IULIA FARNESIA - Cartas Desde El Alma: La Auténtica Historia De Giulia Farnese
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Giulia Farnese, una mujer que atraviesa el tiempo para encontrar, en esta novela, su redención. Su auténtica historia cuenta la vida de una mujer que va más allá de Sponsa Christi con la que es conocida en todo el mundo. La autotra traza el perfil de una mujer fuerte que, libre de los grilletes de una familia que la había educado en la obediencia, renace de sus cenizas y de la condena de la memoria para convertirse en la madre y la señora del feudo de Carbognano. Con una prosa fascinante, basándose en una trama histórica de acontecimientos reales (entresacados de documentos de archivo), la autora restituye a La Bella la dignidad que las crónicas históricas siempre han omitido, prefiriendo recurrir a los chismorreos del siglo XVI.
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IULIA FARNESIA - Cartas Desde El Alma - Roberta Mezzabarba
Roberta Mezzabarba
IULIA FARNESIA
Cartas de un alma
La verdadera historia de Giulia Farnese
Novela
Título IULIA FARNESIA – cartas desde el alma – La verdadera historia de Giulia Farnese.
Autora: Roberta Mezzabarba
© 2033 – Todos los derechos reservados por la autora.
La Autora conserva todos los derechos de la obra de manera exclusiva. Ninguna parte de este libro, por lo tanto, puede ser reproducida sin la expresa aprobación de la Autora.
Portada: El rapto de Proserpina (detalle); 1621 – 1622; Gian Lorenzo Bernini
Alamy Foto Stock – Lirio, símbolo heráldico, Flor de Lis
Primera edición marzo 2022
Índice
Prefacio
Un poco de historia
«La vida no es la que uno vivió,
El regreso a casa
La decisión
Maestro de danza
El mensajero pontificio
Camilla Borgia
Una flor cortada con una hoz
El cuño de sanidad
El escritor Apostólico
El matrimonio de Isabella
Mater e filia
La injuria y el ultraje se pagan con sangre
Pactos y contratos
El último aliento de Lucrezia
Un año desventurado
El recuerdo de una devoción
Tempore fugit
El último acto del drama
Que la tierra te sea leve
Bibliografía
Agradecimientos
Note
[←2]
[←3] Nota del traductor: en latín, en el original. Femina = mujer; Mater = madre; Domina = Señora.
[←4] Nota del traductor: Fue hija ilegítima del rey Alfonso II de Nápoles y su amante Trogia Gazzela. En 1494 se casó con Jofré Borgia, hijo menor del Papa Alejandro VI.
[←5] Nota del traductor: el que ha recibido la diaconía (orden eclesiástico inmediatamente inferior al sacerdocio) de alguna iglesia de la ciudad de Roma que dispone de este privilegio.
[←6] Nota del traductor: Viento proveniente del Norte.
[←7] Nota de la autora: Patio interno para ventilar e iluminar las instalaciones de un edificio.
[←8] Nota del traductor: Fortaleza
[←9]
[←10]
[←11] Nota del traductor: Expresión que significa que ha viajado mucho.
[←12]Nota del traductor: forma antigua que significa Señor.
[←13]Nota de la autora: Bellísima. (Traductor: Bellísima Iulia, en latín, en el original).
[←14]
[←15]Nota del traductor: en italiano el sonido KA está representado por la CH, en cambio el sonido CH está representado por la letra C. Un español, al ver la CH la pronunciaría como la C italiana.
[←16]Nota del traductor: Suegra de Giulia, las dos yeguas son Giulia y Lucrezia.
[←17]
[←18]Nota del traductor: Tipo de roca volcánica muy dura.
[←19]
[←20]Nota del traductor: Una especie de tortilla hecha con distintos tipos de verduras.
[←21]Nota del traductor: Potaje a base de judías blancas, tocino, pulpa de tomate, cebolla, patatas, aderezado con salvia, menta, aceite de oliva, sal, pimienta y pimiento troceado.
[←22]Nota del traductor: Una especie de empanada de acelgas con ricotta (semejante al requesón).
[←23]
[←24]Nota de la autora: danza ternaria y saltada de origen italiano.
[←25]
[←26]Nota de la autora: Tira de papel que servía para precintar las cartas, sobre la que, en ocasiones, se grababa un sello.
[←27] Nota de la autora: Trozo de papel, dejada a propósito en blanco para poder insertar la dirección del destinatario del pliego.
[←28]
[←29]
[←30]Nota de la traductora: Odisea, Canto X, versos 237 a 243; Traducción de José Maria Pabón; Biblioteca Básica Gredos; Editorial Gredos S.A. Barcelona, 2000
[←31]
[←32]Nota de la autora: la cobla es la estrofa de la poesía de los trovadores medievales, escrita generalmente en occitano.
[←33]Nota de la autora: Extraído textualmente de la carta escrita por Pietro Bembo, Cardenal y literato, a Lucrezia Borgia el 13 de octubre de 1517, última carta de su larga correspondencia.
[←34]Nota de la autora: Literalmente Consuma el alma.
[←35]
[←36]Nota de la autora: El Rio Vicano es el emisario original que, desde el Lago de Vico, baja hasta el río Treja,
[←37]Nota de la autora: Capodimonte (VT) es un pequeño pueblo de la Tuscia Viterbese en el cual Giulia Farnese nació en el año 1474 y donde residió establemente con su familia hasta el año 1484.
[←38]Nota de la autora: Recipiente de madera con láminas de metal (hierro), usando principalmente para el transporte de agua o vino para saciar la sed a los operarios de la obra.
[←39]Nota de la autora: respuesta escrita que el emperador, en este caso el Papa, daba sobre cuestiones de derecho a él sometidas.
[←40]
[←41]Nota de la autora: Actual Faleria (VT).
[←42]Nota del traductor: galicismo usado para denominar a un criado, sirviente o ayuda de cámara.
[←43]Nota de la autora: Lema de la familia Farnese que significa La virtud trae seguridad, nos da confianza en nosotros mismos.
[←44]
[←45]Nota de la autora: Servidor encargado de trinchar las carnes, probarlas y servirlas a los convidados.
[←46]Nota de la autora: Siervo que hacía las funciones de servir el vino a los comensales.
[←47]
[←48]Nota de la autora: Plato de cerámica decorado con símbolos de amor y fidelidad que se regalaba a los esposos.
[←49]
[←50]
[←51]Nota de la autora: Doble mentón, conjunto de tejidos blandos que en las personas obesas cuelga entre el mentón y el cuello.
[←52]Nota de la autora: asiento descubierto delante de la carroza donde está el cochero, en el que pueden tomar asiento una o dos personas.
[←53]Nota del traductor: Epístola I a Timoteo; capítulo 2, versículos 12 y 13; página 1494. Sagrada Biblia, B.A.C. Madrid 1975. Trigésima primera edición.
[←54]
[←55]Nota de la autora: del latín, literalmente Pronto se cumplirá.
[←56]Nota de la autora: del latín, literalmente Es posible.
[←57]Nota de la autora: del latín, literalmente A su propio.
[←58]Nota de la autora: del latín, literalmente Volverá.
[←59]Nota de la autora: del latín, literalmente Con el fuego a favor
[←60]Nota de la autora: del latín, literalmente Es oro.
[←61]Nota de la autora: del latín, literalmente Sobre el fuego reposé.
[←62]Nota de la autora: tira de tul o de velo usada sobre todo en el período de 1830 – 1860; al cubrir el seno disminuía los acentuados escotes de los vestidos femeninos.
[←63]
[←64]
[←65]Nota de la autora: Amplio manto de seda o de tela ligera, de distintos colores (rojo, violáceo o negro) según el grado de quién lo lleva, vestido por los eclesiásticos.
[←66] Nota del traductor: En español, alubia ojo de perdiz.
[←67]Nota de la autora: Distancia entre la punta del pulgar y la del dedo meñique de la mano extendida al máximo.
[←68]
[←69]Nota de la autora: Literalmente: Dios te bendiga y te proteja.
[←70]
[←71]Nota de la autora: Grave infección del útero que puede ocurrir después de un parto o un aborto.
[←72]
[←73]Nota del traductor: En italiano, en el original. Es una propiedad rústica.
[←74]Nota del traductor: En italiano, en el original. Era como se llamaba al lacre en Italia.
[←75]
[←76]Nota de la autora: Flemón, acumulación de pus en una parte del cuerpo.
[←77]
[←78] Nota de la autora: Moneda de tipo veneciano, de plata, como los mocenighi, en que el cambio era de diez por cada ducado.
[←79] Nota del traductor: Carlos I de España y V de Alemania.
[←80]
[←81]
[←82]
[←83]
Prefacio
Queridísimos lectores, quiero agradeceros personalmente y por anticipado la atención que dedicaréis a la lectura de esta obra que la perspicaz pluma de monna¹ Roberta ha sabido convertir en realidad.
Quiero ser sincera, he vagado por el mundo durante muchos años, a la búsqueda de alguien que pudiese contar mi historia, la auténtica, sin dejarse influir por todas las calumnias que, a lo largo del tiempo, se han escrito sobre mí.
Me encontré con Roberta en las orillas de mi amado Lago de Bolsena por casualidad, cuando ahora ya había abandonado la búsqueda de una pluma dotada de inteligencia y sensibilidad que la pudiesen mover.
La primera vez creí que era un error, incrédula por el hecho de que finalmente había encontrado un alma afín a la mía.
Nuestros encuentros, al principio casuales, poco a poco se intensificaron: a menudo sucedía que la veía con la mirada perdida en la Isola Bisentina, sobre cuyo polvo están dispersos mis restos mortales.
De esta manera comencé a esperarla y a tener en cuenta sus visitas y caminatas. A veces se movía debajo de los contrafuertes de la fortaleza observándola de abajo arriba, a veces la he visto agacharse sobre las rocas de la Mergonara, atracadero de las embarcaciones de mi familia, hasta tener el calzado y los pies empapados, y mientras ella pensaba que estaba sola, yo escuchaba su corazón. Ha escrito varios textos: la primera novela, La larga sombra de un sueño, en gran medida ambientada precisamente en Capodimonte y en la Isola Bisentina, la segunda, que se titula Lazos, y la tercera que tiene por título Las confesiones de una concubina.
La Bisentina y Capodimonte ligados a una concubina, o a una que el mundo ha creído tal… realmente no podía ser una casualidad, me repetía a menudo cada vez con mayor frecuencia.
Su recorrido, sus pasos, parecían, inevitablemente, llevarla hasta mí: cuando luego, casi por diversión, ha escrito un relato sobre mi persona, y en concreto sobre mis disposiciones testamentarias, ganando premios literarios por doquier, comprendí, sin ninguna duda, que ella sería mi voz.
Desde ese instante no me limité sólo a observarla, sino que la he conducido (o inducido) a repetir mis pasos: primero, en un lluvioso domingo de septiembre del Año del Señor de 2019, la he guiado hacia la que fue mi residencia en Bassanello, luego en octubre del mismo año, he hecho posible que se encontrase en Carbognano, precisamente en el único día en que los actuales dueños del Castillo permiten que se visite.
Por aquellos días monna Roberta estudiaba con empeño los textos que tenían que ver conmigo y, cuando estuvo en mi última morada, estoy convencida de que consiguió comprender y asumió como suyo el mensaje que quería transmitir con los frescos que allí había hecho realizar.
En esa ocasión puse en su camino a dos mujeres de Carbognano que la llevaron, a ella y a su amable consorte (un simpático muchacho que me recuerda mucho a mi segundo marido, Giovanni), por las calles del pueblo hasta la iglesia de Santa Maria della Concezione, mi iglesia.
En diciembre, en ese mismo año de 2019, la he impelido para que intentase entrar en la Rocca di Capodimonte que me vio nacer: uno de los propietarios actuales, Ranieri Orlandi Brenciaglia, fue muy amable al atender su petición pero la citó al atardecer, así que, a causa de un sobrevenido (¡y fortuito!) dolor de cervicales, se vio obligada a declinar esa visita nocturna.
La siguiente cita la llevó a cruzar el portón de la Rocca di Capodimonte en pleno día y a asomarse desde las ventanas y llenarse los ojos con aquella magnífica visión: estoy convencida de que ella percibió desde qué aberturas me asomaba más a menudo, ya que la vi demorarse en mi ventana preferida durante bastante tiempo.
Luego contrató a su queridísima amiga y pintora Francesca Cragnolini di Udine para que ejecutase mi retrato, ya que alguien, durante esos años, se tomó la molestia de hacer desaparecer cualquier obra de arte que me representase: la pintora siguió con paciencia todas las indicaciones y las miles de correcciones que Roberta le pedía, y debo decir que estoy muy satisfecha con el resultado. Con Francesca primero y con Roberta después, me he divertido sonriendo o enfurruñándome usando el semblante del cuadro… Ya está, finalmente me siento amada y, como ya había sucedido en Carbognano, el amor más profundo y hermoso me lo regalaban otras dos mujeres. Pero, por desgracia, las personas que nos acompañan durante largos o breves tramos de nuestra vida no siempre están tan bien dispuestas: Algunos de mis semejantes, con los que me trataba frecuentemente, me hubieran plantado un puñal en la espalda tan pronto como hubieran tenido una oportunidad.
Pero, si se es afortunado, se encuentran en el viaje terrenal mujeres de este tipo: solidarias, fuertes, que no conocen la envidia.
He conseguido que Roberta se tropezase con madonna² Felicita Menghini di Capodimonte, una mujer especial que ha hecho de mi familia el centro de su existencia. Luego la he puesto en el camino de madonna Patrizia Rosini da Roma, que perdió la vista y numerosos años para hallar todos los documentos supervivientes al paso del tiempo relacionados con mi tránsito por este mundo: la pobrecilla buscó mis huellas con ahínco y tenacidad en todos los archivos públicos y privados, hasta que, finalmente, fueron recogidas y salvadas del olvido y de la destrucción. Luego Roberta comenzó a escribir, pero debo decir que, después de todo aquel estudio, la veía cansada… Realmente tiene tantas obligaciones esta mujer menuda y explosiva, así que dejé que se tomase un respiro.
Pero debo ser sincera, la paciencia nunca ha sido una de las dotes por las que sobresalía mi carácter.
Así que al comienzo del Año del Señor de 2021 decidí despertar su pluma distraída por una infinidad de cosas.
Una mañana de un domingo del mes de enero transmitían, en esa caja llamada televisor donde se pueden ver imágenes de todo tipo, una historia que tenía que ver conmigo, es más, se titulaba precisamente así, con mi mismo nombre… Giulia Farnese, la favorita del Papa Alessandro VI.
Debo ser franca, ya aquel título me ponía muy nerviosa, luego cuando comenzaron a pasar las imágenes comprendí que, aparte de ser difamada ya en los primeros minutos, habían usado mi nombre sólo para captar la atención, para luego hablar de otra cosa… en ese momento ya no pude contener mi ira.
Apagué aquel artilugio una, dos, tres veces: la primera vez el pobre Sergio, marido de madonna Roberta, que estaba sentado a su lado, la miró perplejo; la segunda le preguntó si había sido ella quien había puesto fin a la visión, y la tercera le dijo:
«Querida, ésta es Giulia, ¿verdad?»
Sí, era yo…
Así que, después de aquella conmoción, Roberta retomó las riendas del manuscrito, que ya estaba casi a la mitad, desmontándolo completamente, casi con rabia, recomponiéndolo luego, parte por parte, con paciencia y enorme satisfacción.
Le estoy profundamente agradecida por haber excavado entre miles y miles de palabras, por haber leído y conseguir ir más allá de las palabras, por haber escuchado lo que no podía oír, por haber devuelto la dignidad a mi alma que, finalmente libre del peso sombrío de la calumnia, podrá, ligera, abandonar este mundo e ir a la casa del Padre.
Iulia Farnesia
Un poco de historia
Giulia Farnese, conocida por la mayoría como Giulia La Bella, es un personaje que todavía hoy, cinco siglos después de su desaparición, suscita interés y fascinación.
Giulia nació en Capodimonte en el año 1475, sus progenitores fueron Pierluigi Farnese y Giovannella Caetani, era la última de cuatro hijos.
Vivió gran parte de su juventud en la Rocca di Capodimonte, fue educada en el Collegio di San Sisto di Roma.
El padre murió en el 1487 y, de esta manera, la ambiciosa Giovannella continuó tejiendo la trama de la vida de los hijos para mayor gloria del linaje de los Farnese: Angelo, el primogénito, estaba ya comprometido para casarse con Lella Orsini di Pitigliano; Gerolama fue dada en matrimonio a un noble florentino (un tal Puccio Pucci).
Colocados ya los dos primeros, quedaba en manos de Giovannella el futuro de sus dos últimos hijos, Alessandro y Giulia, y quizás el encuentro con Adriana De Mila, mujer del difunto Ludovico Orsini Migliorati, le abrió las puertas al más loco de los planes.
Puesto que sus dos maridos, ambos difuntos, habían estipulado años atrás un contrato matrimonial que comprometía a los respectivos hijos, Giulia y Orsino, la intención de las dos mujeres fue llevarlo a buen puerto.
Es más, pensaron ir más allá de la conveniencia con esta unión, lanzándose a imaginar que Alessandro, hijo predilecto de la familia Farnese, podría llegar a subir al solio pontificio.
El descabellado plan urdido por Caetani y De Mila contemplaba dos ingredientes para su éxito: la belleza de Giulia y la lascivia del Cardenal Rodrigo Borgia, primo de Della Mila.
Y fue de esta manera que Giulia, educada en la obediencia y enamorada de su familia, fue casada con Orsino Orsini (llamado Monoculus Orsinum) y vendida al licencioso Cardenal Borgia, que la cogió de niña y la hizo mujer.
Las crónicas de la época a menudo describen una Giulia desenvuelta, una Giulia desvergonzada y descarada a los ojos del pueblo, que la llamaba Venere Papale o incluso Sponsa Christi.
Orsino, muchacho desventurado con el rostro machacado por el acné y tuerto desde muy pequeño a causa de un accidente de caza, acabó por aceptar esta situación paradójica gracias a las presiones de su madre. Ésta última, aprovechándose de su carácter inseguro, incluso encontró la manera de incrementar las posesiones de la familia Orsini; sucedía a menudo, de hecho, que Borgia hacía regalos a Orsino para que el joven dejase que su mujer Giulia residiese de manera permanente en Roma y no con él en el Castello di Bassanello (actual Vasanello).
En el año 1493, con sólo veinticinco años y sin siquiera haber sido ordenado sacerdote, el turbulento Alessandro Farnese fue nombrado cardenal por el Papa Borgia, y desde ese momento su carrera eclesiástica siguió en continuo ascenso, bajo la protección del español, que se había convertido en el Papa Alessandro VI el año anterior.
Giulia trajo al mundo a Laura, su única hija, que los historiadores de la época insinuaron, de forma malévola, que no era hija de Orsino sino del pontífice.
Nunca una mentira fue tan grande.
Al año siguiente Giulia, que había ido a Capodimonte por la muerte de su hermano Angelo, titubeó ante la posibilidad de volver a Roma, y esta indecisión suya puso como una furia al celosísimo Rodrigo Borgia: en una de las cartas incendiarias que el Papa escribió a Giulia amenazando con excomulgarla, desmintió la paternidad de la pequeña Laura, ordenándole que no fuese a Bassanello o volvería preñada (embarazada) de aquel tuerto (de Orsino).
Giulia se había convertido en mujer y cada vez estaba más preocupada por la situación que estaba viviendo, pero también era respetuosa con las obligaciones asumidas por su familia, para facilitar la carrera eclesiástica de su hermano Alessandro.
Fue de esta manera que, en el año 1498, la incursión de los franceses a través de Italia para llegar al Reino de Nápoles, del que reclamaban la titularidad, dio la posibilidad a Giulia de retomar las riendas de su vida y alejarse de toda la ponzoña de la Corte, de todos los fingimientos. Y fue en este momento que Giulia, al librarse del opresor manto que su familia había puesto sobre sus hombros, imponiéndole decisiones que quizás ella nunca habría tomado, abrió las alas para renacer de sus cenizas como la árabe Ave Fénix. Tranquilamente habría podido aferrarse a los faldones