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Crisis global y encrucijadas civilizatorias
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Libro electrónico300 páginas4 horas

Crisis global y encrucijadas civilizatorias

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Busca aproximarse a los profundos desafíos que se enfrentan en el siglo XXI. Analiza la tendencia de la crisis global contemporánea con el objeto de abrirle camino al debate sobre la construcción de estrategias alternativas civilizatorias. Se abordan la crisis financiera, la crisis económica, la crisis social, la crisis ecológica y la crisis global
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 dic 2021
Crisis global y encrucijadas civilizatorias
Autor

Fundación Heberto Castillo Martínez A.C.

Fundada en 1997, la Fundación se creó para salvaguardar, fomentar y difundir el trabajo científico, político y social de ingeniero Heberto Castillo, encaminadas a coadyuvar con el progreso social, político, tecnológico y cultural de México.

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    Crisis global y encrucijadas civilizatorias - Fundación Heberto Castillo Martínez A.C.

    coverimg

    Crisis Global y Encrucijadas Civilizatorias

    Fundación Heberto Castillo Martínez A. C.

    Viena No. 34, Col. El Carmen, Deleg. Coyoacán C.P. 4100 Ciudad de México

    Tels: 55548278 y 56590894 fhcmac@gmail.com

    Profra. María Teresa Juárez de Castillo

    Presidenta

    Título original:

    Crisis Global y Encrucijadas Civilizatorias

    ISBN impreso: 978-607-95029-8-0

    ISBN digital: en trámite

    Primera edición: marzo de 2014

    La transformación a libro electrónico del presente título fue realizada por

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Editorial Ink ® 2015.

    +52 (55) 52 54 38 52

    contacto@editorial-ink.com

    www.editorial-ink.com

    Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada o transmitida, de ninguna forma ni por ningún medio, sea eléctrico, electrónico, químico, mecánico, óptico, magnético, de grabación o fotocopia, sin la autorización previa y por escrito de los propietarios de los derechos de autor.

    Índice

    Presentación

    Crisis económica y social global o fin del capitalismo

    La Unión Europea en el torbellino de la Crisis Global….………Arturo Guillén

    Crisis capitalista, fin de la sociedad centrada en el trabajo pagado e ingreso ciudadano universal….………Julio Boltvinik

    Crisis Global Económica y Social….………Araceli Damián

    La crisis desde el sujet@

    La crisis civilizatoria hoy….………Víctor Flores Oléa,

    ¿Crisis para quién?….………Armando Bartra,

    Tres preguntas para imaginar constelaciones-Carlos San Juan Victoria

    Colapso Ecológico Global y Crisis Energética

    Calentamiento Global y Crisis de la Civilización Fósil: Primera Aproximación: Acontecimientos y referentes empíricos….………John Saxe-Fernández

    2050: Crisis de Civilización y Poder Social….………Víctor M. Toledo

    Crisis ambiental mundializada y encrucijadas civilizatorias….………Luis Arizmendi

    Sinopsis Curriculares

    Semblanzas

    orn

    La Fundación Heberto Castillo Martínez, A.C. (FHCMAC), es una institución que surge con el objeto de salvaguardar la obra científica, social y política del ingeniero que le da el nombre.

    Desde su constitución, en junio de 1997, la fundación ha sido encabezada por la viuda del político veracruzano, la profesora María Teresa Juárez Carranza, quien se ha dado a la tarea de organizar diversos encuentros con destacados intelectuales estudiosos de la realidad nacional, cuyo resultado es la compilación de 26 títulos diversos que componen la colección digital de la cual forma parte el presente libro.

    La FHCMAC cuenta con el acervo histórico del ingeniero Castillo, que desde el año 2005 forma parte del Archivo General de la Nación (AGN).

    La Fundación Heberto Castillo Martínez, A.C., es una institución sin fines de lucro que se sostiene de aportaciones y donativos. Los recursos recabados por la venta de los libros digitales serán utilizados para continuar con la importante labor de investigación, docencia y publicación de documentos y libros necesarios para promover la reflexión y el conocimiento sobre temas de actualidad que forman parte del debate público nacional.

    Agradecemos tu apoyo al adquirir alguno de los títulos de la colección.

    Fundación Heberto Castillo Martínez, A.C.

    Presentación

    orn

    Interesada en propulsar el debate de fondo sobre la crisis contemporánea, su carácter multidimensional y la evaluación de sus tendencias en el siglo XXI, en abril de 2103, la Fundación Heberto Castillo abrió sus puertas invitando a los intelectuales que publican contribuciones en esta obra a participar en el Ciclo de Conferencias Crisis Global y Encrucijadas Civilizatorias.

    Con el objetivo de aproximarnos panorámicamente a la complejidad de la crisis global contemporánea, me reuní con Julio Boltvinik y Armando Bartra para trazar el diseño de este Ciclo de Conferencias. De nuestra evaluación derivó la programación de tres mesas, en acuerdo a las cuales, para respetar ese diseño original, se desdobla este libro en tres secciones. Si bien, sin embargo, la secuencia de las intervenciones al interior de cada mesa quedó finalmente modificada para establecer un mejor orden lógico de sucesividad de los textos que conforman cada una de las secciones de este libro.

    La primera sección lleva por nombre Crisis económica y social global o fin del capitalismo, precisamente, porque se aboca a abordar la dimensión económica de la crisis global contemporánea. Podría decirse que aborda inicialmente la crisis económica desde una dimensión particular suya, para luego abrir crecientemente su objeto de estudio.

    Comienza con el ensayo de Arturo Guillén Romo que analiza a fondo la crisis financiera como dimensión central de la crisis económica global. Introduciendo una periodización original plantea que la crisis financiera ha atravesado por tres etapas: la primera, la de su explosión inicial en 2007; la segunda, su expansión como recesión generalizada de alcance mundial (2008-2009); y la tercera, la etapa actual caracterizada por la concentración de su epicentro en la Unión Europea –que es la que estudia este capítulo en particular–. Esta periodización la sostiene su explicación de la naturaleza de la crisis económico-financiera global, que define como una crisis de deuda -deflación de nuevo tipo que pone a descubierto los límites del régimen de acumulación con dominación financiera, preponderante desde los ochenta del siglo pasado.

    Abriendo el objeto de estudio de esta sección sigue el texto de Julio Boltvinik, que presenta un sucinto análisis comparativo de las Teorías de la Crisis para posicionarse en la versión que –dialogando con Jeremy Rifkin, André Gorz y Radovan Richta– lee la tendencia hacia el fin del trabajo, generada por la actual revolución tecnológica, como la peculiaridad característica de la crisis económica global contemporánea y como fundamento de la tendencia al fin del capitalismo. Desde este balance de la época, como respuesta estratégica ante ella, propulsa el importante proyecto del ingreso ciudadano universal.

    Cierra esta sección la intervención de Araceli Damián que, además de conectar la crisis contemporánea con la tendencia descendente de la tasa de ganancia, explora la crisis económica actual como fundamento de una compleja crisis social multi- dimensional, en la que analiza la desigualdad social, la pobreza, el aumento de los precios en los alimentos, la reducción de las posibilidades de expansión de la tierra cultivable, el ambiente obesigénico, el cambio climático, los biocombustibles y, ante todo, las muertes asociadas a la pobreza en la fase del capitalismo neoliberal. Sobre este último renglón, presenta la impactante gráfica de Thomas Pogge que demuestra que el neoliberalismo ha dejado más muertos por causas asociadas a la pobreza que todas la grandes conflagraciones del siglo XX.

    Así esta sección avanza desde el estudio de la crisis financiera hasta la crisis social global producida por la crisis económica.

    La segunda sección se titula La crisis desde el sujet@ justo porque aborda la dimensión política de la crisis global contemporánea.

    Comienza con la intervención de Víctor Flores Oléa que formula una sintética e incisiva evaluación de la crisis de las utopías como resultado del siglo XX y, a la vez, como dimensión política de la crisis global actual. De suerte que, frente y contra ella, subraya la potencialidad de los movimientos sociales de nuestro tiempo por el modo en que su pluralidad expresa el proyecto de una lucha por la democracia integral y radical.

    A continuación lo acompaña el capítulo elaborado por Armando Bartra, que busca introducir un giro epistemológico en la conceptualización de la crisis para abordarla no como una crisis del objeto, esto es como una descripción positivista, sino como una crisis del sujeto, es decir, como una crisis que es tal si y sólo si se suscita crisis de la subjetividad y, por tanto, el sujeto queda convocado a producir la invención de sí mismo y el desarrollo de sus capacidades políticas para asumir consistentemente luchar desde dentro pero contra la crisis global contemporánea.

    Concluye esta sección con la colaboración de Carlos San Juan Victoria que, contraponiéndose a la concepción de la crisis desde una perspectiva económica convencional –donde se le define en función de ciclos de crecimiento y recesión–, la escudriña desde la conceptualización de la crisis del sujet@. Lo que le permite poner énfasis en que el capitalismo produce crisis no sólo cuando tiene periodos de recesión (con desempleo y reducción de sus excedentes monetarios), sino incluso cuando sucede su crecimiento (porque desarticula redes sociales y territoriales). En este sentido, valora e indaga la invención de constelaciones políticas e históricas que emergen de la multiplicidad de sujetos, dado que no existe un único sujeto, que se levantan como actores políticos ante la marcha del capitalismo, convocando a proyectos pluricivilizatorios descentrados y sustentados en principios de autogobierno como forma de lucha para nuestra época.

    La tercera sección recibe por nombre Colapso ecológico global y crisis energética. Aunque pareciera que su temática se aboca al abordaje de una dimensión particular de la crisis contemporánea, es más que eso, dado que presenta intervenciones que abordan la crisis desde su dimensión histórico global, es decir, desde una perspectiva en la que el largo plazo permite evaluar en todos sus alcances lo que se juega a mediano y corto plazo.

    Comienza con la intervención de John Saxe Fernández que, a partir de cuestionar el aferramiento de EU a la civilización fosilista –que lo posiciona como el mayor emisor de CO2 a nivel mundial– y la explotación sencillamente voraz del capitalismo global sobre los yacimientos petroleros, muestra la certeza de una formulación como la expresada por un científico como Hansen en The New York Times. Quien da cuenta del hecho de que, habiéndose ya elevado la temperatura media mundial en 0.8º C, para el año 2012, no sólo el límite reconocido por los organismos internacionales de 2º C no se va a cumplir –lo que, en verdad, ya significaba en sí mismo una receta para el desastre, por la agudización de climas extremos que esa aumento traerá consigo–, sino que el aumento tiende a ir bastante más lejos, apuntando a conformar escenarios que no dejarán de ningún modo indemne ni a EU ni a los países metropolitanos.

    Lo sigue el texto de Víctor Toledo que, abriendo el marco temporal de análisis crítico, ubica 2050 como una fecha límite de convergencia explosiva de diversas dimensiones de la crisis global contemporánea: la climática, la demográfica, la alimentaria y la energética. De modo que, convoca a la relevancia de propulsar lo que denomina el poder social ciudadano como alternativa ante los poderes económicos y políticos insensibles ante lo que no constituye un cambio climático sino una catástrofe planetaria.

    Cierra esta sección y, asimismo, el libro con la intervención que presenté en este Ciclo, abordando la compleja interrelación que existe entre la crisis ambiental mundializada y las encrucijadas civilizatorias de nuestra era. Después de analizar el choque en curso entre dos proyectos de capitalismo –el capitalismo liberal ambientalista y el capitalismo cínico, que lejos de ser neo-liberal es más bien anti-liberal–, exploro el modo en que el triunfo del cinismo histórico está conduciendo el siglo XXI hacia una ofensiva articulación de lo que cabe denominar el planet management de la pobreza global y el planet management del cambio climático. Muestro que el capitalismo cínico –que es el que ha marcado la con figuración histórica preponderante de la mundialización en la vuelta de siglo– constituye una forma cada vez más violenta de la acumulación capitalista que se caracteriza por asumir que la promesa del progreso para todos tarde o temprano es una ilusión de la belle époque, que hay que dejar definitivamente atrás, y que, haciéndola sin reparos a un lado, despliega como su principio rector el que el progreso sólo podrá ser para unos cuantos si se admite no sólo el dolor sino incluso la muerte de muchos más. De ahí que, desde el cinismo histórico como forma del capitalismo ni los programas de combate a la pobreza sean tales sino más bien programas de combate contra los pobres, ni Kyoto sea un pacto internacio nal efectivo sino más bien una simulación ante la crisis ambiental mundializada, que se calcula ya arrojará el 95% de los muertos en los países en desarrollo. De suerte que, contra el proyecto del planet management insisto en la necesidad de articular el contra-proyecto de una modernidad anti y transcapitalista con el de una modernidad solar, que propulse lo que es una transición tecnoenergética urgente para nuestra era.

    No queda más que agradecer encarecidamente a Doña Ma. Teresa Juárez de Castillo su sensibilidad y compromiso político, en acuerdo a los cuales ha abierto las puertas de la Fundación Heberto Castillo para un debate de esta relevancia teórico-política y su difusión que tiene por sentido contribuir críticamente a transformar nuestro país y nuestra época.

    Luis Arizmendi

    Crisis económica y social global o fin del capitalismo

    orn

    La Unión Europea en el torbellino de la Crisis Global

    Arturo Guillén

    orn

    Introducción

    El presente capítulo tiene como principal objetivo analizar la crisis europea y su vinculación con la crisis económico-financiera global que comenzó en el verano de 2007 en Estados Unidos como crisis de las hipotecas subprime. Se postula que la crisis europea no es una nueva crisis sino una prolongación, una nueva fase de la crisis global.

    La crisis económico-financiera global ha atravesado por tres diferentes fases que van desde la irrupción de la crisis financiera en 2007, su transformación en recesión generalizada a escala mundial en 2008-2009, hasta la tercera fase, cuyo foco es la Unión Europea (UE). Ésta estuvo caracterizada por una combinación compleja de signos de recuperación productiva en algunos países con recesión en otros; la reproducción de la ortodoxia neoliberal en la política económica de los principales países; y la formación de nuevos espacios de burbujas especulativas y de fragilidad financiera. El foco de este amasijo de contradicciones se manifestó con toda su fuerza en la crisis europea, la cual cuestionó la integración monetaria de la región y puso en peligro el futuro del euro. Es probable que en 2013 la crisis esté transitando a una cuarta fase focalizada ahora en los países emergentes, debido a la necesidad de que los bancos centrales vuelvan a la normalidad y vayan abandonando o restringiendo sus programas de relajación monetaria.

    En el apartado 2 se resume la posición del autor sobre la naturaleza de la actual crisis capitalista. En el apartado 3 se analizan los rasgos principales de la tercera fase de la crisis económico- financiera. En los apartados 4 y 5 se intenta un acercamiento a la crisis europea, como espacio principal de la crisis global en su tercera fase, mientras que en el 6 se hacen algunas reflexiones sobre los factores de orden estructural de las economías europeas que están detrás de su crisis. En el apartado 7 se pone especial atención a la carencia de un sistema productivo europeo, como la debilidad principal de su proceso de integración, lo cual explica las vicisitudes actuales del euro. La combinación de la crisis global con las debilidades del proceso de integración europeo justifica hablar de la crisis europea como una crisis dentro de la crisis.

    1. Sobre la naturaleza de la crisis económico-financiera global

    Hace más de cinco años se inició la crisis económico-financiera global. Ya es un lugar común afirmar que se trata de la crisis más importante y compleja que ha conocido el capitalismo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).¹ Variadas han sido las interpretaciones que se han ofrecido sobre su origen, causas, desarrollo y posibles salidas. Mientras que la ortodoxia convencional poco aportó para anticipar y mucho menos para explicar la crisis, las principales respuestas han provenido del pensamiento heterodoxo neokeynesiano, poskeynesiano, regulacionista y marxista.²

    He planteado en otra parte mi posición teórica sobre la naturaleza de la crisis global.³ Sintetizando al máximo, únicamente subrayaría que la crisis que comenzó en Estados Unidos como una crisis financiera vinculada al mercado inmobiliario, fue una crisis de deuda-deflación de nuevo tipo que señala la fragilidad y los límites del régimen de acumulación con dominación financiera (RADF) instaurado en los años ochenta en los principales países capitalistas.

    Este régimen que sustituyó al régimen de acumulación fordista, está caracterizado, entre otras cosas, por una lógica de la acumulación de capital dominada por la esfera financiera; por una creciente bursatilización (titulación); por la emisión de derivados y por una creciente dependencia de los agentes económicos en los mercados financieros, en vez del crédito bancario.

    La pirámide enorme de bonos, obligaciones y de derivados construido alrededor de las hipotecas, se derrumbó estrepitosamente en 2007. La insolvencia en el segmento de las hipotecas subprime fue solamente el iceberg de una crisis más profunda. Las hipotecas subprime eran tan sólo el eslabón más débil de la cadena financiera. En julio de ese año, la tormenta arreció. El mercado de bonos y de derivados vinculado a los préstamos hipotecarios, se quebrantó. El castillo de naipes de la bursatilización (mercado basado en la emisión obligaciones), se vino abajo. Las bolsas de valores resintieron la crisis, pues a partir de octubre experimentaron fuertes sacudidas conforme la crisis se profundizaba.

    El desplome de los mercados financieros precipitó las tendencias deflacionarias en las mayores economías del mundo, así como la restricción crediticia, al punto de que los bancos dejaron de prestarse entre ellos mismos. La crisis financiera se transformó rápidamente en recesión generalizada durante 2008 y 2009.

    La crisis económico-financiera global resulta ininteligible si no se le asocia con la gran crisis de finales de los años sesenta del siglo pasado. En buena medida el RADF, sustentado en la liberalización, desregulación y globalización de los mercados de bienes y de los mercados financieros, fue la respuesta de los sectores de punta del capital monopolista-financiero y de los gobiernos de las principales potencias capitalistas frente a esa gran crisis, lo que significó el fin del modo regulación monopolista-estatal vigente desde la posguerra y del régimen de acumulación fordista en el cual se sustentaba.⁴ El RADF fue el resultado del proceso de restructuración de los sistemas productivos y del capital, de cara a la baja de la tasa general de ganancia que determinó la crisis de los sesenta. Varios autores han presentado evidencias de la caída de la rentabilidad del capital durante los años finales de la década de los sesenta en los principales países capitalistas desarrollados⁵ y han caracterizado esa crisis como una crisis de valorización y no de insuficiencia de demanda efectiva.

    Este nuevo régimen de acumulación se desencadenó a partir de la quiebra del sistema monetario internacional de Bretton Woods (con el fin de la era de los tipos de cambio fijos), la cual convirtió a los tipos de cambio y tasas de interés volátiles en objeto de especulación. Este nuevo régimen cobró fuerza a partir de la crisis deuda externa de 1982 −la primera crisis financiera sistémica de la posguerra−, la cual inauguró la era de la bursatilización con el lanzamiento de los bonos Brady.

    Mediante este nuevo régimen, el capital monopolista- financiero pudo obtener ganancias extraordinarias, mediante el control que ejerce sobre la emisión y circulación de lo que Marx llamó capital ficticio.⁶ Este mecanismo amortiguó la caída de la tasa de ganancia media, además de permitirle centralizar el capital y el ingreso a un nivel sin precedentes. Como bien afirman S. Johnson y J. Kwak⁷ en su libro sobre el capital financiero estadunidense, los cambios desreguladores en el sistema financiero, la desaparición de las fronteras entre la banca comercial y la banca de inversión, así como la formación de megabancos, fueron instrumentos de primer orden para obtener ganancias extraordinarias, mediante su participación privilegiada en operaciones cada vez más riesgosas en el mercado de obligaciones y derivados.

    La principal división en la industria (financiera) no fue más entre bancos comerciales y bancos de inversión, sino fue entre los megabancos, con sus portafolios de negocios que difícilmente existían tres décadas atrás, y los miles de bancos tradicionales que aún hacían su dinero tomando depósitos y extendiendo créditos (…) Estos megabancos (…) eran el nuevo Wall Street.

    En suma, el nuevo régimen financiarizado permitió al capital financiero-monopolista elevar los márgenes de ganancia mediante: 1) una ofensiva de gran envergadura sobre el trabajo, que abatió los salarios reales y erosionó el estado del bienestar; 2) la globalización productiva, comercial y financiera (que incluyó la incorporación de China y de los países del socialismo real al capitalismo y al mercado mundial), y 3) el control de la emisión y circulación del capital ficticio, mediante nuevos y sofisticados instrumentos financieros. Estos y otros mecanismos, contribuyeron a remontar, durante los años ochenta y noventa, la caída de la tasa de ganancia, pero nunca lograron restablecer los niveles que existieron durante la larga expansión de la posguerra.

    El RADF posibilitó al capital monopolista-financiero amasar enormes fortunas y concentrar el ingreso en una minúscula franja de privilegiados, pero fue incapaz de dar nacimiento a un nuevo modo de regulación. La globalización neoliberal impulsó un nuevo régimen de acumulación dominado por las finanzas, pero no garantizó la estabilidad estructural de la reproducción del capital en el conjunto del sistema.¹⁰ En la mayoría de las economías capitalistas avanzadas prevaleció una tendencia al semiestancamiento económico. Y ello fue así porque el nuevo régimen se apoyó en políticas fundamentalistas de mercado sustentadas en el credo clásico y neoclásico del equilibrio y de la autorregulación de los mercados.

    La sobreacumulación de capital en todas sus formas (capital-mercancías, capital productivo, capital-dinero) se ha vuelto un rasgo crónico del capitalismo. En la actualidad, los mercados financieros se presentan como un enorme carrusel de capital ficticio sobrante en búsqueda de colocaciones redituables.

    La globalización, desregulación y liberalización de los mercados financieros profundizaron la inestabilidad y fragilidad financiera, alentando el sobrendeudamiento de los agentes económicos y creando las condiciones para las crisis recurrentes que se han reproducido, principalmente partir de los años noventa. En una dirección parecida a la nuestra, Soros ¹¹ ubica el origen de esta crisis no solamente en la burbuja inmobiliaria, sino en lo que él llama la superburbuja, la cual asocia con tres fenómenos: 1) la tendencia de largo plazo hacia la expansión crediticia siempre creciente ligada a las políticas anticíclicas aplicadas tras la gran depresión de los años treinta; 2) la globalización de los mercados financieros, y 3) la eliminación progresiva de regulaciones financieras y el ritmo acelerado de las innovaciones financieras.

    Desde los ochenta, el crecimiento de las economías ha dependido de la creación

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