La vigilia descalza
5/5
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con La vigilia descalza
Libros electrónicos relacionados
Lágrimas Secas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPesadillas de una noche sin fin Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRosas Rotas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesI've Loved You So Long Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBipolar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEva contra Eva Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlgo roto, algo quemado y algo negro. Antología improbable Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCarmilla Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCómo decir deseo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDama Sombra: 3, #4 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Chica De La Gran Dolina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna mujer en pedazos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn la cama con el hombre inapropiado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHijas del viejo sur: La mujer en la literatura femenina de Estados Unidos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBajo la punta del iceberg Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComo fósforos de Lucifer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA un día del amor: relatos breves Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPaprika Johnson y otros relatos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCanción de Navidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl libro de las mujeres Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesIndeleble Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Malte vive en mi jardín Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Mujer Que Enloqueció Por Un Pata De Camello Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMujeres en conflictos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl viaje de una elfo y el último humano Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones30 cm.: La distancia por recorrer más importante de tu vida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl erotismo en las novelas de Felipe Trigo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCartas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mujeres Fieras Calificación: 5 de 5 estrellas5/5EL CORAJE DE MIRAR ATRÁS Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Biografías y memorias para usted
Inteligencia Artificial Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Simone de Beauvoir: Del sexo al género Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El secreto de Selena (Selena's Secret): La reveladora historia detrás su trágica muerte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Poemas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Todo lo que no pude decirte Calificación: 4 de 5 estrellas4/5En 90 minutos - Pack Filósofos 2: Nietzsche, Schopenhauer, Marx, Hegel, Kant y Locke Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una vida robada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La lucha contra el demonio Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El diario de Ana Frank Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una camaradería de confianza: El fruto de la fe continua en las vidas de Charles Spurgeon, George Müller y Hudson Taylor Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El libro de la vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Kybalión de Hermes Trismegisto: Las 7 Leyes Universales Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una guía sobre el Arte de Perderse Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Carlos Slim. Retrato inédito Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Como veo el mundo (Traducido) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cautivado por la Alegría Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Cara Oculta de las Adicciones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOppenheimer y la bomba atómica Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Diario Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El arte de hacerse pendejo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sabiduría de un pobre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Código de Hammurabi Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Generales Más Brillantes De La Historia. Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El misterio Tesla Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Biografía De Elon Musk Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Siete hábitos y secretos japoneses para triunfar Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Memorias de un monje budista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNIKOLA TESLA: Mis Inventos - Autobiografia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Decisiones difíciles Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para La vigilia descalza
1 clasificación0 comentarios
Vista previa del libro
La vigilia descalza - Angelina Uzín Olleros
Dejar de ser
Algunas personas con el transcurso del tiempo se transformaron en mitos pasando a la inmortalidad; otras quedaron en el olvido, en el no ser, en el nunca haber estado. El tiempo de una vida es el devenir, pero también es esa imagen cristalizada en un retrato o en una fotografía, quedamos vivas en los otros, en las otras miradas, en la otredad de los que vendrán.
Busco en mi pasado un momento que me defina, o que defina toda mi existencia, una edad, y esa edad siempre ha sido la de mis primeros cuatro años. La muerte de mi padre fue un quiebre, un comienzo, un final.
Mi nacimiento fue el resultado de su deseo, de querer antes de morir una hija, de cortar un mechón de mi pelo para guardarlo amarrado con una cinta rosa, dentro de un sobre junto a una pequeña tarjeta que decía rubio ceniza
. Un libro, rosa también, con angelitos en su tapa que al abrirlo decía hora y día de nacimiento, primeros regalos, padrinos, juguetes, visitas; todo estaba prolijamente redactado con su letra. El clásico cuadro con cinco caritas posando cuando tenía tres años y una partida de nacimiento confeccionada en un país que no era el real, secreto que tardé cincuenta años en develar.
Hubo un paraíso, la inocencia de correr alrededor de una cama que sostenía su último aliento, tarde o temprano siempre llega la expulsión del paraíso terrenal a otro territorio desconocido, a otros rostros no tan amables, a otras veredas accidentadas. Llegaron los cuatro años y la muerte de mi padre anunciaba una nueva vida, que por novedosa no era mejor ni preferible.
Para mí es mentira que todo pasado fue mejor, aun cuando recuerde alegrías y satisfacciones, nunca regresaría en el hipotético caso de la existencia de una máquina del tiempo; mi mirada retrospectiva cambia como los relatos de un sueño, pero no siento el deseo de volver: ni con la frente marchita ni con la frente en alto. Si caigo en la tentación de decir de que me arrepiento, seguro voy a arrepentirme de muchas cosas, pero eso no sirve para nada.
Por momentos el tiempo de una vida parece eterno, en otros es tan fugaz que nos queda la duda de si realmente ha sucedido. Ahora a mi alrededor todo es veloz, las imágenes, los silencios, las palabras que circulan como enjambres; en mi interior es todo lo contrario, avanza despacio y comienza a pesar el pasado más que el futuro. Antes todo era el futuro, los proyectos, los planes, las esperanzas revolucionarias, pero ahora es el pretérito que sorprende mis sentidos porque las secuencias son de enorme nitidez.
Mi infancia y mi juventud olvidadas por mucho tiempo se presentan ante mis ojos y en mis palabras, comienzo a recordar episodios, situaciones, semblantes y actitudes.
El cuerpo va cambiando, como en otros tiempos de la vida, en una lenta metamorfosis; no percibí antes estas mutaciones con claridad. También va cambiado el cuerpo de las otras personas; mi madre envejecía y su salud se deterioraba cada vez más, me afectó su cambio de humor, su tono de voz, su gestualidad. Ella era una mujer de mal carácter, gritona, a veces agresiva, nerviosa; conmigo estaba enojada, pasó todo el embarazo haciendo reposo, cuando yo nací era una carga para ella, recuerdo que se llamaba Carmencita quien la cuidó en ese tiempo y la ayudó a cuidarme en mis primeros meses, Carmen era de esas mujeres que formaban parte del entorno familiar sin tener lazos de sangre, en mi adolescencia nos visitaba y me confió como fue ese período de la vida en el que el médico le advertía a mi mamá la posibilidad de perderme en el camino al parto.
Mi madre ahora era una mujer débil, hablaba muy poco, a veces lloraba, se iba haciendo pequeña y una extraña dulzura se apoderaba de su rostro; esa mujer no era la de mi niñez, se transformó en una anciana frágil, dócil, que dependía de mí. Durante mucho tiempo me alejé como pude de ella, de su bronca y de su maltrato, ahora estaba ahí, indefensa necesitando mis cuidados.
Ella no me reconocía y yo no podía reconocer a esta madre que había cambiado totalmente, salvo por el brillo de sus ojos que permanecía intacto. Esa transformación me abrió más heridas que todas las que tuve antes.
Como mi padre estaba enfermo mis primeros años de vida fueron para la familia los de su cuidado, estuvo en sus últimos meses en una carpa de oxígeno. Recuerdo a esos hombres de guardapolvo blanco trayendo los tubos para que él pudiese respirar, había una enfermera que se llamaba Pascuala, ella le aplicaba las inyecciones.
Muchos años después yo estaba en la sala de espera del dentista, se acerca una