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Sensaciones
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Libro electrónico159 páginas48 minutos

Sensaciones

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Información de este libro electrónico

Si lees éste hermoso poemario, tan fluido como el agua, no quedará indiferente.

El poemario está compuesto por una serie de poemas que trascienden la línea de lo meramente poético para engarzarse a todo un rosario de sentimientos y experiencias que hacen de la poesía de Norberto Albalonga un arte estético único.

La sabiduría histórica y cultural, así como la amplia temática, hacen de este libro una obra que ahonda en la dificultad de la sencillez donde cada palabra adquiere un significado revelador y emocionante para entregar al lector la verdadera razón del placer de la lectura.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento21 may 2018
ISBN9788417321581
Sensaciones
Autor

Norberto Albalonga

Norberto Albalonga nació en Corrientes (Argentina). Desde joven se interesó en la literatura y siempre trató de expresar sus ideas y pensamientos que abarcan todas las áreas de la vida cotidiana de una manera sencilla y de alguna forma llegar a aportar algo útil al lector, aunque sea una simple reflexión o una sugerencia que le ayude a ver las cosas de otra manera o punto de vista.

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    Sensaciones - Norberto Albalonga

    ¡Vive!

    Lirios, rosas y malvas

    sean tus vestiduras.

    Verdes olivos y romero

    alfombren tus pasos.

    La vida es un suspiro:

    suspiro de aliento,

    suspiro de fervor

    y hasta de dolor.

    No hay esperanza

    para el corazón apocado.

    Nada te impida vivir,

    nadie te abrume.

    Envuélvete en tus nubes

    mágicas, purpurina…

    Es tu destino

    sumergirte en tus nubes:

    nubes de paz,

    nubes de descanso.

    No dejes que nadie

    te llene de ajenjo

    ni estropee tu encanto,

    ese que ciñe tu mente

    y tu corazón agradece.

    La lluvia reverdece

    las hierbas sedientas,

    los pájaros suspiran

    aguardando su alimento.

    Vuelan y vuelan

    tiempo y distancia,

    nieblas de polvos

    no te desvanezcan.

    Sudores y peligros

    son cargas obligadas

    hacia la esperanza:

    esperanza que no es sueño,

    tampoco delirio,

    sino la verdad vibrante

    que se mueve y crece

    en los corazones sensibles.

    El corazón se inflama

    de gratitud y claveles

    cuando sus ojos contemplan

    su horizonte cercano,

    allí donde el cielo y la tierra

    se dan un abrazo.

    Crisis

    Sombra, oscuridad, relámpago

    es lo que toca pasar

    en este tiempo de crisis

    donde la esperanza muere

    como se esfuma la niebla.

    Llega la inseguridad

    como un monstruo amenazante,

    pero sabemos de sobra

    que no es el fin de los tiempos.

    Siempre vendrán hombres sabios

    que encauzarán nuestro mundo

    en su pleno y justo sitio

    igual que hicieron antaño

    otros nobles dirigentes.

    Todos nosotros sabemos

    que los días son distintos.

    Lo único que nos queda

    es afrontar cada día

    con una alegre sonrisa

    los vaivenes de la vida.

    Disfrutar de cada momento

    por nimio que parezca.

    Tenemos el privilegio

    de compartir con los nuestros

    las miserias y alegrías.

    Debemos agasajar

    con actitudes amables

    a aquellos que nos rodean

    aligerándolos de cargas.

    Como respuesta, seguro

    que nos llegarán bendiciones

    que aliviarán estos días

    de desasosiego y nervios.

    ¡Así que ánimo y más ánimo!

    Que la lluvia ha de venir

    y las flores cubrirán

    los campos de colores.

    Tan humano

    Cristo, Dios hecho hombre,

    más humano que divino.

    La vida en esta tierra

    fue un ejemplo para muchos:

    como hombre, como maestro

    que no buscaba su bien

    sino la alegría de todos.

    Siempre fue el más generoso,

    no quiso comodidad

    y pregonó la humildad,

    la justicia y la equidad.

    Exhortó a los poderosos

    a vivir con dignidad,

    a evitar la frivolidad

    y la usura repugnante,

    el clasismo y el desprecio.

    Fue amigo de los enfermos,

    de todos los marginados

    de la feroz sociedad.

    A todos los abrazó.

    Nos demostró su cariño,

    no con gestos presuntuosos

    sino con hechos loables.

    Siempre prudente y amable,

    aun con sus enemigos.

    Este Cristo terrenal

    tenía a Dios como guía

    de verdad, pureza y luz

    —igual que todos nosotros—,

    para apoyarse y lanzar

    su gran mensaje de amor,

    de caridad y respeto

    que aún perdura en nuestros días

    y es parte de este acervo

    del que estamos tan orgullosos.

    Olas

    ¡Oh, golondrina eterna!

    Nadie quiere alejar

    tu presencia gloriosa

    de su vida, de su familia

    ni de su gente querida.

    El norte y el sur

    siempre luchan

    por retenerte

    y hacerte parte de su día

    de hoy y de mañana.

    El este y el oeste

    también te reclaman,

    pues eres como el sol

    de la mañana que trae luz,

    color y vida.

    El occidente es el ocaso,

    allí llevas descanso

    y vigor reparador

    para enfrentar el nuevo día.

    Tú siempre has estado

    con los hombres

    desde su génesis,

    tal vez desapercibida

    porque la paz imperaba.

    En los momentos de crisis

    te buscan incansables.

    Algunos hombres egoístas

    no quieren que otros disfruten

    de tu estimada compañía

    y tratan de quitarte de en medio,

    si es posible, a cualquier precio.

    Estos personajes son minoría

    y tienen otras ambiciones.

    Los oprimidos siempre luchan

    y jamás renunciarán

    ni dejarán que les roben

    esta costosa virtud.

    Tú eres

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