA DEL CONQUISTADOR Y EL AGRAVIO DE LOS VENCIDOS
Como casi todos los mortales, Hernán Cortés fue un tejido contradictorio de bienes y de males, de actos justos e injustos, de grandezas y de miserias, de valentía y de crueldad, de noblezas y de crímenes. Fue, además, una personalidad sorprendente. Cuando sólo era un poblador entre tantos otros, en un momento crucial acaudilló la conquista de México, como si fuera un capitán y un político experimentado. Con unos cientos de españoles y la superioridad de sus armas, maniobró para que los propios indígenas vencieran a un imperio poderoso con millares de guerreros valerosos. Tras de su triunfo, hizo levantar la ciudad española más ambiciosa de su tiempo, y en el territorio que llamó Nueva España sentó las bases para su organización política, y para la implantación de la lengua, la religión y las costumbres, así como de la agricultura, la ganadería y la industria españolas.
Pero no sólo venció a los pueblos del México antiguo sino que los sojuzgó para convertirlos en siervos de los vencedores. Quien había conocido el fracaso de la explotación brutal de las islas antillanas, se empeñó en una servidumbre que conservara, no por humanitarismo sino por conveniencia, la riqueza de la fuente india de trabajo. E inició el mestizaje de pueblos y culturas, que será uno de nuestros rasgos permanentes.
Aunque Cortés reconocía la capacidad política y las aptitudes de los indios de esta tierra, acaso no concedió suficiente importancia a la fuerza y arraigo de su cultura. El hecho es que los indios, a pesar de que aceptaran que sus dioses habían muerto, y que ellos se habían convertido en siervos de amos tiránicos y a menudo despiadados, mantuvieron vivos su conciencia, sus tradiciones y su resentimiento. Este último será adoptado por el nuevo pueblo en que se fue convirtiendo México, y moverá el agravio latente contra el conquistador. El trauma de la conquista es una llaga que aún permanece viva en México.
LAS ACTITUDES EXTREMOSAS
Por todo ello, Cortés nos interesa siempre de manera extremosa, para exaltarlo o para detestarlo. Concentramos en su persona el conflicto de nuestro origen y, frente al choque que aquel anudamiento ocasionó, unos toman el partido de considerar injusta, brutal y rapaz la acción de los conquistadores, y como víctimas a los indígenas, cuya cultura se exalta como un noble pasado; y otros, comenzando por justificar el derecho a la conquista, la imaginan como una sucesión de hechos heroicos, cuyo protagonista es Hernán Cortés, y piensan que gracias a su victoria sobre pueblos bárbaros y sanguinarios, recibimos los bienes de la cultura española y occidental.
Con señaladas excepciones, estas actitudes frente a Cortés y la conquista han dominado también a sus historiadores, desde Francisco López de Gómara y Bartolomé de las Casas, en tiempos del conquistador, hasta Eulalia Guzmán y Salvador de Madariaga en los nuestros, incluyendo en el transcurso a los de lenguas extranjeras.
UN TERCER CAMINO
Las apologías o las condenaciones pueden reforzar las convicciones previas de cada uno pero no logran cambiar el pasado y nos ayudan escasamente a conocerlo mejor. Respecto a Cortés y la conquista, algunos partidaristas han considerado suficiente un puñado de hechos para apoyar sus juicios, y conceden más atención a las argumentaciones que a la indagación de los acontecimientos.
Mas, evitando este predominio de las actitudes, ha sido posible también un tercer camino. En el caso de Cortés se cuenta con un enorme acervo de documentos, publicados a lo largo de muchos años o inéditos en parte. Además, los cronistas e historiadores antiguos y los investigadores modernos han acumulado informaciones, análisis e interpretaciones que hacen posible un conocimiento histórico de los hechos, y tan objetivo cuanto es posible.
Sin embargo, a pesar de esta abundancia documental e informativa quedan aún en la vida de Cortés lagunas considerables y etapas en la sombra. Por ejemplo, el juicio de residencia contra Cortés, cuya segunda parte de defensa se ha ignorado; la última década en Nueva España, 1530-1540, de la que se han estudiado bien las expediciones marítimas pero no el resto de la vida y las demás empresas de Cortés en estos años; y en fin, la estancia final en España, mal conocida, que suele despacharse con algunas anécdotas.
Además de sufrir las deformaciones dogmáticas, el estudio de la personalidad y la obra de Cortés ha sido, pues, insuficiente y ha dejado vacíos. Estamos lejos de agotar su estudio ya que aún queda mucho por averiguar, aclarar e interpretar. Puesto que él fue uno de los actores principales del drama de nuestros orígenes, en la personalidad y en las acciones de Cortés y en las de su tiempo tienen su principio muchos rasgos de nuestra vida política, social y cultural, y algunos de nuestros vicios y virtudes. Por todo ello sigue siendo importante conocer a Cortés.
LA NORMA Y EL MÉTODO DE TRABAJO
La presente obra acerca de Cortés tiene como norma principal la decisión de guiarse por un honesto afán de conocimiento. Como para lograrlo sólo tenemos los testimonios del pasado, lo que unos y otros contaron y conservamos, se evita todo vuelo imaginativo, de modo que cada hecho recogido tiene una base documental. Y cada vez que se llega a episodios destacados y controvertidos, se recogen todas las versiones conocidas —españolas, indias o mestizas— para que frente a las divergencias y contradicciones sea el lector el que juzgue o el que recoja la perplejidad. En algunos casos el autor interpreta los hechos o da su opinión, pero no omite ninguno de los elementos de juicio que permitan la discrepancia.
El método de trabajo es el de apoyarse, como base informativa, en los documentos primarios, ya sean las relaciones y los demás escritos de Cortés y los de otros conquistadores y pobladores —incluida la historia de López de Gómara en cuanto está compuesta a base de informaciones directas del conquistador—, así como en los testimonios antiguos de cronistas e historiadores de inspiración española o indígena. Y como complementos ilustrativos o interpretativos, se atienden las informaciones, análisis o juicios de investigadores posteriores.
De los escritos de Cortés, las Cartas de relación son los más importantes, en cuanto ofrecen el primer testimonio de lo que fue el México antiguo y su conquista. Sin embargo, el resto de sus documentos son indispensables para conocer la personalidad y las acciones de su autor, y los primeros pasos para la organización de Nueva España, tanto en el breve periodo que cubren las Relaciones como en los años anteriores y en el largo periodo posterior, hasta la muerte del conquistador.
El haber recurrido a los escritos de Cortés no es una novedad, puesto que ha sido el camino habitual de todos sus historiadores, pero sí lo es la consulta sistemática de dichos escritos y el caudal más amplio que ahora se aprovecha. Esto ha sido posible gracias a que el autor de la presente obra trabajó al mismo tiempo en la recopilación y edición del corpus que ha llamado Documentos cortesianos —que recoge algo más de trescientos—, y al que, además de las Relaciones, sigue constantemente para exponer la historia de Cortés. Así pues, el presente estudio y los Documentos están concebidos como una unidad.
Los tres capítulos iniciales, que describen el choque de los mundos viejo y nuevo, el México antiguo, la España de la época y la situación de los indígenas después de la conquista, tienen un carácter esquemático y deben considerarse sólo marcos de referencia para situar en el tiempo y en el espacio la acción de Cortés.
En términos generales se sigue la secuencia cronológica, con la salvedad del juicio de residencia que por haberse extendido con interrupciones durante largos años, se consideró preferible exponer en conjunto, un capítulo para las acusaciones y otro para las defensas.
Al fin de cada etapa de la vida de Cortés se añaden cronologías, para facilitar las consultas. Estas cronologías parciales se repiten, reunidas, al fin de la obra.
Cuando se citan en las notas escritos que están recogidos en los Documentos cortesianos, se ha seguido la convención de poner sus títulos en cursivas, en tanto que los de documentos no incluidos van normalmente entre comillas.
El capítulo final, a manera de apéndice y en forma sumaria, expone las repercusiones que la conquista y Cortés tuvieron en la poesía épica y narrativa, con algunas noticias sobre estos temas en otras expresiones literarias y artísticas modernas.
1983-1988
RECONOCIMIENTOS
A lo largo de casi cinco años he pedido y recibido numerosas ayudas para la realización de esta obra, y de los Documentos cartesianos paralelos, que ahora me complace agradecer.
En primer lugar, las constantes y mayores. A Manuel Alcalá, quien pacientemente leyó mis escritos completos, conforme los iba redactando, y me hizo juiciosas enmiendas y sugestiones, además de depurar y traducir los latines.
A las gentiles directoras del Archivo General de la Nación, de México, Leonor Ortiz Monasterio, y del Archivo General de Indias, de Sevilla, Rosario Parra Cala, y a sus auxiliares, que buscaron y rebuscaron documentos y me proporcionaron copias.
Al Instituto de Investigaciones Históricas, de la Universidad Nacional Autónoma de México, y a los amigos del Fondo de Cultura Económica, mis coeditores, que me prestaron los apoyos necesarios.
A los directores de las bibliotecas de El Colegio de México, Orozco y Berra y del Museo Nacional, del INAH, que me hicieron tantas copias de libros y documentos.
Y a mis tres hijos, José Luis y Rodrigo, que leyeron mis papeles, me buscaron rarezas y me sugirieron pistas, y a Andrea Guadalupe, que me ayudó en un tramo importante de la paleografía.
Repito mis agradecimientos, en fin, a los amigos que atendieron mis solicitudes o se adelantaron a ellas con generosidad: Fernando Benítez, Woodrow Borah, Alí Chumacero, José Durand, Andrés Henestrosa, Miguel León-Portilla, James Lockhart, Sonia Lombardo de Ruiz, Roberto Moreno de los Arcos, Octavio Paz, Alfonso Rangel Guerra, Antonio Roche, Antonio Saborit, Fernando Serrano Migallón, Ernesto de la Torre Villar, Elías Trabulse, y Silvio Zavala.
Y una vez más, soy deudor de la paciencia y la eficacia de Guadalupe Ramírez de Lira, quien me ayudó a copiar una parte de mis papeles.
México, 26 de marzo de 1988
I. LOS DOS MUNDOS QUE SE ENCONTRARON.
EL MÉXICO ANTIGUO
No había entonces pecado…, no había entonces enfermedad, no había dolor de huesos, no había fiebre para ellos, no había viruelas… Rectamente erguido iba su cuerpo entonces.
Xhalay de la conquista
ENCUENTRO, CHOQUE Y TRANSFORMACIÓN
"La mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crio —según Francisco López de Gómara—,¹ es el descubrimiento de Indias", o del Nuevo Mundo, o sea el encuentro del viejo y del nuevo mundo. Estos dos mundos, hasta entonces mutuamente ignorados, comenzaron a entrar en rudas confrontaciones, hechas de curiosidad, extrañeza, codicia y afán de dominio; y de pavor, confusión, resistencia y aniquilación.
Por múltiples caminos, en este Nuevo Mundo luego llamado las Indias y en fin América se impondrá la superioridad de las armas del Viejo Mundo, el sometimiento y explotación de los pueblos aborígenes y se implantará la cultura hispánica; mas las tierras y pueblos sojuzgados harán que persistan tercamente sus propios jugos, sus tradiciones, los nombres que daban a las cosas, el tono de su sensibilidad. Y paso a paso, a menudo con dolor e injusticia, se irá formando una nueva cultura mestiza y los hombres formarán también nuevos pueblos.
Además de las armas desiguales, existían también otros campos en que el choque de las dos culturas extrañas se presentó con violencia. En primer lugar, se enfrentaban dos concepciones del mundo muy diversas, sobre todo en las creencias religiosas, en las costumbres y en el sentido general que se daba a la vida. De parte de los españoles, que no concebían salvación fuera de sus creencias, la intolerancia era definitiva, pues se consideraban obligados a la conversión, de grado o por fuerza, de quienes tenían por infieles, y a la extirpación radical de cualquier rastro o sospecha de idolatrías.
Sin embargo, en el aspecto moral, existía una singular coincidencia entre el mundo indio y el cristiano, advertida por misioneros como fray Gerónimo de Mendieta, quien reconoció:
que si el padre San Francisco viviera hoy en el mundo y viera a estos indios, se avergonzara y confundiera, confesando que ya no era su hermana la pobreza, ni tenía que alabarse de ella.²
La tendencia española, no siempre practicada, hacia el ascetismo religioso y cierto rigor en las costumbres, se veía sobrepasada por la severidad de las leyes y la austeridad de la vida indígena en el Altiplano.
Presentose, además, otro raro fenómeno que pudiera llamarse de extrañeza biológica. Las floras microbianas y sus defensas o inmunizaciones, de conquistadores y conquistados, eran diversas, y los contactos entre unos y otros provocaron plagas y epidemias, que agobiaron sobre todo a los últimos, más vulnerables.
Los indios sufrieron, a lo largo del siglo XVI, terribles pestilencias contra las que no conocían curas, y que contribuyeron, con las guerras y los trabajos excesivos, al descenso de la población nativa. En los mismos días del asedio a México-Tenochtitlán, en 1520, la primera plaga fue la viruela, de que en algunas provincias murió la mitad de la gente
, y que incluso causó la muerte de Cuitláhuac, el huey tlatoani que sucedió a Motecuhzoma. Tras ésta, el padre Mendieta continúa enumerando las siete plagas que padecieron los indios: la segunda, hacia 1531, fue el sarampión, de que murieron muchos
; la tercera, por 1545, fue de pujamiento de sangre
, que los indios llamaron cocoliztle, y que pudiera ser una especie de influenza de la que en Tlaxcala murieron 150 000 indios y en Cholula 100 000; la cuarta, en 1564, otra mortandad; la quinta, en 1576, la llamaron matlazáhuatl, que pudo haber sido tifo; la sexta, en 1588, después de una carestía de maíz, fue de nuevo tifo y afectó especialmente a los matlatzincas y la séptima, entre 1595 y 1596, fue de sarampión, paperas y tabardillo
, de que apenas ha quedado hombre en pie
.³
Primera imagen de América. Grabado en madera al frente de la carta de Cristóbal Colón a Luis de Santángel, Basilea, 1493.
Este choque microbiano y viral, según Pierre Chaunu, fue responsable en un 90% de la caída radical de la población india en el conjunto entonces conocido de América, que de 80 millones de habitantes en 1520 descendió a 10 millones en 1565-1570, es decir, un hundimiento de la quinta parte de la humanidad de la época
.⁴
Mapa de la cuenca de México en la época prehispánica. Dibujo de Miguel Covarrubias.
En cuanto a los efectos que en Europa tuvo esta extrañeza biológica, se ha discutido largamente la cuestión de la sífilis. Ya sea éste un antiguo mal europeo y asiático, que pudiera ser el mismo que la lepra medieval; o bien que sea de origen americano y hubiese sido llevado a Europa de la isla Española, en el primero o segundo viaje de Colón, contagiado a las prostitutas y difundido por soldados y mercenarios de varias nacionalidades que participaron en el sitio de Nápoles, en 1494–1496,⁵ el hecho es que la sífilis, el mal napolitano
, el mal francés
o las bubas causó una epidemia que hizo padecer a millares de europeos de todas las clases sociales.
Ya fuese la propagación en uno u otro sentido, en ambos casos, y tanto ésta como las plagas mexicanas pueden considerarse etapas de lo que Le Roy Ladurie ha llamado la unificación microbiana del mundo
.⁶
UNA CULTURA AISLADA
En Mesoamérica existía una flora muy rica que poseía algunas especies desconocidas con que se enriqueció el resto del mundo: nuevas especies de maíz y de frijol, cacao, cacahuate, jitomate, chile, papa, camote, tabaco, chicle, hule, palo de tinte, añil, grana o cochinilla y numerosas plantas medicinales.⁷ En cambio, faltaban el trigo, el olivo, las vides y algunos frutales, y no existía ninguna especie de ganado doméstico, o sean bestias de tiro, transporte o alimentación. Las llamas y sus congéneres son exclusivas del altiplano andino.
Salvo algunos contactos comerciales con islas del Caribe, y presumiblemente con el lejano país de los incas, que significaban también intercambio de técnicas, Mesoamérica era una cultura aislada, que nunca se había preguntado qué había más allá de sus horizontes.
EL MÉXICO ANTIGUO
TERRITORIO Y POBLACIÓN
En el territorio que hoy es México existían, antes de la llegada de los españoles, estados, señoríos, cacicazgos y tribus nómadas. Entre ellos el más poderoso y extenso era el comúnmente llamado imperio azteca, el Culhúa-Mexica que los conquistadores oían mencionar en tierras mayas, como la tierra poderosa, rica en oro. La capital de este imperio era una gran ciudad asentada en islotes dentro de un lago, México-Tenochtitlán, cuyo esplendor fascinó a los ojos que lo vieron, y sus dominios se extendían en la región centro-oriental del territorio, con apoyos en los dos océanos. Pero aun dentro del ámbito de estos dominios subsistían reductos independientes, como los de Metztitlán y Tototepec, Tlaxcala, Teotitlán del Camino, Coatlicámac, Yopitzinco, Tototepec del Sur y los señoríos mixtecos.⁸ Las profundas enemistades de algunos de estos señoríos contra los aztecas, sobre todo la de los tlaxcaltecas, serán decisivas en la conquista.
Fuera de las imprecisas fronteras del imperio Culhúa-Mexica —como es más preciso llamarlo—, existían otros señoríos independientes que también habían logrado resistir el empuje azteca, como los de Colima, Michoacán, la Huasteca, el mundo maya y el Soconusco. Al norte de estos señoríos que poseían cultura avanzadas, vivían en las planicies, montañas y tierras pedregosas numerosos pueblos, unos sedentarios y agricultores y otros nómadas e indomables guerreros semisalvajes, llamados genéricamente chichimecas, cuya resistencia al dominio azteca y español se extendió por siglos.
El imperio azteca en vísperas de la conquista. De Jon Manchip White, Cortes and the Downfall of the Aztec Empire, Londres, 1971.
El imperio Culhúa-Mexica estaba sustentado en la Triple Alianza, de los señoríos de México, Tezcoco y Tlacopan o Tacuba, y su control de la zona dominada comprendía aproximadamente 38 señoríos a fines del siglo XV, en una extensión cercana al medio millón de kilómetros cuadrados, o sea la cuarta parte del México actual.⁹
El Templo Mayor. De Sahagún, Primeros memoriales, cap. I.
Este dominio era irregular. En términos generales, se limitaba a una alianza militar, al pago de tributos establecidos y al respeto a las actividades de los mercaderes o pochteca viajeros, quienes actuaban también como espías. Los aztecas mantenían además guarniciones militares en las fronteras críticas: Tuxpan y Nautla en el Golfo para controlar la Huasteca y la costa; Cuetaxtlan o Cotaxtla, Tuxtepec y Soconusco, Huaxyácac y Tehuantepec, para cuidar el sureste, la tierra del cacao y la costa del Pacífico.
Además de estos vínculos militares y económicos, en el imperio existía una lengua franca, el náhuatl, algunas prácticas religiosas comunes y un sistema de numeración y calendárico que, con variantes menores, era el mismo para todos los pueblos de la zona más amplia llamada Mesoamérica.¹⁰
La población del México central, a la llegada de los españoles, ha sido estimada con cifras muy diversas que van de los 4.5 millones que propone Rosenblat,¹¹ a los 25.2 millones que estiman Borah y Cook.¹² En cuanto a los habitantes de la ciudad de México-Tenochtitlán, las estimaciones van de 72 000¹³ a 300 000 personas, en unas 60 000 casas;¹⁴ de todas maneras, era una de las mayores ciudades de la época, tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo.
SOCIEDAD, ECONOMÍA Y RELIGIÓN
La organización social y económica del imperio Culhúa-Mexica era evolucionada y compleja. Los habitantes de México-Tenochtitlán estaban divididos en veinte calpulli o grupos, asentados en los cuatro grandes barrios de la ciudad. Y tanto en la metrópoli como en los pueblos circunvecinos propios, Azcapotzalco, Coyoacán y Xochimilco, el régimen de propiedad de la tierra tenía tres modalidades principales: las tierras comunales de los calpulli, las tierras de los nobles, tecpillalli, que podían enajenarse y heredarse, y las tierras públicas, para los gastos de los templos, de la guerra, del gobierno y del palacio.¹⁵ En cuanto a las tierras de los pueblos sometidos, por lo general la servidumbre se limitaba al pago de los tributos, a la esclavitud de algunos de sus habitantes para el trabajo de las tierras o al arrendamiento de éstas.¹⁶
De manera general, en la organización social mexica se distinguían los nobles o señores, la clase sacerdotal, los guerreros, los mercaderes y el pueblo común. Dentro de esta última clase habían alcanzado un desarrollo considerable los obreros y artesanos: escultores, canteros, orfebres, artífices de la pluma, pintores, así como albañiles, alfareros, talladores, sastres, curtidores, tejedores, huaracheros y fabricantes de esteras, cestos, cuchillos y espejos.¹⁷
La refinada civilización y las creaciones espirituales e intelectuales que habían creado los teotihuacanos y los toltecas alcanzaron una culminación con los mexicas. Sin embargo, sobre todas estas formas superiores de pensamiento, dominaba una religiosidad total y terrible, que al mismo tiempo había sido el impulso mesiánico de sus conquistas y la justificación de sus atroces sacrificios humanos —no exclusivos de ellos pues existían también en otras sociedades incluso europeas—, que consideraban necesarios para alimentar con su sangre la vida del sol.
LA GUERRA
Tanto como la religión, la guerra dominaba el espíritu y la vida de los mexicas. Sus causas eran múltiples: para aumentar los tributos, base económica de Tenochtitlán; para apoderarse de prisioneros para el sacrificio ritual (guerras floridas), para proteger a los mercaderes, para sujetar a regiones rebeldes o para defenderse de agresiones externas. Las batallas no tenían el propósito de aniquilar a los enemigos sino el de hacer prisioneros que después eran inmolados a la divinidad para propiciar la continuación de la vida. Por ello, cualquiera que fuese la causa de la guerra, todos los que morían combatiendo o eran hechos prisioneros y sacrificados, iban al cielo, donde vive el sol, y luego se transformaban en pájaros de pluma rica. Cook y Simpson han estimado entre 150 000 y 200 000 el número de soldados aborígenes, tanto los que lucharon contra los españoles como los que se aliaron con ellos.¹⁸
Códice Borgia, lámina 30. El viaje de Venus por el infierno, según Seler.
El ejército mexica, en actividad militar constante, había alcanzado un grado considerable de organización, con servicios de información —con veloces mensajeros que llevaban sus noticias en mapas pintados— y de espionaje —apoyados sobre todo en los mercaderes—, abastecimientos, acopio de armas, protecciones defensivas estratégicas, ingeniería militar y organización de las unidades de combate y de mando. Sin embargo, pese a la superioridad numérica y al valor y excelencia de los guerreros mexicas y sus aliados, ellos estaban destinados a la derrota, por la ventaja de las armas españolas. Walter Krickeberg compara su encuentro con el de un ejército moderno provisto de armas nucleares con otro que careciera de ellas:
Las armas atómicas de entonces —agrega— se llamaban mosquetes y culebrinas, contra las que los aztecas combatían todavía con armas paleolíticas: mazos planos hechos de madera, en cuyas estrechas ranuras metían filosas hojas de obsidiana, dardos o flechas provistos de puntas de pedernal, arrojados con lanzaderas o con arcos.¹⁹
Y podrían añadirse simples piedras lanzadas con fuerza y una gritería permanente que empavorecía a los enemigos.
CREACIONES CULTURALES: ESCRITURA Y CÓDICES
Además de sus realizaciones materiales, en que habían alcanzado notable refinamiento; de su espléndida arquitectura y urbanismo, escultura y pintura; y del desarrollo del calendario, la cronometría y los conocimientos astronómicos, los pueblos de lengua náhuatl, los mayas y los mixtecos crearon sistemas de escritura, los únicos de la América antigua. La escritura nahua y mixteca permitía consignar números, fechas calendáricas, nombres de dioses, personas y lugares, de elementos de la naturaleza y de la vida urbana y rural, de acciones, de conceptos metafísicos, de actividades y condiciones humanas y de cualidades morales. Los signos para estas representaciones eran pictográficos e ideográficos, y los colores empleados y las posiciones tenían además su propia significación. En sus últimos años, la escritura de los nahuas había alcanzado una etapa evolutiva más avanzada con el uso de elementos fonéticos para representar nombres propios.
Una página de la Matrícula de tributos, f. 9 r.
Quetzalcóatl en el Códice Borbónico
La escritura maya es más compleja y su desciframiento, aún en proceso, ha sido más arduo que el de los signos nahuas y mixtecos. Las inscripciones aparecen por lo regular como series de bloques o cartuchos
rectangulares, con las esquinas ligeramente redondeadas, y casi siempre del mismo tamaño, con excepción de los glifos introductorios que suelen ser mayores. Los glifos contenidos en estos cartuchos
son generalmente compuestos y están formados por un elemento principal, por lo común una cabeza-retrato, al cual se agregan complementos llamados afijos, que se han interpretado como adjetivos, adverbios, preposiciones y términos de relación. Estos signos o glifos son de tres clases: figurativos o pictográficos, ideográficos y fonéticos, estos últimos a menudo silábicos o de charada
. Según el catálogo de J. Eric S. Thompson, esta escritura comprende: 356 signos principales, 370 afijos, 88 glifos retrato
y 48 dudosos, esto es, un total de 862 signos hasta ahora reconocidos.²⁰ Su uso y conocimiento era exclusivo de los sacerdotes y se empleaba para registrar conceptos religiosos, nombres de los dioses, rituales y, principalmente, cómputos astronómicos y cronológicos. A diferencia de los códices nahuas y mixtecos, en las inscripciones mayas son raros y dudosos los nombres de personajes históricos.
La manifestación más notable de la escritura de los pueblos del México antiguo son los códices o libros pintados
. De los 22 códices que con certeza se consideran prehispánicos, cuatro proceden de la cultura nahua, seis forman el llamado Grupo Borgia (nahuas de la región cholulteca), nueve de la mixteca y tres de la maya. Además, existen 61 códices, rehechuras poshispánicas de documentos antiguos, y mapas, pinturas y planos indígenas hechos con técnicas antiguas.²¹
Los códices nahuas y mixtecos registran hechos históricos, genealogías de gobernantes con los acontecimientos de su reinado, observaciones y previsiones astronómicas como eclipses y ciclos del planeta Venus, historias y atributos de las divinidades, rituales religiosos, enumeración y descripción de tributos que debían pagar los pueblos sojuzgados, y calendarios rituales (tonalámatl) que señalaban los signos prósperos o adversos de cada día y se utilizaban para dar nombre e indicar el destino de los recién nacidos.
Los códices mayas, por lo que hasta ahora ha podido interpretarse de ellos, contienen también calendarios rituales o adivinatorios (en maya tzolkin), tablas calendáricas de lunaciones, eclipses y del periodo de Venus, ceremonias relacionadas con rituales del año nuevo y, probablemente, profecías de secuencias cronológicas.
Los sistemas formales de educación de los pueblos nahuas estaban orientados principalmente en dos direcciones, la formación de sacerdotes y letrados en las escuelas llamadas calmécac, y de guerreros en las telpochcalli.
IDEA MAYA DEL TIEMPO
Los mayas tenían un interés muy especial por el tiempo y elaboraron una filosofía en torno a este tema. Sus inscripciones en estelas, altares, monumentos y códices registran el paso del tiempo o se refieren a los dioses en relación con el tiempo. Los nombres de los días eran divinidades. Los mayas concebían las divisiones del tiempo como pesos que cargadores divinos llevaban a través de la eternidad
. Preocupados por encontrar el origen del tiempo llegaron a fijar fechas remotísimas y, como dice Thompson, acaso concluyeron que el tiempo no tuvo principio
. Parte de estos afanes se explican por el deseo de saber qué ocurrirá en el futuro. En la base de sus concepciones religiosas y científicas se encontraba una idea cíclica del tiempo, según la cual todos los acontecimientos se repetían en vueltas regulares de diversos ciclos, sobre todo de los periodos de 260 años en que coincidía el retorno del mismo katún, de la misma manera como se repiten los días, el curso de los astros y de la luna, las estaciones y los eclipses. El tiempo estaba formado para ellos por la sucesión de deidades, favorables o desfavorables a la naturaleza y a los hombres, por lo que era menester medirlo con exactitud y registrar, por medio de inscripciones, lo que ocurría para poder prever cuáles serían los hechos del futuro.²²
LA CONSERVACIÓN DE LAS TRADICIONES
En cuanto aprendieron la escritura europea de los misioneros españoles, los indígenas celosos de sus tradiciones se apresuraron a consignarlas para salvarlas del olvido. Gracias a esta preocupación, a esta auténtica vocación cultural que existió sobre todo en los pueblos de habla náhuatl y maya, contamos con un repertorio muy valioso de documentos indígenas. Desde 1524, apenas unos años después de la caída de México-Tenochtitlán, un indio anónimo de Tlatelolco comenzó a redactar Unos anales históricos de la nación mexicana o Relación de Tlatelolco, concluidos en 1528, a los que siguieron muchas otras relaciones indígenas primitivas, en ocasiones acompañadas de jeroglifos: Historia de los mexicanos por sus pinturas, Historia de la nación mexicana (Códice Aubin), Histoyre du Mechique, Historia tolteca-chichimeca, Anales de Cuauhtitlan, Leyenda de los soles, los Memoriales de los informantes indígenas de Sahagún y las Relaciones de Chimalpahin. Y de la cultura maya, el Popol Vuh, los Libros de Chilam Balam y los Anales de los cackchiqueles, entre los más importantes.
Además de los códices pre y poshispánicos y de las relaciones indígenas primitivas —conservadas en su mayor parte en lenguas indígenas—, compusieron sus obras con documentación e información indígena muchos de los historiadores misioneros como fray Bartolomé de las Casas, fray Toribio de Benavente o Motolinía, fray Bernardino de Sahagún, fray Diego Durán, fray Diego de Landa y fray Juan de Torquemada, y los mestizos o criollos Juan Bautista Pomar, Juan de Tovar, Hernando Alvarado Tezozómoc, Diego Muñoz Camargo y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. Gracias a este interés de indígenas, mestizos, criollos y españoles por nuestras antigüedades, México cuenta con un acervo excepcional acerca de sus orígenes.
LA POESÍA INDÍGENA
Según el modelo tolteca, ideal de vida civilizada para los antiguos pueblos de habla nahua, una ciudad comenzaba a existir cuando se establecía en ella el lugar de los atabales, esto es, la casa del canto y el baile.²³ En México, en Tezcoco, en Tlacopan, estas casas, llamadas cuicacalli o casa del canto
, disponían de espaciosos aposentos en torno a un gran patio para los bailes.²⁴ Estaban situados junto a los templos y en ellos había maestros que enseñaban a los jóvenes el canto, el baile y el tañido de instrumentos.²⁵ Los muchachos que iban al calmécac aprendían de memoria todos los versos de cantos para cantar, que se llamaban cantos divinos, los cuales versos estaban escritos en libros por caracteres
, dice Sahagún.²⁶
Así pues, había por una parte cantos o poemas profanos: hazañas de héroes, elogios de príncipes, lamentaciones por la brevedad de la vida y de la gloria, exaltaciones guerreras, juegos y pantomimas, variaciones sobre la poesía y cosas de amores
; y por otra, los cantares divinos que se trasmitían en el calmécac. Estos últimos son los himnos rituales como los que recogió Sahagún; parecen arcaicos y tienen el hermetismo que debe rodear lo sagrado.
Consérvanse alrededor de doscientos poemas en náhuatl en total, de un gran esplendor metafórico y refinada sensibilidad. Entre los de autores identificados, sobresalen los atribuidos a Nezahualcóyotl, el rey poeta de Tezcoco.
Estos cantos o poemas se guardaban en la memoria, aunque para la recitación de algunos de ellos, los históricos y los rituales, probablemente se apoyaban en las pictografías de ciertos códices. Para salvarlos del olvido, algunos indígenas cultos se apresuraron a consignarlos en caracteres latinos, sin duda por encargo de historiadores como el padre Sahagún. Gracias a ellos, ha sido posible conocerlos en los manuscritos del siglo XVI llamados Cantares mexicanos, Romances de los señores de Nueva España, en el apéndice al libro II de la Historia general de las cosas de la Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún, y en numerosos pasajes de antiguas relaciones indígenas. El disfrute en español de esta antigua poesía en náhuatl ha sido posible gracias a los estudios y traducciones beneméritas de Ángel María Garibay K. y Miguel León-Portilla.
LAS EXHORTACIONES MORALES
La filosofía moral de los antiguos mexicanos se conserva principalmente en los Huehuetlatolli o pláticas de los ancianos, dedicadas a inculcar ideas y principios morales tanto a los niños y jóvenes como a los adultos. Tienen la forma de discursos que probablemente se memorizaban y repetían en las ocasiones pertinentes: nacimiento, adolescencia, matrimonio, muerte, y en las ceremonias de entronización o de funerales de los gobernantes. Son admirables por su ternura y sabiduría y por su conocimiento de las pasiones humanas.
El primero que apreció su importancia fue fray Andrés de Olmos, hacia 1540, aunque su texto original sólo se conoce en parte. Siguiendo las huellas de Olmos, Sahagún recogió también en náhuatl y tradujo al español, a partir de 1547, un buen número de estas pláticas morales, que forman el libro sexto de su Historia general.
LOS PRESAGIOS FUNESTOS Y LA PROFECÍA DE QUETZALCÓATL
Tres años después de que Motecuhzoma Xocoyotzin principiara su reinado comenzaron a aparecer en el cielo y en la tierra fenómenos extraños, calamidades públicas y seres monstruosos que fueron inquietando cada vez más a los habitantes de la meseta central y de otros lugares del México antiguo, que también guardaron registro de ellos.
En 13 calli, 1505, año de gran hambre, el Popocatépetl dejó de humear por veinte días.²⁷ Según el Códice Aubin, en el año 3 técpatl, 1508, se aparecieron las fantasmas llamadas tlacahuilome, y se vio por el oriente, cerca del amanecer, una bandera blanca, color de nube, que volvió con más fuerza el siguiente año, 4 calli. Como aquella luz celeste continuaba aún en el año 5 tochtli, 1510, Motecuhzoma consultó a Nezahualpilli, el señor de Tezcoco, sabio en ciencias ocultas, acerca de la significación de aquel fenómeno, el cual dijo que:
de aquí a muy pocos años, nuestras ciudades serán destruidas y asoladas, nosotros y nuestros hijos muertos y nuestros vasallos apocados y destruidos…
y le anunció, además, que perdería las guerras que emprendiese y que pronto aparecerían en el cielo nuevas señales de aquellas desgracias.²⁸ En ese mismo año de 1510 hubo un eclipse de sol, se incendió el adoratorio del templo de Huitzilopochtli y el agua que se le echaba avivaba más las llamas, y se incendió también el templo de Xiuhtecuhtli, dios del fuego; apareció un cometa que cayó hacia la tierra; y resucitó la princesa Papantzin, hermana de Motecuhzoma, quien refirió que tuvo una visión de hombres blancos y barbudos, con estandartes en las manos y yelmos en la cabeza, que venían en unos barcos grandes, los cuales con las armas se harán dueños de estos países
.²⁹
Los presagios fatales continuaron. En 6 ácatl, 1511, apareció en el aire un gran pájaro con cabeza de hombre; junto al Templo Mayor cayó una columna de piedra sin que se supiera su origen; aparecieron en el aire hombres armados que peleaban unos contra otros; una gran piedra labrada como cuauhxicalli, para recibir la sangre de los sacrificados, habló y se negó a dejarse transportar cuando no era su voluntad.³⁰
En el año 11 técpatl, 1516, apareció un gran cometa en el cielo del lado oriente. Motecuhzoma consultó una vez más a Nezahualpilli quien le confirmó su augurio de grandes calamidades y desventuras, en que no quedará cosa con cosa
y le anunció que él mismo, el tezcocano, moriría.³¹
Sahagún refiere algunos de los anteriores presagios y añade otros. El sexto: de noche se oía a una mujer que lloraba y decía: Oh, hijos míos, ya ha llegado vuestra destrucción
, o bien: Oh hijos míos! ¿Dónde os llevaré por que no os acabéis de perder?
, antecedentes de la leyenda de La Llorona
. El séptimo: los pescadores del lago cogieron un ave del tamaño de una grulla que tenía un espejo en medio de la cabeza en el cual se veían los cielos y las estrellas. Y el octavo: aparecieron criaturas monstruosas, como un hombre con dos cabezas, que en llevándolas a Motecuhzoma desaparecían.³²
Muchos años antes, en 1 ácatl, 1467, Nezahualcóyotl, señor de Tezcoco, entonces ya viejo, hizo erigir un templo a Huitzilopochtli, y para su dedicación compuso un canto en el que auguraba su destrucción y la de su mundo:
En tal año como éste [ce ácatl],
se destruirá este templo que ahora se estrena,
¿quién se hallará presente?
¿Será mi hijo o mi nieto?
Entonces irá a disminución la tierra
y se acabarán los señores,
de suerte que el maguey
pequeño y sin sazón será talado,
los árboles aún pequeños darán frutos
y la tierra defectuosa siempre irá a menos.³³
Un nuevo año ce ácatl volvería a ser, conforme a la cuenta nahua de ciclos de 52 años, en 1519, que fue el año en que llegaron los españoles a estas tierras y se inició la conquista de México.
Tantos presagios mantenían a los antiguos mexicanos en la angustia expectante de lo que habría de venir. Pero había algo más, acaso de mayor peso, algo arraigado en las tradiciones toltecas y luego en una coincidencia de hechos o en una falsa interpretación: la profecía del retorno de Quetzalcóatl.
Refiere Sahagún que:
en el año 13 conejos [1518] vieron en el mar navíos [los de la expedición de Juan de Grijalva] los que estaban en las atalayas y luego vinieron a dar mandado a Motecuhzoma con gran prisa. Como oyó la nueva, Motecuhzoma despachó luego gente para el recibimiento de Quetzalcóatl, porque pensó que era él el que venía, porque cada día le estaban esperando, y como tenía relación que Quetzalcóatl había ido por la mar hacia el oriente, y los navíos venían de hacia el oriente, por eso pensó que era él. Envió cinco principales a que le recibiesen y le presentasen un gran presente que le envió.³⁴
Cortés se enteró oportunamente de la profecía y la aprovechó con discreción. Cuando los mexicas comprendieron que no era el antiguo dios y sacerdote civilizador el que llegaba sino un capitán audaz y codicioso, era demasiado tarde, pues el enemigo estaba posesionado del monarca y de las llaves del reino.
MOTECUHZOMA XOCOYOTZIN
Una década después de que Colón encontrara las primeras tierras del Nuevo Mundo, y dos años antes de que Hernán Cortés llegara a la isla Española, en 1502, Motecuhzoma Xocoyotzin —comúnmente llamado Moctezuma—, cuando contaba alrededor de 34 años fue elegido, por el consejo formado por dignatarios mexicas y por los señores aliados de Tezcoco y Tlacopan, noveno señor de México-Tenochtitlán. Su primer nombre quiere decir señor sañudo
y el último el más joven
—con la partícula reverencial tzin—, para distinguirlo del primer Motecuhzoma Ilhuicamina, el flechador del cielo
. Sucedía a Ahuítzotl y era hijo del también señor Axayácatl y nieto de Nezahualcóyotl. En sus mocedades había sido guerrero valeroso y al ser elegido era el sumo sacerdote.
Motecuhzoma era un hombre grave, melancólico, aprensivo y supersticioso. Como gobernante, amplió y consolidó el imperio, acentuó la severidad de la educación de la juventud, sólo admitió a los nobles en los cargos de gobierno y administrativos, impuso en su corte una etiqueta rigurosa, que era como el servicio de un dios, y aumentó considerablemente los sacrificios humanos rituales.
Los presagios relatados comenzaron a aparecer a poco de iniciado el gobierno de Motecuhzoma y se fueron sucediendo en los años siguientes. No eran sólo apariciones misteriosas sino también profecías acerca de la destrucción inminente de su reino y anuncios de la aparición de hombres blancos y barbudos. Todos estos signos fueron interpretados por el señor de México como la confirmación de las profecías que anunciaban el retorno de Quetzalcóatl, que volvería a ocupar su reino.
Cuando en 1518 se anunció a Motecuhzoma la presencia en la costa veracruzana de hombres desconocidos en grandes naves —los de la expedición de Grijalva—, su terror fue extremo y decidió huir y esconderse en la gruta mágica de Cicalco para encontrar al legendario Huémac. En lugar de tranquilizarlo, éste le envió un mensaje recriminándole su soberbia y crueldad y exigiéndole penitencia. Sus propios adivinos, atemorizados por no poder darle buenos augurios, se atrevieron al fin a decirle: que ya estaban puestos en camino los que nos han de vengar de las injurias y trabajos que nos ha hecho y hace
. Y cuando encargó los preparativos de los aderezos que enviaría al supuesto Quetzalcóatl, dijo a sus mensajeros que pidieran a la deidad que volvía: que me deje morir, y que después de yo muerto, venga mucho norabuena y tome su reino, pues es suyo y lo dejó en guarda a mis antepasados
.³⁵ Cuando llegaron Cortés y sus huestes en 1519, que exigían oro, actuaban como hombres, paso a paso iban adentrándose en los señoríos mexicas y tenían armas terribles y desconocidas para ellos, Motecuhzoma debió de haber abandonado casi del todo su creencia en el regreso de Quetzalcóatl, pero seguían en pie los otros vaticinios acerca de la inminente destrucción de su mundo.
Su actitud ante los españoles fue siempre incierta y contradictoria. Empujado por un mínimo instinto de supervivencia, los atacaba por terceras manos, les preparaba múltiples asechanzas y les enviaba mensajes tratando de persuadirlos de que no llegasen a México; pero al mismo tiempo, les avivaba la codicia enviándoles presentes cada vez más ricos y se anticipaba vasallo del monarca español ofreciéndole el tributo que él fijara, con tal de que los invasores se retiraran. Su soberbia y crueldad se desmoronaron y de la deidad viviente en que se había constituido sólo quedaba un hombre confundido y aterrorizado ante una fuerza implacable que lo sobrepasaba.
Si en lugar suyo hubiese gobernado el señorío mexica un hombre menos supersticioso y engreído, un guerrero decidido a defender su patria —como Xicoténcatl el joven o como Cuauhtémoc—, la conquista entonces no hubiese sido posible.
CUITLÁHUAC Y CUAUHTÉMOC
Después de la matanza del Templo Mayor, ocurrida a mediados de mayo de 1520, Cuitláhuac, hermano de Motecuhzoma y señor de Iztapalapa, se convierte en el caudillo de la rebelión india contra los españoles. Organiza al pueblo para la guerra, solicita ayuda de sus aliados y propone alianza a señoríos indígenas independientes, como los de Tlaxcala, Cholula y Michoacán, para luchar contra los invasores. Hacia el 27 o 28 de junio perece de mala muerte Motecuhzoma Xocoyotzin, y el sábado 30 siguiente, las huestes de Cortés, sitiadas y agotadas, salen de la gran ciudad en la derrota llamada de la Noche Triste. En lugar de perseguir a los fugitivos, Cuitláhuac decide enterrar a los muertos y recoger los despojos del botín, y sólo vuelve a atacar a los españoles en las cercanías de Otumba. Aquí, Cortés y un grupo de sus capitanes logran matar al cihuacóatl que capitaneaba a los mexicas y apoderarse del estandarte principal del ejército, con lo que se desbandan los indígenas y triunfan los españoles, que se refugian en Tlaxcala.
Después de los días rituales de duelo por Motecuhzoma, el 7 de septiembre de 1520 el consejo eligió huey tlatoani a Cuitláhuac,