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Luces y sombras de la democracia española
Luces y sombras de la democracia española
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Libro electrónico432 páginas5 horas

Luces y sombras de la democracia española

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El 20 de noviembre de 1975, tras la muerte de Franco, se inicia en España un nuevo proceso democrático. A partir de junio de 1976 comienza la fase decisiva para la reforma política que desembocará en la actual monarquía parlamentaria. Desde 1977, fecha de las primeras elecciones democráticas, hasta la época actual, España ha sufrido grandes cambios sociales y de mentalidad, paralelos a los de los demás países europeos occidentales. La alternancia de gobiernos de orientación política diversa a lo largo de nueve legislaturas es manifestación de la madurez del sistema democrático español. Por otro lado, la sociedad española está marcada por cuarenta años de terrorismo de ETA que ningún gobierno democrático ha conseguido eliminar. Este trabajo aporta una síntesis historiográfica que ayude a comprender el proceso de transformación política de la dictadura a la democracia y los cambios sociales de la España reciente. El libro aborda a lo largo de siete capítulos los momentos clave de la historia de España desde el final de la guerra civil hasta las últimas elecciones del 20 de noviembre de 2011. La mirada al pasado aclara en muchos casos la problemática del presente. La actualidad del debate sobre la memoria histórica muestra que la sociedad española vive aún confrontada a toda una parte de su historia del siglo XX. Traduction : Le 20 novembre 1975, après la mort de Franco, un nouveau processus démocratique commence en Espagne. A partir de juin 1976, la phase décisive pour la réforme politique démarre, ayant comme résultat l’actuelle monarchie parlementaire. Dès 1977, date des premières élections démocratiques, jusqu’à nos jours, l’Espagne a connu de grands changements de société et de mentalités, semblables à ceux des autres pays européens occidentaux. L’alternance de gouvernements d’orientation politique diverse tout au long de neuf législatures est une manifestation de la maturité du système démocratique espagnol. Par ailleurs, la société espagnole est marquée par quarante ans de terrorisme de l’ETA qu’aucun gouvernement démocratique n’a réussi à éradiquer. Ce travail apporte une synthèse historiographique permettant de mieux appréhender le processus de transformation politique de la dictature à la démocratie ainsi que les changements sociaux de l’Espagne récente. Il aborde en sept chapitres les moments clé de l’histoire d’Espagne de la fin de la guerre civile jusqu’aux dernières élections du 20 novembre 2011. Le regard vers le passé éclaire la problématique du présent. L’actualité du déba
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 feb 2013
ISBN9782312008509
Luces y sombras de la democracia española

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    Luces y sombras de la democracia española - Paloma Otaola González

    978-2-312-00850-9

    Avant-Propos

    Ce manuel est le fruit de plusieurs années de cours en Master (Langues et Gestion, Commerce International, Communication internationale des Entreprises) sur l’histoire récente de l’Espagne, notamment sur la période de transition entre la dictature et la démocratie après la mort de Franco, ainsi que sur l’évolution de la société espagnole au cours des quarante dernières années.

    Il s’adresse aux enseignants et aux étudiants d’espagnol en Licence et Master aussi bien en LLCE qu’en LEA. Il pourra être utile également en classes préparatoires.

    Cette présentation de différentes étapes de l’histoire de l’Espagne contemporaine est guidée par un souci de clarté tout en montrant la complexité des phénomènes décrits. Nous avons privilégié le récit chronologique des faits plutôt que leurs interprétations, voire les rumeurs, difficiles à vérifier.

    Chaque chapitre correspond à une étape importante de l’Espagne démocratique en suivant l’ordre chronologique. Le premier chapitre donne une vision succincte de l’Espagne franquiste, mais nécessaire à la compréhension de l’Espagne actuelle et de la Loi de Mémoire historique qui a fait couler tant d’encre pendant le dernier mandat de Rodriguez Zapatero. Dans les chapitres suivants sont développées les principales étapes de l’Espagne post franquiste de la restauration de la Monarchie jusqu’aux élections de 2011. Les élections générales qui ont donné lieu à un changement d’orientation politique servent de frontière entre une étape et la suivante. Seule la période socialiste de Felipe Gonzalez s’étend sur deux chapitres en tenant compte de la durée exceptionnelle (14 ans) de son mandat.

    Ce manuel est en espagnol parce que cela m’a semblé un atout important pour faciliter l’acquisition du vocabulaire et des termes précis qui désignent d’une part les institutions politiques, et d’autre part les structures sociales ainsi que la vie espagnole dans son ensemble.

    Tous les chapitres sont accompagnés de lectures complémentaires, d’une chronologie et de brèves notices biographiques des personnalités marquantes. Ces outils pourront aider les lecteurs à avoir une vision à la fois synthétique et précise de chaque étape. A la fin de chaque chapitre quelques références essentielles offrent la possibilité d’avoir une connaissance plus détaillée de la période concernée. Par ailleurs, j’ai inclus une liste des documentaires historiques et des films de fiction qui peuvent contribuer à donner une vision d’ensemble de l’évolution de la société espagnole à chaque étape. Enfin, j’ai complété cet ouvrage par une bibliographie générale plus large, quoique non exhaustive, de cette période de l’histoire récente.

    Paloma Otaola González

    Professeur des Universités

    Université Jean Moulin Lyon 3

    Université de Lyon

    Lyon, le 30 juin 2012

    Introducción

    Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975 se inicia un proceso de cambio político que desembocará en la actual monarquía parlamentaria. La sustitución de Arias Navarro por Adolfo Suárez como presidente de gobierno en junio de 1976 fue decisiva para la reforma política. Por ello, casi todos los historiadores coinciden en señalar el año 1976 como el punto de arranque del proceso de cambio político de la dictadura a la democracia, conocido como la Transición.

    Sin embargo, para comprender la evolución de la sociedad española y las cuestiones más palpitantes de la España actual, es necesario al menos un breve recorrido por la etapa de la dictadura franquista. Casi 40 años de un régimen que manteniéndose inmóvil en sus principios básicos se fue adaptando en la práctica al cambio de los tiempos, haciendo posible el desarrollo económico y la aparición de la sociedad de consumo. Sin estos cambios fundamentales sería incomprensible la transición a la democracia.

    Desde 1977 hasta la época actual España ha sufrido grandes transformaciones sociales y de mentalidad paralelos a los de los demás países europeos, pero en un lapso de tiempo más corto. Algunos cambios se han producido de manera acelerada a partir de la instauración de la democracia. Esta rapidez contrasta con la lentitud de la evolución de la sociedad española durante la época franquista hasta la época del desarrollo de los años 60. Por otro lado, la sociedad española está marcada por 40 años de terrorismo de ETA que ningún gobierno democrático ha conseguido erradicar.

    La alternancia de gobiernos de orientación política diversa a lo largo de nueve legislaturas es manifestación de la madurez del sistema democrático español. Si en los años 60 el eslogan Spain is different actuaba como reclamo de turistas, en la actualidad, desde el punto de vista político, España forma parte de la comunidad de democracias occidentales, a pesar de la grave crisis económica que atraviesa desde 2008. Esperemos que los nuevos gobernantes sepan encontrar las medidas que devuelvan al país la confianza y el bienestar.

    Este trabajo presenta una síntesis historiográfica que puede ayudar a entender el proceso de transformación política de la dictadura a la democracia y los cambios sociales de la España reciente. Aborda a lo largo de siete capítulos los momentos clave de la historia de España, desde el final de la guerra civil hasta las últimas elecciones del 20 de noviembre de 2011.

    Como se suele decir la mirada al pasado ayuda a comprender en muchos casos la problemática del presente. Además, la actualidad del debate sobre la memoria histórica muestra que España no ha pasado la página de toda una parte de su historia del siglo XX: la II República, la guerra civil y el franquismo, cuestionando también el proceso de transición.

    La España franquista

    El 28 de marzo de 1939 las tropas franquistas entraban en Madrid y el 1 de abril se proclamaba oficialmente el fin de la guerra civil. Si una buena parte de la población sintió con alivio el final de la contienda, para aquellos que habían apoyado la Republica se abrió el camino del exilio o de las represalias. Con el final de la guerra civil se inicia una nueva etapa para España, conocida como etapa franquista, en la que durante 36 años Franco se mantuvo en el poder hasta su fallecimiento el 20 de noviembre de 1975.

    Desde el primer momento, Franco se rodeó de colaboradores fieles sobre todo a su persona pero con diferentes tendencias políticas: falangistas, monárquicos, tradicionalistas, militares y católicos afines a la democracia cristiana. Su ambición era crear un nuevo Estado basado en el orden, el amor a la patria, la paz y la moral católica. Sus enemigos fueron el comunismo, la masonería y el nacionalismo separatista.

    Queremos libertad, pero con orden; y consideramos delictuoso cuanto vaya contra Dios o la moral cristiana, contra la Patria y contra lo social, ya que Dios, Patria y Justicia son los tres principios inconmovibles sobre los que se basa nuestro Movimiento. (Francisco Franco, discurso inaugural de las Cortes, 17 de marzo de 1943)

    Ilustración 1: Escudo de la España franquista

    img1.png

    Fuente: Wikimedia Creative Commons

    El 1 de abril de 1936 fue proclamado oficialmente el fin de la guerra civil.

    En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.

    El Generalísimo Franco

    Burgos 1º abril 1939

    Las tropas franquistas entraron en Madrid en medio de una gran aclamación popular, pero los que habían apoyado a la República tuvieron que pagar el precio del exilio y de las represalias. En virtud de la Ley de responsabilidades políticas se juzgó a personas del bando republicano por sus actuaciones políticas desde 1934 hasta el final de la guerra, mientras que los focos de resistencia armada formados por comunistas, socialistas y anarquistas fueron reprimidos durante la década de los 40.

    Tras la guerra civil Franco se mantuvo en el poder, un poder casi absoluto, comparable al de los reyes del antiguo régimen, durante 36 años. El régimen político instaurado por Franco y sus colaboradores, el franquismo, era un gobierno autoritario personal también llamado dictadura no totalitaria (la diferencia entre una dictadura personal y una dictadura totalitaria es que la segunda se basa en una ideología determinada que se mantiene tras la muerte de los sucesivos lideres, mientras que la personal desaparece con la muerte del dictador), basado en la persona de Franco, cuya legitimidad estribaba en haber ganado la guerra aunque la fecha que se invocaba era la del 18 de julio, aniversario del alzamiento nacional{1}.

    En septiembre de 1936 le había sido confiado al General Franco el mando de la España nacional con el título de Generalísimo del ejército y Jefe del Gobierno del Estado Español. En agosto de 1939 el nuevo gobierno confirmó a Franco en estos cargos. Durante la casi totalidad del régimen, asumió los cargos de Jefe del Estado y Presidente de Gobierno. Franco acumulaba tanto el mando supremo del ejército como el poder ejecutivo y legislativo, con la facultad de promulgar leyes y decretos. Solo a partir de 1973 abandonó la Presidencia del Gobierno, primero en Luis Carrero Blanco (1973) y después en Carlos Arias Navarro (1973-1975).

    Desde el primer momento, Franco se rodeó de colaboradores fieles pero con diferentes tendencias políticas: falangistas, monárquicos, tradicionalistas, militares para las carteras de los tres ejércitos: tierra, mar y aire y católicos afines a los movimientos llamados de la democracia cristiana. Su papel en los diferentes gobiernos fue de árbitro, procurando que ningún grupo tuviera más poder que los otros e impusiera su propia visión política. Franco y otros militares que habían participado en la sublevación, no era hostil a un régimen republicano, pero entre sus colaboradores había muchos monárquicos que perseguían la restauración de este sistema de gobierno. La ambición de Franco era crear un nuevo Estado, independientemente de su forma política, basado en el orden, el amor a la patria, la paz y la moral católica. Sus enemigos y los de España por tanto fueron el comunismo, la masonería y el nacionalismo separatista (vasco y catalán).

    Para Franco, la debilidad de Alfonso XIII marchándose voluntariamente al exilio, la falta de eficacia para gobernar el país de la II República, la revolución programada por los comunistas y los movimientos radicales de izquierda habían sido los factores desencadenantes de la guerra. Por ello, era contrario a la democracia de partidos y no estaba dispuesto a traspasar el poder, mientras las garantías de España, tal como él las entendía, no estuvieran aseguradas. El poder que en un primer momento algunos consideraron temporal y de transición, se convirtió en vitalicio.

    1. EL RÉGIMEN FRANQUISTA

    Se suele decir que Franco construyó el nuevo Estado sobre tres pilares:

    1. El Ejército

    2. La Iglesia y la moral católica

    3. La Falange como ideología política y partido único

    1.1. El Ejército

    El Ejército llamado nacional había combatido bajo sus órdenes en la guerra civil contrae las tropas republicanas. Una buena parte de los Generales del Estado Mayor habían participado en la sublevación de 1936. Por otro lado, Franco tenía entre los militares una gran autoridad moral por sus méritos de guerra en África y su labor como director de la Academia militar en Zaragoza de 1928 a 1931. Entre sus íntimos colaboradores figuran militares que desde su juventud habían estado en su entorno. Sin embargo, no todos los militares tenían las mismas opiniones políticas. Así había algunos pro falangistas, mientras que otros, la gran mayoría, eran monárquicos, lo que provocó en el seno del Ejército algunas disensiones al ver que Franco no traspasaba el poder al heredero legítimo de la corona: Don Juan de Borbón y Battenberg. Con todo, el Ejército supuso el apoyo más fuerte al régimen y el garante del Estado franquista.

    1.2. La Iglesia

    En cuanto a la Iglesia, Franco era un católico convencido y quería fundar un Estado en el que las leyes se basaran en la norma moral católica. La Iglesia y los católicos en general habían sufrido violentas persecuciones durante la II República y la guerra civil, por lo que Franco se erigió en su protector y salvador. De este modo, España pasaba a ser un Estado confesional católico. Si en un principio la Sante Sede se mostró reservada, no reconociendo inmediatamente el gobierno franquista, el Concordato firmado en 1953 normalizó las relaciones oficiales entre el Vaticano y el Estado Español{2}.

    Franco se apoyó en la Iglesia para construir el modelo de la sociedad española, confiándole gran parte de la Educación primaria y secundaria. En cuanto a la formación de adultos, los cursillos de Acción católica tuvieron un desarrollo considerable.

    Si la Iglesia como institución, vio con esperanza el final de la guerra y las garantías de libertad para la práctica religiosa, las relaciones con el nuevo régimen no siempre fueron fáciles. Los clérigos que denunciaban la violencia de las represalias franquistas una vez acabada la guerra, aquellos que apoyaban el nacionalismo vasco y los que simplemente denunciaban las injusticias sociales se vieron perseguidos y encarcelados en la famosa cárcel de Zamora que Franco mandó construir para los sacerdotes disidentes. Por otro lado, después del Concilio Vaticano II, la Iglesia se distanció cada vez más del régimen que no se adaptaba al ritmo de los tiempos y que vulneraba uno de los derechos inalienables de la persona: la libertad.

    1.3. La Falange

    La Falange Española (FE) es un movimiento político de tipo fascista fundado en 1933 por José Antonio Primo de Rivera, encarcelado el 14 de marzo de 1936 y ejecutado el 20 de noviembre de 1936. Ello explica que en la contienda civil se pusieran del lado anti-republicano aunque tampoco eran monárquicos. A diferencia de otros movimientos fascistas, la religión católica constituía una referencia explícita de su sistema. En 1934 fusionó con las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) pasando a denominarse FE y de las JONS.

    Durante la guerra civil, en 1937, Franco insistió para que hubiera un solo movimiento de carácter ideológico y fusionaron con los tradicionalistas carlistas (monárquicos y católicos), pasando a denominarse FET y de las JONS. Así pues, la Falange se convirtió en un movimiento con elementos ideológicos heterogéneos: falangistas, nacional sindicalistas, católicos y tradicionalistas. Esta unión forzada provocó el recelo de los falangistas de la primera hora (camisas viejas) que mantenían vivo el ideal nacionalsindicalista que fue perdiendo fuerza con los años.

    Franco les confió tareas de carácter movilizador y social en el gobierno: agricultura, trabajo, relaciones sindicales, organizaciones juveniles, formación de la mujer, comunicación y propaganda. Su presencia, considerable en los primeros años después de la guerra, fue perdiendo fuerza conforme pasaban los años y el régimen iba evolucionando. En los primeros años de régimen, uno de sus íntimos colaboradores Ramón Serrano Suñer, conocido como el cuñadísimo ya que estaba casado con una hermana de su mujer Carmen Polo, fue la punta de lanza de la Falange. Sin embargo, Franco siempre se las arregló para que nadie pudiera quitarle la soberanía, incluyendo en sus gobiernos otras familias políticas, a veces marcadamente anti-falangistas, aplicando el viejo adagio de divide y vencerás.

    En los años 60 el ideario político del Estado franquista pasó a denominarse el Movimiento Nacional. Los falangistas perdieron parte del protagonismo político en los gobiernos de esta década frente a los tecnócratas, lo que hizo surgir un cierto resentimiento y oposición de algunos sectores falangistas contra el régimen de Franco a quien acusaban de haber traicionado los principios de la Falange.

    Entre los símbolos de la falange podemos mencionar el uniforme compuesto de la camisa azul de los obreros y la boina roja de los carlistas. Su escudo era el yugo y las flechas de los Reyes Católicos. Hacían el saludo romano con el brazo extendido y su himno era el Cara al Sol.

    Cara al sol con la camisa nueva

    que tú bordaste en rojo ayer,

    me hallará la muerte si me lleva

    y no te vuelvo a ver.

    Formaré junto a mis compañeros

    que hacen guardia sobre los luceros,

    impasible el ademán, y están

    presentes en nuestro afán.

    Si te dicen que caí, me fui

    al puesto que tengo allí.

    Volverán banderas victoriosas al paso alegre de la paz

    y traerán prendidas cinco rosas: las flechas de mi haz.

    Volverá a reír la primavera,

    que por cielo, tierra y mar se espera.

    Arriba escuadras a vencer

    que en España empieza a amanecer

    Es difícil determinar la influencia real del ideario falangista en el pensamiento político de Franco. Por otro lado, aunque tenían el control de la mayor parte de los medios de comunicación, no se puede afirmar que tuvieran un impacto real en el control de la sociedad española, sobre todo a partir de los años 60.

    2. ETAPAS DE LA ESPAÑA FRANQUISTA

    La España franquista no constituyó un bloque monolítico, sino que se produjeron grandes transformaciones desde el punto de vista económico, social y cultural que empujaron el régimen político a una mayor apertura, sobre todo a partir de los años 60. Así podemos distinguir cuatro etapas, teniendo en cuenta la evolución interna del régimen y el contexto político internacional:

    1. Construcción del régimen: 1939-1951

    2. Consolidación y apertura a la Comunidad Internacional: 1951-1959

    3. Desarrollo y Modernización: 1959-1973

    4. El final del régimen o tardofranquismo: 1973-1975

    2.1. Construcción del régimen: 1930-1951

    Es la etapa de configuración del estatuto político-jurídico del Nuevo Estado Español, marcada por las dificultades de la posguerra, la Segunda Guerra Mundial, el ostracismo internacional al régimen franquista y la autarquía económica. Durante este primer periodo hay un cierto predominio político de la Falange, aunque rápidamente se abandonaron las connotaciones fascistas.

    Constitución de las Cortes (1942)

    El primer paso fue la constitución de las Cortes mediante la aprobación de la Ley de Cortes de 1942. Las Cortes franquistas estaban formadas por una sola cámara, la de los procuradores (equivalente de diputados) y se definían como el órgano superior de participación del pueblo en las tareas del Estado. En realidad se trataba de una participación ficticia muy limitada ya que dos tercios eran designados por el mismo Franco o por el Gobierno y solo un tercio era elegido por un electorado muy reducido.

    Había tres clases de procuradores: natos, designados y electivos.

    - Natos era los procuradores por razón del cargo: militar, eclesiástico o civil. Por ejemplo, eran procuradores en Cortes los miembros del Gobierno, los rectores de universidad, la jerarquía de los sindicatos, etc.

    - Designados, como su nombre indica eran nombrados por el Jefe del Estado.

    - Electivos. Entre los electivos había varias categorías: familiares eran dos representantes de las familias por cada provincia elegidos por los cabezas de familia y las mujeres casadas; municipales, un representante de cada municipio de las provincias elegido por los miembros del Ayuntamiento; intelectuales, representantes de instituciones científicas como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Instituto de España y los colegios profesionales: ingenieros, médicos, abogados, etc.

    El Presidente de las Cortes era designado por el mismo Franco de una terna (tres nombres) presentada por el Consejo del Reino. (Franco se encargaba de hacer saber quién era el candidato de su elección).

    Las Cortes funcionaban en legislaturas de cuatro años, siendo la primera legislatura de 1943 a 1947. No tenían un real poder legislativo sino que se limitaban a ratificar las leyes propuestas por el gobierno. Estuvieron vigentes hasta las primeras elecciones generales y democráticas de 1977.

    El Fuero de los españoles (1945)

    El siguiente paso en la constitución del Nuevo Estado fue la aprobación en 1945 del Fuero de los Españoles, una de las Leyes Fundamentales del Reino por la que se regían los derechos, deberes y libertades del pueblo español.

    Se trata de una ley de inspiración democristiana que garantizaba las libertades básicas mientras no fueran contrarias al ideario del régimen. Con el Fuero de los Españoles se consolida el régimen como un sistema político autoritario de carácter confesional, que se definía a sí mismo como Democracia orgánica:

    Los españoles deben servicio fiel a la Patria, lealtad al Jefe del Estado y obediencia a las leyes (Fuero de los españoles, artículo 2)

    La Ley ampara por igual el derecho de todos los españoles, sin preferencia de clases ni acepción de personas. (Fuero de los españoles, articulo 3)

    La profesión y práctica de la Religión Católica, que es la del Estado español, gozará de la protección oficial.

    Nadie será molestado por sus creencias religiosas ni el ejercicio privado de su culto. No se permitirán otras ceremonias ni manifestaciones externas que las de la Religión Católica. (Artículo 6)

    Todo español podrá expresar libremente sus ideas mientras no atenten a los principios fundamentales del Estado. (Artículo 12)

    Ley de Referéndum (1945)

    También en 1945, las Cortes aprobaron la Ley de referéndum. La Ley establecía que los españoles podían ser consultados individualmente por sufragio universal, por decisión del Jefe del Estado y para someterles cuestiones de Estado.

    Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado (1947)

    Tras la muerte de Alfonso XIII en 1941, los monárquicos, entre los que se encontraban militares destacados, escribieron una carta a Franco en 1943 para que traspasara el poder a la monarquía. Por su parte Juan de Borbón, el heredero legítimo a la corona, hizo público en marzo de 1945 un manifiesto, el manifiesto de Lausanne, reclamando la restauración de la monarquía parlamentaria. Ante la presión de los monárquicos, Franco organizó un referéndum en el que se proponía el retorno de la monarquía mediante la aprobación de la Ley para la Sucesión de la Jefatura del Estado.

    El resultado fue un sí (93%) aplastante, calificado por algunos de pucherazo, con solo el 18% de abstenciones. España se definía como una Monarquía orgánica y católica. A Franco se le confirmaba como Jefe de Estado vitalicio, reservándose el derecho de nombrar su sucesor. De esta manera se establecía que a la muerte de Franco se restauraría la monarquía en España.

    La democracia orgánica

    En acuerdo con las leyes promulgadas se definía a España como una democracia orgánica. No se trataba de una democracia liberal parlamentaria, sino de crear algunos cauces para la participación de los ciudadanos en la vida política. Entre las diferencias esenciales entre la democracia orgánica y la democracia parlamentaria podemos citar las siguientes:

    - La censura previa en la prensa escrita que restringía la libertad de expresión

    - Ausencia de partidos políticos. Toda la participación en la vida política se hacía a través del Movimiento Nacional

    - Poder ejecutivo y legislativo en manos de Franco. Las Cortes tenían solo una función asesora que colaboraba con el gobierno en la elaboración de las leyes.

    - El acceso a los cargos políticos se hacía por nombramiento del Gobierno. Existían algunos cargos electivos en los Municipios y entre los procuradores en Cortes

    Esta primera etapa de configuración del régimen fue marcada por la miseria de la posguerra y la cartilla de racionamiento en vigor hasta 1952. Al acabar la guerra civil en abril de 1939, ya se preveía la inminencia de la guerra entre Alemania e Italia por un lado y las democracias occidentales –Francia e Inglaterra– por otro, a las que se unió la URSS tras romper su pacto con Hitler. A pesar de las simpatías del nuevo gobierno español (Serrano Súñer, Franco) por las potencias del Eje que les habían prestado ayuda en la guerra civil, Franco rechazó la proposición de Hitler de intervenir en el conflicto, alegando el estado de postración de España después de la guerra. Las nuevas solicitaciones por parte de Alemania para entrar en el conflicto bélico no llegaron a concretarse al no querer satisfacer Hitler las exigencias imperialistas de Franco (recuperación de los territorios del Norte de África y Gibraltar). La única colaboración fue la Unidad de voluntarios (aunque no todos eran voluntarios), llamada División azul (1941-1943) para luchar contra la Unión Soviética, que durante la guerra civil había colaborado con las fuerzas republicanas. El hecho es que durante los cinco años que duró la Segunda Guerra Mundial, España no participó en el conflicto y desde 1942 se distanció de las potencias del Eje, intentando acercarse a los aliados.

    Al acabar la guerra, Franco esperaba contar con el apoyo, sobre todo económico, de las fuerzas aliadas: EEUU, Francia e Inglaterra, pero las democracias occidentales no reconocieron el régimen que había ganado la guerra con el apoyo de las fuerzas del Eje. En 1946 se vetó su inclusión en la ONU y los países retiraron a sus embajadores de Madrid. Comenzó una época difícil de aislacionismo y de autarquía económica, en la que España solo podía contar con sus propios recursos. Una fuerte sequía contribuyó a agravar la situación de hambre, solo aliviada por los envíos de trigo y carne de la Argentina de Juan Perón. Este aislamiento internacional contribuyó también a desarrollar un fuerte sentimiento nacionalista español.

    2.2. Apertura a la Comunidad Internacional (1951-1959)

    La situación cambió con el inicio de la guerra fría. Franco era abiertamente anticomunista, por lo que los EEUU vieron en él un posible apoyo, unido a la posición estratégica de España. En octubre de 1950 la ONU levantó el veto contra Franco lo que le permitió reanudar las relaciones diplomáticas con las democracias occidentales. En 1951 se establecieron de nuevo relaciones diplomáticas con los EEUU. En 1953 se firmaron una serie de acuerdos bilaterales entre EEUU y España por los que se cedía a los americanos el derecho de instalar bases militares en territorio español a cambio de ayuda militar y económica. Finalmente, en 1955 España fue admitida en la ONU. Esta integración en la Comunidad Internacional será un alivio para la economía española con la entrada en 1958 en la OECE (actualmente OCDE) y el FMI. La culminación de este proceso de apertura internacional fue la visita de Eisenhower a Madrid en 1959, retransmitida por TVE.

    En 1958 Franco había promulgado la Ley de Principios del Movimiento Nacional por la que dicho Movimiento se constituía como partido único e ideario político del régimen. Incluía esencialmente elementos ideológicos de la Falange desde un punto de vista católico, de tal manera que todos los altos cargos de la Falange y del Ejército pasaban a formar parte del Movimiento y los demás miembros del Gobierno o funcionarios del Estado debían jurar respetar los principios del Movimiento.

    Como intento de modernización, aunque resultó fallido, cabe mencionar la acción del ministro de Educación, Joaquín Ruiz-Jiménez, para favorecer la apertura cultural del país. Para ello contaba con la colaboración de dos intelectuales de prestigio: Pedro Laín Entralgo, rector de la Universidad de Madrid y Antonio Tovar, rector de la Universidad de Salamanca. En 1956 se convocó un Congreso Nacional de Estudiantes en el que se produjeron algunos disturbios. Esto supuso

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