Doce maneras de afilarse los colmillos: Doce maneras de afilarse los colmillos
()
Información de este libro electrónico
Óscar Martínez Vélez
Óscar Martínez Vélez (Ciudad de México) se ha especializado en literatura infantil; también ha explorado los ámbitos de la dramaturgia y los relatos de viaje. Es un escritor diverso y que experimenta con las formas narrativas. Éste es su primer libro en Castillo.
Relacionado con Doce maneras de afilarse los colmillos
Libros electrónicos relacionados
Emilio y el viaje sin tesoro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPor favor ¡No leas este libro! Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El libro encantado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFragmentos de una niña decapitadita Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa nave de las estrellas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El octavo deseo de cumpleaños Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las travesuras de thomas el gato Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlegre Roger y el tesoro submarino Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La máscara del dios murciélago: Una aventura del detective Damián Diosdado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDoña Hortensia (Madam Hortensia) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl último dragón y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMichelín no es una gata cualquiera Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Doro, la niña enamorada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl doctor Frankenstein Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa llavecita dorada (The Little Golden Key) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¡Qué fastidio ser princesa! (It's a Pain to be a Princess) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFormidable Niño Rata. El ataque del trol fantasma Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCinco modos para deshacerme de mi hermanito: Cinco modos para deshacerme de mi hermanito Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Las aventuras de Gato-gato * The Adventures of Gato-gato Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos fantásticos para dormir monstruos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl misterio del club atómico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCrenshaw. El gato invisible Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El principe y el mendigo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPrimer Maestre Mutt y el motín de la máquina de viento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHermanos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Alicia en el país de las maravillas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Nieve roja Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Crímenes de Steamfield Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNos vemos a la salida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAzabache (Belleza Negra) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Humor para niños para usted
El día que María perdió la voz Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La teoría de lo perfecto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La familia Guácatela Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El pie que no quería bañarse Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Manual para corregir adultos malcriados Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La magia de Azul Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las Aventuras de Tarciso: El Conejito Inteligente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos del derecho... y del revés Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Manual para corregir a niños malcriados Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un Monton de Coches Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Vampi Vamp y el señor Zombi Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Karma al instante: ¿Amor? ¿Odio? ¿O destino? Calificación: 4 de 5 estrellas4/5¡Guácala! Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los Jumbalees en El tesoro escondido: Una historia sobre la búsqueda del tesoro escondido, para niños de 4 a 8 años ilustrada con dibujos animados Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesChistes para Niños: Chistes Infantiles, Preguntas Divertidas, Frases Locas, y Diálogos de Risa. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSi ya está muerto, sonría: Relatos mexicanos de crueldad y humor negro Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Cabeza de TV Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos Jumbalees en El escondite: Una divertida historia sobre el escondite, para niños de 3 a 5 años Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Dónde se fue mi risa? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGarfield: Hambre de Diversion Calificación: 4 de 5 estrellas4/5No lleves hadas al cole Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El misterio de los árbitros dormidos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los piratas de Campeche Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un poco de dolor no daña a nadie Calificación: 1 de 5 estrellas1/5El resfrío del Yeti y otros cuentos que aterran de risa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Humberto, el valiente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos sueños de Humberto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos divertidos: Para chicos que se quieren reír mucho Calificación: 5 de 5 estrellas5/5República mutante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHijas únicas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Comentarios para Doce maneras de afilarse los colmillos
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Doce maneras de afilarse los colmillos - Óscar Martínez Vélez
Mi familia
¿Alguna vez te has hartado de tus papás? ¿O te han dado ganas de gritar o de jalarte los pelos o salir corriendo o todo junto?
Yo sí. Sobre todo cuando me decían cosas como: Elisandro, nos preocupas
, o también: ¿Ya practicaste la lección?
, e incluso: Ay, eres un chamaco muy raro
.
Antes, eso era cuento de todos los días. Regresaba de la escuela, luego era hora de comer y en el momento en que me ponía a ver las caricaturas, comenzaban con sus preguntitas:
—¿Estás listo para tus clases especiales?
—Aún no es hora —contestaba yo, porque aún no era hora de prepararme.
—¿Y ya hiciste la tarea que te dejó el profesor Zuremburg? —insistían ellos. Etcétera.
Yo soy un niño normal (casi normal…) o, bueno, normal para todo mundo, menos para mis papás y sus amigos: me gusta andar en bicicleta, los cochecitos de armar, los soldados, los papalotes, la plastilina, los helados de chocolate, las pizzas; y jugar con mi perro Espagueti, cuya principal afición es comer golosinas (a mi familia no le da confianza mi mascota). En pocas palabras, a mí me gustan las mismas cosas que a cualquier niño. Aunque una cosa a veces me afecta: la luna. Pero bueno, para darse cuenta de cómo es mi familia, basta con volver a ver la foto de la página 4.
Una noche mis papás seguían con su diálogo:
—Pues si no has hecho la tarea que te dejó el profesor Zuremburg, olvídate de salir a jugar.
¿Ah, y quién era el profesor Zuremburg?, eso se verá más adelante; pero les puedo asegurar que no era un profesor normal. No como la maestra Bety, una de las personas más simpáticas y creativas que he conocido, pero a quien un día dejé de ver.
El caso es que una noche todo cambió, cuando un mensajero llevó el siguiente recado a mi casa:
El inadaptado
Antes de seguir contándoles los detalles de lo que me pasó aquella noche en la que mis papás se enteraron de la expulsión, quisiera decirles cómo es el Instituto Zuremburg (eso justifica un poco lo que sucedió en ese lugar), y quién es Giselo Zuremburg, su fundador y director general.
El Instituto Zuremburg está en las afueras de la galaxia, cerca del cementerio, en una navesota del año de la canica, con árboles medio secos que salen por todas partes y cuyas raíces ya casi devoraron todo el fuselaje. Dentro del instituto a cada rato se escuchan los aullidos de una plaga de fantasmas que nadie ha logrado ahuyentar y en sus torres revolotea una familia de zopilotes.
Pues bien, la silueta de aquel horrible lugar se recortaba esa noche fatídica contra el aro de la luna.
Quien nos recibía en la puerta era Babalú, un robot deforme que había sobrevivido a las dos últimas guerras y, por suerte para él, aún no lo tiraban al depósito de chatarra. Trabajaba con el profesor Zuremburg como mayordomo y conserje. Siempre me cayó bien, y parece que yo le era simpático; era mi único aliado en esa escuela espantosa.
—Bienvenidos —así nos recibía siempre su voz ronca de monstruo.
La noche en que me expulsaron, yo le pregunté lo mismo que le había preguntado toda