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El pájaro verde
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Libro electrónico82 páginas1 hora

El pájaro verde

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Novela de corte fantástico y fabuloso del literato Juan Valera. Nos narra la competición de muchos de los caballeros de un reino por ganar el corazón de la bella princesa. Sin embargo, el único capaz de conmoverla es el misterioso pájaro verde. Será la princesa quien se embarque en una aventura para descubrir el secreto del pájaro verde.-
IdiomaEspañol
EditorialSAGA Egmont
Fecha de lanzamiento28 oct 2022
ISBN9788726661590

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    El pájaro verde - Juan Valera

    El pájaro verde

    Copyright © 1901, 2022 SAGA Egmont

    All rights reserved

    ISBN: 9788726661590

    1st ebook edition

    Format: EPUB 3.0

    No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

    This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

    www.sagaegmont.com

    Saga is a subsidiary of Egmont. Egmont is Denmark’s largest media company and fully owned by the Egmont Foundation, which donates almost 13,4 million euros annually to children in difficult circumstances.

    Juan Valera

    Natural de Cabra, provincia de Córdoba, nació en 1824. Los primeros años de su vida los pasó en el campo; fue en este medio rural donde se empapó de los tipos, dichos y, en definitiva, de la cultura popular que luego plasmaría en sus libros. Después de estudiar Filosofía y Derecho, sería diplomático en Nápoles junto al Duque de Rivas, para ser destinado más tarde a Lisboa, Río de Janeiro, Dresde y Rusia. Diputado en 1858, ejercería como ministro en Francfort, Bruselas, Viena, Lisboa y Washington. Este vasto mundo recorrido, junto a los numerosos estudios y lecturas que realizó de culturas tan variadas como la Grecia clásica, la literatura oriental, pero también el profundo conocimiento de la tradición ilustrada española, humanistas, místicos del Siglo de Oro, románticos, escritores castizos como Serafín Estébanez Calderón— son los rasgos que conforman la personalidad y la obra literaria de este escritor, al que se ha denominado «andaluz universal». Juan Valera es el escritor español del siglo XIX que más ampliamente desborda los límites que le impuso su tiempo histórico, como hombre y como literato. Su territorio fue deliberadamente la literatura de todos los tiempos y lugares, siendo ésta la causa de su vigencia como clásico moderno. La última época de su vida la pasó alejado de la vida pública a causa de su ceguera, hasta su muerte en Madrid, en 1905.

    Cultivó diversos géneros: la poesía, con obras como Ensayos poéticos (1844); el teatro, con Tentativas dramáticas (1871); y fundamentalmente la narrativa, en la que destacó de forma brillante con novelas como Pepita Jiménez (1874), en la que une un estilo cuidado y brillante a una sutil ironía. Cabe también destacar Juanita la larga (1895) y Genio y figura (1897). Valera fue además excelente crítico literario y erudito. Sus inicios en la narrativa tuvieron lugar por medio de los cuentos, en los que predomina su veta fantástica y maravillosa. A esta época pertenece El pájaro verde, que presentamos en este volumen. En algunas de estas narraciones adecuadas para un público infantil y juvenil, nos presenta Valera versiones propias de cuentos japoneses, mientras que otras son dichos, chistes, en definitiva relatos graciosos de origen popular.

    El pájaro verde

    I

    Hubo, en época muy remota de ésta en que vivimos, un poderoso rey, amado con extremo de sus vasallos y poseedor de un fertilísimo, dilatado y populoso reino allá en las regiones de Oriente. Tenía este rey inmensos tesoros y daba fiestas espléndidas. Asistían en su Corte las más gentiles damas y los más discretos y valientes caballeros que entonces había en el mundo. Su ejército era numeroso y aguerrido. Sus naves recorrían como en triunfo el Océano. Los parques y jardines, donde solía cazar y holgarse, eran maravillosos por su grandeza y frondosidad y por la copia de alimañas y de aves que en ellos se alimentaban y vivían.

    Pero ¿qué diremos de sus palacios y de lo que en sus palacios se encerraba, cuya magnificencia excede a toda ponderación? Allí muebles riquísimos, tronos de oro y de plata y vajillas de porcelana, que era entonces menos común que ahora; allí enanos, gigantes, bufones y otros monstruos para solaz y entretenimiento de su majestad; allí cocineros y reposteros profundos y eminentes, que cuidaban de su alimento corporal, y allí no menos profundos y eminentes filósofos, poetas y jurisconsultos, que cuidaban de dar pasto a su espíritu, que concurrían a su consejo privado, que decidían las cuestiones más arduas de derecho, que aguzaban y ejercitaban el ingenio con charadas y logogrifos, y que cantaban las glorias de la dinastía en colosales epopeyas.

    Los vasallos de este rey le llamaban, con razón, el Venturoso. Todo iba de bien en mejor durante su reinado. Su vida había sido un tejido de felicidades, cuya brillantez empañaba solamente con negra sombra de dolor la temprana muerte de la señora reina, persona muy cabal y hermosa, a quien su majestad había querido con todo su corazón. Imagínate, lector, lo que la lloraría, y más habiendo sido él, por el mismo acendrado cariño que la tenía, causa inocente de su muerte.

    Cuentan las historias de aquel país que ya llevaba el rey siete años de matrimonio sin lograr sucesión, aunque vehementemente la deseaba, cuando ocurrieron unas guerras en país vecino. El rey partió con sus tropas; pero antes se despidió de la señora reina con mucho afecto. Ésta, dándole un abrazo, le dijo al oído:

    —No se lo digas a nadie para que no se rían si mis esperanzas no se logran; pero me parece que estoy encinta.

    La alegría del rey con esta nueva no tuvo límites, y como todo le sale bien al que está alegre, él triunfó de sus enemigos en la guerra, mató por su propia mano a tres o cuatro reyes que le habían hecho no sabemos qué mala pasada, asoló ciudades, hizo cautivos, y volvió cargado de botín y de gloria.

    Habían pasado en esto algunos meses; así es que, al atravesar el rey con gran pompa la ciudad, entre las aclamaciones y el aplauso de la multitud y el repiqueteo de las campanas, la reina estaba pariendo, y parió con felicidad y facilidad, a pesar del ruido y agitación, y aunque era primeriza.

    ¡Que gusto tan

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