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Trabajo colaborativo en educación universitaria:: Del modelo tradicional a los entornos virtuales.
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Libro electrónico166 páginas1 hora

Trabajo colaborativo en educación universitaria:: Del modelo tradicional a los entornos virtuales.

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Esta obra brinda herramientas para conocer, organizar y desarrollar nuevas maneras de transmitir la información más allá de un pizarrón, borr
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 oct 2021
ISBN9786079910167
Trabajo colaborativo en educación universitaria:: Del modelo tradicional a los entornos virtuales.
Autor

Rocío Elizabeth Duarte Ayala

Rocío Elizabeth Duarte Ayala Es profesora investigadora de la Escuela de Ciencias de la Salud, Universidad del Valle de México (UVM) campus Lomas Verdes. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Médico Cirujano y Partero. Maestría en Ciencias de la Salud y doctorado en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cuenta con experiencia docente de mas de 6 años en la UVM. Nayeli Karina Rojas Tinoco Es coordinadora de la licenciatura en Fisioterapia, UVM campus Lomas Verdes. Licenciada en Fisioterapia por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, maestra en Desarrollo Pedagógico por la Universidad de Oriente Puebla. Fue docente en la Universidad del Valle de México, el Instituto Angelopolitano de Estudios Superiores y la Universidad de América Latina. Más de 5 años de experiencia clínica en el ámbito deportivo, ortopédico y hospitalario en las áreas de UCI, UCIN y terapia intermedia.

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    Trabajo colaborativo en educación universitaria: - Rocío Elizabeth Duarte Ayala

    CAPÍTULO 1

    Ambientes de clases online: un paso después de las competencias digitales

    Silvia Méndez Celayo

    Emmanuel Correa Solís

    Piensa qué necesitan hacer tus estudiantes con la información una vez que terminen el curso y diséñalo en torno a eso.

    Matthew Guyan

    En la actualidad, las clases online , los cursos a distancia, la tecnología y la virtualidad educativa se han convertido en algo común que ha representado una gran oportunidad para darle continuidad al proceso de enseñanza-aprendizaje fuera de los ambientes escolares presenciales y que brindan la oportunidad de lograr una preparación y actualización constantes.

    Por tanto, la forma de enseñar y aprender ha tenido que adaptarse a las herramientas que la virtualidad implica, desarrollando con ello diferentes habilidades y competencias, tanto en docentes como en alumnos.

    En tal sentido, las instituciones educativas se esfuerzan por crear programas académicos que permitan adaptar currículos presenciales a modalidades completamente virtuales, creando con esto ambientes de aprendizaje propicios para la generación de conocimiento y que a su vez se puedan ajustar a la población a la que están dirigidos, por ejemplo, en lo referente al tiempo destinado a presenciar una cátedra en tiempo real o diferido, a los tiempos que conlleva cubrir las actividades propias de las asignaturas, al tipo y edad de los estudiantes e incluso a la demanda de la sociedad, que de alguna manera también exige de la educación cierta adaptación para que se adecúe a los cambios socioculturales del momento y con ello se empieza a dar respuesta a algunas de las situaciones que la educación tradicional no ha podido resolver.

    La modalidad de aprendizaje online o a distancia representa un gran reto tanto para docentes como para alumnos, ya que, por parte de estos últimos, es necesario desarrollar competencias relacionadas con el autodidactismo, el autoestudio supervisado, capacidad de organización, entre otras habilidades que les permitan mantenerse adecuadamente motivados durante el proceso de aprendizaje y con el consecuente logro de objetivos planteados en el inicio del curso.

    Para las instituciones y para los docentes, la meta es conjugar todas las herramientas en un ambiente de clase digital que le permita al estudiante desarrollar las competencias que mencionamos, que a su vez se ajuste a los estilos de aprendizaje de cada uno de los alumnos, aunado a las propias necesidades del programa académico y de los requerimientos administrativos que la gestión escolar implica.

    Conceptualizando de este modo el ambiente educativo, tenemos que se hace referencia al escenario donde existen y se desarrollan condiciones favorables de aprendizaje (Duarte, 2003), y no podríamos pensar en estos ambientes de aprendizaje exclusivamente en espacios escolares, ya que el ser humano aprende todos los días y en distintos aspectos de la vida que no se limitan a lo escolar y, por tanto, los libros no serían el único material que nos sirve para aprender.

    Entonces, tenemos que los ambientes de aprendizaje o educativos no se limitan a los espacios físicos, sino que actualmente abarcan múltiples escenarios y sobre todo aquellos relacionados con las tecnologías de la información, ya que son estos medios los que nos acercan al conocimiento y nos permiten interactuar con el mundo que nos rodea casi en tiempo real. Estos ambientes se desarrollan desde la curiosidad por el descubrimiento y la necesidad de conocer, favoreciendo la capacidad de análisis y el desarrollo de competencias (González y Flores, 2000).

    González y Flores (2000, pp. 100-101) señalan que: Un medio ambiente de aprendizaje es el lugar donde la gente puede buscar recursos para dar sentido a las ideas y construir soluciones significativas para los problemas. Pensar en la instrucción como un medio ambiente destaca al lugar o espacio donde ocurre el aprendizaje. Los elementos de un medio ambiente de aprendizaje son: el alumno, un lugar o un espacio donde el alumno actúa, usa herramientas y artefactos para recoger e interpretar información, interactúa con otros, por mencionar algunos.

    Un ambiente de aprendizaje, entonces, constituye un espacio en el que los alumnos puedan obtener los recursos para generar conocimiento y que con ello sea posible desarrollar las competencias necesarias para enfrentarse a las situaciones cotidianas, al tiempo que les ayude a cumplir sus objetivos educativos de preparación y actualización. Esto no debe limitarse a espacios y recursos físicos, pues también se involucran elementos relacionados con procesos psicopedagógicos determinados por la interacción entre iguales, la aceptación de diferentes puntos de vista, la expresión de opiniones y la aceptación de la diversidad de pensamientos en torno a un tema en común.

    Crear estos espacios educativos de manera virtual para cumplir con las características de los ambientes de aprendizaje que hemos descrito con anterioridad se ha convertido en algo común. La facilidad con la que ahora podemos tener acceso a la información y los instrumentos que están disponibles para que los procesos de enseñanza-aprendizaje sean mucho más sencillos ahora también se orientan hacia el desarrollo de las capacidades y las competencias digitales con las que contamos para hacer un uso adecuado y completo de cada una de las herramientas que se han desarrollado con este fin.

    Las tecnologías de la información enfocadas a la educación cada día son más amigables, permitiendo que todos podamos tener acceso de manera relativamente sencilla y aprovechar en lo posible las bondades de éstas para crear ambientes de aprendizaje que satisfagan a todos los involucrados.

    Mientras que en los ambientes de aprendizaje presenciales las interacciones predominantes son orales y de interacción conjunta, en los ambientes virtuales hay una limitante en cuanto a la interrelación grupal refiere, aunque facilitan un trabajo colaborativo mediado por plataformas digitales destinadas para ello, favoreciendo las participaciones escritas al tiempo que dan prioridad a las intervenciones onetoone y al trabajo en equipos pequeños con resultados textuales.

    En un ambiente online, el aprendizaje puede organizarse de acuerdo con el uso de herramientas que se tiene disponibles, así como las metodologías que fomenten la participación y la colaboración. Es sabido que una de las piezas clave para algunos autores, en función de la generación del conocimiento, es la colaboración y el andamiaje educativo, tal como lo describe Vygotsky en sus trabajos sobre la construcción del aprendizaje.

    Para Moore (1989), la interacción puede darse en tres sentidos: docente-­alumno, alumno-alumno y alumno-contenido, hablando de ambientes educativos tradicionales. La comunicación educativa, entonces, depende de las competencias de cada uno de los participantes, y su propósito es precisamente educar, específicamente en un ambiente virtual, por lo cual el uso de las herramientas disponibles dependerá de las capacidades de los estudiantes y de las competencias de los docentes para promover la enseñanza. Será labor del profesor fomentar la comunicación de los participantes asegurando que ésta sea el motor de la generación de conocimiento y que cubra las necesidades de los involucrados en el proceso.

    En tal sentido, los escenarios virtualizados representan un espacio ideal para promover la alfabetización digital, ya que permiten abordar la formación en tres dimensiones básicas: el conocimiento y uso instrumental de tecnologías de la información; la adquisición de competencias y habilidades cognitivas para el manejo de información escrita y algunos recursos multimedia; y el desarrollo de una actitud crítica y reflexiva para valorar tanto la información como las herramientas tecnológicas disponibles (Salinas, 2011).

    En este tipo de escenarios, los recursos con los que contamos para fines comunicativos y educativos son principalmente aquellos que permiten la expresión escrita a través de la participación en foros, grupos de discusión, lecturas de textos digitalizados, ensayos, mapas mentales, entre otras actividades que requieren del desarrollo de competencias relacionadas con la capacidad de análisis, de comprensión y de expresión escrita. Ahora bien, para lograr estos fines y desarrollar en los estudiantes las competencias necesarias, el docente debe asimilar las competencias relacionadas con el diseño instruccional. Este último se refiere a la forma en la que se planean las actividades y, en sí, a todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, el diseño de los objetivos, la planeación de los momentos, el uso de estrategias didácticas, la evaluación y la retroalimentación.

    Serrano y Ponds (2008) conciben al diseño instruccional como la planificación de la educación, e implica la elaboración de lineamientos, planes, proyectos que se encuentran estandarizados para fines educativos. En el caso de los ambientes online, el diseño instruccional se fundamenta en la tecnología educativa para la elaboración de recursos de aprendizaje desde el sentido del diseño hasta la utilización de éstos.

    El diseño instruccional permite crear modelos que visualicen con anticipación la manera en la que el proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrollará y esto tiene como finalidad orientar las actividades de aprendizaje hacia el cumplimiento de los objetivos, clarificar la evaluación de acuerdo con los propósitos del curso y éstos a su vez con los materiales, recursos y herramientas didácticas y tecnológicas que serán necesarias y que se ajusten a las necesidades del curso.

    Lo anterior se reduce a que un buen diseño instruccional, una propuesta pedagógica claramente definida, permitirá el logro de los objetivos de aprendizaje, así como las metas personales de los estudiantes, incluso el cumplimiento de las expectativas sobre el programa educativo. Para ello, es necesario que también tomemos en cuenta los contextos que la virtualidad nos ofrece en el sentido de los materiales didácticos que podemos desarrollar, las posibilidades de comunicación y de interacción, así como las herramientas que faciliten dichos procesos.

    Una vez que se logre la conjugación del diseño instruccional con las herramientas y el material didáctico creando un ambiente propicio para el aprendizaje online, será necesario que las competencias digitales, tanto de docentes como de estudiantes, permitan que fluya la información y que se genere el conocimiento.

    Las tecnologías de la información, cuando son aplicadas a la educación y en el proceso de aprendizaje, deben tener la capacidad de desplegar la información en forma de imágenes, textos, audiovisuales, entre otros elementos que deben proveer los estímulos necesarios capaces de despertar y retener la atención de los estudiantes, así como de mantenerlos motivados hasta que cumplan con las tareas señaladas.

    Es fundamental, además, que los estudiantes posean las

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